ACERTIJO DE POSICIÓN DE CORREDORES EN LA OLIMPIADA. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
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1. Metacognición
La metacognición es, en pocas palabras, pensar sobre el propio pensamiento. Más
precisamente, se refiere a los procesos utilizados para planificar, monitorear y evaluar
la comprensión y el desempeño de uno. La metacognición incluye una conciencia
crítica de a) el propio pensamiento y aprendizaje y b) uno mismo como pensador y
aprendiz.
Inicialmente estudiado para su desarrollo en niños pequeños (Baker & Brown, 1984;
Flavell, 1985), los investigadores pronto comenzaron a observar cómo los expertos
muestran el pensamiento metacognitivo y cómo, luego, estos procesos de
pensamiento pueden enseñarse a los novatos para mejorar su aprendizaje (Hatano e
Inagaki, 1986). En How People Learn, la síntesis de la Academia Nacional de Ciencias
de décadas de investigación sobre la ciencia del aprendizaje, uno de los tres
hallazgos clave de este trabajo es la efectividad de un "enfoque 'metcognitivo' de la
instrucción" (Bransford, Brown, & Cocking, 2000, p. 18).
Las prácticas metacognitivas aumentan las habilidades de los estudiantes para
transferir o adaptar su aprendizaje a nuevos contextos y tareas (Bransford, Brown y
Cocking, p. 12; Palincsar y Brown, 1984; Scardamalia et al., 1984; Schoenfeld, 1983,
1985, 1991). Lo hacen ganando un nivel de conciencia por encima del tema: también
piensan en las tareas y contextos de diferentes situaciones de aprendizaje y en sí
mismos como aprendices en estos diferentes contextos. Cuando Pintrich (2002)
afirma que “los estudiantes que conocen los diferentes tipos de estrategias para
aprender, pensar y resolver problemas serán más propensos a usarlas” (p. 222),
observe que los estudiantes deben “conocer” estas estrategias, no solo practicarlos.
Como explican Zohar y David (2009), debe haber un “nivel meta-estratégico
consciente de P[ensamiento] de [orden] superior” (p. 179).
Las prácticas metacognitivas ayudan a los estudiantes a tomar conciencia de sus
fortalezas y debilidades como aprendices, escritores, lectores, examinados,
miembros de un grupo, etc. la habilidad. Aquellos que conocen sus fortalezas y
debilidades en estas áreas tendrán más probabilidades de “supervisar activamente
sus estrategias y recursos de aprendizaje y evaluar su preparación para tareas y
desempeños particulares” (Bransford, Brown y Cocking, p. 67).
La ausencia de metacognición se conecta con la investigación de Dunning, Johnson,
Ehrlinger y Kruger sobre "Por qué las personas no reconocen su propia
incompetencia" (2003). Descubrieron que "las personas tienden a ser felizmente
inconscientes de su incompetencia", careciendo de "percepción sobre las deficiencias
en sus habilidades intelectuales y sociales". Identificaron este patrón en todos los
dominios, desde la realización de exámenes, la escritura gramatical, el pensamiento
lógico, el reconocimiento del humor, el conocimiento de los cazadores sobre armas
de fuego y el conocimiento de los técnicos de laboratorio médico sobre la terminología
médica y las habilidades para resolver problemas (p. 83-84). En resumen, “si las
personas carecen de las habilidades para producir respuestas correctas, también
están malditas con la incapacidad de saber cuándo sus respuestas, o las de cualquier
otra persona, son correctas o incorrectas” (p. 85). Esta investigación sugiere que en
muchos contextos se necesita una mayor capacidad metacognitiva para aprender
habilidades específicas (y correctas), cómo reconocerlas y cómo practicarlas.