Este documento trata sobre la depresión infantil. Define la depresión y la depresión infantil, y describe la sintomatología depresiva a lo largo del desarrollo desde el nacimiento hasta la adolescencia. Explica que la sintomatología varía dependiendo de la edad del niño y cubre áreas como el estado de ánimo, intereses, alimentación y sueño. También clasifica la depresión infantil según el DSM-IV y la CIE-10, y discute la etiología, evaluación y tratamiento de la depresión
Trabajo de parto y mecanismos de trabajo de parto.pdf
Reaccion depresiva infantil fin
1. PROBLEMAS DE
APRENDIZAJE
SECUNDARIO II
U. N.J.F.S.C.
FACULTAD DE EDUCACIÓN
- EAPESE-
2012
REACCION DEPRESIVA INFANTIL O
DEPRESION INFANTIL
VEGA ZAVALA, Araceli
1
2. INDICE
REACCION DEPRESIVA INFANTIL O DEPRESION INFANTIL
INTRODUCCION 4
I. DEFINICION 5
A. DEPRESION 5
B. DEPRESION INFANTIL 5
II. SINTOMATOLOGIA DEPRESIVA A LO LARGO DEL
DESARROLLO 6
III. SINTOMATOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN 10
1. CLASIFICACION 10
A. Manual de Diagnostico y Estadístico de Trastornos Mentales 4ª
Edición (DSM-IV). 10
B. En la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE-10):
a) Lleve, 11
b) Moderado y 11
c) Grave. 11
2. DETECCION DE LA DEPRESION MAYOR 13
IV. ETIOLOGÍA DE LA DEPRESIÓN INFANTIL. 15
Factores: 15
A. Factores Biogenéticos 15
B. Factores psicosociales 16
V. EVALUACIÓN Y TRATAMIENTO. 19
A. Terapias psicológicas: 19
a. Terapia conductual 19
b. Terapia cognitiva 20
c. Terapia cognitivo- conductual 20
d. Psicoterapia psicodinámica 20
e. Terapia Familiar 21
2
3. B. Tratamiento farmacológico 21
C. Tratamiento combinado 21
D. Instrumentos diagnósticos 21
VI. PREVENCION 22
VII. CONCLUSIONES 24
VIII. BIBLIOGRAFIA 25
IX. ANEXOS 26
3
4. REACCION DEPRESIVA INFANTIL
Introducción
Hace 30 años los psiquiatras infantiles no pensaban en la depresión infantil
como entidad nosológica. Se decía que un niño estaba triste.
La influencia de la teoría psicoanalítica expresaba que al no tener el niño un
superyo formado, no podía hablarse de una depresión en la infancia.
En la vida, todos alguna vez nos sentimos tristes o melancólicos, es
decir deprimidos por alguna situación que va mas allá de lo que nosotros
como individuos podemos manejar, lloramos, estamos ansiosos, preocupados,
sentimos culpa, etc.
Durante años, en psicología y psiquiatría, se pensó que los niños no podían
presentar el mismo tipo de sintomatología depresiva que los adultos, por lo que
no se podía hablar de depresión infantil como trastorno definido, de hecho se
creía que los niños no podían deprimirse, ya que el desarrollo cognitivo
infantil no parecía lo suficientemente avanzado como para hablar del trastorno.
Los rasgos depresivos que presentaban los niños se consideraban como parte
del desarrollo o como simples estados de ánimo que pasarían sin ningún
problema ni trascendencia.
Fue en 1971 cuando se celebró el IV Congreso de Unión de Paido psiquiatras
Europeos, donde se trabajaron ideas acerca del trastorno de depresión infantil
y adolescente, y se validaron los criterios diagnósticos.
La prevalencia de depresión infantil se ha subestimado por muchos años, ya
que varía enormemente de acuerdo a la población que se estudia. Existe
menos incidencia en infantes de la población general en relación con
poblaciones de alto riesgo como son, los descendientes de padres depresivos,
y mayor aún es la incidencia entre aquellos niños provenientes de poblaciones
psiquiátricas.
4
5. REACCION DEPRESIVA INFANTIL
I. DEFINICIÓN.
A. DEPRESION
El termino depresión ha sido definido de diversas maneras y
ampliamente estudiado a lo largo de los siglos, sin embargo, desde el
punto de vista psicológico actual, la depresión es un término genérico
que se aplica a un conjunto de desordenes de la afectividad, cuyo rasgo
esencial y común es una alteración del estado de ánimo unida a
problemas cognitivos, psicomotores, psicofisiológicos e interpersonales,
que ocurre como condiciones únicas o acompañados de otros estados
patológicos, es decir, la esfera psíquica, la somática y la conductual son
perturbadas en grados diversos.
