1. George Papanicolaou
Iniciando el 2015 considero necesario reconocer el gran aporte que un inmigrante griego hizo a
la salud pública, especialmente a la salud de todas las mujeres del mundo. Se trata del Dr.
George Papanicolaou, quien nació el 13 de mayo de 1883 en la ciudad de Kymi, ubicada en la
isla griega de Euboea. Después de terminar sus estudios de medicina viaja a Alemania en donde
termina su Ph.D., regresa a Grecia y se enlista en el ejército durante la guerra de los Balcanes, en
donde presta sus servicios como teniente médico. Allí conoce muchos greco-americanos que lo
motivan a emigrar a los Estados Unidos, en donde busca nuevas oportunidades para continuar
sus investigaciones.
Con su esposa, llega a New York el 19 de octubre de 1913, con unos pocos dólares, sin hablar
inglés ni tener un lugar en donde vivir. Empezó vendiendo alfombras en un tienda de la ciudad y
para ganar unos dólares más tocaba el violín en algunos restaurantes, además trabajó como
archivero en el periódico Atlantis. A las pocas semanas de su llegada, por recomendaciones de
sus clientes, empieza a trabajar como técnico de laboratorio y gracias a su formación de médico e
investigador es invitado por el departamento de patología de la facultad de medicina de Cornell a
formar parte del equipo de investigadores del reconocido Dr. Charles Stockard.
Allí inició estudios acerca de los cambios que el vapor de alcohol produce en las hembras de
conejillos de indias y de la influencia del ciclo menstrual en las células del tracto genital. Realizó
la primera citología exfoliativa (en la que se toman células de la superficie de la vagina y del
cuello uterino y se tiñen con la tinción de Papanicolaou, nombrada en su honor) y observó
patrones citológicos (cambios en las células) asociados con las variaciones del ciclo. Estos
hallazgos permitieron que otros investigadores descubrieran las hormonas que regulan los ciclos
menstruales. Continúa sus estudios en humanos y observa células con cambios que relaciona con
el cáncer de vagina y de cuello uterino; sin embargo, debido a que no eran específicos para cada
tipo de cáncer, no son tenidos en cuenta por la comunidad médica.
Papanicolaou continúa sus investigaciones y demuestra que aunque su técnica no es específica
para determinar el tipo de cáncer, es excelente para detectar el cáncer antes de que sea
sintomático o visible a simple vista. En 1933 publica el artículo “El ciclo sexual en la hembra
humana mostrado por frotis vaginales” en el prestigioso American Journal of Anatomy. En 1941
publica el articulo “Valor diagnóstico del frotis vaginal en carcinoma del cuello uterino” en el
American Journal of Obstetrics and Gynecology. Posteriormente, Papanicolaou elabora y publica
el Atlas de citología exfoliativa, en 1954. A comienzos de 1962, le es ofrecido dirigir el Instituto
de Investigación del cáncer de Miami, pero muere el 19 de febrero del mismo año cuando estaba
integrando el equipo de investigadores para desarrollar el mayor programa de citología a nivel
global.
Es necesario reseñar que el Dr. Babes A. Aurel, nacido en Rumania, publicó un trabajo pionero
detallando la citología vaginal en 1928; sin embargo, la técnica y la tinción usadas actualmente
son las descritas por George Papanicolaou, quien al parecer desconocía el trabajo realizado por
Aurel.
2. La prueba de Papanicolaou, conocida como frotis de Papanicolaou (Pap smear), prueba de Pap
(Pap Test), o simplemente Pap, fue adoptada por la Asociación Americana de Lucha Contra el
Cáncer (American Cancer Society -ACS-), después de las publicaciones que mostraban que
consistentemente podía detectar células con cambios que sugerían cáncer o células en estadios
precancerosos. Desde 1940, el número de mujeres que mueren a causa del cáncer de cuello
uterino ha disminuido en un 70%. Esta prueba detecta un 95% de casos de cáncer de cuello
uterino, antes de que la mujer presente síntomas o de que el cáncer sea evidente a simple vista,
los cuales pueden ser tratados a tiempo y la gran mayoría de veces curados.
El procedimiento para realizar el Pap es muy sencillo, no debe doler y lo puede hacer el médico
tratante, la enfermera o el personal proveedor de servicios de salud entrenado. La prueba consiste
en tomar células del cuello uterino y de la vagina, que se obtienen utilizando una espátula de
madera, similar a un bajalenguas, con la que se frota suavemente la superficie del cuello uterino
y de la vagina, luego con un escobillón (cepillito) de algodón se toman muestras del canal
cervical. Estas células son fijadas en una lámina de vidrio y posteriormente son teñidas con la
tinción de Papanicolaou para hacer visibles sus estructuras al ser observadas en un microscopio
óptico.
El citólogo (especialista en observar las células y sus cambios) utilizando un microscopio óptico
observa las células preparadas y teñidas, escribe el informe de sus hallazgos, que en caso de ser
dudoso o positivo para cáncer es revisado por un médico patólogo, y lo envía a la paciente y a su
médico tratante.
Con el Pap no solo es posible diagnosticar el cáncer de cuello uterino y del fondo de la vagina,
sino también determinar las causas de ciertas inflamaciones producidas por hongos, bacterias o
virus. Actualmente se ha estandarizado el resultado de la prueba de 1 a 5, siendo los cambios en
las células reportados como 1 y 2 normales (negativo para lesiones intraepiteliales malignas), 3
compatibles con inflamación crónica, 4 compatibles con estados precancerosos (3 y 4 se reportan
usualmente como células epiteliales anormales) y 5 compatibles con cáncer (compatible con
neoplasmas malignos).
Aunque actualmente contamos con la vacuna que puede prevenir hasta un 85% de los cánceres
de cuello uterino, producidos por el virus del papiloma humano, la prueba de Papanicolaou sigue
siendo la herramienta de salud pública más importante para diagnosticar el cáncer de cuello
uterino en etapas en las que puede ser curado.
Se recomienda que toda mujer, aunque haya recibido las tres dosis de la vacuna contra el virus
del papiloma humano (VPH-HPV), mayor de 21 años (algunos médicos recomiendan hacerla a
los 18 años), o al iniciar su vida sexual, debe hacerse la prueba de Papanicolaou cada año,
durante tres años consecutivos. Si los tres resultados son normales y tiene una pareja estable
(quien además no tenga otras parejas), puede continuar haciéndose la prueba cada tres años. La
ACS recomienda hacerse la prueba cada tres años si el resultado es normal. Es importante que
toda mujer realice su examen médico anual y decida con su médico tratante la frecuencia con que
debe hacerse el Pap.