Según Freud, los patrones de comportamiento adulto se forman durante las cuatro etapas psicosexuales del desarrollo, las cuales se centran en diferentes zonas erógenas que proveen satisfacción a través de la libido. La teoría de Freud otorga importancia al instinto sexual como fuente de energía durante estas etapas formativas, aunque su concepto de instinto sexual difiere del significado comúnmente asociado a lo genital.