Para calcular los cambios de aire por hora en una sala limpia, se mide el flujo de aire de suministro, se multiplica por 60 minutos por hora, y luego se divide por el volumen de la habitación. La certificación de salas blancas implica comprobar que cumplen los parámetros ISO mediante pruebas como el recuento de partículas y fugas. El control de la temperatura y humedad afecta los costes, ya que especificaciones demasiado estrictas requieren sistemas caros como secado del aire.