Este documento presenta una paraliturgia para la promoción inicial de 7 estudiantes. Comienza con una oración inicial y lectura del Evangelio de Mateo sobre la parábola del sembrador. Luego, una breve reflexión aplica la parábola a la necesidad de esforzarse y luchar para producir frutos en la vida. Finalmente, se incluyen peticiones dirigidas a Dios por la comunidad educativa.
1. PARALITURGIA PARA PROMOCIÓN INICIAL “DEUS IN NOBIS”
1. ORACIÓN INICIAL
En el nombre del padre, del hijo, del espíritu santo. Amén.
Esta tarde nos hemos congregado para dar gracias a nuestro señor, por
la vida que nos brinda día con día, por las grandes obras que ha realizado
durante este tiempo, motivando a que las familias de nuestros pequeños
graduados continúen avanzando a pesar de las adversidades y por la
perseverancia y voluntad que ha depositado en cada uno de estos
pequeños, para continuar esforzándose por aprender y continuar con su
aprendizaje y desarrollo académico.
¡Gracias señor por tu infinita bondad y misericordia, vertida en nuestros
estudiantes!
Unidos como una gran familia, los 7 estudiantes, junto a sus queridos
padres, maestras y autoridades institucionales iniciamos con nuestra
paraliturgia en honor de esta celebración.
Vamos a iniciar esta paraliturgia dando lectura a la palabra de Dios
Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos libranos señor, Dios
nuestro.
2. EVANGELIO
Lectura del libro de Mateo capítulo 13, versículo del 1 al 23.
Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Una gran
multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y
sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa. Entonces él
les habló bastante por medio de parábolas. Les decía: «Un sembrador
salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del
camino y los pájaros las comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso,
donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era
poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz,
se secaron. Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron.
Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta,
otras treinta. ¡El que tenga oídos, que oiga!». Los discípulos se acercaron
y le dijeron: «¿Por qué les hablas por medio de parábolas?». Él les
respondió: «A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del
Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene, se le dará más
todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo
que tiene. Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no
ven, oyen y no escuchan ni entienden.
Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: "Por más que
oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán, Porque el
corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han
cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su
corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los cure".
2. Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos,
porque oyen. Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo
que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron.
Escuchen, entonces, lo que significa la parábola del sembrador.
Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el
Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: este es el
que recibió la semilla al borde del camino. El que la recibe en terreno
pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida
con alegría, pero no la deja echar raíces, porque es cambiante: en cuanto
sobreviene una dificultad o una persecución a causa de la Palabra,
inmediatamente muere. El que recibe la semilla entre espinas es el
hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la
ambiciónde las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto. Y el que la recibe
en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Este
produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno».
PALABRA DEL SEÑOR
Gloria a ti, señor Jesús
3. Breve reflexión
La mayoría de las personas no luchan por «ser» alguien, sino por «tener»
algo; no se apasionan por llenar sus almas, sino por ocupar un sillón; no
se preguntan qué tienen por dentro, sino qué van a ponerse por fuera. Tal
vez sea ésta la razón por la que en el mundo hay tantas personas
superficiales y pocas que tienen lleno el espíritu. Sí, hay que amar la
lucha. Tener un objetivo y luchar por ello.
Jesús nos explica en el pasaje evangélico de hoy que la vida del cristiano
y la de toda persona es la lucha. Hay que vencer el viento, la dureza de
las piedras, las espinas... Quien ha tenido la fortuna de trabajar en el
campo, comprende perfectamente la parábola del sembrador. Y es que
no basta con tirar la semilla para cosechar frutos abundantes. Hay que
elegir el terreno. Hay que preparar la tierra. Hay que cuidar la semilla y
tirarla a tiempo. Hay que regar, quitar las malas hierbas y, sobre todo, hay
que segar en el momento oportuno. Implica valentía, trabajo y esfuerzo.
Se dice que: «De los esforzados es el Reino de los Cielos». Es ley de
vida. A veces cuesta. Lo importante, no es tanto lo que hacemos, sino el
amor con el que obramos. Cuando hay amor, Dios bendice y nos premia,
aun si en muchas ocasiones no lo parece a primera vista. Para lograr estar
siempre en la «lucha» contamos con un medio excelente: la oración.
Jesús la usó y siempre le funcionó.
Ojalá queridos padres de familia, estudiantes y todos los que nos
acompañan, que sepamos valernos de la oración para permanecer en la
«lucha» venciendo esos «problemas» cotidianos por amor a Dios,
nuestras familias y nuestra comunidad.
3. 4. PETICIONES
A cada petición contestaremos: Escúchanos señor
1. Te pedimos señor por los integrantes de nuestra comunidad educativa
Juanista, por nuestros directivos y administrativos, por que nuestra
Institución siga formando estudiantes bajo la visión del estudio, amor
a Dios y disciplina. Roguemos al señor.
Escúchanos señor
2. Te pedimos señor por los maestros y maestras juanistas, para que
sigas brindándoles sabiduría y perseverancia ante el nuevo reto de la
educación a distancia, y sea su labor acorde a tus mandamientos.
Roguemos al señor.
Escúchanos señor
3. Te pedimos señor por los hogares de nuestros estudiantes, quienes
hoy se gradúan, bendice sus trabajos, alimenta su espíritu y mantenlos
firmes en la lucha como nos pides en tu palabra. Roguemos al señor.
Escúchanos señor
4. Te pedimos señor por nuestros estudiantes que hoy celebran su
graduación de nivel inicial, para que bajo tu santo espíritu puedan
continuar creciendo y desarrollándose como personas de fe, formadas
en valores y amor al prójimo. Roguemos al señor.
Escúchanos señor