La depresión se define como un desorden caracterizado por una
alteración en el estado de ánimo, acompañada de cambios en el
comportamiento, a nivel escolar, en el hogar o la comunidad. La
condición depresiva persiste e interfiere con las capacidades y acciones
de la persona.
B. LA DEPRESION INFANTIL
La depresión infantil puede definirse como una situación afectiva de
tristeza mayor que ocurre en un niño; esta alteración se presenta de
muchas formas con grados y duración variable.
Aunque la depresión puede afectar a todo tipo de niños, existen algunos
especialmente vulnerables a padecerla. Los trastornos depresivos
mayores y los distímicos son aproximadamente dos o tres veces más
frecuente entre los hijos de las personas que sufren estos trastornos que
entre los hijos de las personas sin depresión. Sin embargo, no se sabe
con seguridad si este aumento en el riesgo significa que la depresión se
hereda genéticamente. Puede que ese aumento también refleje la
influencia de factores psicosociales, por ejemplo, factores relacionados
con el ambiente familiar y con el aprendizaje por observación de
comportamientos paternos poco adaptativos.
5
6. II. SINTOMATOLOGÍA DEPRESIVA A LO LARGO DEL DESARROLLO
En las siguientes líneas presentamos una revisión de las diversas
expresiones sintomatológicas depresivas a lo largo de diferentes etapas
de la vida, desde el nacimiento hasta la adolescencia tardía.
Síntomas más habituales de la depresión infantil según el área a la
que pertenecen. (Tabla N° 1)
(Elaborada a partir de Del Barrio, 1997, pp. 16 y 17.)
Se ha clasificado esta amplia etapa del desarrollo en cinco grupos:
primer año de vida, del primer al tercer año de edad, edad preescolar (3-
5 años), edad escolar (6-12 años) y adolescencia (13-18 años).
En el primer año de vida, los trastornos depresivos y su sintomatología
asociada están estrechamente relacionados a los trastornos de la
vinculación y la maternidad, el abandono infantil o la psicopatología de
los padres.
La sintomatología en estas edades se caracteriza por expresión facial
sobria, gimoteos, reducción o evitación del contacto visual, inquietud,
lentitud motora, dificultades en la alimentación, poco aumento o incluso
pérdida de peso, hipersomnia, ansiedad de separación y enfermedades
físicas, tales como los trastornos psicofisiológicos, por ejemplo, eccema
infantil, dermatitis o alergias.
En la siguiente etapa del desarrollo, del primer al tercer año de edad,
además de la sintomatología revisada para la etapa anterior, la
6
7. depresión interfiere en las habilidades evolutivas adquiridas lo que
conlleva retrasos en el desarrollo psicomotor (retraso en sostenerse en
pie, caminar, correr y en el control de esfínteres), cognitivo (retraso en el
desarrollo de la representación del pensamiento simbólico), del sueño
(hipersomnia, pesadillas) y del lenguaje (Shaffi y Shaffi, 1995).
Para describir la sintomatología depresiva en las siguientes tres etapas
del desarrollo enumeradas se ha tomado como referencia la clasificación
de Méndez (1998), tal y como se recoge en la tabla Nº 3.
En ésta, se recoge la sintomatología depresiva presente para cada edad
en nueve áreas: estado de ánimo, intereses, alimentación, sueño,
motricidad, energía, autoestima- preocupaciones-sentimientos, déficits
cognitivos e ideación suicida.
TABLA Nº2: Características de la sintomatología depresiva según
grupos de edad*.
