La Edad Feudal se caracterizó por un sistema feudal en el que los señores más poderosos otorgaban beneficios como tierras y protección a los vasallos más débiles a cambio de lealtad y servicios. La sociedad estaba estratificada en estamentos y se organizaba alrededor de castillos señoriales rurales. La Iglesia jugó un papel unificador y suavizó algunas prácticas feudales, aunque también ejercía castigos como la excomunión.