1. INFANCIA Y MEDICALIZACIÓN
Fines siglo XIX - primera mitad siglo XX: Familia como núcleo de
articulación moderna entre la sociedad y el Estado. Ej: políticas de control,
como la promoción de la mujer/madre como educadora y auxiliar del
médico al interior del hogar.
Los niños/as se constituyeron en objeto de políticas, instituciones y
prácticas tendientes a garantizar su desarrollo y también a mitigar el riesgo
que significaban cuando “no funcionaba” el cuidado y tutela parental, sobre
todo en los sectores populares (aplicación de diversas formas de
confinamiento/internación de niños, bajo un paradigma tutelar).
Segunda mitad del siglo XX: desde el discurso de los derechos sociales y
humanos se cuestionan enfoques, intervenciones, instituciones tutelares o
asistencialistas (asilos, manicomios, etc).
2. 1959: Declaración Universal de los Derechos del Niño (ONU) inaugura la
doctrina de Protección Integral de la Infancia.
Este proceso culmina en 1989 con la aprobación de la Convención
Internacional de los Derechos del Niño (ONU): cambio radical de las
políticas de protección al niño a la de protección de sus derechos.
Crianza orientada por principios médico-científicos (puericultura,
pediatría). Transformación de las instituciones centrales en la
configuración y gestión de la infancia (familia, escuela). Industria
farmacológica orientada a la infancia (antibióticos, vacunas, leche de
fórmula, etc.)
3. Fines siglo XX-actualidad: procesos de neoliberalización,
desmantelación del Estado, Mercado como productor y distribuidor de
bienes y servicios.
Familias incluidas en el mercado de consumo incluye a los niños como
“actores” (consumidores).
Inclusión en un sistema de individuos en competencia, influye en las
prácticas parentales y escolares promoviendo altos niveles de
exigencia de rendimiento hacia los niños (“sujetados a un ritmo
cocaínico”) y una necesidad de rápida solución y analgesia de las
experiencias de malestar y dolor de los niños, significadas como
conductas “disruptivas”.
Enorme expansión de las grandes industrias y empresas financieras del
mercado de la salud, junto a un discurso neobiologista que exalta los
avances de la biología, la farmacología y la genética en la
comprensión y gestión de la conducta infantil.
4. Carácter disruptivo de la conducta infantil + ncesidad en los sectores
medios de potenciar el rendimiento de sus hijos + “peligrosidad” de la
infancia y adolescencia en desamparo= la medicalización aporta un
elemento de “normalización” objetivante.
Acelerados procesos de psicopatologización de las niñas, niños y
adolescentes que va de la mano con el avance de las empresas
productoras de psicofarmacología sobre el “mercado” de la infancia.
La institución pedagógica y sanitaria han tenido desde siempre un
importante rol en la naturalización y difusión del ordenamiento de la
infancia en torno a la noción de normalidad y se instituyen hoy en sus
principales administradores.
5. La psicopatologización de la infancia como forma de
medicalización
Objetivación de la infancia a través del abordaje medicalizante de
las “enfermedades mentales”, está constituido por tres procesos
que reducen la complejidad del fenómeno del dolor de la infancia:
1) Individualizar el proceso de salud-enfermedad-cuidado:
“individuo”: lo social es externo al fenómeno (“sujeto”: lo social es
constitutivo de la singularidad).
2) Reducir el padecimiento psíquico a la psicopatología:
sufrimiento subjetivo (sujeto) no es reducible a psicopatología
(organismo biológico), pues se produce de manera compleja y
excede el cuadro psicopatológico.
3) Ontologizar el cuadro psicopatológico: “enfermedad mental”
como una característica intrínseca del individuo.
6. EJEMPLO: Cuestionario Diagnóstico Child Behavior Cheklist,
para SDA (Achenbach, 1991)
¿Piensa demasiado sobre temas sexuales?”// “¿Juega demasiado
con sus partes sexuales?”// “¿Se comporta como si fuera del sexo
opuesto?”// “Lenguaje obsceno, dice malas palabras”
Evolución del concepto
TDA-H
1983 Niño difícil-
Niño
inmaduro
1985 Niños
inquietos-
Déficit
atencional
1986 Sonámbulos,
tímidos,
fóbicos
1987 Niño
eléctrico-
Disfunción
cerebral
mínima
1988 Pequeños
dominantes
Formas de mencionar el trastorno en
revistas femeninas de circulación
nacional en la década de los 80’
7. “Qué implica evaluar lo que es discutir “mucho” (o distraerse
o moverse) sin considerar el contexto en que tal conducta
sucede?”, “¿En qué circunstancia la crisis actual de autoridad
de los adultos se transformó en un síntoma biológico de los
niños?”