AREAS MENORES DE 6 6 -12 AÑOS 13-18 AÑOS
AÑOS
Estado de Irritabilidad y Tristeza Tristeza,
animo tristeza variabilidad,
irritabilidad
(malhumor, ira y
rebeldía)
Interés Menos juego con Aburrimiento Pasotismo
amigos
Alimentación Problemas con Pérdida de apetito,
las comidas, ganancia lenta de
pérdida de peso, pérdida de
apetito, no peso, comer en
ganancia de exceso, obesidad
peso, pérdida de
peso, engullir
Sueño Pesadillas, Insomnio,
terrores hipersomnia
nocturnos,
resistencia a irse
a la cama,
insomnio
intermedio
Motricidad Menos actividad Hipomotilidad,
física agitación
Energía Cansancio, fatiga,
falta de energía
7
8. Autoestima "Tonto", Baja Preocupación
preocupación por autoestima, imagen corporal,
el castigo,
autodesprecio, baja autoestima,
preocupación por autoagresividad, autodesprecio
el fracaso autocrítica,
sentimientos de
culpa
Déficit Problemas Menos pensamiento
cognitivos atencionales abstracto, indecisión
Ideación Autoagresiones Ideas, planes e Ideas, planes e
suicida en la cabeza, intentos de intentos de suicidio y
arañazos, suicidio suicidios violentos
tragarse objetos,
mayor riesgo de
lesiones
*Las casillas en blanco significan ausencia de variaciones significativas
(Tomada de Méndez, 1998, pp. 42 y 43.)
En la etapa preescolar (3 a 5 años), la sintomatología depresiva ejerce
su principal influencia en las habilidades adquiridas en la etapa anterior.
En la etapa escolar primaria, donde se han realizado mayores estudios,
la sintomatología es más verbal y se comparten los sentimientos de
tristeza con los demás. En la etapa adolescente es necesario destacar
los cambios de humor típico de la adolescencia, comentado con
anterioridad, que deben ser diferenciados de la sintomatología depresiva
patológica.
En edades tempranas los niños muestran más síntomas de tipo
exteriorizado (Weiss, Weisz, Politano, Carey, Nelson y Finch, 1992),
siendo más frecuentes aquellos de tipo no verbal: expresión facial,
movimientos corporales, movimientos de cabeza, movimientos
expresivos de las manos; sobre los tres años son más comunes la
enuresis y las quejas somáticas.
A partir de los seis años los síntomas depresivos se van pareciendo
cada vez más a los de los adultos, pero tienen, como característica
diferencial, la asociación de la sintomatología depresiva con los
problemas conductuales (Shafii et al., 1995).
Desde los 9 años hasta los 18 los niños y adolescentes experimentan
una serie de cambios rápidos e importantes en diferentes ámbitos que
les permiten crecer, aprender, adaptarse y socializarse. En general,
estos cambios no producen problemas, pero en algunos casos pueden
llevar a trastornos psicológicos. A fin de poder conocer e identificar la
existencia de sintomatología depresiva en los últimos años de la niñez y
8
9. en la adolescencia se revisan, a continuación, las características
esenciales del desarrollo en estas etapas.
La etapa del desarrollo escolar, de 6 a 12 años es una etapa en la que el
niño realiza grandes cambios desde el punto de vista social, afectivo y
cognitivo. En esta etapa la escuela es el más importante de los contextos
en el que se integra el niño, además de las actividades extraescolares,
deportivas o artísticas. En esta etapa también se cimientan y consolidan
las relaciones con los iguales.
A pesar de los rasgos generales que caracterizan la etapa escolar, se
producen cambios importantes a lo largo de la misma que se reflejan en
dos niveles diferenciados de desarrollo. El primero, de los 6 a los 8 años,
en el que el niño entra en el estadio de las operaciones concretas y va
adquiriendo una cierta autonomía personal; y el segundo, de los 9 a los
12 años de consolidación y generalización de estas primeras
adquisiciones ampliándolo con nuevos contenidos cognitivos y con la
relación en nuevos contextos sociales (Silvestre y Solé, 1993).
De los 8 a los 12 años, el niño accede a un equilibrio social y afectivo de
la misma manera que se consolidan los progresos cognitivos. La
personalidad e identidad del niño se afianzan y son claramente
reconocidas por sus padres, compañeros y entorno social. Es sólo al
final de esta etapa, en la preadolescencia o adolescencia temprana,
cuando surgen nuevos elementos desequilibradores de la propia
identidad.
En los adolescentes los síntomas tanto cognitivos como afectivos son
interiorizados, y se presentan con mayor intensidad (Weiss et al., 1992).
Ryan, Puig-Antich, Ambrosini, Rabinovich, Robinson, Nelson et al.
(1987), indican que, a excepción de la frecuencia y severidad de algunos
síntomas, las características clínicas de la sintomatología depresiva en
niños, adolescentes y adultos son muy similares. Tan sólo destacar que,
en comparación con los adolescentes, los niños muestran más quejas
somáticas, agitación psicomotora, ansiedad de separación, fobias y
alucinaciones. Los adolescentes, por otro lado, muestran más
desesperanza, anhedonia, hipersomnia, cambios de peso e ideación
suicida.
