El documento resume la curación de un leproso por Jesús según el Evangelio de Marcos. Jesús siente compasión por el leproso cuando este se le acerca y le pide sanación. Jesús lo toca y lo cura instantáneamente, diciéndole que vaya al sacerdote para cumplir con las leyes de purificación y dar testimonio de la curación. Sin embargo, el hombre pregona la noticia por todas partes en lugar de guardar silencio como Jesús le pidió.
Edito Efrain Martinez Jimenez La tribulacionEditoMartnez
Edito Efrain Martinez Jimenez ¿QUIÉNES SON LOS SANTOS DE LA
TRIBULACIÓN?El objetivo no es causar división entre creyentes, sino que querer mostrarles otro
punto de vista que normalmente no se enseña a la iglesia
Edito Efrain Martinez Jimenez La tribulacionEditoMartnez
Edito Efrain Martinez Jimenez ¿QUIÉNES SON LOS SANTOS DE LA
TRIBULACIÓN?El objetivo no es causar división entre creyentes, sino que querer mostrarles otro
punto de vista que normalmente no se enseña a la iglesia
CLASE ENSENAÑZA EN LA SINAGOGA DE CAFARNAUN Mc.docxssuser64b47f
Clase para formación Bíblica de los catequistas
Quienes trabajamos en la formación de catequistas, sabemos que les falta mucha formación biblica, siendo ésta la base para transmitir la fe a los niños y adultos. Por este motivo, debemos de atender más conciensudamente esta carencia. y lograr que el conocimiento y vivencia de la Palabra de Dios sea la fuente de su encuentro personal con Dios de nuestros agentes de pastoral en cualquien ministerio.
Esta guía es una ayuda para hacer por tu cuenta el retiro mensual, allí dónde te encuentres, especialmente en caso de dificultad de asistir en el oratorio o iglesia donde habitualmente nos reunimos para orar.
A. ¿Qué es la soledad?
• En el Antiguo Testamento la palabra hebrea que más se utiliza para “solitario” es shamem, que significa “desolado”.
• En el Nuevo Testamento la palabra griega eremos significa “lugares desiertos”.
• La soledad es el estado emocional de tristeza causado por sentirse solo, aislado o alejado de los demás.
• Una persona puede sentir la falta de cercanía con otros aún cuando estén en su presencia.
• David exclamó al Señor en tiempo de soledad:
“Mírame, y ten misericordia de mí, porque estoy solo y afligido”.
(Salmos 25:16)
B. ¿Qué significa estar solo?
• En el Antiguo Testamento, la palabra hebrea que se traduce solo es badad, que significa “estar con uno mismo”.
• En el Nuevo Testamento, la palabra griega monos denota “sin compañía, solo, solitario”.
• Estar solo es la condición de estar sin compañía, separado de otros.
• Con frecuencia, Jesús buscó estar a solas. Se apartaba de los demás para poder tener comunión con el Padre.
“Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo”.
(Mateo 14:23)
C. ¿Cuál es la diferencia entre estar a solas y sentir soledad?
• La soledad se refiere al estado emocional (por sentirse rechazado y desolado).
• Estar a solas se refiere al estado físico (el estado de estar separado de los demás).
• La soledad generalmente es una experiencia negativa (que va acompañada de un sentimiento de desesperanza).
• Estar a solas puede ser una experiencia positiva (convirtiéndola en un momento de creatividad y comunión con el Señor).
D. Ejemplos bíblicos de soledad
DAVID EXPERIMENTÓ SOLEDAD POR EL RECHAZO.
“Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer;
No tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida”.
(Salmos 142:4)
JOB EXPERIMENTÓ SOLEDAD POR SUS AMIGOS DESLEALES.
“El atribulado es consolado por su compañero; aun aquel que abandona el temor del Omnipotente. Pero mis hermanos me traicionaron como un torrente; pasan como corrientes impetuosas”.
(Job 6:14–15)
ELÍAS EXPERIMENTÓ SOLEDAD PORQUE TEMIÓ LA IRA DE DIOS.
“Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres”.
(1 Reyes 19:3–4)
E. Ejemplos bíblicos de estar solo
PABLO ESTUVO SOLO CUANDO SUS AMIGOS LO ABANDONARON.
“En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león”.
