La primera ley establece que todos los elementos de la biosfera están interrelacionados, por lo que lo que afecta a uno afecta a los demás. La segunda ley señala que en los sistemas naturales los desechos de un organismo son utilizados como nutrientes por otros, de modo que nada se desperdicia. La tercera ley indica que los ecosistemas son el resultado de la adaptación de las especies a su medio y que los microorganismos cumplen funciones ecológicas clave como la renovación de nutrientes.