La música sagrada en América hispana estuvo dominada por la iglesia católica desde la época colonial. La música catedralicia siguió tradiciones hispánicas y europeas y era dirigida por el maestro de capilla. Los músicos nativos también participaron aunque en roles menores. La música misional se enfocó en catequizar a los pueblos nativos e incorporó instrumentos y estilos musicales indígenas en los servicios religiosos.