(2 Timoteo 4:16–17)
JOB ESTUVO SOLO CUANDO
Fuente: Emeric Amyot d'Inville, C.M. "Anunciar la Buena Nueva de la Salvación siguiendo las huellas de San Vicente", Vincentiana: Vol. 41: No. 4, Artículo 7.
Diseña una experiencia de aprendizaje sobre lectura y escritura como
herramientas de aprendizaje transversal integrando recursos digitales.
La experiencia se debe planear en el formato 1 y luego, se socializa en
una presentación Power Point y se sube a un Slide Share, Issu u otro
recurso que genere un enlace para su visualización.
Guia de las cartas del tarot de el extraño mundo de jack.
Arcanos mayores y arcanos menores.
Primera guía cien porciento en español!
Con 5 tiradas para comenzar predicciones.
Aprende y utiliza este mazo para divertirte.
1. 1
Lectio Divina, 6º. Domingo Tiempo Ordinario,
Ciclo B, (Mc 1, 40-45)
El relato que leemos en este domingo, el último de la serie de
milagros inaugurales, presenta a Jesús en el máximo de su
reconocimiento en Galilea: “Acudían a él de todas partes” (1,45).
Precisamente uno, que viene donde está Jesús, acercándose de
forma imprudente, es un leproso.
El texto está lleno de emociones, construido a partir de
movimientos, con fuertes contraposiciones coloreadas con ricas
evocaciones simbólicas. La emoción se siente de comienzo al final. El relato se va
moviendo pausada y gradualmente hacia el momento cumbre en el que aquél, que había
sido marginado, convoca a toda la Galilea con el testimonio de su curación.
La obra de Jesús es innegable: sea por la grandeza de sus milagros, como por la multitud
de personas que atrae hacia sí. El Hijo de Dios supera a los grandes hombres de Dios
que se conocían en el Antiguo Testamento.
Seguimiento:
40. Se le acerca un leproso suplicándole y, puesto de rodillas, le dice: «Si quieres,
puedes limpiarme.»
41. Compadecido de él, extendió su mano, le tocó y le dijo: «Quiero; queda limpio.»
42. Y al instante, le desapareció la lepra y quedó limpio.
43. Le despidió al instante prohibiéndole severamente:
44. «Mira, no digas nada a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y haz por tu
purificación la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva de testimonio.»
45. Pero él, así que se fue, se puso a pregonar con entusiasmo y a divulgar la
noticia, de modo que ya no podía Jesús presentarse en público en ninguna
ciudad, sino que se quedaba a las afueras, en lugares solitarios. Y acudían a él
de todas partes”
I. LEER: entender lo que dice el texto fijándose en cómo lo dice
A pesar de dos mil años de cristianismo,
la exclusión y la marginación de cierta
categoría de personas continúa hasta
hoy. Tenemos a los enfermos de sida, los
emigrantes, los homosexuales, los
divorciados.
El relato se mueve dentro que un arco
que presenta en las puntas –al comienzo
y al final- la aproximación de personas a
Jesús: al principio el leproso y al final la
multitud son presentados como los que
“vienen” (verbo griego érjomai) “a Él”.
Llama la atención a primera vista, que
Jesús aparece en comunión con la Ley
de Moisés, que manda al leproso a
presentarse a los sacerdotes (v..44), pero
también en contraposición a esto, a –se
hace impuro al tocar al leproso (v.41). Ni
el leproso hace lo normal, que es
alejarse, gritando “impuro”, “impuro,
“impuro”; ni tampoco Jesús lo hace: y lo
toca.
Dos acciones prohibidas. Entremos en
este pasaje y lo que Dios quiere decirnos
a través de estos acontecimientos,
2. 2
siguiendo el hilo del relato. Se da un
encuentro entre Jesús y el leproso
(1,40a). “Se le acerca un leproso… No
sabemos dónde ni cuándo sucede este
episodio del evangelio. Marcos va al
grano: Un leproso “viene a Jesús. Del
fondo de un escenario impreciso emerge
el hombre necesitado, enfermo de lepra.
En el Antiguo Testamento, Dios se
manifestaba con brazo extendido y
realizaba prodigios: “Los salvaré con
brazo extendido” (Ex 6,5; 15,16). Se
hablan de los gestos de Moisés. Que
eran la extensión del poder salvador de
Yavhé (Ex 4,4; 7,19; 8,1; 9,22;
14,16,21,26).
