Las personas sin hogar viven en las calles o albergues temporalmente debido a la ruptura de lazos familiares, sociales y laborales. Suelen ser hombres solteros de mediana edad con problemas de salud o bajo nivel educativo. Sin embargo, el perfil está cambiando, con más familias jóvenes, desempleados, inmigrantes y personas con estudios superiores que se han quedado sin recursos. Las personas sin hogar no eligen esa situación, sino que llegan a ella por una serie de circunstancias personales y sociales.