1. Ficha 5
Filosofía moderna (II):
Immanuel Kant
Contenidos mínimos Immanuel Kant
Contextualización:
1. Factores políticos, sociales y culturales que en el
siglo XVIII conducen a la Ilustración.
2. Las nuevas ideas: progreso, educación o
iluminación, humanidad, civilización, naturaleza.
3. Características de la razón ilustrada.
Comprensión:
1. La idea kantiana de Ilustración.
2. La síntesis entre racionalismo y empirismo en Kant.
3. El formalismo moral.
2. Unidad 5. Filosofía moderna II: Kant
a) Contexto histórico
1. Factores políticos, sociales y culturales que en el siglo XVIII conducen
a la Ilustración.
La Ilustración fue un amplio movimiento de ideas, no sólo estrictamente
filosófico, sino cultural en un sentido lato, que constituyó un “estado de espíritu”
y vino a impregnar todas las actividades literarias, artísticas, históricas y
religiosas.
Se extiende y desarrolla aproximadamente durante el siglo XVIII, que suele
denominarse siglo de la Ilustración o de las luces, en razón justamente, de la
exigencia de claridad o, mejor, de clarificación, que se propuso con respecto a
todos los aspectos y dimensiones de la vida humana.
La Ilustración tiene lugar en la época de las revoluciones liberales y
burguesas: desde la revolución inglesa de 1688 a la francesa de 1789. En
alguna medida, el pensamiento ilustrado coadyuva en el proceso contra el
Antiguo Régimen, expresa la ideología crítica de las clases medias y la
concepción liberal y tolerante en todos los órdenes, y significa la “crisis de la
conciencia europea”. El término “Antiguo Régimen” fue acuñado
peyorativamente por los revolucionarios franceses para describir el sistema
político, social y económico dominante hasta las revoluciones burguesas de los
siglos XVII y XVIII, es decir, aquel por el cual una minoría privilegiada (nobleza
y clero) ostenta todos los cargos públicos y no paga impuestos, mientras que la
inmensa mayoría de la población (el tercer estado) paga los impuestos y no
goza de ningún tipo de privilegio.
En lo político rigen
las monarquías Catalina de
absolutas, en las que el Rusia
rey tiene un poder Federico de Prusia
absoluto, concentrando
en su persona todos
los poderes, y ello Luis XVI
justificado por origen
divino (como lo hace
Bossuet). Sin embargo Carlos III
en el siglo XVIII las La
monarquías se ven Ilustración
influenciadas por las política. El
despotismo
ideas de la Ilustración, ilustrado.
dando lugar al
despotismo ilustrado,
cuyo lema “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”, resume la búsqueda del
bienestar de los súbditos de estos monarcas sin que éstos participen en las
instituciones. En lo económico la burguesía es el verdadero motor de la
economía, tiene el poder económico, y exige el poder político incluso
mediante la fuerza (revolución).
Los países en los que la Ilustración tuvo mayor fuerza y relieve fueron
Inglaterra, en donde propiamente se inició; Francia, donde adquirió mayor
brillantez y donde se convirtió en el foco de irradiación, y Alemania, a donde
pasó desde Francia. La Ilustración, actitud y mentalidad racionalista de
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3. Unidad 5. Filosofía moderna II: Kant
clarificación, se configuró y repercutió de un modo muy distinto en los diversos
países.
En Inglaterra, en un marco de menor tensión socio-política, la Ilustración
(Enlightenment) tuvo un carácter preponderantemente empirista-
epistemológico, cultivó las ciencias de la naturaleza y cuestiones sobre la
religión, en un espíritu de libertad y tolerancia. Ilustrados fueron David Hume,
una gran influencia en Kant, o Newton.
En Francia, donde se conjugaba una organización autoritaria y una
ascendente clase burguesa media con una progresiva tensión social, las
cuestiones más relevantes son de orden moral, de derecho y del progreso
histórico. Ilustrados franceses son Montesquieu, Voltaire, los enciclopedistas
Diderot y D’Alambert, además de Rousseau, otra gran influencia en Kant, entre
otros.
La Ilustración alemana se caracteriza por no tratar nuevos temas, sino
por el análisis de la “razón”, con la idea de encontrar en ella y hacer de ella el
sistema de principios que rija fundadamente y desde sí misma el saber de la
naturaleza y la acción moral y política de la vida humana. Kant es la expresión
más depurada y filosófica de esta actitud y exigencia de Ilustración, aunque
destacan también Baumgarten y Christian Wolf, otra influencia en el filósofo de
Konigsberg.
La Enciclopedia o Diccionario razonado de las ciencias, de las artes y de los
oficios pasa por ser la obra más representativa de la Ilustración francesa. Bajo
las figuras, principalmente de Diderot y D’Alembert, significó una gran
revolución en la cultura y el pensamiento. Sus objetivos fueron:
a) Difundir la cultura y los conocimientos, proporcionando información e
instrucción.
b) Crear una opinión crítica y antidogmática
c) Llevar a cabo una dura crítica de los prejuicios y de las creencias
tradicionales.
2. Las nuevas ideas: progreso, educación o iluminación, humanidad,
civilización, naturaleza.
La Ilustración introduce una serie de nuevas ideas en el ámbito del
pensamiento:
LA IDEA DE PROGRESO, al que ha de llegarse mediante la Ciencia en
combinación con la técnica, permite el avance de la humanidad de manera
evolutiva e indefinida. La Ilustración mantiene una fe ciega en el progreso de
los seres humanos y piensa que a través de las capacidades de la razón, la
persona es capaz de transformar el mundo.
Ningún vehículo mejor para ello que la EDUCACIÓN, que adquiere una
importancia hasta ahora desconocida. La Ilustración, por primera vez en la
historia, insistió en la necesidad de poner la cultura, las ciencias y las artes al
alcance de todas las capas sociales: “educación para todos”, rechazando la
superstición y el dogmatismo. Gracias a esto, llegará un momento en que se
logrará construir la sociedad perfecta, una especie de paraíso en la tierra.
La capacidad racional del ser humano, algo que tenemos en común
pese a las diferencias culturales, religiosas, lingüísticas o nacionales, lleva a
que la idea de HUMANIDAD devenga en central en este momento. El contacto
de los europeos con otras culturas, como la oriental, que no podían ser
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consideradas inferiores, tuvo consecuencias políticas. Los seres humanos
podían entender lo que era justo e injusto racionalmente, y así todos los seres
humanos, también las mujeres dirá Olympe de Gouges y Mary Wollstonecraft,
tienen derechos innatos: “Libertad, igualdad y fraternidad” será el lema de la
Revolución Francesa. Las revoluciones de finales del siglo XVIII llevarían estas
ideas a las constituciones (caso de la Constitución estadounidense de 1776),
que reconocían los derechos de los individuos y sobre todo a la formulación de
la “Declaración del Hombre y del Ciudadano” que alumbró la Revolución
Francesa, inspirándose en los principios del derecho natural y el espíritu de la
Ilustración en 1789.
