El documento discute el papel de la tecnología, especialmente la televisión, en la educación. Señala que los estudiantes ya viven en una cultura audiovisual y que los educadores deben integrar estas herramientas en el aula de manera crítica en lugar de rechazarlas. También destaca las diferencias entre estudiantes de escuelas tradicionales versus escuelas que usan la televisión, y argumenta que lo ideal es formar estudiantes críticos capaces de aprender tanto con libros como con videos u otros medios.