La arquitectura romana se caracterizó por ser colosal, práctica y utilitaria. Los romanos adoptaron elementos de los griegos como las calles en cuadras y los tres órdenes arquitectónicos (dórico, jónico y corintio), a los que añadieron dos más (toscano y compuesto). Algunas de sus obras más destacadas fueron el Panteón, el Coliseo, el acueducto de Segovia, la columna de Trajano y el arco de Constantino.