La medicina forense determina la causa de muerte a través del examen de cadáveres y utiliza métodos como la dactiloscopia, el análisis de manchas de sangre, la odontología y la osteología para identificar los cadáveres. El ADN juega un papel importante en la justicia al proporcionar pruebas científicas casi absolutas que individualizan a cada persona y agilizan los procesos judiciales.