El documento habla sobre la miseria material y moral en el mundo. Explica que la verdadera pobreza es la falta de confianza, solidaridad y esperanza, mientras que la riqueza de Dios solo puede llegar a través de nuestra propia pobreza. También advierte sobre la miseria moral de convertirse en esclavos del vicio y alejarse de Dios. Finalmente, propone que el Evangelio es el antídoto contra la miseria espiritual y debemos seguir el ejemplo de Jesús ayudando a los pobres y pecadores.