Karl Bühler propuso que el lenguaje tiene tres componentes esenciales: el emisor, el receptor y la situación externa. Roman Jakobson expandió esta teoría al añadir tres funciones adicionales del lenguaje: la función metalingüística, fática y poética. Posteriormente, algunos académicos argumentaron que la teoría de las funciones del lenguaje de Jakobson es demasiado estática y simplificada, y no captura adecuadamente la complejidad de la comunicación verbal.