Este cosmopolitismo de fuerte raigambre estoica se plasma en la idea de
CIVILIZACIÓN. El ser humano civilizado es el que se contrapone a lo bárbaro,
lo salvaje o atrasado, es decir, equivale a refinamiento intelectual y a progreso.
Los ilustrados conciben una única civilización como el conjunto de seres
humanos civilizados conducidos por la razón. Sólo cabe una única civilización,
la del conocimiento científico, la libertad, la tolerancia religiosa y la del progreso
tecnológico, moral y político.
El objeto del estudio científico y origen del progreso es la NATURALEZA.
Se da un deseo de descubrir, mediante la aplicación de la razón y la
observación, las leyes que la rigen. El papel de la naturaleza para originar y
conducir la existencia de los hombres y de todos los objetos del Universo.
Según Newton "la naturaleza es considerada como una gran máquina
concebida por Dios y regida por las leyes establecida por Él". Es decir, que el
hombre no debe de contrariar esas leyes sino tratar de descubrirlas mediante la
razón como única guía para investigar su funcionamiento. Se expresa así una
posición deísta según la cual Dios creó la naturaleza de acuerdo a la razón, y
por ello resulta comprensible para la nuestra, aunque este Dios es un ser
trascendente y no interventor en nuestro mundo.
3. Características de la razón ilustrada
La razón ilustrada viene representada por un estado de espíritu con las
siguientes características:
1. Autonomía de la Razón. La Razón ilustrada pretende sacar al hombre de
su minoría de edad. Por medio de la razón sale el hombre de la minoría de
edad porque no ha sido capaz de pensar por él mismo y ha hecho lo que le han
dicho (la Fe, la tradición). La culpa, como dice el propio Kant, es del propio
hombre. (sapere aude). La autonomía de la razón quiere decir que la razón se
vale por sí misma, es suficiente por sí misma.
2. Razón con límites y analítica: Reconoce los límites de la razón y es
analítica, analiza las cosas. La propia naturaleza de la razón te indica que no
puedes ir más allá de lo racional ni de lo empírico.
3. Razón crítica: la razón quiere aportar capacidad clarificadora, crítica, contra
los prejuicios (pues hacen que se sea ignorante), la tradición (herencia
acrítica recibida del pasado), la autoridad (poder, conocimiento y leyes que se
reciben del pasado por tradición), la superstición e idolatría (que representan
a Dios de manera irracional). La razón crítica es tolerante pues huye del
dogmatismo, y reacciona en contra del modo de entender estas cuestiones que
contrarian a la exigencia de clarificación racional.
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4. Razón Analítica. Frente a la razón racionalista llena de contenidos, la razón
ilustrada se entiende como la capacidad de adquirir conocimientos referidos a
la experiencia sensible, como capacidad de analizar lo empírico, estableciendo
una alianza entre lo empírico y lo racional.
5. Razón secular o laica. Se da una secularización del poder (teorías del
origen divino del poder –teocracia- vs. Teorías contractualistas del poder –
democracia-), del saber (predominio de la fe, la autoridad y la superstición –
teología- vs. Cultivo de la ciencia moderna autónoma, racionalista, empirista –
física-) y del deber (surge una ética autónoma, fundamentada con
independencia de la religión). La capacidad secularizadora conduce a la
Ilustración a una interpretación racional de la religión, e deísmo.
4. Biografía de Kant (1724-1804)
El filósofo Immanuel Kant nació en Königsberg (Prusia Oriental, ahora
provincia rusa y conocida como Kaliningrado), en 1724. Hijo de unos
progenitores honrados y honestos, le transmitieron los valores morales del
pietismo (una escisión radical del luteranismo) y esto influye en su concepción
ética. Educado en el Colegio Fridericiano hasta los 16 años, más adelante
ingresa en la Universidad Albertina, y allí es iniciado en el racionalismo de
Christian Wolf así como en la física newtoniana. Esta influencia se dejará
notar en sus primeras obras, en las que aborda cuestiones científicas y
filosóficas desde los presupuestos racionalistas. Llegó a ser profesor titular y
más tarde catedrático de Lógica y Metafísica de la Universidad de Königsberg,
presentando para su plaza la disertación La forma y los principios del mundo
sensible e inteligible (1770), la primera piedra del edificio del criticismo. Su obra
La religión dentro de los márgenes de la mera razón le hizo tener problemas
con la censura prusiana, aunque no se retractó de sus ideas ante el monarca
Federico Gullermo II. Murió en 1804 en su ciudad natal.
Sus ideales liberales le llevaron a defender la independencia de los
EEUU y los ideales de la Revolución Francesa. Era un pacifista convencido,
antimilitarista, y se opuso a todo patriotismo nacionalista excluyente.
5. Obra de Kant
Su obra se suele dividir en dos grupos: los estudios precríticos y los
críticos.
El periodo precrítico abarcaría toda la actividad filosófica kantiana hasta la
"Disertación" de 1770. Algunos estudiosos de Kant distinguen dos fases: la
primera, hasta 1755, según unos, o 1760, según otros, en la que predominaría
en Kant el interés por la física y las ciencias en general; la segunda, hasta
1770, coincidiendo con su actividad como Privatdozent en la Universidad de
Königsberg, dominada por preocupaciones metafísicas y por el racionalismo.
El periodo crítico comprende toda su producción a partir del 1770, en el
que desarrolla su pensamiento en una dirección distinta, cuyas líneas
fundamentales expone en la Crítica de la razón pura. Destacan la Crítica de
la Razón Pura (1ª edición de 1781; 2ª ed. 1787), donde expone su proyecto
criticista, realiza la síntesis entre racionalismo y empirismo y reflexiona sobre si
la metafísica es una ciencia, la Crítica de la Razón Práctica (1788), su obra
ética más importante junto con la Fundamentación de la metafísica de las
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6. Unidad 5. Filosofía moderna II: Kant
costumbres (1785) y la Crítica del Juicio (1790) donde analiza la facultad del
juicio que permite la valoración estética. Otras obras relevantes son Respuesta
a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración? (1784), La religión dentro de los
límites de la mera razón (1793) y La paz perpetua (1795).
6. Influencias
Las influencias más relevantes en su pensamiento son el físico Isaac
Newton, el racionalista Leibniz, el empirista David Hume y el filósofo ilustrado
Rousseau.
Newton marcará la concepción de la naturaleza (regida por una legalidad
racional e inteligible) en el pensamiento ilustrado. Para Kant, Newton dotó a la
ciencia de un acceso al conocimiento seguro, algo que Kant pretende para la
metafísica.
El filósofo racionalista Leibniz tenía un seguidor en el filósofo ilustrado
alemán Christian Wolf, otra influencia en Kant. Efectivamente, los escritos
precríticos de Kant hasta los años 60 tienen una marcada impronta racionalista.
La metafísica leibniziana está muy presente en estos primeros escritos.
Cuando asume la crítica a la metafísica que hace Hume, un empirista,
considerará que valerse sólo de la Razón en el conocimiento conduce al
dogmatismo.
