1. EL RICO Y EL POBRE. Septiembre 26 Lucas 16,19-31

2. Ven Espíritu Santo, penetra nuestros corazones, ayúdanos a descubrir el mensaje que nos trae la Palabra de Dios que nos presenta la liturgia de este domingo y con la cual queremos hacer hoy nuestra oración. Ayúdanos sobre todo a dar nuestra respuesta generosa y comprometida.

3. Había una vez un hombre muy rico que vestía ropas muy lujosas, hacía fiestas todos los días y servía comidas muy caras. Junto a la entrada de su casa había un hombre pobre llamado Lázaro que tenía la piel llena de llagas y tenía tanta hambre que deseaba comer al menos las migajas que caían de la mesa del rico y hasta los perros venían a lamerle las llagas

4. Un día el hombre pobre murió y los ángeles lo pusieron en el sitio de honor junto a Abraham. Murió también el rico y lo enterraron. Cuando el rico estaba en el infierno sufriendo muchísimo, alzó los ojos y vio a lo lejos a Abraham y Lázaro sentado junto a él. Entonces llamó a Abraham y le dijo: “ Abraham, padre mío, compadécete de mí. Ordena a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua y me refresque porque este fuego me quema" “ Hijo, recuerda que cuando ustedes vivían a ti te iba muy bien y a Lázaro le iba muy mal. Ahora él es feliz aquí mientras a ti te toca sufrir. “ Además a ustedes y a nosotros nos separa un gran abismo y nadie puede pasar de un lado a otro." Abraham, te ruego entonces que mandes a Lázaro a mi familia. Que avise a mis cinco hermanos que si no dejan de hacer lo malo, vendrán a este horrible lugar. Tus hermanos tienen la Biblia. ¿Por qué no la leen? ¿Por qué no la obedecen? Abraham padre mío, eso no basta. Pero si alguno de los muertos va y habla con ellos, te aseguro que se volverán a Dios. Si no hacen caso de lo que dice la Biblia, tampoco le harán caso a un muerto que vuelva a vivir.

6. OREMOS Señor Jesús: Gracias por la lección que me das hoy. Me recuerdas que si tengo alguna riqueza ya sea en dinero, en cualidades, en salud, la debo poner al servicio de los demás y no debe ser para mi solo. Ayúdame Jesús porque no quiero que me pase lo del rico, que no se acordó de ti por gozar mucho en esta vida y después tuvo que sufrir mucho. Ayúdame a saber sufrir con paciencia y alegría cuando tenga dificultades y problemas. Amén.

7. Lee nuevamente el evangelio del domingo y busca una palabra o una frase que te llamen la atención. Apréndela de memoria y trata de repetirla varias veces pidiendo al Señor te ayude a vivirla siempre.