2. • Quiste hidatídico
La hidatidosis o equinococosis es una zoonosis que ocurre sobre todo
en las zonas donde pasta el ganado bovino, pero es frecuente en todo
el mundo, porque el perro constituye el huésped definitivo. La
hidatidosis es endémica en los países mediterráneos, Oriente Medio,
Lejano Oriente, Sudamérica, Australia, Nueva Zelanda y África
oriental.20 El ser humano contrae la enfermedad de los perros y no
se conoce ningún contagio entre personas.
3.
4. • Hay tres especies de Echinococcus causantes de hidatidosis. E.
granulosus es la más común, mientras que E. multilocularis y E.
ligartus dan cuenta de un número reducido de casos. Los perros
representan el huésped definitivo de E. granulosus, pues la tenia
adulta se adhiere a las vellosidades del íleon Los huevos son
eliminados (en cantidades diarias de millares) y depositados con las
heces caninas.
5.
6. • El ganado bovino es el huésped intermedio habitual y el ser humano
representa un huésped intermedio accidental. El ser humano
representa el estadio terminal para el parásito.
• El embrión del parásito libera, en el duodeno humano, una oncosfera
que contiene pequeños garfios que penetran en la mucosa y facilitan
el acceso al torrente sanguíneo.
• Desde la sangre, la oncosfera alcanza el hígado (en la mayoría de los
casos) o los pulmones, donde el parásito alcanza el estadio larvario
conocido como quiste hidatídico.
7.
8. • Tres semanas después de la infección aparece un quiste hidatídico
visible que crece de forma lenta y esférica. En torno al quiste hidatí-
dico se forma un pericisto o cápsula fibrosa procedente de los tejidos
del huésped. La propia pared quística tiene dos capas, una membrana
gelatinosa externa (ectocisto) y una membrana germinativa interna
(endocisto).
• Las vesículas prolíferas son pequeñas masas celulares
intraquísticas, en las que las futuras cabezas del gusano se convierten
en escólices. Los escólices se desarrollan, dentro del huésped
definitivo, hasta la tenia adulta, pero en el huésped intermediario
solo se pueden diferenciar hacia un nuevo quiste hidatídico
9. • . Las vesículas prolíferas rotas y los escólices se encuentran en el
líquido hidatídico y forman la llamada arenilla hidatídica. Las vesículas
hijas son auténticas réplicas del quiste precursor.
• Los quistes hidatídicos pueden destruirse con la degeneración de las
membranas, la aparición de vacuolas quísticas y la calcificación de la
pared. Sin embargo, la calcificación del quiste hidatídico no siempre
significa que el quiste haya muerto.
10. • Los quistes hidatídicos se diagnostican en un número equivalente
de hombres y mujeres con una media de edad próxima a los 45 años.
•
Aproximadamente tres cuartas partes de los quistes se localizan en
el lado derecho del hígado y son solitarios.
• La presentación clínica del quiste hidatídico casi siempre es
asintomática, hasta que ocurren las complicaciones.
• Los síntomas iniciales más asiduos comprenden el dolor abdominal,
la dispepsia y los vómitos.
11. • . El signo más frecuente es la hepatomegalia. La ictericia y la fiebre se
dan en un 8% de los casos, respectivamente. Se puede producir una
sobreinfección bacteriana del quiste hidatídico, con manifestaciones
similares a las de un absceso piógeno.
• El quiste también puede abrirse a la vía biliar o al árbol bronquial o
romperse libremente en las cavidades peritoneal, pleural o
pericárdica. La rotura libre se sigue de una equinococosis diseminada
o una reacción anafiláctica potencialmente mortal.
12. • Cuando queda la incertidumbre diagnóstica se puede efectuar una batería de
pruebas serológicas para medir la respuesta a los anticuerpos, aunque todas ellas
tienen muy poca sensibilidad y especificidad.
•
La ecografía es la técnica más utilizada en el mundo para diagnosticar la
hidatidosis, por su disponibilidad, asequibilidad y exactitud.
•
Algunos signos ecográficos resultan diagnósticos, en función del estadio del
quiste en el momento de la exploración.
• El quiste hidatídico solitario está bien circunscrito, presenta signos de
germinación en la membrana y puede contener arenilla hidatídica hiperecógena
que flota libremente. Cuando hay vesículas hijas se puede observar un aspecto
de roseta.
15. • Aunque el tratamiento de los quistes hidatídicos hepáticos es
fundamentalmente quirúrgico, se encuentran en evolución opciones
alternativas.
• En general, la mayoría de los quistes requiere tratamiento, aunque la
actitud conservadora está justificada ante pacientes ancianos con
pequeños quistes calcificados y asintomáticos.
• Se ha recomendado el uso preoperatorio de corticoesteroides para
preparar la intervención, pero no se aplica de manera universal.
16.
17. El anestesiólogo debe tener a mano adrenalina y corticoesteroides
por si ocurre una reacción anafiláctica.
Se han utilizado diversas operaciones, pero, engeneral, se explora
completamente el abdomen, se moviliza el hígado y se expone el
quiste.
Hay que proteger con compresas el abdomen porque la rotura puede
causar anafilaxia y una siembra difusa.
18. En general, luego se aspira el quiste a través de un sistema cerrado y se lava
con un preparado escolicida como una solución salina hipertónica.
A continuación, se descubre el quiste y se extirpa (o aplica una
pericistectomía), se marsupializa, se deja abierto, se drena, se coloca una
epiploplastia y se procede a la resección hepática.
La pericistectomía total también se puede efectuar sin entrar dentro del
quiste.
.
Las técnicas quirúrgicas radicales (resección) y conservadoras (drenaje
y evacuación) permiten controlar el proceso con la misma eficacia,
aunque nunca se ha llevado a cabo una comparación prospectiva.
19. • Cuando se diagnostica una comunicación con el colédoco en el
quirófano o antes de la operación, debe buscarse con minuciosidad.
• En general, basta con una reparación mediante sutura simple, pero a
veces se requieren grandes reparaciones biliares, abordajes a través
del colédoco o CPRE postoperatoria.
• Las técnicas laparoscópicas para el drenaje y desencapsulación de los
quistes se han asociado con buenos resultados.
20.
21.
22. • El quiste puede llenarse de una masa amorfa que resulta
confusa. Las calcificaciones en la pared del quiste hacen sospechar
una enfermedad hidatídica y pueden ayudar al diagnóstico .
La TC y la RM ofrecen datos parecidos. Estos estudios transversales
permiten también evaluar las lesiones extrahepáticas y mostrar
detalladamente las relaciones anatómicas entre el hígado y el quiste.
Si se sospecha la afectación biliar puede ser necesaria una CPRE o una
colangiografía transhepática percutánea.
23.
24.
25.
26.
27. • Aunque la cirugía sigue siendo el tratamiento de elección, es evidente la
necesidad de nuevos estudios prospectivos para evaluar esta técnica tan
interesante y de tanta utilidad potencial.
El tratamiento de la equinococosis con albendazol o mebendazol es
eficaz en la contracción de los quistes en muchos pacientes infectados
por E. granulosus, aunque la desaparición de los quistes solo se da en
un porcentaje de pacientes bastante inferior al 50%.
• El tratamiento preoperatorio puede reducir el riesgo de derrame y es una
práctica razonable y segura. El tratamiento médico sin resección
definitiva o drenaje solo ha de considerarse cuando la enfermedad está
muy diseminada o en candidatos a cirugía no idóneos.