En 1762 se produce un giro en su pensamiento motivado por la lectura y
meditación de las obras de David Hume. Según Kant, Hume tuvo el mérito de
despertarle de su “sueño dogmático” a través de una crítica radical a los
principios de la metafísica. Sin embargo, Kant quiere escapar de la salida
escéptica del autor del Tratado de la Naturaleza Humana.
En los años 60 lee a los ilustrados franceses, y en especial a Rousseau, al
que considera “el Newton del orden moral”. Con él coincide en la primacía de la
razón práctica y en la defensa de la libertad.
b) El pensamiento kantiano
1. La idea kantiana de Ilustración
Kant es la cumbre de la Ilustración en Alemania, y pertenece al contexto
cultural de este movimiento. La ilustración llegó a ese país más tardíamente
que a Francia o al Reino Unido, y dentro de ese movimiento la figura de Kant
pertenece a una segunda generación de ilustrados alemanes. Gracias a eso
Kant pudo reflexionar sobre el significado del propio movimiento y vivir
acontecimientos como la propia Revolución Francesa y la posterior llegada de
Napoleón al poder en ese país.
En el 1784 Kant escribió un pequeño texto que se llama así: ¿Qué es la
Ilustración? Para Kant la Ilustración es la salida del hombre de la minoría de
edad en la que se encuentra por su propia culpa. El lema de la Ilustración
(Sapere aude! ¡Atrévete a saber!) es la audacia, basada en el análisis y en la
crítica racional, pero a partir de la experiencia. Lo único que precisamos, nos
dice en el texto, es la razón y la libertad, así como la valentía, para dejar atrás
la minoría de edad, y lograr la autonomía integral. Desde la reivindicación de la
razón y la libertad, se abre un proyecto ético-político de mejora de la
humanidad. Cabe destacar que ese optimismo descansa sobre dos bases: a) la
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creencia en la idea de progreso y b) la afirmación de la posibilidad del
conocimiento objetivo: la ciencia.
Liberar al ser humano de las ataduras de la tradición y hacer de él un ser
libre, pasa por ser capaces de descubrir las leyes que rigen el mundo. El
conocimiento teórico y el conocimiento práctico deben ir unidos. La pregunta
fundamental para Kant será: ¿Qué es el ser humano?
Buscar una definición de ser humano implica contestar tanto a la
cuestión teórica: ¿Qué puedo saber?, como a la práctica ¿Qué debo hacer?, y
a la teórico práctica: ¿Qué me está permitido esperar? Con la respuesta a la
primera descubrimos los límites de nuestras capacidades cognoscitivas y
podremos tener un criterio seguro en la búsqueda de las demás respuestas.
Con la segunda nos encontraremos una regla para el obrar en el ámbito moral
y político. Con la última ahondaremos en las esperanzas, deseos yy en todas
aquellas facetas del ser humano que determinan para él el sentido de la vida y
el universo.
Para llevar a cabo este proyecto, Kant reconoce, desde su punto de vista
de filósofo ilustrado, como único instrumento la razón. Esta importancia que
Kant le concede a la razón se muestra fundamentalmente en su
antimilitarismo, en la defensa que hace de la Revolución Francesa y siempre
en su cosmopolitismo.
2. La síntesis entre racionalismo y empirismo en Kant
2.1 Introducción
En la época en la que Kant inicia sus reflexiones sobre filosofía, tanto las
ciencias de la naturaleza como las ciencias matemáticas están ya plenamente
consolidadas como ciencias; avanzan progresivamente, sus descubrimientos
son cada vez más numerosos y frecuentes. Y esto es así porque las ciencias
físicas encontraron un criterio, un método para decidir si las soluciones dadas a
sus problemas pueden ser aceptadas o no valiéndose de la Razón.
A diferencia de las ciencias, la metafísica presenta un panorama
desalentador. Es ámbito de constantes propuestas, refutaciones y desacuerdos
entre filósofos. No progresa, está estancada desde la Antigüedad. Su
pretensión, desde entonces, de conocer lo que son en sí mismas cosas tales
como el ser, la vida, la muerte, la existencia, Dios, la libertad, el alma, el
universo, resultó infructuosa. Y, sin embargo, parece legítimo que el ser
humano pretenda conocerlas.
Kant se pregunta: ¿por qué la ciencia avanzó en sus juicios sobre la
realidad, y la metafísica no? ¿es posible la metafísica como ciencia? Estas
preguntas marcarán el itinerario de su investigación filosófica, comenzando por
preguntarse en qué consiste el conocimiento de las ciencias. Así como
también, en definitiva, ¿qué podemos conocer? o ¿hasta dónde puede llegar
nuestra razón? La pretensión de Kant es la de realizar una crítica de nuestra
razón, ¿cuáles son nuestros límites? Mas la razón humana no sólo tiene un uso
cognoscitivo, teórico, no limita su interés al conocimiento.
La razón tiene también un uso práctico, moral; se pregunta ¿qué debo
hacer? Y es precisamente en este uso en el que la razón puede acercarse a
aquellas ideas que el conocimiento teórico les niega.
La misma razón práctica que se pregunta ¿qué debo hacer? Se
pregunta también por el sentido, por la finalidad del hacer del ser humano,
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8. Unidad 5. Filosofía moderna II: Kant
¿cuál es la meta de la acción del ser humano en el mundo? ¿hacia dónde tiene
que encaminar sus pasos? ¿qué podemos esperar?
Las respuestas a estas preguntas (¿Qué podemos conocer? [Crítica de la
Razón Pura]; ¿Qué debo hacer? [Crítica de la Razón Práctica]; ¿Qué podemos
esperar? [Crítica del Juicio] configuran la filosofía de Kant.
2.2 ¿Qué puedo conocer? El criticismo kantiano
El criticismo kantiano es una síntesis que consigue superar el dualismo
racionalismo-empirismo.
Kant, en los primeros años, fue un pensador racionalista. Más tarde,
influenciado por Hume, abandonó lo que llama “sueño dogmático del
racionalismo”. Sin embargo, acepta el postulado racionalista de que existe
una razón que nos conduce al conocimiento de los hechos y que acerca las
características de universalidad y necesidad. Para nuestro autor, esta razón no
puede estar aislada de la experiencia sensible. Su base y sus límites están en
los hechos que observemos y en la experiencia que se deriva de la captación
del objeto protagonizada por nuestros sentidos.
En una segunda etapa, Kant acepta del empirismo el hecho de que todo
conocimiento debe tener su base en la experiencia sensible, si bien no está de
acuerdo con el escepticismo que caracteriza sobre todo la teoría de Hume y
que lo lleva a rechazar toda la metafísica y conceptos como substancia,
causalidad, mundo y Dios.
