La independencia no es sólo de un momento histórico, ésta se va desplegando a lo largo de la historia, en quien la persona la adquiere para el buen obrar y poder tomar las propias decisiones, ayudados del buen consejo; o en otras palabras, dejándose guiar de la recta razón. Se es independiente en cuanto la acción lograda causa bienestar a los demás y a la propia persona; de lo contrario, se podría afirmar que todos los animales (racionales e irracionales) son independientes, ya que cada uno hace lo que le agrada, dejándose llevar por sus instintos y logrando sus cometidos sin importar el bien, sino su satisfacción personal. Esto sería inaudito, ya que la independencia compete sólo a la persona humana gracias a sus facultades: la inteligencia y la voluntad, de la que la libertad, sería su accidente de tercer grado. Sólo así, podríamos gritar: ¡que viva la independencia!