1. Para el 24 de mayo de 2014
PARA ESTA SEMANA: Mateo 19:16-22; Juan 13:34, 35; Gálatas 6:1-5;
Hechos 17:31; Juan 5:30
TEXTO CLAVE: "Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi
amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y per-
manezco en su amor" (Juan 15:10).
PREVIEW SÁBADO
17Mayo
C
uando pienso en la Ley de Dios y en la Ley de Cristo recuerdo
un relato que leí de adolescente. Ante la justicia estaba una
pálida y necesitada niña de quince años, acusada de robar
tres panes. El juez supuso que, como no parecía ser una in-
fractora recurrente, ella podría probar ser inocente; así que le preguntó
si era culpable o no. Luego de romper en llanto, la niña le dijo al juez
que sus padres habían fallecido, y que ella era la única guardiana de
sus pequeños hermanos y hermanas. A menudo no tenían comida. En-
tonces dijo:
-Soy culpable, pero no me condene; yo tomé pan para ellos. ¡Oh!
¿Eso fue robar?
Su pregunta hizo que todos los presentes en ese juzgado reflexiona-
ran. De pronto, de los ojos de padres de barbas grises y de jóvenes irre-
flexivos brotaron lágrimas; y de las billeteras de hombres tacaños salió
dinero. El juez, desconcertado, carraspeó y murmuró algo acerca de la
ley. Entonces dijo:
-¡La sentencia de esta joven prisionera es, por el momento, aplazada!
Nadie lo culpó o se asombró cuando él se acercó a la niña, le sonrió y
amablemente la guió ¡él mismo! fuera de la corte.
La ley de Dios demanda justicia; pero la ley de Cristo extiende mise-
ricordia y gracia al culpable pecador. Como David, alabemos su nombre
porque "el amor y la verdad se encontrarán; se besarán la paz y la jus-
ticia" (Salmo 85:10). ¡Dios es amor! ¡Regocíjate! Y nunca olvides que
gracias a su amor por nosotros tenemos un encuentro con la justicia y
la misericordia.
Lección para jóvenes | 54
08La Ley de Dios y
la Ley de Cristo
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2. EXPOSICIONES DIVINAS PARA TODOS
Dios y Cristo son uno. Aunque Dios proveyó una copia de su Ley para
que nos sea de guía de lo que él espera de nosotros, también envió a su
Hijo para validar su Ley y ser nuestro Defensor e Intercesor. La muerte,
resurrección e intercesión de Cristo por nosotros hace que no tengamos
que pagar el precio por nuestros pecados: la muerte. A través de Cristo
podemos obtener perdón y recibir fuerzas para vencer la tentación.
Josué entendió claramente su instrucción de "cumplir fielmente el
mandamiento y la ley" (Josué 22:5). Salomón comprendió la importancia
de la Ley para obtener vida eterna (Proverbios 3:1, 2), y Pablo afirmó
que la Ley lo liberó de "la ley del pecado y de la muerte" (Romanos 8:2).
También afirmó que "En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la natu-
raleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo
en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se
ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la
naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cum-
plieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino
según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa
fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven
conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu" (Romanos
8:3-5). Qué gozo nos da saber que "nadie es justificado por las obras
que demanda la ley sino por la fe en Jesucristo" (Gálatas 2:16), y que "la
ley vino a ser nuestro guía encargado de conducirnos a Cristo, para que
fuéramos justificados por la fe" (Gálatas 3:24).
No permitas que haya dudas en tu mente. Jesús nos dice: "No piensen
que he venido a anular la ley o los profetas; no he venido a anularlos
sino a darles cumplimiento. Les aseguro que mientras existan el cielo y
la tierra, ni una letra ni una tilde de la ley desaparecerán hasta que todo
se haya cumplido" (Mateo 5:17, 18). Como nuestro intercesor, Jesús nos
provee una oportunidad, a través de la fe, de desarrollar una relación sig-
nificativa con él, y de ser transformados a su imagen para que podamos
obedecer su Ley y recibir vida eterna.
Biblia en mano
Compara Mateo 19:16 al 22 con 22:34 al 40. ¿Qué nos dicen estos versículos
acerca de Jesús y los Diez Mandamientos?
¿Qué hay en tu vida que muestra tu amor a Dios y a tus prójimos?
