Este documento resume la obra "Introducción a la Psicología Política" de Jesús Arroyo Lasa. Explora temas como el desarrollo de la conciencia política, desde la ingenua a la transformadora. También examina patologías como la neurosis de posesión y la conciencia paranoide de los dictadores. Advierte que la ética política debe llevarnos a la liberación de los débiles, pero hoy busca más el poder que los derechos humanos.
2. Tal capacidad de rebeldía en el
ser humano ha llevado a
considerar a Jesús Arroyo
Lasa, psicólogo español, que la
tarea de la Psicología Política
es descodificar el engaño que
encierra la comodidad
ciudadana cuando, el bienestar
social, se funda en la mera
adaptación.
La psicología se ocupa del estudio de la conducta, a
partir de fenómenos observables en el ser humano en
relación con su entorno.
Toda sociedad propone modelos de identificación, pero,
el hombre y la mujer son capaces de evolucionar al
margen de dichas ofertas.
3. La Psicología Política intenta mostrar la instauración de
las relaciones humanas en las que se basan los
compromisos políticos.
De ahí que las dimensiones de ella sean la conducta que
caracteriza al “funcionario” político y el sistema
generador de dicho cargo.
El autor considera que el
Proceso de Codificación es la
organización de datos de
acontecimientos de nuestro
entorno, para que los seres
humanos se sirvan de ellos en
su convivencia.
Mientras que la descodificación,
es el acto por el cual se
devuelven a la conciencia
elementos que han quedado
desconocidos para el Yo.
4. Categorizar, son modos de codificación que utilizan las
comunidades humanas.
De ahí que el mensaje sea la comunicación que propone el
emisor y la información la revelación entendida por el
receptor.
En Política, dirá, la información
es una explicación interesada
en relación a la estructura.
Por tanto, el quehacer político
proporciona significaciones y
genera actitudes.
Una sociedad plasma en leyes
las actividades que ayudan a
conservar su herencia cultural y
prohíbe las que se oponen a sus
modelos culturales.
Entonces, el cargo es una
acción definida en términos de
relación y explicada por lo
imperativo del sistema.
5. El signo es un dato que se mueve desvelando y una señal,
un dato desencadenante de conducta.
Los signos, asevera, pueden ser reales por su objetividad
respecto a los hechos o imaginarios por lo que significan
arbitrariamente.
En Política, los signos ayudan a
la percepción política de los
eventos y las señales derivan en
estrategias políticas exigidas
por los signos.
Los símbolos, menciona, son
resultado de las relaciones
dialécticas sujeto-medio.
El quehacer político requiere
mayor cantidad de signos reales
y menos signos imaginarios.
6. La Ingenuidad política, la inmadurez a todo argumento, la
absolutización del status quo y el fracaso en la búsqueda
de fórmulas eficaces de acción, son modos que no dejan
ver la realidad en forma objetiva.
Tema importante de la
Psicología Política es el cambio.
Esto se refiere a la
modificación de pautas de
comportamiento actuando
sobre la historia.
Cambiar el sentido del
comportamiento político,
supone cambiar la orientación
del sistema de relaciones y
significaciones habituales.
7. El ser humano es un animal político y para desarrollarse
como tal pasa por un Periodo de Familiarización, por una
Etapa de Socialización y por un Periodo de Politización.
Arroyo afirma que en el Periodo
de Familiarización, la estructura
familiar determina la conducta
política del adulto.
Explica que el Deseo y la Ley
juegan un papel importante: el
Deseo sin Ley se traduce en
existencia salvaje y la Ley sin
Deseo, en despótica
explotación del Hombre.
La primera autoridad, los
padres, marcan las relaciones
futuras del niño con los
estamentos jerárquicos.
La Familiarización termina
forjando la Identidad del Yo.
8. Por otro lado, la Etapa de Socialización comienza cuando
el niño comparte su vida con otros compañeros de su
edad.
Las Instituciones Oficiales buscan facilitar la pertenencia
y el significado de los individuos dentro de la sociedad.
La Socialización termina
forjando la Identidad Social.
Su politicidad se traduce en
conciencia de clase, de región,
de sindicato y de partido.
El Periodo de Politización se
inicia en la adolescencia.
Se excluye la adaptación
indiscriminada y surge la
conciencia del cambio.
9. La Conciencia Ingenua es consecuencia de una
adaptación acrítica, que priva a los individuos el acceso
al contenido oculto de los acontecimientos del entorno.
Se manifiesta como Conciencia
Mágica, dando a cada
acontecer un significado
exagerado o bien como
Conciencia Infantil,
caracterizada por
irresponsabilidad política
debida a falta de desarrollo
humano.
Por el contrario, la Protesta
Política se deriva de la toma de
conciencia de las tensiones con
el entorno.
10. Ésta puede ser una típica respuesta sin menoscabo del
sistema o atípica, como amenaza a la continuidad del
sistema.
El Proceso de Formación de
Conciencia requiere interpelar
la realidad, interpretar los
hechos y sensibilidad para
interiorizar datos y reelaborar
fuerzas dinámicas.
La Evolución de la Conciencia
va de Ingenua a Política.
La Conciencia Política es una
conciencia de transformación,
supone hacer juicio de la
sociedad dividida y descubrir
las causas de esa división.