9
10. III. SINTOMATOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN
1. CLASIFICACION
A. En el Manual de Diagnostico y Estadístico de Trastornos
Mentales 4ª Edición (DSM-IV) incluye los trastornos del estado de
ánimo en niños bajo los criterios diagnósticos para adultos. La
diferencia radica en que estos últimos manifiestan más comúnmente
quejas somáticas, rechazo social, pérdida de interés y de la
capacidad de experimentar placer, cambios en los patrones de
alimentación, sueño y peso corporal, actividad, concentración,
nivel de energía, autoestima, motivación y menos frecuentemente,
enlentecimiento psicomotor e hipersomnia, en comparación con
adolescentes y adultos.
En la práctica actual según el DSM-IV, se considera que para que un
niño sea diagnosticado con un Trastorno Depresivo Mayor, debe
tener al menos 5 de los siguientes 9 síntomas, con una duración de 2
semanas:
a. Estado de ánimo deprimido.
b. Pérdida de interés o capacidad para el placer.
c. Perdida o aumento significativo de peso.
d. Insomnio o hipersomnia casi diario.
e. Agitación o enlentecimiento psicomotor.
f. Fatiga o pérdida de energía.
g. Sentimientos excesivos de inutilidad o culpa.
h. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse.
i. Ideas recurrentes de muerte.
Es importante mencionar que no se incluyen síntomas
debido a enfermedad médica, ideas delirantes o alucinaciones
no congruentes con el estado de ánimo, incoherencia, o notable
pérdida de asociaciones.
B. En la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE-10)
se menciona elEpisodio Depresivo en 3 formas:
a. Lleve,
b. Moderado y
c. Grave.
Se refiere que el enfermo que la padece, sufre de un humor
depresivo, una pérdida de capacidad de interés y de disfrutar de las
cosas, una disminución de su vitalidad que lleva a una reducción de
su nivel de actividad y un cansancio exagerado.
10
11. También son manifestaciones de Episodio Depresivo:
La disminución de la atención y concentración.
La perdida de la confianza de si mismo y sentimientos de
inferioridad.
Las ideas de culpa y de ser inútil.
Una perspectiva sombría del futuro.
Los pensamientos y actos suicidas o de auto agresiones.
Los trastornos del sueño.
La pérdida de apetito.
a. Episodio Depresivo Leve.
Debe durar al menos 2 semanas y ninguno de los síntomas debe
estar en grado intenso. Tiene facultad para llevar a cabo su
actividad laboral o social, aunque es probable que no las deje por
completo. Presenta los siguientes síntomas:
Animo depresivo.
Perdida del interés i la capacidad de disfrutar.
Aumento de fatiga.
b. Episodio Depresivo Moderado.
Deben estar presentes al menos 2 de los siguientes síntomas:
animo depresivo, perdida de interés y de la capacidad de disfrutar
o aumento de la fatigabilidad. Así como al menos 3 de estos
síntomas: disminución de la atención y concentración, perdida de
la confianza de sí mismo y sentimientos de inferioridad, ideas de
culpa y de ser inútil, perspectiva sombría del futuro, pensamientos
y actos suicidas o de auto agresiones, trastornos del sueño o
pérdida de apetito. Deben durar al menos 2 semanas. El sujeto
suele tener grandes dificultades para poder continuar
desarrollando su actividad social, laboral y doméstica.
c. Episodio Depresivo Grave sin Síntomas Psicóticos.
El enfermo suele presentar una considerable angustia o
agitación. El riesgo de suicidio es importante en los casos
particularmente graves. El paciente debe presentar los 3
síntomas del Episodio Depresivo Leve y Moderado, y por lo
menos
4 de los demás síntomas; todos ellos en intensidad grave. No es
probable que el sujeto sea capaz de continuar con su actividad
laboral, social o doméstica más allá de un grado muy limitado.
11
12. Se considera que la semiología de la depresión infantil es
variada, destacando 10 conductas como síntomas más
importantes de la depresión:
1. Humor disfórico.
2. Auto desesperación.
3. Comportamiento agresivo (agitación).
4. Trastorno del sueño.
5. Modificación en el rendimiento escolar.
6. Retraimiento social.
7. Modificación de la actitud hacia la escuela.
8. Quejas somáticas.
9. Perdida de la energía habitual.
10. Modificación habitual del apetito y/o del peso.
Los síntomas van variando dependiendo de la etapa de
desarrollo. En niños pequeños, hasta que entran en la edad
escolar, la depresión toma una base psicosomática (Trastornos
en la alimentación y en el sueño, onicofagia, crisis de llanto,
enuresis) y puede desarrollarse en 3 fases de conducta.