DOMINGO
18
55 | Lección para jóvenes
Mayo
3. LA LEY Y EL MAESTRO LUNES
19El ayo es un guía (Gálatas 3:24, 26; 2 Corintios 5:17)
En el libro de Gálatas, Nueva Versión Internacional, se compara la
Ley de Dios con un guía. La versión Reina Valera 1960 utiliza la palabra
"ayo", la cual encajaba mejor en esa época.
En las familias griegas, los padres contrataban ayos para que super-
visaran y acompañaran a los hijos varones entre los seis y los 16 años
de edad. El ayo los acompañaba a la escuela, los protegía de peligros,
impedía que se portaran mal, y tenía derecho a disciplinarlos. Si tenía
suficiente instrucción, también podía ayudarlos en la preparación de sus
lecciones. El ayo también debía observar la conducta de los niños. La
Ley de Dios es como el ayo. Tiene un doble propósito: señalar el mal
que es parte de nuestra vida y, luego, guiarnos a Cristo, nuestro Salva-
dor.
La Ley señala la obediencia en Cristo (Gálatas 3:23-25; 4:1-7)
La Ley de Dios es como la supervisión de un ayo a un joven niño.
Nosotros ya no necesitamos ese tipo de supervisión. La Ley nos enseña
la necesidad de salvación; la gracia de Dios nos da esa salvación. El
Antiguo Testamento todavía se aplica. En él, Dios revela su naturaleza,
su voluntad para la humanidad, sus leyes morales y sus lineamientos
para la vida. Pero no podemos ser salvos por cumplir esa Ley; debemos
confiar en Jesús.
Una nueva vida en Cristo (Gálatas 5:22-25)
Una vez que nos entregamos a Cristo, la antigua vida que llevábamos
muere. Crecer en Cristo significa desarrollar nuevas formas de pensar,
creer y esperar. Significa que llegamos a ser semejantes a él. Significa
que caminamos en sus pisadas y que nuestra vida está en sus manos
(Gálatas 4:3-5).
Biblia en mano
Lee Juan 13:34 y 35. ¿Qué quiso decir Jesús cuando indicó que este era
un Mandamiento "nuevo"?
Recordando la sección de hoy, lee 1 Juan 3:16. ¿Cómo podemos tener esta
clase de amor en nuestras propias vidas? ¿Cómo podemos morir esa clase
de muerte al yo que se necesita para que podamos expresar tal amor?
Lección para jóvenes | 56
Mayo
4. LA VERDAD DE UN TESTIMONIO
"El pueblo de Dios no perece actualmente por falta de conocimiento.
No serán condenados por no conocer el camino, la verdad y la vida. La
verdad que no ha llegado a su comprensión, la luz que no ha brillado en
el alma, sino que ha sido descuidada y rechazada, los condenará [...].
La luz, una preciosa luz, ilumina al pueblo de Dios; pero no los salvará,
a menos que permitan que ésta los salve, vivan plenamente de acuerdo
con ella y la transmitan a otros que se encuentran en tinieblas" (Testi-
monios para la iglesia, t. 2, p. 112).
"No es suficiente profesar fe en Cristo y tener nuestros nombres re-
gistrados en el libro de la iglesia. 'El que guarda sus mandamientos, está
en él, y él en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por
el Espíritu que nos ha dado'. 'Y en esto sabemos que nosotros le hemos
conocido, si guardamos sus mandamientos'. Esta es la verdadera evi-
dencia de la conversión" (Palabras de vida del gran Maestro, p. 254).
"La verdad ha de implantarse en el corazón. Ha de dominar la mente
y los afectos. Todo el carácter debe ser amoldado por las declaraciones
divinas. Cada jota y tilde de la Palabra de Dios ha de ser puesto en prác-
tica en la vida diaria.
"El que llegue a ser participante de la naturaleza divina estará en ar-
monía con la gran norma de justicia de Dios, su santa ley. Esta es la
regla por la cual Dios mide las acciones de los hombres. Esta será la
prueba del carácter en el juicio.
"Hay muchos que aseveran que por la muerte de Cristo fue abrogada
la ley; pero en esto contradicen las propias palabras de Cristo: 'No pen-
séis que he venido para abrogar la ley o los profetas [...] Hasta que pe-
rezca el cielo y la tierra, ni una jota ni un tilde perecerá de la ley' [...]. Si
la ley pudiera haber sido cambiada o puesta a un lado, entonces Cristo
no habría necesitado ser muerto. Por su vida sobre la tierra, él honró la
ley de Dios. Por su muerte, la estableció" (Ibíd., 254, 255).