Kant supera tanto el racionalismo como el empirismo a través de una
tercera vía o fase de su pensamiento, que podemos llamar conocimiento
crítico. Kant trata de conocer hasta dónde llegan los límites de nuestro
conocimiento, y concluirá afirmando que esos límites hay que situarlos allí
donde llega la experiencia sensible. Así distinguirá entre conocimiento
científico, que ejemplificará en las matemáticas y la física, y conocimiento
metafísico, que es aquel que va más allá de la experiencia y que se mostrará
también en la moral, después de negar la posibilidad de la metafísica como
ciencia. Kant afirmará que existen conceptos previos a nuestro conocimiento,
que no provienen de la experiencia, como, por ejemplo: espacio y tiempo, que
son formas a priori de la sensibilidad. Así es como supera las tesis racionalistas
y las empiristas.
2.3 El punto de partida del pensamiento kantiano
Kant trata de descubrir la posibilidad de la metafísica como ciencia.
Comienza preguntándose: ¿Es posible un conocimiento científico y riguroso
sobre las realidades de las que no tenemos un conocimiento sensible? Acude a
los contenidos de la metafísica de su tiempo y recoge del racionalista Wolff,
discípulo de Leibniz, esos contenidos, que se reducen principalmente a tres:
mundo, alma y Dios. Estas «realidades» están más allá de nuestro
conocimiento sensible y son parte de lo que llama metafísica. La pregunta
ahora es: ¿es posible la metafísica como ciencia?
Para contestar a esta cuestión, Kant acude al análisis de la ciencia de su
tiempo (por ejemplo: la de Newton) y constata dos hechos:
a) La ciencia progresa, porque observamos que en todos los campos
científicos se construyen nuevas teorías, basadas, en la mayoría de los casos,
en otras anteriores. Considera que en la metafísica no existe este progreso,
porque se siguen debatiendo los problemas de siempre, sobre los que ya hay
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9. Unidad 5. Filosofía moderna II: Kant
tiempo teorizaron, por ejemplo, Platón y Aristóteles, y constata que después de
tanto tiempo se repiten los mismos razonamientos acerca de Dios, alma y
mundo.
b) Los científicos se ponen de acuerdo, y lo que uno descubre y demuestra
aparece como apropiado para los demás. Los juicios de la ciencia son
objetivos, universales, necesarios y nadie los puede negar. Sin embargo, en el
campo de la metafísica, los pensadores se contradicen y eliminan la posibilidad
de acuerdo.
Si la metafísica quiere decir ciencia, debe ser construida con el mismo
rigor que se emplea en otras áreas científicas como las matemáticas o la física,
y si la metafísica no es ciencia debe abandonar la pretensión de hablar
científicamente sobre temas de los que no podemos tener experiencia.
Kant considera que existen dos condiciones necesarias para que sea
posible el conocimiento científico:
a) Condiciones empíricas. Esto se deriva del hecho de que toda ciencia se
basa en datos que parten de la experiencia.
b) Condiciones transcendentales o a priori. Toda ciencia se apoya en unos
contenidos anteriores a la experiencia, en unas condiciones universales,
necesarias, comunes a todo sujeto, que no se puede alterar. Por ejemplo, si yo
digo: «Vi un farol», debemos preguntarnos irremediablemente: ¿dónde?,
¿cuándo? Si otra persona responde: «En ninguna parte» a la primera pregunta
y «Nunca» a la segunda, deberemos decir: «eso es imposible». En
consecuencia, es evidente que para observar un hecho necesitamos siempre
de un espacio (¿dónde?) y de un tiempo (¿cuándo?) que hagan posible esa
experiencia.
2.4 Teoría de los juicios: los juicios sintéticos a priori
Las dos clases de conocimiento (el sensible o vulgar y el científico) se
manifiestan en proposiciones o lo que los lógicos llaman juicios. Estos unen
dos términos que pueden ser cosas, propiedades o modos. El verbo «ser»
hace de enlace y confiere al enunciado realidad y validez.
Kant distingue varias clases de juicios:
a) Juicios analíticos. Son aquellos en los que el predicado está comprendido
en la idea de sujeto. El predicado no añade información. Por ejemplo: «El
triángulo tiene tres ángulos». El sujeto «triángulo» lleva implícito el «predicado»
(los tres ángulos). Estos juicios se caracterizan por ser universales,
necesarios, explicativos. Se basan en el principio de contradicción, porque en
ellos no hay contradicción entre sujeto (triángulo) y predicado (tres ángulos).
b) Juicios sintéticos. Son aquellos en los que el predicado no está
comprendido en la idea de sujeto. Aquí el predicado añade un contenido nuevo,
desconocido al sujeto. Por ejemplo: «Algunos cuerpos son pesados». Para
conocer la verdad de este juicio o semejantes tenemos que acudir a la
experiencia. Estos juicios son de dos clases:
• Juicios sintéticos a posteriori. Son aquellos en los que su verdad
depende de la experiencia. Son particulares, contingentes y
extensivos (amplían el conocimiento). Ejemplo: «La mesa de Andrea es
verde».
• Juicios sintéticos a priori. Son aquellos que nos proporcionan
información (sintéticos) y al mismo tiempo son universales y necesarios
(a priori). Ejemplo: «La línea recta es la distancia más corta entre dos
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10. Unidad 5. Filosofía moderna II: Kant
puntos», o esto «Todo lo que sucede tiene una causa». Estos juicios son
universales, necesarios y extensivos. Estos juicios son los juicios
propios de la ciencia, que permitirán a Kant descubrir si la metafísica
es ciencia o no.
Tipos de juicios Características
Analíticos • Universales
• Necesarios
• Explicativos
Sintéticos a posteriori • Se basan en la experiencia
• Particulares, contingentes
• Extensivos
Sintéticos a priori • Se basan en el ejercicio de la razón
pura
• Universales, necesarios
• Extensivos
2.5 La crítica de la razón como giro copernicano
Si las ciencias avanzaron en sus conocimientos y la metafísica no lo hizo
hasta ahora, convendrá preguntarse el porqué de esta situación. ¿En qué
consiste el logro de las ciencias en la época moderna? Consiste en una
revolución en la forma de pensar los objetos de la naturaleza. No es la
actividad del científico una actividad pasiva, a la espera de que la naturaleza le
diga cosas sobre ella misma: el científico “obliga” a la naturaleza a responder a
las preguntas que él mismo le suscita.
La metafísica debe seguir el mismo modo de proceder si quiere ser
considerada una ciencia. También en ella el sujeto cognoscente tendrá que
tomar parte activa en el conocimiento de su objeto. Mientras en la metafísica
tradicional el conocimiento se entendía gobernado por los objetos (realismo),
ahora Kant se pregunta si a la metafísica no le iría mejor de lo que le fue
suponiendo que “son los objetos los que deben conformarse a nuestro
conocimiento”. Es el “giro copernicano” en la filosofía, pues esta revolución
en el modo de pensar las cosas es comparable a la realizada por Copérnico en
el ámbito de la astronomía. Del mismo modo, no es el conocimiento lo que
debe depender de la naturaleza de los objetos, sino más bien al contrario, es el
objeto el que debe estar regido por nuestro modo de conocer; es el objeto el
que debe adecuarse a nuestras facultades cognoscitivas.