- Fases de conducta:
1. Fase de protesta: corresponde a una ansiedad de
separación (de la madre).
2. Fase de desespero: el niño rehúsa comer, no se deja
vestir, se queda callado, inactivo, sin solicitar nada de su
entorno, con expresiones de pena y duelo.
3. Fase de desvinculación: se elabora la pérdida o se
construyen defensas contra la misma, las conductas más
comunes son el llanto y gritos.
En niños mayores, se presenta una alta sensibilidad, dificultades
de conducta, irritabilidad y sentimientos de inferioridad, que a
veces irrumpen en forma de ideas suicidas, tiene un semblante
triste y muestra escaso interés hacia el entorno; rechaza la
ayuda que se le ofrece, y abandona prontamente todo aquello que
le decepciona. Junto a estos síntomas pueden aparecer los ya
mencionados de la base somática.
Algunos niños enmascaran su depresión mediante una autocrítica
exagerada, un fracaso escolar, dificultades en el manejo de la
agresividad o de irrupciones agresivas.
En los adolescentes, la sintomatología ya mencionada, se hace
más aguda, aparecen sentimientos de auto desprecio,
impotencia, inhibición respecto al entorno, ideas de suicidio, etc.
12
13. 2. DETECCION DE LA DEPRESION MAYOR
Con frecuencia los niños se sienten cansados, tristes, irritables,
culpables o cansados. Sin embargo, es preciso diferenciar la tristeza
normal de un niño del estado de ánimo triste como síntoma de
depresión, así como diferenciar un estado normal de falta de
motivación del síntoma de desinterés persistente en la depresión; o
diferenciar las pocas ganas de comer de la pérdida de apetito como
síntoma depresivo.
- Aspectos:
a. Para diferenciar lo que podría considerarse "normal" de aquello
que consideraríamos "síntoma" de depresión hay que valorar la
frecuencia, intensidad y duración de estos comportamientos. Así,
por ejemplo, la tristeza "normal" se convierte en síntoma de
depresión cuando dicha tristeza esta intensa que le hace llorar, y
cuando esa tristeza aparece con mucha frecuencia y durante
mucho tiempo, por ejemplo, casi cada día durante al menos dos
semanas.
b. Otro elemento clave para detectar la presencia de síntomas
depresivos y distinguirlos de comportamientos más o menos
"normales" y pasajeros, es el grado de interferencia que producen
los supuestos síntomas en la vida diaria del niño. En la medida en
que la tristeza, la irritabilidad, el desinterés, los sentimientos de
inutilidad o el insomnio, por ejemplo, interfieran con la actividad
escolar o social del niño, es probable que nos encontremos ante
un problema depresivo.
c. Un tercer aspecto clave para la detección de la depresión infantil
es la conveniencia de valorar los síntomas en relación a los
niveles previos y al funcionamiento habitual del niño. Así, por
ejemplo, no mostrar interés por jugar al escondite con los
compañeros de clase, no puede ser considerado como un
síntoma cuando anteriormente el niño tampoco mostraba interés
por esta actividad.
También es importante recordar:
(1) que los síntomas clave de la depresión son la pérdida de interés
en cosas que anteriormente el niño encontraba placenteras y la
tristeza;
(2) que la tristeza puede a veces no ser evidente y, en su lugar,
aparecer sentimientos de irritabilidad o enfado en forma de
13
14. explosiones de genio ante sucesos triviales, insultos, peleas, y el
derrumbarse por nimiedades; y
(3) que los síntomas y su expresión varían con la edad. En este
sentido, la siguiente tabla muestra las principales características
de la depresión infantil según los grupos de edad (Méndez, 1998):
Finalmente, es siempre recomendable cotejar las sospechas con
diversas fuentes de información: el propio niño, los padres, los maestros,
los amigos y compañeros del colegio. Hay que advertir, sin embargo,
que es frecuente la falta de concordancia entre las mismas.
