3. Z eus, padre de hombres y de dioses, amontonador de nubes, el que disfruta con el
rayo, el de mente enrevesada, es el soberano del Olimpo.
4. P oseidón es hermano de Z eus. A él le tocó en suerte el dominio de las aguas. E s
el que ciñe la tierra y el que provoca los terremotos cuando corre baj el suelo con
o
su carro o golpea con su tridente.
5. H era, esposa de Z eus, la de níveos brazos, venerable señora,
cuida del buen orden familiar.
6. A tenea, nacida de la cabeza de Z eus, la de oj de lechuza, es la diosa de la
os
inteligencia puesta en práctica, ya sea en las artes o en la guerra.
7. A polo, hij de Z eus y L eto. es el dios del equilibrio y la mesura, de
o
la armonía y la música. E s el que hiere de lej quien castiga con
os,
sus flechas a los que cometen excesos.
11. A frodita, nacida de la espuma del mar, es la sonriente diosa del
amor y del deseo.
12. A la boda no podía faltar el maestro de A quiles, el centauro Q uirón, que trae
como presente algunas piezas de caza. D elante camina H ebe, la diosa de la
j
uventud, luciendo un hermoso peplo adornado con figuras de animales
13. P aris tiene que elegir a la más hermosa. M ientras,
H ermes sostiene la manzana de.
14. A frodita es sin duda la más hermosa, aunque se asegura la victoria
ofreciendo a P aris el amor de la muj más bella del mundo: H elena, por
er
entonces esposa del rey de E sparta M enelao.
16. H omero es considerado el autor de la I líada y la Odisea, en
el s. V I I a. C . N o se sabe si existió realmente, ni si fue
autor de ambas obras, de una sola, o de algunas partes.
17. C riseida y B riseida tenían hermosas mej
illas, como
la K ore del P eplo.
18. “F ebo A polo descendió de las cumbres del Olimpo con el arco y el cerrado carcajal
hombro; los dardos resonaron sobre la espalda del enoj dios, cuando comenzó a
ado
moverse. I ba sombrío como la noche. Sentóse lej de las naves, lanzó una flecha y el
os
arco de plata soltó un terrible chasquido < dirigió sus amargas saetas a los hombres, y
...>
continuamente ardían muchas piras de cadáveres.”
19. A quiles, el de los pies ligeros. E n la guerra de T roya
cumplirá su destino: tener una vida corta, pero gloriosa.
20. A yante, hij de.., valiente y grande. Sosteniendo su enorme escudo de nueve
o
pieles de buey es como una muralla para los A queos.
21. D iomedes T idida. P rotegido por la diosa … posee el corazón más animoso
entre los aqueos, y llega a herir en la batalla al mismo A res.
22. Á nfora de E xequias
T ras su disputa con A gamenón, A quiles pasa el tiempo en su tienda,
cantando al son de la lira o j
ugando a las tabas con A yante…
24. P atroclo es su amigo inseparable, al que cura las heridas gracias a los
conocimientos de medicina aprendidos del centauro ...
25. “Y ya ni un hombre perspicaz hubiera conocido al divino Sarpedón, pues los
dardos, la sangre y el polvo lo cubrían completamente de pies a cabeza.
A gitábanse todos alrededor del cadáver como en la primavera zumban las
moscas en el establo por encima de las escudillas llenas de leche, cuando
ésta hace rebosar las j
arras.”
26. C rátera muerte de Sarpedón
“ Y después de sacar a Sarpedón de entre los dardos, límpiale la negra sangre,
llévalo a un sitio lej y lávalo en la corriente de un río, úngelo con ambrosía,
ano
ponle vestiduras divinas y entrégalo a los veloces conductores y hermanos
gemelos: el Sueño y ...”
27. M uerto P atroclo, los aqueos celebran carreras de carros en
su honor .
28. C uando A quiles decide salir a vengar la muerte de P atroclo, sus caballos, E utías y
Janto, regalo de P oseidón a … en el día de su boda, le vaticinan la muerte.
29. “‑¡ esdichado! T u valor te perderá. N o te apiadas del tierno infante ni de mí,
D
infortunada, que pronto seré tu viuda; pues los aqueos te acometerán todos a una y
acabarán contigo. P referible sería que, al perderte, la tierra me tragara, porque si
mueres no habrá consuelo para mí, sino pesares.”
