La autora propone tres políticas públicas de salud relacionadas con los medicamentos de libre venta. La primera política es designar como medicamentos de libre venta solo aquellos que no causen adicción y sean seguros para pacientes con enfermedades crónicas. La segunda política es que los laboratorios realicen campañas de educación sobre el uso racional de estos medicamentos. Y la tercera política es que los farmacéuticos brinden la atención necesaria para el uso correcto de estos medicamentos y reporten cualquier uso irracional.