¿Qué tipo de testigo eres? Como cristianos, la manera en que vivimos
debería hablar del Dios a quien servimos. Que tu oración sea: "Dios,
ayúdame a autenticar tu palabra en lo que hago, para que las personas
que no te conocen anhelen conocerte como yo lo hago. En el nombre
de Jesús. Amén".
Biblia en mano
Considera más de cerca las referencias a la ley en 1 Corintios 9:19 al 23.
¿Qué dice Pablo aquí? ¿Por qué pone un énfasis tan fuerte sobre la Ley?
¿Cuánto del yo estás dispuesto a negar a fin de alcanzar a otros para Cristo?
¿Cuánto del yo ya has negado al buscar a otros? ¿Cuánto de la "Ley de
Cristo" sigues tú?
MARTES
20Mayo
57 | Lección para jóvenes
5. UNO CON EL PADRE ´MIÉRCOLES
21Mayo
¿Cuántas veces alguien te ha dicho: "Tienes la voz de tu mamá", o
"Cuando te escucho, escucho a tu papá"? Quizá te vieron de lejos y gri-
taron el nombre de tu madre o tu padre, porque te vieron parecido a
ellos. Cuando cumplimos la Ley de Dios, la gente reconocerá que le
pertenecemos.
Como cristianos, de tanto en tanto luchamos con la Ley de Dios y de
Cristo. Satanás quiere que creamos que no necesitamos seguir esta
Ley, o que la Ley se clavó en la cruz. Sin embargo, Cristo afirmó que
no vino a anular la Ley sino a darle cumplimiento (Mateo 5:17). Debe-
mos considerar que la Ley de Dios es lo mejor que tenemos. Pablo nos
dice con mucha seguridad cuán importante, santa, justa y buena es la
Ley de Dios. Está para guiar a todo ser humano. ¿Cómo, entonces, po-
demos hacerla parte de nuestra vida?
Acepta la Ley de Dios como tu único principio guía (Romanos 3:31).
"La fe verdadera, basada en amor pleno por el Salvador, solo puede in-
ducir a la obediencia. El hecho de que Cristo soportara un sufrimiento
tal, debido a nuestra transgresión de la Ley de Dios, es uno de los mo-
tivos más poderosos que hay para la obediencia. Es muy difícil que es-
temos dispuestos a repetir errores que abrumen a nuestros amigos
terrenales, sumiéndolos en la desgracia. Por analogía, solo podemos
odiar los pecados que tanto afligieron a Cristo, el mejor Amigo de todos"
(Comentario bíblico adventista, t. 6, p. 506).
Reconoce que la Ley de Dios "es santa, y que el mandamiento es
santo, justo y bueno" (Romanos 7:12). La palabra "bueno" es usada
aquí en un sentido moral. El único propósito del Mandamiento es que
el hombre disfrute de vida y de bendiciones tanto ahora como durante
toda la eternidad. Si es obedecido, proporcionará justicia y felicidad por
doquier.
"Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y asi cumplirán la ley de
Cristo" (Gálatas 6:2). Así como su Padre, Cristo demostró el fruto del
Espíritu: "amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad,
humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas" (Gá-
latas 5:22, 23). Es por esto que podía decir que él y el Padre son uno;
y es con este fruto del Espíritu que Cristo nos gobierna.
Biblia en mano
Según Gálatas 6:1 al 5, ¿cuál es una manera de manifestar la "Ley de
Cristo"?
Piensa en la ocasión en que hiciste mal y te mostraron gracia aunque no
la merecías (después de todo, si lo merecías, no habría sido gracia).
¿Cómo puedes asegurarte de que, la próxima vez que alguien necesite un
poco de gracia de tu parte, recordarás la que recibiste?
Lección para jóvenes | 58
6. EL CRISTIANISMO, ¿ES UN FRAUDE?
Muchas personas demuestran hostilidad contra el cristianismo. Cues-
tionan abiertamente nuestra posición en una serle de temas, y sugieren
que todo lo cristiano es un engaño o un mito. Creen que el cristianismo
ha sido más perjudicial que beneficioso, y que el mundo estaría mejor
sin el cristianismo. Sin embargo, quizás estas personas no tienen un pro-
blema con el cristianismo en sí, sino con las personas que dicen ser cre-
yentes pero que no viven acorde con eso. Lo que la Biblia enseña es
amor por Dios y amor por el prójimo. Todo aquel que cree en Jesús debe
vivir este tipo de amor de manera consistente. De hecho, este amor es
el cumplimiento mismo de la Ley.