“La farmacología puede ser instrumento de una cosmética del
comportamiento que intenta mejorar el desempeño o sustituir
conductas no necesariamente “anormales” por otras que se
juzgan socialmente preferibles. Que ese movimiento se realice
a partir de padres angustiados o docentes desbordados lo hace
comprensible, pero no lo justifica (…). La avidez de
soluciones, tiende a opacar el análisis de los problemas”
8. “Detener el devenir propio de la infancia, “clausurarla” en
una categorización que funciona como “diagnóstico”,
elimina la variable singular de la temporalidad
transformando “futuro” en “profecía”, la “suposición” en
“sospecha”. En momentos en que es necesario sostener
cierta incertidumbre, se demandan garantías”
(Dueñas,2012, p.80)
9. “En la trayectoria que estamos describiendo se fue apagando ese
esfuerzo por ver y escuchar a un sujeto, con todas las dificultades
que él tuviese, en lo que tuviera para decir, y se fue sustituyendo
por “datos” ordenados según una nosografía que apaga al
sujeto.(....).Es que “la función nominativa” parece tener para los
humanos un efecto tranquilizador, de modo que si pasa una
estrella fugaz y le pongo nombre, parece que ya sé de que se trata
(...) Es así como los problemas dejan de ser “problemas” para
pasar a ser “trastornos”.(...) Esta es una transformación
epistemológica importante y no una mera transformación
terminológica. Un “problema” es algo a ser descifrado, a ser
interpretado, a ser resuelto; un “trastorno”, en cambio, es algo a
ser eliminado, suprimido, porque molesta” (Dueñas, 2012, p.84)
10. “Así, actualmente, el supuesto que subyace a los diagnósticos de déficit atencional, entiende a la
atención como una función neuropsicológica, caracterizada por focalizar, con continuidad en el
tiempo, ciertos estímulos “privilegiados”, neutralizando los estímulos “secundarios” que perturban
la focalización. Esta concepción de la atención, que estaba al servicio del modelo de la producción
fabril de la llamada sociedad industrial (que el obrero en una fábrica rinda mucho y piense poco
para no distraerse), oportunamente se trasladó a las escuelas, a los alumnos, de quienes -se da por
supuesto- están siempre en posición de recibir conocimientos sin distraerse con preguntas,
asociaciones, recuerdos, analogías o reflexiones “impertinentes”. Parece que –tal como apuntaba
Foucault- se trata de “domesticar los cuerpos” para ponerlos al servicio del rendimiento que se les
demande. En este sentido, hay que tener presente que la “producción en serie” con su “cinta
transportadora” deja al operario sin desplazamiento corporal y con todas sus energías dedicadas a
la máquina que opera y a los “tornillos” que coloca. Del mismo modo -en las escuelas- la
inmovilidad de los niños, prisioneros en sus pupitres, pretende que sus energías se sostengan
dirigidas a registrar y a atender lo que se les pide.
Pero hoy, tal como se anticipó, seguir manteniendo ese mito, resulta un absurdo, ya que por un
lado las nuevas tecnologías, así como los nuevos modos de producción y de trabajo exigen y
promueven modos atencionales cada vez más alejados del ideal moderno de “concentración””
(Dueñas, 2012, pp. 88-89)
11. SITUACIÓN CHILENA
Se han generado pocos datos coherentes y significativos sobre el tema.
Trastornos “disruptivos del comportamiento” ocupan el primer lugar en los
diagnósticos infanto/juveniles.
El PNSMP considera el TDAH como el problema de salud mental (con causas y
tratamiento biológico) más frecuente en niños y adolescentes en edad escolar (5%-
9%). TDA constituye el 75% de los motivos de consultas en atención primaria.
Estudios evidencian que cuando los que evalúan son los profesores, la prevalencia
estimada del TDA aumenta en todos los grupos de análisis, con relación a la
prevalencia percibida por los apoderados.
Literatura señala que el mecanismo exacto del TDA es “un misterio”: no se trata de
una lesión cerebral, disfunción biológica o genética. Desacuerdo llega a tal punto que
algunos expertos afirman que debería ser descartado clínicamente, por falta de
evidencia.
12. • El tratamiento usual es prescripción de medicamentos. Por ej: Ritalín
(metilfenidato): en Chile se despachan cerca de 200 mil cajas al año a un costo
de 470.000.000 (con receta). Sus ventas superan los US$ 350 mil dólares en el
mundo. En U.S.A. más de 1 millón de niños lo consumen diariamente. Entre los
efectos secundarios más citados se observa: insomnio, nerviosismo, anorexia,
cefalea, dolor de estómago y alucinaciones.
• Dato “curioso” sobre escolares diagnosticados con TDA: Chile 5%-9%; U.S.A.
9%; Francia ¡apenas un 0,5%!
https://www.youtube.com/watch?v=alEvobktRhc
https://youtube.com/watch?v=JK3nYjPsFYc
13. El psiquismo es una organización abierta, en proceso de
deconstrucción/construcción a lo largo de la vida.
Los movimientos progresivos/regresivos, las múltiples
combinaciones conscientes e inconscientes de la experiencia
vivida constituyentes del psiquismo, se relacionan con los
encuentros con otros, no tienen un origen y un sentido puramente
individual (“niño problema”).
En el devenir del sujeto niño se inscriben -además de los discursos
familiares- los escolares, jurídicos, mediáticos, virtuales,
económicos, científico, entre otros.
No hay que olvidar la multicausalidad de los procesos de
subjetivación, para comprender adecuadamente las diversas
problemáticas implicadas en la convivencia escolar.
14. El diagnóstico en la vida de una persona nunca resulta neutro, es
terapéutico o iatrogénico. No debe ser un rótulo, sino ayudar a
iluminar una forma de sufrimiento
La subjetividad que puede definirse como la “forma de ser” niño en
cada época y que, en la nuestra, adquiere rasgos diferenciales respecto
a formas predecesoras de hace no más de veinte años atrás. Lo
tecnocrático y patologizante del abordaje de la infancia surge del
modo rotulador y clasificatorio que recorta un problema real de
sufrimiento psíquico o social, al precio de su objetivación y
aplanamiento.
(...) “Después de todo, la imposición de un nombre (vulnerable, pobre,
marginal, desertor, repetidor, incluso niño, adolescente, alumno), es un
acto de institución de una identidad, toda vez que una sentencia
descriptiva termina funcionando como performativa, provocando de
alguna manera que se realice el resultado que anuncian” (Da Silva,
2000).
15. “Es conveniente que el enamoramiento dure
sólo meses, de lo contrario se sufre
demasiado (...). Aunque las investigaciones
están en curso, podemos afirmar que las
relaciones de confianza están basadas en la
oxitocina, que ya existe en el mercado como
spray nasal (...) se podría usar el spray para
hacer negocios y generar empatía”