La necesidad y la universalidad de las leyes de la naturaleza no están,
como ya había demostrado Hume, en las cosas, en los objetos; tienen que
encontrarse en el modo de conocer del sujeto, añade ahora Kant. Podemos
decir que a la experiencia que tenemos de los objetos (Hume), a nuestra
experiencia añade, de un modo enteramente independiente de la experiencia,
es decir, a priori, “algo” que hasta ahora se suponía existente en los
objetos (Kant).
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11. Unidad 5. Filosofía moderna II: Kant
El conocimiento humano debe partir de los datos que nos acercan los
sentidos (de la experiencia sensible), pero teniendo en cuenta que esos datos
son captados siempre bajo las condiciones a priori que el sujeto impone al
objeto. Por ejemplo, el espacio y el tiempo como «formas a priori de la
sensibilidad».
El sujeto también aporta conceptos puros o categorías, que posibilitan a
nuestro entendimiento la organización y sintetización de los datos que
provienen de nuestra sensibilidad de una forma dispersa. Estas categorías son
también a priori y, en consecuencia, universales y necesarias. Con esto, el
sujeto, a través de su entendimiento, compagina la experiencia (datos que nos
acercan os sentidos) y la razón (leyes universales para entender y explicar los
fenómenos particulares y contingentes).
2.6 Teoría del conocimiento: posibilidad y
límites.
2.6.1. La estética transcendental: la sensibilidad
Kant llama estética a la doctrina acerca de los sentidos y de la sensibilidad.
En griego aísthesis significa «sensación», «percepción sensorial». La estética
transcendental estudia las estructuras de la sensibilidad, la manera como la
persona recibe las sensaciones y las transforma en conocimiento sensible. En
esta primera parte de la Crítica de la razón pura el autor estudia las formas
sensibles de nuestro conocimiento (espacio-tiempo) y muestra cuáles son las
condiciones que hacen posibles los juicios a priori en las matemáticas.
El espacio es un medio homogéneo e indefinido, en el que se sitúan los
objetos sensibles. El tiempo es un medio infinito en el que se suceden los
acontecimientos. Están relacionados con la geometría y la aritmética
respectivamente. Kant define el espacio y el tiempo de una doble manera,
como formas a priori de la sensibilidad y como intuiciones puras.
Espacio y tiempo son intuiciones porque no son conceptos elaborados por
nuestro entendimiento. Son, por lo tanto, independientes del conocimiento que
tenemos de las cosas. Puras, porque espacio y tiempo son unas formas vacías
de contenido empírico, es decir, que se van llenando poco a poco de impresión
que proviene del exterior al sujeto. Estos conceptos, que Kant hereda de
Newton, suponen una condición indispensable para que podamos tener
sensación, para que podamos tener conocimiento.
El espacio tiene tres dimensiones (largo, ancho, alto), es una noción
cuantitativa, una intuición indivisible, imposible de conocer intelectualmente. El
tiempo, que tiene tres dimensiones (pasado, presente y futuro), es irreversible
e inaprensible, es decir, imposible de conocer.
Si analizamos las proposiciones de las matemáticas vemos que son
sintéticas. Por ejemplo, el juicio: «entre dos puntos la línea recta es la más
corta» (geometría) nos indica que la verdad de esta proposición nos entra por
los sentidos. Así, si en un papel trazamos una línea recta y una curva entre dos
puntos, entonces vemos y percibimos que la curva es más larga que la recta, y
si la imaginamos pasará lo mismo. Lo mismo puede decirse del juicio 2 + 2 = 4
(aritmética), a primera vista parece analítico, pero la suma nos indica que
juntamos y unimos dos números en uno. Si acudimos a la percepción sensible,
contando con los dedos, con bolas, con puntos, etc., podemos comprobar que
dos de esos objetos, por una parte, y otros dos, por otra, juntos (síntesis) nos
dan la suma de cuatro. Esa percepción imaginada es la que hace la síntesis.
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12. Unidad 5. Filosofía moderna II: Kant
Como, por un lado, la matemática es a priori y, por el otro, es sintética y se
basa en la percepción, entonces debemos concluir que tiene que haber una
percepción a priori como fundamento de la matemática. Ésta se basa en una
intuición pura (sinónimo de «percepción a priori»). Las figuras que el
geómetra construye en un papel o en la imaginación llevan consigo la
necesidad del espacio. La base y condición de la geometría es el espacio. La
geometría es la ciencia del espacio porque sus principios, axiomas y sus
postulados son propiedades del espacio. El espacio es una intuición pura a
priori.
El tiempo será la condición de la sensibilidad, tanto interna como externa,
mientras que el espacio sólo lo será de la externa. Una intuición debe estar en
la base de la aritmética, porque los juicios de esta ciencia son sintéticos. Esta
intuición debe ser a priori, porque esos juicios, a pesar de ser sintéticos, son
también universales y necesarios. La intuición pura aquí es el tiempo. Es,
como el espacio, intuición y no concepto. Cuando en uno o varios objetos
reales, que consideramos sucesivamente en serie, prescindimos de los mismos
objetos, nos queda sólo el número, es decir, la sucesión de los momentos. La
serie sucesiva objeto de la aritmética es un intervalo de tiempo; la base y la
condición indispensable de la aritmética es el tiempo, y sus principios, axiomas
y postulados, son propiedades del tiempo, de la sucesión. De igual manera con
el espacio, el tiempo no es algo definido, sino un supuesto de la aritmética.
Para Kant, todos los juicios que emplean las matemáticas requieren la
existencia del espacio y del tiempo, y por lo tanto, son juicios universales,
necesarios y a priori, pero al mismo tiempo, esos juicios se pueden mostrar en
la realidad, tal como es captada por nuestros sentidos. Existen, pues, en las
matemáticas los juicios sintéticos a priori, y, en consecuencia, las
matemáticas son ciencia.
En nuestro conocimiento existen dos elementos: un elemento material, que
es lo que protagonizan las impresiones sensibles, que provienen del mundo
exterior al sujeto, y un elemento formal, que son los elementos a priori
(espacio y tiempo), que estructuran esa realidad que procede del exterior. El
resultado es lo que Kant llama fenómeno, es decir, lo que aparece ante
nosotros (la impresión sensible, que se da en nosotros a través de las
categorías de espacio y tiempo). Por ejemplo, en la geometría: «la línea recta
es la distancia más corta entre dos puntos», y en la aritmética: 3 + 3 = 6.
2.6.2. La analítica transcendental: el entendimiento
Todo conocimiento científico requiere, como las matemáticas, objetos que
conocer. La física tiene sus objetos: las propiedades generales de los cuerpos
(movimiento). La química y la biología poseen cada una sus objetos de estudio.
Pero entre las matemáticas y las demás ciencias hay una diferencia
fundamental. Mientras que los objetos de la matemática nos son
proporcionados por una intuición pura a priori, los objetos de las otras ciencias
nos son proporcionados por intuiciones empíricas mediante el vehículo de los
sentidos. Los objetos de la ciencia son objetos generales. La propiedad del
entendimiento es la espontaneidad más la actividad.
