Este documento describe las antiguas tradiciones judías relacionadas con la muerte y el entierro. Explica que cuando alguien moría, se le vestía con sus mejores ropas y se colocaba en un féretro para ser transportado al cementerio, acompañado por llorones profesionales y familiares. Durante el entierro, el hijo mayor quebraba un cuenco encendido para simbolizar la separación del alma del cuerpo, y la esposa dejaba un cordón de plata en la tumba antes de irse
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Muerte y Sepultura
Eclesiastés 12:1-7
Acuérdate de tus Creadores° en los días de tu juventud, Antes que vengan los días malos, Y
se acerquen los años en que digas: No tengo en ellos contentamiento. (Biblia Textual)
° El Texto Masorético registra el plural.
La mayor parte del resto del capítulo es una continuación de esta misma idea, describiendo la
vejez y la muerte:
«Acuérdate de tus Creadores° en los días de tu juventud, Antes que vengan los días malos, Y se acerquen los años
en que digas: No tengo en ellos contentamiento. Antes que se oscurezcan el sol y la luz, y la luna y las estrellas, Y
las nubes vuelvan tras la lluvia. El día en que tiemblen los guardianes de la casa, Y se encorven los hombres
fuertes, Y cesen las que muelen, porque han disminuido, Y se enturbien las que miran por las celosías. Cuando se
cierren las puertas de la calle, por ser débil el sonido del molino, Y uno se despierte con el gorjeo del pajarillo, Y
enmudezcan todas las hijas del canto. Cuando también se tema a lo que es alto, Y a los terrores del camino, Y
florezca el almendro, Y se arrastre la langosta, Y el alcaparrón no haga su efecto, Porque el hombre marcha hacia
su morada eterna, Mientras los que endechan rondan por las calles. (Eclesiastés 12:1-5 Biblia Textual 3)
° El texto Masorético registra el plural
Cuando alguien fallecía, se le vestía con las mejores ropas que poseía: si era una mujer, se le ponía
su vestido de boda; si era un obispo, se le enterraba con sus indumentarias y así sucesivamente.
El cuerpo se colocaba en una camilla tipo féretro (también denominada Rueda) para ser
transportado hasta el cementerio.
Una vez que todos los vecinos salían detrás del funeral que se estaba realizando, “Los que
endechan”, (eran llorones/as profesionales que andaban por las calles aguardando que alguien
muriera) se unían al cortejo fúnebre pues pensaban que le estaban haciendo un servicio a Dios
participando en el entierro; y en ocasiones hasta los príncipes participaban en un funeral por esta
razón. Había varios portadores de féretros, y a lo largo del camino en puntos determinados se
relevaban del peso hasta el cementerio
El hijo mayor era de gran importancia en el entierro, si un hombre no tenía ninguno, antes de su
muerte adoptaba uno con ese propósito. Este hijo llevaba consigo un cuenco de barro dorado por
fuera y lleno de carbón encendido en su interior. Esta vasija era quebrada por el hijo a la cabecera
de la tumba simbolizando la separación del alma del cuerpo.
La única mujer que podía acompañar al cuerpo era la esposa, si es que la tenía, pues ella debía
depositar en la tumba el cordón de plata que recibió cuando era novia, y dejarlo allí junto con el
cuerpo, después de lo cual ella debía partir inmediatamente, porque los hombres que
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participaron transportando el féretro debían ir hasta el pozo o la fuente del cementerio y lavarse.
Los objetos empleados, como las vasijas que lavaron al cuerpo, eran quebrados para que la
contaminación asociada con la persona fallecida no se propagara. Luego la esposa se lavaba en
su casa, asimismo ellas también aseaban toda la casa, juntando las ropas del fallecido y
quemándolas.
Con estas pocas palabras de explicación, entenderemos bien el siguiente versículo:
«Antes que se rompa el cordón de plata y se aplaste el cuenco de oro, Y se quiebre el cántaro junto
a la fuente, Y la rueda, hecha pedazos, caiga en el pozo», Y la frase que cierra este pensamiento:
Y el polvo vuelva a la tierra, de donde procede, Y el espíritu retorne a Ha-’Elohim, que lo dio.
Era el honor y el deber del hijo mayor cerrar sus ojos, en Gén_46:4 encontramos la promesa de
Dios a Jacob diciéndole: Yo descenderé contigo a Egipto, y ciertamente Yo también te haré subir,
y la mano de José cerrará tus ojos.” El hijo que le cierra sus ojos al padre es aquel que heredará su
lugar en la familia, algunas veces, sin embargo, el padre designa al heredero hasta la hora de su
muerte, esto se hacía colocando una túnica o manto sobre el hijo y depositándole las llaves de la
casa de familia con un cordel sobre sus hombros. Sin duda alguna, este era el significado de la
túnica que José vestía, y que enfureció tanto a sus hermanos mayores.
Una referencia posterior a la llave sobre los hombros podemos encontrarla en Isa_22:22: “Y
pondré la llave de la casa de David sobre su hombro...) hablando, claro está, de Cristo que recibió
la llave de manos de su Padre celestial.