En general, los padres informan mejor sobre los problemas somáticos
como, por ejemplo, las alteraciones en el sueño y la comida; los
maestros sobre problemas de conducta, y los propios niños sobre los
síntomas más encubiertos (p. ej., los sentimientos de tristeza,
irritabilidad, inutilidad, culpa, las ideas de suicido, etc.), aunque estos
últimos, si son menores de 6 años, pueden tener problemas para
informar de forma fiable sobre sus estados de ánimo y para distinguir
entre distintas emociones.
14
15. IV. ETIOLOGÍA DE LA DEPRESIÓN INFANTIL.
Aunque las causas de la depresión son complejas y pueden variar de un
niño a otro, hoy se conocen diversos factores que incrementan la
probabilidad de que un niño desarrolle una depresión.
Algunos de estos factores son biológicos, otros son ambientales y otros
psicológicos y, generalmente, las causas de la depresión incluyen una
combinación de todos ellos ya que, de hecho, parecen existir procesos
de interacción entre ellos.
La depresión infantil ha sido asociada a diversos factores precipitantes
como los biogenéticos y psicosociales que son aquellos que se refieren
a circunstancias o eventos críticos inmediatamente anteriores a la
aparición de la misma.
A. Factores Biogenéticos.
Según los modelos actuales, en la génesis de la depresión participan
factores biológicos en los que se incluyen la disfunción del sistema
neuroendocrino (aumentan los niveles de cortisol y disminuye la
hormona de crecimiento), por una disminución de la actividad de
serotonina (neurotransmisor neuronal) y por efecto de la herencia (caso
de padres depresivos).
Para algunos investigadores y profesionales la mayoría de las
depresiones se producen por desequilibrios en los niveles cerebrales de
ciertos neurotransmisores (las sustancias químicas que transmiten
información de una neurona a otra), especialmente por una reducción en
los niveles de serotonina, norepinefrina y dopamina. No obstante, esta
explicación no resuelve del todo la cuestión del origen de la depresión ya
que plantea a su vez la pregunta de cuál es la causa de esos
desarreglos bioquímicos. La investigación ha demostrado que estos
desarreglos pueden ocurrir en respuesta a factores ambientales como
los acontecimientos estresantes, especialmente los acontecimientos que
supongan la pérdida de algo que el niño considera importante. Por
ejemplo, la pérdida de unos de los padres por muerte o separación, la
muerte de un abuelo, el cambio de colegio, el fracaso escolar, el rechazo
social, las malas notas o una enfermedad grave pueden precipitar un
episodio depresivo en un niño. Sin embargo, todo los niños, tarde o
temprano, se ven sometidos a alguno de estos acontecimientos y, aun
así, sólo un 5-10% de los niños desarrollan una depresión.
Una posibilidad es que ciertos niños hayan heredado una predisposición
biológica a un mal funcionamiento de los mecanismos de regulación de
los neurotransmisores que hace que sea más fácil que cualquier
15
16. acontecimiento estresante, por leve que sea, desencadene
desequilibrios en los niveles de serotonina, norepinefrina o dopamina.
De hecho, en algunas familias el trastorno depresivo mayor se presenta
generación tras generación. Sin embargo, no todos los niños que tienen
la predisposición genética para la depresión la padecen y ésta también
puede afectar a niños que no tienen una historia familiar de depresión.
B. Factores Psicosociales.
Desde el momento del nacimiento, o quizás antes, todo niño está
sometido a un sin fin de estímulos, experiencias, situaciones
traumáticas, eventos positivos y negativos, que forman parte de nuestro
complejo entorno social. Muchos de ellos pueden poseer angustia y/o
depresión en el nuevo ser en desarrollo. De esta forma la mayoría de
los clínicos e investigadores han compartido la convicción de que existe
una relación entre los sucesos estresantes de la vida y la depresión
clínica.
Otro factor importante es la familia encargada de mantener
satisfactoriamente el equilibrio de sus miembros en los niveles sociales,
biológicos y psicológicos. La familia es el entorno más inmediato del
niño, el apego ante madre e hijo, es el vehículo de una adecuada
integración social y personal del niño. Más tarde se vuelven
indispensables para el normal desarrollo del niño, las buenas relaciones
con los padres. La posición que se ocupa entre los hermanos tiene una
fuerte influencia sobre la depresión. Los padres deben prestar especial
atención a la construcción de una adecuada autoestima y auto eficacia
en el niño, así como incentivar en ellos la capacidad de afrontamiento y
el manejo de adecuado de la frustración.