11. El origen de la Conducta Política se encuentra en lo que
los padres heredan a sus hijos: ruptura social, adaptación
con contradicciones, imagen de vida que no coincide con
lo que muestra la sociedad, o bien, con patologías.
En “Introducción a la Psicología
Política”, Arroyo estudia
algunas patologías que dictan
la conducta política.
Una de ellas, la Neurosis de
Posesión, resulta de los afectos
por el acaparamiento de
capital.
El neurótico posesivo, ha
aprendido a obtener
gratificación de los
sentimientos narcisistas.
12. El Instinto de Posesión, adquiere un significado político
mediante la acumulación de bienes y acaba organizando
la conciencia política.
La obsesión es un
enfrentamiento irreconciliable
entre la Ley y el Deseo.
El Duelo Psicológico surge
cuando la Ley Heterónoma se
ha impuesto sobre el Deseo.
Y Duelo Político, cuando los
detentadores del poder no
desean cederlo ni compartirlo.
El déspota desea una
adaptación indiscriminada.
13. Sus rasgos dominantes son la Absolutización de la Ley,
montaje de un poderoso aparato policial y militar,
represión brutal, omisión de la realidad e ilusión de
omnipotencia.
La disconformidad, la crítica y
la resistencia dialéctica, tareas
propias de una sociedad
democrática, son transformadas
en transgresiones a la Ley.
La meta de la conciencia
duélica es patologizar al pueblo.
La sacralización de la Ley,
producto de la conciencia
duélica unida a la religión, hace
que todo el que quebranta la
Ley se mete en política.
14. Esto provoca que la comunidad se divida en servidores y
enemigos.
La conciencia duélica utiliza la culpa, para lograr la
sumisión de los transgresores de la Ley.
El degeneramiento del Duelo
Político se traduce en
personalidades paranoides o
francamente paranoides.
La Conciencia Paranoide es una
degeneración de la conciencia
política, la cual tiene una
percepción alterada de la
realidad objetiva.
15. El político o dictador paranoide es mesiánico, utiliza un
lenguaje con delirios de grandeza, tiene delirios de
persecución, crea un enemigo y fabrica un culto a su
personalidad, donde sus seguidores propenden a su
adulación.
El dictador paranoide presenta
una represión continua: purgas,
expatriación, cárceles,
torturas, etc.
Y la máxima alteración de la
conciencia política es aplastar
vidas ajenas en nombre de una
ideología.
En esto, el dictador y sus
cómplices se aproximan a
comportamientos atribuidos a
los sociópatas.
16. Finalmente, Arroyo opina que la ética es una práxis y un
compromiso que apunta a la hominización de todos:
potenciar el servicio del poder en una proyección
humanitaria y transformadora de los débiles.
La ética se dirige a una
auténtica liberación, que
comprende eliminar los factores
directos de opresión y eliminar
el culto al consumismo y a la
acumulación de privilegios.
Los rasgos más frecuentes en
política son los referidos al
cambio y los pocos preparados
para la acción directa.
En la actualidad, opina, los
adeptos a la política buscan
como recompensa a su fidelidad
y servicio acceder a cargos,
dinero, poder y status social.
17. Los verdaderos enemigos del quehacer político son
aquellos protagonistas que recurren a medidas extremas
o a medidas superficiales.
Actualmente la conducta política se desarrolla con una
ética relativista.
En ella existe una pérdida de
sensibilidad, al grado que el
quehacer político ha
resquebrajado el valor del
hombre sustituyéndolo por
intereses, por el afán de poder y
protagonismo.
Arroyo advierte en su obra, que
si la actividad política no
recupera su dignidad y respeto
por los Derechos Humanos, la
destructividad se erigirá en el
arma para dirimir las
contradicciones.
18. Resumiendo, la Psicología Política estudia las relaciones
sociales de donde se derivan las responsabilidades
políticas.
Su énfasis es tanto en la función como en la estructura.
Es decir, en el comportamiento
de los políticos como en el
sistema de relaciones que
dictan sus significaciones.
Es central el desarrollo del
sujeto político, quien atraviesa
un periodo de familiarización
donde se forja la identidad
personal.
Una etapa de socialización, que
determina la identidad social, y
un periodo de politización que
desemboca en la conciencia
política.
19. Es importante estudiar la evolución de la conciencia de
ingenua a política.
La primera, consecuencia de la adaptación acrítica con el
medio que impide conocer los datos ocultos de los
acontecimientos que ocurren en el entorno.
La segunda, propia de la toma
de conciencia de las tensiones
sociales.
La conciencia política tiende a
la transformación, por lo que el
tema del cambio social es
importante.
Algunas conductas políticas
surgen de patologías.
20. Arroyo presenta la neurosis de posesión, la conciencia
duélica del déspota, la conciencia paranoide del dictador
y el máximo degeneramiento de la conciencia política, el
asesinato en nombre de una ideología.
La ética política debe llevarnos
a una auténtica liberación.
Por eso las responsabilidades
políticas requieren de
condiciones de realidad y
preparación científica.
Pero, los que participan en
política buscan puestos, dinero,
poder y status social.
La relatividad ética, que domina
la política, conduce a la
vejación de los derechos
humanos.