La Asunción de María al cielo en cuerpo y alma fue definida como dogma católico en 1950. Según la antropología filosófica, el cuerpo y el alma son inseparables, por lo que el cuerpo de María también fue glorificado por anticipación debido a su maternidad divina y su relación con Jesús. La Asunción encuentra sustento en pasajes bíblicos como Isaías 60:1-3 e implica que María nos abre un camino de esperanza al enfrentar la muerte.
1. Cristian Camilo Cárdenas Aguirre. 2015
¿Y SI ME PREGUNTAN
POR LA ASUNCIÓN DE MARÍA?...
Para hablar del Tránsito de María al cielo, se debe tener como requisito fundamental la fe
y la confianza en la enseñanza de la Iglesia que como madre y maestra nos enseña las
verdades esenciales para la salvación.
Muchas veces cuando nos preguntan por temas como estos, nos quedamos sin respuestas
o teniéndolas, nos callamos. El cristiano como dice San Pedro debe dar razón de vuestra
esperanza (Cfr. 1 Pedro 3,15). Frente a esto se debe partir diciendo que asunción es la
elevación de María al cielo en cuerpo y alma. Dogma definido por el papa Pío XII en el año
1950. Pero, ¿en dónde sustentarlo? ¿Qué significa que María haya sido elevada en cuerpo
y alma?
En la antropología filosófica el cuerpo y alma son unidad sustancial inseparable, de ahí que
María fue asunta no por una propiedad o característica de su ser, sino que toda su unidad
sustancial fue digna de tener una morada en el cielo. Por tanto, no es posible que solo el
alma fuera elevada, pues el que su cuerpo también fuera glorificado por anticipación, tiene
su sustento en la maternidad divina, ya que si Cristo tiene la misma carne de María, aunque
muchos quieran negar esto, es claro que del seno de María proviene Cristo; y no se
entendería que la carne de María tuviese una trayectoria distinta de la carne de Cristo. De
ahí que el cuerpo de María fuera elevado al cielo a imitación de su Hijo Jesucristo, pero en
un sentido pasivo, no activo, ya que María no dispone de un poder similar al de su Hijo, más
por gracia de Dios fue llevada entre ángeles.
Ahora bien, la Sagrada Escritura menciona dos personas que fueron elevadas al cielo como
son: Henoc (Eclo. 49,14; Gn. 5,24) y el profeta Elías (Cfr. 2 Reyes 2,11). Si ellos fueron
arrebatados al cielo, ¡cuánto más la Madre de Dios! que tuvo protagonismo en la obra de la
Redención.
Entre otros textos bíblicos que ayudan a comprender el significado de la Asunción de María,
los podemos encontrar en Isaías 60, 1-3 donde tácitamente se ve a María como la nueva
Jerusalén, aquella en la que “glorificaré el lugar donde se apoyaron mis pies”; de igual modo
en el Salmo 45, 10-17, se describe aquella Reina adornada con oro de ofir que no es más
2. Cristian Camilo Cárdenas Aguirre. 2015
que el ícono del cuerpo purísimo de María, librado de toda corrupción de pecado y
glorificado por designio divino.
En cuanto a su recorrido histórico, desde el siglo IV se comienza a difundir una cierta
celebración litúrgica de la dormición de María. Entre los siglos VII – X se encuentran dos
posiciones doctrinales: los que de una manera piadosa admitían la asunción de María, y los
que iniciaron a elaborar reflexiones teológicas acerca del tema. En el siglo XVI, con el auge
del protestantismo se llegó a negar esta piadosa creencia que la Iglesia tenía; lo que hizo
que a partir del siglo XVIII, teólogos como Cesáreo Shguanin (1769) pidieran a la Santa
Sede que admitieran como dogma de fe: la asunción de María. Ya para el Siglo XX, el
mundo católico tenía como unanimidad el aceptarlo como dogma de fe lo que desde el
comienzo de la historia era solo una devoción de pueblo.
Todo esto nos debe llevar a pensar que María nos abre un camino de esperanza para los
que caminamos entre luces y sombras en este peregrinar por la tierra. Este dogma, como
lo expresaba San Juan Pablo II, afecta a toda la humanidad porque nos recuerda que la
muerte toca a todo hombre, pero que para el cristiano, hasta la muerte tiene solución y es
el encuentro con aquel que María llevó en su seno y que también pertenece a su propia
carne: Jesús.