El Estado colonial creó rituales políticos similares a los del imperio inca para articular el poder en los Andes. Estos rituales proporcionaron un espacio para que el virrey negociara con las élites andinas. Los curacas desempeñaron un papel importante como intermediarios entre el Estado y el pueblo, y participaron en los rituales coloniales. Sin embargo, las élites andinas no solo cumplieron un rol ceremonial, sino que también supieron aprovechar los rituales para resaltar su estatus social y consolidar su influencia política bajo el régimen colonial.