Las manos de las mujeres que trabajan como empleadas domésticas cambian debido a las arduas labores que realizan en las casas por largas horas. Esto causa que sus manos se vuelvan ásperas y sus dedos se tuercen, además de afectar su salud con problemas como el síndrome del túnel del carpal y artritis. Estas mujeres se dedican a este trabajo para sustentar económicamente a sus familias, a pesar de las consecuencias que tiene para su salud a largo plazo.