Se ha detectado que los eventos vitales más significativamente
asociados a la depresión infantil son la muerte de familiares
cercanos como los padres, hermanos, abuelos, tíos y primos o
mascota, la separación o divorcio de los padres, padre ausente,
maltrato físico y/o verbal por parte de algún familiar cercano, abuso
sexual y familia disfuncional.
Otra posibilidad es que ciertos niños tengan una predisposición o
vulnerabilidad psicológica a la depresión que habrían adquirido a lo largo
de su vida por el tipo de educación, ambiente familiar o social,
aprendizajes y circunstancias vitales que habrían experimentado. Esta
vulnerabilidad psicológica facilitaría que esos niños sufran más
acontecimientos estresantes, y que su impacto sea más adverso y
duradero. Entre los factores psicológicos de vulnerabilidad identificados
destacan las actitudes disfuncionales, el estilo atribucional negativo y los
déficit en habilidades sociales y de solución de problemas (Asarnow y
16
17. Bates, 1988; Asarnow y cols., 1987; Cole y Rehm, 1986; Kaslow y cols.,
1988; Kupersmidt y Patterson, 1991).
Las actitudes disfuncionales (o creencias irracionales) son creencias que
establecen condiciones poco realistas, inflexibles e inadecuadas para
determinar la propia valía (p. ej., "si no hago las cosas siempre bien seré
un inútil y mis padres y mis amigos no me querrán", "si alguna vez
disgustas a un amigo no puedes ser feliz"). Las actitudes disfuncionales
favorecen la aparición de la depresión porque es muy fácil que los
acontecimientos normales de la vida diaria obstaculicen los intentos del
niño por cumplir tales condiciones (todos los niños cometen alguna vez
fallos y siempre hay algún amiguito a quien, con razón o sin razón, no
caen bien), de forma que estas actitudes facilitan que tales
acontecimientos cotidianos se vivan como estresantes y que conduzcan
a pensamientos negativos y distorsionados sobre uno mismo, el mundo
y el futuro ("soy un inútil", "los niños de clase no quieren ser mis amigos
y se ríen de mí" y "nunca tendré amigos") o, lo que es lo mismo, a una
baja autoestima, indefensión y pesimismo, lo que a su vez provocará el
resto de síntomas depresivos.
Igualmente, la tendencia a pensar que la causa de todos los
acontecimientos negativos que les ocurren está en ellos mismos, que
esa causa afectará a todo lo que hagan y que no cambiará (estilo
atribucional depresivo; p. ej., "me han suspendido en "mates" por mi
culpa, porque soy un torpe y todo me sale mal y nunca podré aprobar
nada"), facilita que, cuando tales acontecimientos suceden, provoquen
desesperanza e indefensión y, por ende, depresión.
Finalmente, un déficit en el repertorio de conductas que los niños
necesitan para relacionarse eficazmente con los demás y para resolver
problemas (habilidades sociales y de solución de problemas), favorece
que el niño no sea capaz de afrontar, resolver y adaptarse a los cambios
negativos que implican los acontecimientos estresantes y que, por tanto,
el estrés perdure, se intensifique, y que se desencadene una depresión
incluso ante un estrés inicialmente muy leve. Por ejemplo, la falta de
habilidades sociales podría conducir a un niño que se hubiera cambiado
recientemente de colegio a situaciones de rechazo social o de
aislamiento social en su nuevo colegio y, por consiguiente, a un
incremento de las experiencias negativas (p. ej., burlas, críticas) y a un
descenso o ausencia de reforzadores positivos sociales (p. ej., falta de
comunicación) y, finalmente, a la depresión. En este sentido, numerosas
investigaciones han demostrado que los niños deprimidos presentan un
déficit de habilidades sociales y, de hecho, dicho déficit es uno de los
mejores predictores de la aparición posterior de depresión (Kupersmidt y
Patterson, 1991).
17
18. En la actualidad se admite una compleja interacción de distintos factores
biogenéticos como psicosociales que sirven de base para la
aparición de las distintas conductas normales y patológicas. Es
necesario que se dé una ciertavulnerabilidad personal, familiar y
ambiental que combinadas dan lugar a la aparición de una conducta
desajustada.
18
19. V. EVALUACIÓN Y TRATAMIENTO.
La valoración inicia con una entrevista a los padres o tutores, prosigue
más tarde con una intervención individual o grupal con el niño. En la
entrevista los padres proporcionan los datos e historia clínica del niño,
antecedentes familiares y sus síntomas actuales, completándola con la
aplicación de pruebas psicológicas que se estimen necesarias. Los
resultados nos permiten establecer el tratamiento adecuado y brindar
orientación a los padres proponiendo vías de actuación.
