3. (11:27-33) Autoridad de Jesús
La primera vez que Jesús anuncio su
pasión, señaló a estos como los causan-
tes de su muerte (Mr 8:31), así que las
intenciones de ellos no eran buenas.
(11:27) Es martes
en la mañana, Je-
sús vuelve por 3ra
vez al templo. Lu-
cas nos dice que
Jesús estaba en-
señando en el
templo (Lc 20:1)
4. (11:27-33) Autoridad de Jesús
Han preparado al milímetro la manera en
que lo van a hacer caer públicamente.
Los líderes religiosos están al acecho de
Jesús, no va a quedar impune lo que hi-
zo al limpiar el templo. Tienen personas
vigilando para avisarles ni bien llegue.
Ya había parte del pueblo escuchándole.
Jesús les enseñaba y anunciaba las bue
nas noticias. Su preocupación genuina
era alimentar al pueblo, cosa que los sa-
cerdotes ya no hacían. Se complacían al
tener al pueblo contento con los ritos.
5. (11:27-33) Autoridad de Jesús
La palabra para griega enseñar es ‘didas-
cos’ de donde viene didáctico. Jesús, se
preocupaba en instruirlos, alimentarlos.
6. (11:27-33) Autoridad de Jesús
“Las cosas” que Jesús hizo pudo ser, re
cibir reconocimiento al entrar a Jerusa-
lén, la limpieza del templo y enseñar.
(11:28) Era como si
le dijesen: ¡Muéstra-
nos tus credencia-
les!. Su intención
real era avergonzar
a Jesús y exponerlo
al ridículo.
La palabra griega ‘exousia’ se traduce
como autoridad, poder o derecho legal.
7. (11:27-33) Autoridad de Jesús
Ellos eran su propia au-
toridad, no aceptarían que alguien vinie-
ra y les dijera que estaban haciendo mal
las cosas. No aceptarían respuesta algu-
na de Jesús.
La autoridad para enseñar en el templo
lo tenían rabinos acreditados, al pregun-
tarle por la autoridad con que hacía esto
estaban infiriendo que su autoridad ve-
nía por Belcebú.
¿Cómo respondes cuando
alguien te dice que está mal lo que estás
haciendo? ¿lo evalúas?¿te justificas o
aceptas el consejo?
8. (11:27-33) Autoridad de Jesús
“Cuando Jesús termi
nó de hablar, la gente
se admiraba de su en
señanza, pues les en-
señaba como quien
tiene autoridad, y no
como los escribas”
(Mt 7:28-29). “Toda potestad me ha sido da
da en el cielo y en la tierra” (Mt 28:18), es
una afirmación de la autoridad de Jesús.
¿De dónde viene esa autoridad? ¿quién se
la dio? ¿alguna duda? Dios mismo le otor-
gó dicha autoridad.
9. (11:27-33) Autoridad de Jesús
sonas demuestra que lo que afirmó era
cierto. “No tenía necesidad de que le di-
jeran nada acerca del hombre, pues él sa
bía lo que en el hombre había” (Jn 2:25).
Sus milagros reve
lan su poder y au-
toridad sobre lo
temporal, el espa-
cio y lo físico. El
hecho de que po-
día saber lo que
pensaban las per-
10. (11:27-33) Autoridad de Jesús
(1) Era Dios y tenía autoridad divina, se-
ría acusado de blasfemia.
(2) Era rey, descendiente de David y te-
nía autoridad real, sería acusado ante los
romanos de oponerse al César.
(11:29) ¡Jesús se-
ría honesto con e-
llos, si ellos lo e-
ran con él! Según
ellos, Jesús podía
responder de tres
maneras:
11. (11:27-33) Autoridad de Jesús
(3) Podía decir que no tenía ninguna au-
toridad, entonces sería acusado de im-
postor.
Dentro del estilo de pedagogía judía era
perfectamente lícito responder a una
pregunta haciendo otra, para aclarar la
intención real de la pregunta.
Jesús claramente condiciona su respues
ta a lo que digan los líderes religiosos.
Ellos jamás admitirían algo en contra de
sus intereses y Jesús lo tenía muy claro.
12. (11:27-33) Autoridad de Jesús
(11:30) Los líderes
religiosos no lo vie-
ron venir ni siquiera
imaginaron que Je-
sús les haría tal pre-
gunta, que los deja-
ría callados.
Las multitudes habían sido impactadas
por ministerio de Juan el Bautista. Pues él
había rescatado la noción del bautizo en
agua como señal de un genuino arrepen-
timiento delante de Dios.
13. (11:27-33) Autoridad de Jesús
En el AT, todo lavamiento o purificación
ceremonial se hacía con agua (Lev 22:6).
En el templo estaba el Lavacro o fuente
de agua para lavamientos ceremoniales.
Jesús hábilmen-
te usa las pala-
bras: ‘del cielo, o
de los hombres’,
es decir ¿era una
invención huma-
na o venía real-
mente de Dios?
14. (11:27-33) Autoridad de Jesús
La palabra griega ‘baptisma’ significa lite
ralmente sumergir.
Los esenios, bautizaban a los prosélitos,
los gentiles que se convertían a la fe ju-
día. Es con este trasfondo histórico que
surge Juan el Bautista.
El bautismo de Juan se hacía una sola
vez, como expresión de arrepentimiento.
Si aceptaban el ministerio de Juan como
venido de Dios, entonces también ten-
drían que aceptar el ministerio de Jesús.