La función propia de nuestro entendimiento es la de pensar los objetos, es
decir, nuestra sensibilidad nos acerca a multitud de datos, impresiones de
fenómenos, que son sensaciones dispersas. Los conceptos puros son
aquellos que llevan a cabo la unificación de los fenómenos en el entendimiento.
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13. Unidad 5. Filosofía moderna II: Kant
El pensamiento consiste, pues, en la unificación de los fenómenos
mediante los conceptos puros del entendimiento o categorías. Los conceptos
son el resultado de esa unificación y nos permiten comprender las
percepciones sensibles. Así, por ejemplo, si digo: «veo el encerado», el
concepto «encerado» me permite comprender esas percepciones que acabo
de ver después de observar un objeto. Si, por el contrario, digo: «veo algo, pero
no sé lo que es», me falta un concepto para identificar esas sensaciones. Así
pues, nuestro conocimiento incluye los conceptos y los juicios.
La función del entendimiento es la de formar juicios, unificar y coordinar
los datos que provienen de la experiencia sensible. Kant establece la siguiente
clasificación de categorías, atendiendo a las doce posibles formas de juicios.
Criterio Tipos de juicios Tipos de categorías
Cantidad Universales Unidad
Particulares Pluralidad
Singulares Totalidad
Calidad Afirmativos Realidad
Negativos Negación
Infinitos Limitación
Relación Categóricos Inherencia/subsistencia
Hipotéticos (sustancia/accidente)
Disyuntivos Causalidad/dependencia
(causa/efecto)
Comunidad/acción recíproca
(entre agente/paciente)
Modalidad Problemáticos Posibilidad/imposibilidad
Asertóricos Existencia/non existencia
Apodícticos Necesidad/contingencia
Por sí solas, las categorías no son sino reglas para introducir objetividad y
certeza en el conocimiento. Por tanto, las categorías necesitan ser aplicadas a
impresiones sensibles. Intuiciones y conceptos puros tienen que concurrir en la
elaboración del conocimiento. Las empíricas dan el material y éstas introducen
la unidad y la exactitud. Como dice Kant: «Pensamientos sin contenidos son
vanos; intuiciones sin conceptos, ciegas».
Nuestro conocimiento derivará de la sensibilidad y del entendimiento. Por
la primera, nos son dados los objetos, mientras que por la segunda son
pensados. Ésta es, en última instancia, la propuesta que da cuenta de la
postura de Kant frente al empirismo y al racionalismo: una crítica que conduce
a la síntesis y a la superación en el «idealismo trascendental» kantiano.
Los juicios sintéticos a priori son posibles en la física porque los juicios
que utiliza la física se refieren a las categorías. Así, por ejemplo, un juicio que
emplea la física, junto a otros, es el siguiente: «Todo lo que sucede tiene una
causa». Este juicio es sintético porque el predicado no está incluido en la idea
de sujeto y, por lo tanto, es un juicio extensivo, es decir, que proporciona
información. Por otra parte, es un juicio a priori, en cuanto se refiere a
categorías o conceptos puros de nuestro entendimiento; así, en este caso,
están presentes las categorías de unidad, realidad, causa/efecto y existencia.
Dado que la física emplea proposiciones, que suponen la utilización de
diversas categorías de nuestro entendimiento para explicar los fenómenos que
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14. Unidad 5. Filosofía moderna II: Kant
estudia, concluimos que la física formula juicios sintéticos transcendentes y, por
lo tanto, la física es ciencia.
2.6.3 La dialéctica transcendental: la razón
En esta tercera parte de la Crítica de la razón pura, estudia Kant la
posibilidad o imposibilidad de los juicios sintéticos a priori en la metafísica, es
decir, a partir de los argumentos que la metafísica emplea y de los juicios con
los que expresa sus contenidos. Se trata de saber y descubrir si la metafísica
es ciencia o no.
Kant se sirve del concepto clásico de «dialéctica» como arte sofística o
arte de discusión, que vale para vencer y convencer al contrario mediante
argumentos, pero no para conocer la verdad. El filósofo está persuadido de que
el conocimiento metafísico clásico pretende, por medio de los conceptos puros,
ir más allá de la experiencia y que por eso incurre en contradicciones, en
«falsas ilusiones». Las propiedades del conocimiento de la razón son: actividad
más pura y creatividad.
Kant encuentra que la metafísica, tal como se conoce en su tiempo, a través
de Wolff (discípulo de Leibniz), trataba, principalmente, tres temas:
a) La idea de alma, fruto de la unificación de todos los «fenómenos psíquicos».
b) La idea de mundo, resultado de la unificación de todos los fenómenos
físicos.
c) La idea de Dios, formada por la unificación de todo lo que existe y de todo lo
físico y lo psíquico.
Considera el autor que la metafísica tradicional tiene errores que
proceden del hecho de que trata de servirse de las categorías, que sólo
funcionan en el ámbito del mundo de los fenómenos (mundo fenoménico), para
aplicarlas a los noúmenos. Por eso se produce la «ilusión de un conocimiento
que no es, sin embargo, real». A esta ilusión la denomina ilusión
transcendental, porque identifica el orden de las ideas con el orden de la
realidad.
Kant considera que nuestro conocimiento es sólo conocimiento de
fenómenos, es decir, de lo que se nos manifiesta a los sentidos. Así pues,
fenómeno es todo aquello que captamos a través de los sentidos; es decir, el
resultado de nuestra experiencia sensible. Los fenómenos son estudiados por
las matemáticas y por la física; esto es, por los saberes «científicos».
Noúmeno es «la cosa en sí», es decir, todo aquello que está fuera de la
experiencia sensible, lo que es objeto de nuestra razón. Representa el mundo
de las ideas, que es estudiado en la metafísica y también sirve de postulado
para la moral o la ética. Ejemplo: el alma, el mundo, Dios.
o Argumentos acerca de la existencia del alma
Kant analiza los argumentos y las definiciones que acompañan al alma
en una parte de la metafísica que se llama psicología racional. Se encuentra
con que el alma es definida como una substancia. Kant considera que todos los
argumentos que se derivan de esa afirmación son paralogismos, es decir,
razonamientos equivocados, porque aplican la categoría de substancia a un
noúmeno, a una idea (alma).
Esto es equivocado porque, como vimos anteriormente, las categorías
sólo pueden aplicarse a conceptos que tienen su base en la experiencia
sensible. El alma es una idea, algo que no podemos ver y, por lo tanto, no le
debemos aplicar ninguna categoría de las que corresponden al saber científico.
