1) La violencia familiar y las adicciones están relacionadas y tienen consecuencias negativas como estrés postraumático y baja autoestima. 2) Factores como la comunicación deficiente, la falta de límites claros y la permisividad en las familias pueden predisponer el uso de drogas en los adolescentes. 3) Por el contrario, factores protectores como el afecto entre padres e hijos, la supervisión y la participación familiar en el tratamiento de adicciones ayudan a prevenir conductas de riesgo.