30. “N o en demasía, muj tu corazón se acongoj que nadie me enviará al
er, e,
H ades antes de lo dispuesto por el destino; y de su suerte ningún hombre,
sea cobarde o valiente, puede librarse una vez nacido.”
31. Z eus pesa las almas de ambos héroes y es la de H éctor la
que cae hacia el H ades.
32. A tenea acude en ayuda de A quiles y tiende una trampa a H éctor , incitándole a
combatir tras adoptar la apariencia de su hermano D eífobo.
33. “Se arroj como el águila de alto vuelo se lanza a la llanura, atravesando las
ó
pardas nubes, para arrebatar la tierna corderilla o la tímida liebre; de igual
manera arremetió H éctor, blandiendo la aguda espada. A quiles embistióle, a
su vez, con el corazón rebosante de cólera... “
34. “…mientras pensaba en causar daño al divino H éctor y miraba cuál parte del hermoso
cuerpo del héroe ofrecería menos resistencia... el lugar en que las clavículas separan el
cuello de los hombros, la garganta, que es el sitio por donde más pronto sale el alma: por
a11í el divino A quiles envasóle la pica a H éctor, que ya lo atacaba, y la punta,
atravesando el delicado cuello, asomó por la nuca. “
35. “L a muerte le cubrió con su manto: el alma voló de los miembros y descendió al
H ades, llorando su destino, porque dej un cuerpo vigoroso y j
aba oven.“
39. L as temibles amazonas acuden en ayuda de los troyanos. A quiles mata a su
reina, la valerosa P entesilea, como a tantos otros guerreros.
40. T ampoco el E tiope M emnón escapa a la lanza de A quiles. Su
madre, la … de rosados dedos, recoge el cadáver.
41. E l hermoso P aris, que no se distingue precisamente por su
valor en la batalla, prepara esta vez su arco…
42. … también a A quiles le llega su hora. P aris le dispara una flecha,
Y
que A polo dirige ..., su único punto vulnerable. A yante consigue
retirar el cuerpo a las naves aqueas.
43. A tenea maquina la forma de acabar de una vez con la ciudad de T roya…
44. A tenea y el caballo de T roya
… idea el caballo de madera en el que se ocultarán los aqueos.
E
45. E l caballo de madera se levanta, aunque sea como
copia para turistas, a la entrada de T roya.
46. L aocoonte, sacerdote de A polo, advirtió de la ruina oculta en el
caballo. E l dios … partidario de los griegos, envía una enorme
,
serpiente que estrangula al adivino y a sus hij os.
47. .., hij de A quiles, es el primero en salir del caballo y comenzar la
o
matanza entre los troyanos.
48. M enelao estaba decidido a matar a H elena, pero a ella se le abre el
vestido, dej
ando ver un pecho tan hermoso cono siempre. M enelao dej a
caer su espada.
50. E l alemán H einrich Schliemann descubrió T roya, M icenas,
y T irinto. E stuvo además a punto de descubrir C nossos.
51. H asta Schliemann, muchos creían que T roya y su guerra no habían sido
más que una leyenda. Sin embargo, existió, y debió de ser parecida a esta
reconstrucción
52. A llí se encontraron multitud de piezas de oro, como las que
Schliemann hizo lucir para esta foto a su esposa …
53. Schliemann desenterró M icenas, la rica en oro, donde reinaba
A gamenón. Su principal entrada era la P uerta de …
54. Schliemann descubrió también T irinto, igualmente protegida por
murallas “obra de los cíclopes” de hasta nueve metros de espesor.
55. E l llamado T esoro de A treo era una de las tumbas de los reyes de
M icenas, cuyos cadáveres se mantuvieron conservados durante siglos
hasta que entraron en contacto con el aire.
56. “H e contemplado el rostro de A gamenón”. A sí anunció Schliemann el
hallazgo de esta máscara, llamada de A gamenón. D espués se ha sabido
que es, al menos, una generación más antigua.
57. T odas estas piezas de oro envolvían el cadáver de un
muchacho en una tumba de M icenas.
58. V aso de V afio
L a fuerza del toro resulta muy atractiva para ser
representada en toda clase de obj preciosos.
etos
60. E ste puñal micénico era un obj de adorno y lucimiento. U nos
eto
guerreros protegidos con el típico escudo micénico en forma de ocho
acosan a un león, que ya ha matado a uno de los cazadores.