El documento contrasta la mediocridad y el éxito, señalando que la mediocridad es una característica personal mientras que la excelencia es siempre una decisión. Enumera factores que diferencian a los mediocres de los campeones como enfocarse en debilidades, reaccionar al fracaso, temor, falta de disciplina y visión. Concluye que la diferencia entre equipos mediocres y campeones no es el talento sino la filosofía y propósito.