La mano se extiende para tocar. Para
Marcos, el contacto físico es importante
(ver 3,10; 5,27.28.31; 6,56; 7,33; 8,22;
10,13). En este gesto vemos que el
hombre marginado por la sociedad es
valorado y acogido: “Uno toca a quien
ama”. No es solamente una cuestión de
curación física, sino también de una
curación psicológica.
Para los lectores se abre entonces otro
escenario, cuyo trasfondo en los relatos
bíblicos del Antiguo Testamento, nos
permite captar la gravedad de la
situación: Un leproso es una persona
triplemente marginada. Con relación a
Dios, porque era considerado “impuro”, o
sea, lejos de la comunión con Él, como lo
dice el Levítico ( ).
La enfermedad era considerada un
castigo de Dios. El relato de Marcos
parece insinuar que la lepra es un flagelo
demoníaco (1,42). Por la misma razón, el
leproso era apartado de su comunidad de
Israel. Siempre debía mantenerse lejos
de la gente; si bien sabemos que esto no
se aplicaba estrictamente sino para la
entrada a la ciudad de Jerusalén.
El leproso perdía sus relaciones
familiares, sus amistades, sus vecinos y
personas que podía tener cerca; en una
palabra, era como una persona muerta;
se le tenía asco. Al aproximarse a un
lugar habitado, tenía que advertir su
presencia con una campanita y decir que
era leproso. ¡Qué humillación!
Seguramente su autoestima era baja;
soportaba grandes dolores; iba perdiendo
su integridad física y su belleza. Sentía
su mal olor y no podía hacer nada. El
sentía repugnancia de sí mismo.
Sufría el rechazo social, y pensaba que ni
siquiera Dios lo amaba; constataba la
putrefacción de su cuerpo.
Con todo lo que su lepra significó, el
hombre enfermo “buscó” a Jesús. De
esta forma rompió las reglas sociales y
religiosas: debía gritar desde lejos que se
acercaba para que los demás tomaran
sus providencias (ver Levítico 13,45- 46),
pero no lo hizo y tuvo el valor de ir por sí
mismo a Jesús.
El Señor lo curó y le pidió severamente
que hablara de lo sucedido. Su palabra
de orden tiene dos componentes: Uno
negativo: Jesús le prohibió que hablara
de lo sucedido porque no quería tener
una popularidad infundada entre quienes
no lo reconocían como el Mesías…y uno
positivo: ‘Ve con el sacerdote y haz lo
que manda la Ley de Moisés’. Le dice
esto, no para cumplir una regla, sino
“para que dé su testimonio”: y se
entienda que está llegando el Reino de
Dios.
II. MEDITAR: aplicar lo que dice el texto a nuestra vida
A pesar de dos mil años de cristianismo, la exclusión y la marginación de cierta categoría
de personas continúa: los enfermos de sida, los migrantes, los homosexuales, los
divorciados, y otros más.
3. 3
Los evangelistas, al narrar la curación del hombre enfermo de lepra, quieren hacer notar
la actitud con la que Jesús liberó del mal y del pecado a tantas personas, y el interés que
tenía en que una vez curadas se reintegraran a la sociedad civil y religiosa.
¿Quiénes son los excluidos en nuestra sociedad? ¿Qué hacemos por ellos?
La súplica del leproso es un desafío para Jesús y al mismo tiempo, una prueba de lo que
Él significa para ese hombre. La forma con la que le habla y el valor que tiene para ir a
pedirle que lo sane son elementos de lo que es una oración. Utiliza su cuerpo para pedirle
que lo sane, le habla, con la convicción de que tiene el poder para hacerlo.
El enfermo se puso de rodillas; hizo una reverencia; así oró Jairo, el jefe de la sinagoga y
padre afligido de la niña que fue resucitada por el Señor (Mc 5,22), e igualmente la
anónima y angustiada madre en Tiro (Mc 7,25).
¿Cómo es nuestra oración? ¿Qué actitud tomamos frente a Jesús? ¿Qué le dice
nuestra presencia y qué esperamos de su poder?
El orante reconoce que es suficiente que Jesús quiera curarlo para que se dé el milagro;
ya Job había dicho que la lepra era “el primogénito de la muerte” (18,13). No menos
terribles habían sido las palabras de Aarón cuando la lepra de su hermana María: “No sea
ella como quien nace muerto desde el seno de su madre” (Núm 12,12).
