En la antigua Grecia, la ciudadanía se originó en las pequeñas ciudades-estado o polis como Atenas y Esparta. En Atenas, la ciudadanía se limitaba a los varones nacidos de padres atenienses, mientras que las mujeres, esclavos y extranjeros no tenían derechos políticos ni propiedades. En Esparta, tanto hombres como mujeres tenían derechos de ciudadanía y participaban en asambleas, y las mujeres recibían educación para formar sus cuerpos y engendrar hijos fuertes para el