El poema describe la belleza del atardecer desde la perspectiva de un niño. Al acercarse al prado al atardecer, el niño observa el sol majestuoso que se despide, los árboles silenciosos y el césped suave. Siente que el atardecer trae un nuevo comienzo y magia. Su corazón se llena de anhelos que el viento lleva hacia el cielo. Ve el amor de Dios reflejado en la naturaleza y la infinita generosidad del universo.