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15. Unidad 5. Filosofía moderna II: Kant
o Argumentos acerca de la existencia del mundo
Para Kant, la razón, al considerar el mundo como el conjunto de todos
los fenómenos (lo que se hace en una parte de la metafísica llamada
cosmología), incurre en antinomias, es decir, en razonamientos o
proposiciones contradictorias, en cuanto que aparece como verdadera tanto
una tesis o afirmación como su contrario, la antítesis; es decir, el razonamiento
parece permitirnos demostrar tanto A, como ¬A (“no A”). Así, por ejemplo, cita
cuatro antinomias. Cada una de ellas consta de una tesis (afirmación) y de una
antítesis (negación).
o Argumentos acerca de la existencia de Dios
Kant critica las pruebas de la existencia de Dios, que aparecen en una
parte de la metafísica que se denomina teología natural (posteriormente
teodicea). Considera que los argumentos que se ofrecen pueden reducirse a
tres:
a) Critica el argumento ontológico (formulado por San Anselmo), porque
confunde el orden de las ideas con el orden de la realidad (con el orden de las
cosas). Del concepto «Dios» no podemos deducir el concepto o categoría de
existencia, que, en este caso, está aplicado a una idea, a un noúmeno, a Dios,
y no a un objeto sensible, que es su ámbito exclusivo de aplicación.
b) Critica el argumento cosmológico (formulado por Tomás de Aquino),
porque de la experiencia de un ser contingente no se puede concluir la
existencia de un ser necesario, dado que aquí se aplica la categoría de causa a
un ser que está fuera de nuestra experiencia sensible.
c) Critica, por último, el argumento teleológico (formulado por Tomás de
Aquino), porque lo más que se puede probar es la existencia de un ser
ordenador del mundo, pero no de un creador.
Imposibilidad de la metafísica como ciencia
A modo de conclusión, se puede afirmar que la metafísica como ciencia
es imposible sobre todo por dos razones. Primera, porque las categorías que
utiliza la metafísica sólo se pueden usar legítimamente cuando se aplican a los
fenómenos, y fuera del mundo de los fenómenos no hay posibilidad de usarlas
y, por lo tanto, están utilizadas fuera de contexto. Y segunda, porque los juicios
que utiliza la metafísica no son juicios sintéticos a priori y, por lo tanto, la
metafísica no es ciencia.
Partes Facultades Formas a Tipos de Realidad
priori saberes
Estética Trascendental Sensibilidad Espacio/tiempo Matemáticas Fenómenos
Lógica Analítica Entendimiento Categorías Física
Transcendental
Dialéctica Razón Ideas Metafísica Noúmenos
Transcendental
3. El formalismo moral
Las preguntas que no tenían respuesta en el ámbito de la razón pura, por
ejemplo, las referidas a los contenidos metafísicos del alma, Dios, mundo, la
encuentra en la Crítica de la razón práctica. Después de contestar la
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16. Unidad 5. Filosofía moderna II: Kant
pregunta: ¿qué puedo conocer?, Kant considera ahora la siguiente cuestión:
¿qué debo hacer?
La ética kantiana representa una auténtica novedad dentro de la historia de
la filosofía: si antes de él todas las éticas habían sido materiales, la ética
de Kant es formal.
o Crítica de las éticas materiales: el imperativo hipotético
La ética material es aquella en la que la bondad o la maldad de la conducta
depende de algo que se considera un bien supremo para el ser humano. Así,
por ejemplo, este bien supremo puede identificarse (según cada teoría ética)
con el placer (ética epicúrea), con la felicidad (ética eudemonista aristotélica),
con Dios (ética cristiana), etc. Kant critica estas éticas. Las éticas materiales
tienen las siguientes características:
a) Son éticas de contenido y de normas. Por ejemplo, en la ética
epicúrea, el contenido sería el placer, y una norma: “No te metas en política”.
b) Son empíricas, son a posteriori, es decir, su contenido está extraído de
la experiencia. Se trata de generalizaciones a partir de la experiencia. Así, en
una ética epicúrea vemos, por experiencia que desde niños buscamos el
placer, y la experiencia también nos muestra que la política produce
disgustos.
c) Son éticas hipotéticas, porque sus normas aparecen formuladas de
manera hipotética o condicional del modo “Si , entonces ”. Ej., si quieres
que te dejen una herencia, entonces cuida a los que te la puedan dar
(abuelos, padres, tíos).
d) Son heterónomas. Si la autonomía consiste en que el sujeto se dé a sí
mismo la ley, en que el sujeto se determine a sí mismo a obrar, la
heteronomía consiste en recibir la ley desde fuera de la propia razón. Las
éticas materiales son heterónomas, según Kant, porque la voluntad es
determinada a obrar de ese modo o de otro por el deseo o la inclinación.
e) Son éticas teleológicas que se basan en medios para conseguir un fin.
o La ética formal: el imperativo categórico
El punto de partida de la moral kantiana es la constatación de que el
sujeto tiene conciencia de su obligación moral. Ésta debe originarse en la
razón, pues es lo que nos caracteriza con respecto a los animales. La ética
kantiana establece cómo debemos comportarnos, qué es lo bueno y qué es lo
malo. Las características de esta ética son las siguientes:
a) Es una ética, vacía de contenidos, es decir, no establece ningún fin, ni
tampoco medios. Ej. “Hay que ayudar a los demás”.
b) Es una ética no empírica, o sea, a priori. Sus normas son universales
y necesarias para todos los seres humanos.
c) Es una ética categórica, esto es, sus juicios son absolutos y sin
condición ninguna. Ej.: “Hay que ser honrado”.
d) Es una ética autónoma, es decir, el sujeto se da a sí mismo una norma,
sin que le venga impuesta por algo exterior a la propia razón.
e) Es una ética deontológica o basada en el deber. No nos indica lo que
debemos hacer, sino cómo lo debemos hacer. La norma moral es el deber por
puro respecto al deber, sin nada a cambio. Ejemplo: “Debo cuidar al abuelo”.
En las acciones hechas por deber, cobra verdadero sentido la acción moral
como actuación de la razón práctica, porque en ellas el individuo demuestra la
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17. Unidad 5. Filosofía moderna II: Kant
autonomía de su voluntad respecto a las influencias exteriores, y también
respecto a los instintos y pasiones que le impone a su naturaleza. La voluntad
autónoma es la expresión de la razón en la actividad práctica y en ella se
funda la actividad moral, según Kant. Cuando la voluntad humana respeta la
ley, que su razón captó como universal y necesaria, la voluntad es buena. La
buena voluntad es lo único que se puede considerar como bueno sin
restricción. Una voluntad será buena cuando obre por deber, y este obrar por
deber significa ser completamente independiente de fines y condiciones, no
estar sujeto a nada, sólo a la máxima personal que nos mueve a la acción, pero
que uno decidió libremente. La conciencia personal se convierte entonces en el
único juez posible de nuestras acciones.
Éticas materiales Ética formal
Tienen contenidos y normas Vacía de contenidos
Empíricas, a posteriori No empírica, a priori
Imperativos hipotéticos Imperativos categóricos
Heterónomas Autónoma
Teleológicas Deontológica
o Los imperativos morales: hipotéticos y categóricos
Kant hace el análisis de los distintos tipos de imperativos o mandatos que se
pueden imponer a la voluntad desde el entendimiento y concluye que los
imperativos morales son aquellos que hacen que algo sea necesariamente
bueno, contraponiéndolos a los técnicos y pragmáticos (que dependen del fin a
conseguir y son denominados hipotéticos).
