El documento describe la era de los imperios europeos entre los siglos XIX y XX. Las principales potencias imperialistas fueron Inglaterra, Francia, Bélgica, Holanda, Alemania e Italia en África y Asia, mientras que Estados Unidos y Japón se unieron más tarde buscando expandir su influencia económica y territorial. Los países europeos justificaron su imperialismo a través de la civilización, evangelización y exploración científica, y se beneficiaron de nuevas tecnologías como armas de fuego, ferrocarriles y comunicaciones