15. (11:27-33) Autoridad de Jesús
De hecho, el Señor les
está diciendo que su
autoridad procede de
la misma fuente que la
de Juan el Bautista: de
Dios el Padre.
(11:31) Ahora quienes están acorralados
son ellos mismos. La primera opción, res
ponder del cielo, los dejaría mal parados
pues ellos rechazaron el ministerio de
Juan y no creyeron ni aceptaron su men-
saje. Esta opción queda descartada.
16. (11:27-33) Autoridad de Jesús
También era aquella voz que clamaría
desde el desierto: preparen un camino
para el Señor, una calzada para nuestro
Dios (Isaías 40:3).
Ellos sabían que Jesús les podía replicar
“Entonces, ¿por qué fue que no quisie-
ron creerle a Juan?”.
Juan era aquel Elías, que había sido pro-
fetizado por el profeta Malaquías, que
prepararía el corazón del pueblo para re-
cibir al Mesías (Mal 4:5-6).
17. (11:27-33) Autoridad de Jesús
(11:32) “Si decimos
de los hombres, el
pueblo nos matará
a pedradas, pues
están convencidos
de que Juan era un
profeta” (Lc 20:6).
La 2da opción, ‘de los hombres’, también
los dejaba mal parados. No tenían las
agallas de reconocer públicamente que
ellos creían que Juan era un farsante.
18. (11:27-33) Autoridad de Jesús
El pueblo veía a Juan el Bautista como a
un verdadero profeta, y tuvo discípulos,
e incluso el apóstol Pablo se encontró
con ellos, muchos años después, en la
ciudad de Éfeso (Hch 19:1-4).
En ese momento el atrio del templo bullía
con una multitud y muchos de los que
ahora seguían a Jesús habían oído a
Juan el Bautista de muy buena gana. Los
líderes religiosos no estaban dispuestos
a querer recibir el rechazo del pueblo.
19. (11:27-33) Autoridad de Jesús
(11:33) Al pretender
ignorancia, demos-
traban que carecían
del derecho para
poner en tela de jui-
cio la autoridad que
tenía Jesús.
Lo correcto hubiera sido decir: ‘no que-
remos responderte a esa pregunta’, eso
hubiera sido honesto y sincero. Sin em-
bargo prefirieron mentir: No lo sabemos,
lo cual era una respuesta amañada.
20. (11:27-33) Autoridad de Jesús
Los creyentes no somos llamados a huir
sino a enfrentar las situaciones difíciles.
Al no tener ellos los argumentos valede-
ros, Jesús no les dijo: ‘yo tampoco se’,
sino respondió que no les diría el origen
de su autoridad.
Al no responder, Jesús por su parte no
estaba obligado a contestarles la suya.
Lo más fácil es evadir o escapar cuando
no se tienen los argumentos. Eso hicie-
ron los sacerdotes: ‘no lo sabemos’.
21. (11:27-33) Autoridad de Jesús
Jesús les va a responde con la parábola
de ‘Los Labradores Malvados’, la cual es
una de las condenas más severas contra
ellos de todo el NT (Mr 12:1-12).
No hay pero pecado que lo que hicieron
los líderes religiosos, impedir a otros co-
nocer la verdad. Para ellos era mejor de-
jar a la gente en la ignorancia, así se ve-
rían obligados a depender espiritualmen-
te de ellos. Juan llama a esto el pecado
de los Nicolaítas (Ap 2:6, 15).
22. Conclusión
Observamos a los líderes religiosos yen-
do a Jesús planteando dificultades y ob-
jeciones a su manera de obrar. Hoy ocu-
rre lo mismo, aquellos que deben alimen
tar al pueblo de Dios, toman ventaja de
ellos y los dejan en la ignorancia.
“Y conocerán la verdad, y la verdad los
hará libres” (Jn 8:32). Esta fue la gran con
tribución de la Reforma, puso la Biblia en
manos del pueblo, así sus líderes reli
giosos ya no podrían engañarlos, pues
ahora tenían acceso a las Escrituras.
23. Conclusión
Este es el énfasis de Calvary Chapel,
enseñar la Biblia de manera expositiva.
Los cristianos deben tener cuidado de
no depender demasiado de sus líderes.
No deben mirarlos como si fueran infali-
bles. Los pastores pueden equivocarse,
tanto en su doctrina como en su conduc
ta. Por lo tanto pon tus ojos en Jesús.
Los actos y enseñanzas deben ser siem-
pre probados por la Palabra de Dios.
Ellos deben ser seguidos en la medida
en que siguen la Escritura, y no más.
24. Conclusión
Solo existe un Sacerdote y Obispo de
nuestras almas que no comete errores.
Deben preguntarse siempre que van a
una iglesia: Este hombre ¿qué enseña?
¿se preocupa en acercarme a Cristo?
¿soy alimentado con la Palabra? ¿He
aprendido algo nuevo de Jesús?
Muchos cuestionan a Jesús, porque
quieren vivir a su manera, dándole la
espalda a Dios. Otros se pierden porque
no hay honradez en sus almas. Alegan
supuestas dificultades como causa …
25. Conclusión
… para no servir a Cristo cuando en rea-
lidad aman su pecado y no tienen verda-
deros deseos de cambiar.
“Y ésta es la condenación: que la luz
vino al mundo, pero los hombres ama-
ron más las tinieblas que la luz, porque
sus obras eran malas” (Jn 3.19).
Los líderes judíos no preguntaban por la
verdad o lo correcto sino por lo que les
convenía. Así actúa el hipócrita, el que
procura complacer a la multitud. Jesús
no endosó su hipocresía.