La triste realidad es que no necesitamos mirar fuera de nuestra iglesia
local para ver que lo que creen los escépticos tiene cierto fundamento.
Hay personas que se acercaron a la iglesia en busca de aceptación y
guía, y fueron maltratadas por cómo estaban vestidas. Observan notorias
inconsistencias entre la Ley de amor de Cristo y ciertas actitudes y con-
ductas de profesos creyentes orgullosos. También encontramos un miem-
bro de iglesia "caído", que sufre a causa de los más fervientes hermanos
de iglesia. Asimismo, algunos se unen a los no creyentes para afirmar
que nuestra profesión es un fraude.
Aunque no podemos hacer mucho para cambiar la perspectiva de
quienes están afuera, quizá podemos devolverle la confianza al hermano
de iglesia caído. Los Diez Mandamientos nos ayudan a vivir en armonía
con Dios y con nuestro prójimo. Nuestros deseos, ideas, costumbres y
prácticas no pueden ser la base sobre la cual construir nuestra vida. De-
beríamos anhelar lo que Dios anhela. El amor es el cumplimiento de la
Ley de Dios. El estilo de vida que Dios desea para nosotros está basado
en su amor por nosotros y en que nosotros nos amemos unos a otros.
Los Mandamientos están para demostrar ese amor, porque "toda la ley
se resume en un solo mandamiento: Ama a tu prójimo como a ti mismo'"
(Gálatas 5:14).
Biblia en mano
En Apocalipsis 14:7, el primer ángel proclama el juicio de Dios, aunque mu-
chos otros textos hablan del juicio de Cristo (por ejemplo, Hechos 17:31; 2
Timoteo 4:1; 2 Corintios 5:10). ¿De qué modo Juan 5:30 nos ayuda a enten-
der la función de Jesús en el Juicio?
JUEVES
22Mayo
59 | Lección para jóvenes
7. RECUERDA VIERNES
23Mayo
Como Cabeza Suprema del Universo, nuestro Dios Creador ha estable-
cido leyes para todas sus criaturas. Cuando Cristo se transformó volunta-
riamente en humano, se entregó a una vida de obediencia a su Padre y a
los Mandamientos. Es así que todo lo que Jesús predicó, la perspectiva
desde la cual interpretaba la Ley, incluso el "nuevo" Mandamiento que nos
dio, estuvo siempre en armonía con la Ley de Dios.
Lección para jóvenes | 60
CONSIDERA
Entrevista a un miembro de iglesia o maestro bíblico que admires.»
Pregúntale qué cree que significa para un cristiano amar a alguien
como Cristo nos ama.
Haz un cuadro que muestre las ventajas de amar como Cristo ama,»
el potencial para amar como él ama y las preocupaciones que puedes
tener sobre amar como él lo hace. Presenta este cuadro ante el Señor
en oración, y pídele que te ayude a tener este tipo de amor cada día.
Dibuja con colores brillantes una escena moderna de alguien que»
ama a otra persona como Cristo ama.
Haz una representación, con tu clase de Escuela Sabática o grupo»
de estudio de la Biblia, sobre un incidente que muestre el amor de
Jesús por otros (por ejemplo, "la alimentación de los cinco mil", Mateo
14:13- 21; "la mujer encontrada en adulterio", Juan 8:1-11). Hablen
sobre qué actos de bondad podemos llevar a cabo hoy.
Dedica tiempo a acompañar a un amigo que esté pasando por una»
situación difícil. Antes de irte, oren el uno por el otro.
Medita en cómo Dios te ama. Luego, piensa en qué significa eso en»
relación con tus sentimientos para con otras personas. ¿De qué ma-
nera tu meditación influirá sobre la manera en que tratas a las perso-
nas desde hoy en adelante?
AMPLÍA
1 Pedro 1:22, 23; 1 Juan 4:7-21.
El Deseado de todas las gentes, pp. 631-633.
Colaboraron esta semana: Cecily Daly, Huntsville, Alabama, EE. UU.; Linda Skeete McClellan, Hunts-
ville, Alabama, EE.UU.; Jason Campbell, Beltsville, Maryland, EE.UU.; Hilary E. Daly, Takoma Park,
Maryland, EE.UU.; Esther Easter-Hampton, Huntsville, Alabama, EE.UU.; Troy Brand, Decatur, Ala-
bama, EE.UU.; Leslie Jane Simmons, Nueva York, EE.UU.
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