El hombre leproso tenía una grande fe: “Todo es posible para Dios” (Mc 10,27). Así oró
Jesús en el Getsemaní: “Todo es posible para ti, pero no sea lo que yo quiero, sino lo que
quieras tú” (Mc 14,36).
¿Cómo es nuestra fe en Jesús? ¿Estoy convencid@ de que Jesús tiene el Espíritu de
Dios, porque es Hijo del Padre? Creo que Él siente compasión de mí como la tuvo por
ese enfermo? ¿Quiero que extienda su mano sobre mí? ¿Me dejo tocar por Él?.
El “quiero” que Jesús pronunció, proviene de un sentimiento nos demuestra que se dio
una sintonía muy grande entre el sanador y el sanado. Algunos textos antiguos colocan
aquí “airado”, indicando, de esta forma, el combate con furia por parte de Jesús contra la
terrible enfermedad.
El evangelio de Marcos dice: “Compadecido de él”, indicando más bien que el impulso
que parte del interior de Jesús es de misericordia, gracias a una captación honda y a una
apropiación personal de la situación del leproso y actúa.
¿Voy confiad@ a Jesús y dejo que Él sintonice con mi vida? ¿Lo busco, le digo
explícitamente qué me pasa, cuáles son mis necesidades para que me cure? El
leproso no dudó que Él le sanara; ¿Cómo es mi oración?
Jesús no se contenta con mirar desde lejos la miseria del leproso sino que se identifica
con su realidad y la carga sobre sus hombros a la manera del siervo sufriente (Is 53,11).
En la sanación de este hombre Jesús se entrega totalmente mediante un movimiento que
se desencadena en lo profundo y se exterioriza en la mano que se extiende hasta
alcanzar el contacto físico con él, a pesar de sus llagas y de la marginación que podía ser
un impedimento para ser curado por el Maestro.
4. 4
Las palabras: “Quiero, queda limpio” verbalizan lo ya dicho con el gesto. Es notable cómo
los verbos corresponden puntualmente con los de la petición del leproso. Jesús confirma
la idea que el enfermo tiene de él: ¡Actúa con el poder de Dios! La constatación de la
curación (Mc 1,42) “Y al instante, le desapareció la lepra y quedó limpio”.
Hoy somos tantos los que ponemos nuestra confianza en las ciencias, en las técnicas
y en otros medios para ser curados de nuestros males, pero no buscamos nuestra
salud en quien quiere y puede dárnosla.
Esta secuencia de voces: la del enfermo, la de Jesús y la del narrador, nos muestra
linealmente cómo la oración ha sido atendida. Marcos nos invita a apreciar el valor de
lo ocurrido: El querer de Jesús tiene un poder inmenso. ¿Qué no podríamos lograr si
quisiéramos ir a Cristo y lo dejáramos que nos curara? Si le pedimos con fe a Jesús
puede darnos la salud que tanto necesitamos.
Las palabras de Jesús atribuyen la ‘limpieza o purificación del leproso’ y lo reintegran a
su comunidad de vida y de culto, a la asamblea del Pueblo de Dios, con todos sus
derechos y deberes. El hombre sanado pregona la curación. Es el primer misionero de
Jesús (Mc1,45). Se puso a pregonar con entusiasmo y a divulgar la noticia, de modo que
ya no podía Jesús presentarse en público en ninguna ciudad, sino que se quedaba a las
afueras, en lugares solitarios. Y acudían a Él de todas partes”.
¿Qué descubro en la actitud de este hombre una vez sanado? ¿Qué estoy llamad@
a hacer una vez que Jesús me cure? Qué diferente sería nuestro mundo si todos
buscáramos a Jesús para que nos sanara y más todavía, si una vez sanados,
dejáramos los miedos y prejuicios, pensando en el qué dirán y nos volviéramos
misioneros de Jesús…
III. ORAMOS este texto con nuestra vida
Dios Bueno: Que como este hombre, enfermo de la lepra, vayamos a
tu Hijo con la fe que él fue a buscarlo, y que una vez curados, seamos
misioneros, diciendo al quienes nos encontremos, quién es Jesús y
cómo puede y quiere liberarnos de nuestros males.
Que demos testimonio con nuestra vida del poder sanador que Tú le
das. Que demostremos qué es vivir tu Reino y qué grande es tu poder.
¡Así sea!