Los imperativos hipotéticos tienen siempre una estructura condicional
(si...entonces...), por lo que no pueden ser universalmente verdaderos. En ellos
la obediencia al deber aparece condicionada por algo que se quiere conseguir.
Si ese fin no fuese posible el imperativo carecería de función y validez. Por
ejemplo: “Si quieres que te compre una moto, tienes que aprobar”. Claro que, si
no se quiere una moto . no se ve por qué debería aprobar.
Los imperativos categóricos, son aquellos en los que la acción no tiene
ningún fin, están formulados con juicios y normas absolutas, sin ninguna
condición, y tienen un valor universal. Ej. “Aprobar es tu deber”. Imperativos
categóricos sólo los puede formular uno, ya que lo que expresa es la forma de
las acciones y esa debe ser siempre la misma. Kant, sin embargo, expresa el
imperativo categórico de varios modos:
1º) “Obra de acuerdo a que la máxima que puedas querer se convierta al
mismo tiempo en ley universal”.
2º) “Obra de tal modo que te relaciones con la humanidad, tanto en tu
persona como en la de cualquiera otro, siempre como un fin, y nunca sólo
como un medio”.
3º) “Obra como si la máxima de tu acción debiera convertirse, por tu
voluntad, en ley universal de la naturaleza”.
o Los postulados de la razón práctica
En la Crítica de la razón pura, Kant puso de manifiesto la imposibilidad
de la metafísica como ciencia y, por lo tanto, la imposibilidad de un
conocimiento acerca del alma, del mundo y de Dios. Pero Kant no niega la
inmortalidad del alma, ni la existencia de Dios. Sólo afirma que no son objeto
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18. Unidad 5. Filosofía moderna II: Kant
de conocimiento científico. Dios, el alma (la inmortalidad) y la libertad son los
postulados de la razón práctica.
Según Kant, existen unos postulados que son la exigencia de la razón
práctica, una condición para que exista la moral. La libertad de la voluntad, la
inmortalidad del alma y la existencia de Dios son los postulados de la Crítica
de la razón práctica.
La libertad de la voluntad: sólo tiene sentido hablar de la moralidad desde el
ámbito de la libertad, que lleva como consecuencia el concepto de
responsabilidad moral. El deber moral implica poder actuar libremente con
independencia de las causalidades mecánica y determinista.
La inmortalidad del alma: en este mundo el tiempo es limitado y sería
imposible llegar a ser auténticamente morales. Por eso necesitamos que el
alma sea inmortal para proseguir en el camino de la consecución de la
moralidad y ser tratados de acuerdo con esto.
La existencia de Dios: en este mundo casi nunca se da el caso de que una
vida virtuosa sea una vida feliz. Sin embargo, la persona moral y virtuosa es
digna de ser feliz y la persona inmoral debería ser infeliz. Pero esto sólo Dios
puede remediarlo. Por eso cree Kant que sería moralmente absurdo que Dios
no existiese para darle a cada uno su merecido: sólo él puede reparar el
sufrimiento de los justos y la alegría de los malvados. En la idea de bien
supremo confluyen virtud y felicidad, es decir, en una situación ideal no habría
contradicción entre el fin que persigo (felicidad) y el que debo hacer (ley moral).
En efecto, Kant, como buen cristiano, cree en la idea de un orden moral del
mundo.
4. ¿Qué me está permitido esperar?
Uno de los mayores logros de la ética de Kant fue separar los ámbitos de la
moral y de la religión. El fundamento de las acciones morales no puede residir
en la creencia religiosa (no demostrada e imposible de demostrar) porque debe
ser universal y necesaria, por eso debe estar basada sólo en la razón humana.
Sin embargo Kant deja entrever que la religión le brinda al hombre la
esperanza de que sus acciones puedan alcanzar la perfección. ¿Qué me está
permitido esperar?: una vida eterna y que Dios exista como garantía de que se
puede alcanzar el bien supremo.
5. A Crítica del Juicio
Las tesis desarrolladas en sus obras, fundamentalmente en la Crítica de la
razón pura y en la Crítica de la razón práctica, dejaban problemas abiertos. La
separación que se establecía en estas obras entre fenómeno y noúmeno, se
hace más importante en el terreno de la moralidad, por eso en su obra Crítica
del Juicio pretende llevar a cabo una mediación entre ambos mundos:
fenoménico y nouménico. En la Crítica del Juicio Kant se propone analizar una
tercera facultad que será algo intermedio entre el intelecto (facultad
cognoscitiva), y la razón (facultad práctica), a la que él llama facultad del juicio,
que está íntimamente vinculada al sentimiento puro, y que permite la valoración
estética. Kant concluye que a través del sentimiento de la belleza y lo sublime
el ser humano capta en la naturaleza una finalidad que lo pone en relación con
lo nouménico y que permite la realización del ser humano.
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19. Unidad 5. Filosofía moderna II: Kant
6. Repercusiones
Sin duda, la repercusión directa más clara de la filosofía kantiana la
encontramos en el llamado “idealismo alemán” (Fichte, Schelling y Hegel),
movimiento filosófico de la primera mitad del siglo XIX y que tiene su origen en
nuestro autor. Estos filósofos siguen a Kant en algunas de sus tesis principales,
radicalizando sus planteamientos; por ejemplo potencian el papel activo del
sujeto cognoscente.
Marx también es en cierto modo heredero de la filosofía kantiana, primero
porque tomó algunos elementos importantes del idealismo alemán, en
particular de Hegel (los conceptos de alienación, dialéctica,...), pero
interpretándolos en un sentido materialista, y, segundo, porque la visión
kantiana de la libertad y, más aún, el imperativo categórico en la fórmula
general que describe al hombre como un fin final, y que prohíbe tratarlo como
mera cosa, inspiró las críticas del joven Marx a la alienación y explotación
económica como una forma de cosificación del hombre.
Tampoco podemos olvidar la clara presencia de la filosofía kantiana en
Schopenhauer, principalmente su distinción mundo fenoménico/cosa en sí,
que este último autor identificará con la irracional “voluntad de vivir”, e
indirectamente también en Nietzsche.
Oponiéndose al idealismo que se inició en Europa con Kant, aparecieron
en la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX escuelas
filosóficas tan importantes como el positivismo, el marxismo, el vitalismo y el
existencialismo; pero la filosofía de Kant conoció aún una cierta renovación en
Alemania, a partir de 1860, en el llamado neokantismo, con Cohen y Natorp,
autores que influyeron en la primera etapa de Ortega y Gasset.
Ya en el siglo XX, hay una cierta afinidad entre Kant y Wittgenstein, pues
este filósofo también está interesado por la investigación de los límites del
conocimiento, aunque en éste último autor centrada en la comprensión de los
límites del lenguaje. La Escuela de Frankfurt, alemana, con Adorno,
Horkheimer y Habermas retoman la filosofía crítica de Kant, y el
neocontractualista John Rawls (Teoría de la Justicia, 1970) también se inspira
en el formalismo kantiano, concepción ética que aun hoy tiene muchos
adeptos.
Historia de la Filosofía IES San Tomé de Freixeiro (Vigo)
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