El tratamiento de la depresión infantil debe ser individualizado, adaptada
a cada caso en particular y a la fase de desarrollo que se encuentra el
niño, tomando en cuenta su funcionamiento cognitivo, su maduración
social y su capacidad de mantener la atención. Se debe de involucrar de
una manera activa a los padres y realizar intervenciones hacia el
entorno del niño (familiar, social y escolar).
El tratamiento se puede llevar a cabo desde diferentes perspectivas:
A. TERAPIAS PSICOLÓGICAS:
Entre las cuales se encuentran:
a. Terapia conductual
La terapia conductual se centra fundamentalmente en aumentar el
número de actividades placenteras que el niño depresivo realiza y en
reducir sus experiencias vitales negativas mediante el aprendizaje de
habilidades de afrontamiento. La realización de las actividades
placenteras no sólo elevan el estado de ánimo debido a su carácter de
reforzadores positivos, sino también porque distraen al niño de sus
rumiaciones cognitivas negativas y combaten directamente el
retraimiento, la pasividad y el sendentarismo asociados con los
episodios depresivos. Para ello, y mediante protocolos de
entrenamiento que incluyen juegos y tareas dentro y fuera de las
sesiones, se establece un programa progresivo de actividades
placenteras dirigidas a objetivos y se enseña al niño estrategias y
habilidades para afrontar las situaciones de estrés y solucionar los
problemas que están relacionados con su depresión. En concreto, en un
programa conductual se enseñan al niño habilidades sociales,
estrategias para manejar los sentimientos de ira, hostilidad, rabia o
ansiedad (p. ej., mediante relajación, actividad física, por medio del
dibujo o la escritura), habilidades de autorreforzamiento (presentarse
reforzadores positivos uno mismo contingentemente con la realización
con éxito de una conducta deseada), habilidades para la toma de
decisiones basadas en un análisis de costes y beneficios, estrategias
19
20. para dividir un problema grande en pasos más pequeños y manejables,
etc.
b. Terapia Cognitiva
Se han desarrollado programas dirigidos a modificar las distorsiones
cognitivas en niños deprimidos. Este tipo de terapia en primer lugar,
favorece las habilidades y autocontrol, y en segundo lugar pretende
alcanzar varios objetivos, para lo cual se han elaborado diversas
técnicas, en las cuales se pretende que el niño aprenda a procurarse
mayores esfuerzos positivos disminuyendo así los autos punitivos.
Con la auto observación dirigida, se busca que se preste más atención
a los acontecimientos favorables, rechazando la preferencia que
generalmente siente por los depresiógenos; con las técnicas de auto
evaluación, se pretende que el niño deprimido se muestre menos
perfeccionista y exigente en sus logros, adecuándose a expectativas y
rendimientos másrealistas; y por último, en las técnicas de
autocontrol se incluye el entendimiento para favorecer todo lo que
aumente su asertividad.
c. Terapia cognitivo-conductual
Habitualmente, los programas de tratamiento psicológico para la
depresión infantil suelen combinar tanto la terapia conductual como la
cognitiva, y, además, una parte muy importante de los mismos se dirige
a los padres pues como ya se dijo, los niños hasta los 12 años dependen
mucho del comportamiento de éstos.
Los objetivos concretos de estas intervenciones con los padres se
centran en enseñarles:
(a) métodos positivos para disciplinar y manejar la conducta de sus
hijos,
(b) habilidades personales para el control de sus propias emociones
de ira y hostilidad,
(c) procedimientos para aumentar la autoestima de los niños,
(d) habilidades para escuchar empáticamente a sus hijos, y
(e) habilidades para planificar actividades recreativas para la familia
que estén pensadas para el niño y que se realicen con ellos, de
manera que así se incremente el nivel de actividad del niño y se
refuercen las conductas no depresivas del niño.
d. Psicoterapia Psicodinámica
Enfocada al tratamiento de la depresión infantil, ya que ayuda al niño a
entenderse a sí mismo, a identificar sentimientos inapropiados, a
mejorar su autoestima, a cambiar patrones desadaptativos de
conducta, a interactuar de manera eficaz con otros y superar conflictos
pasados y futuros.
20
21. e. Terapia Familiar:
Es una terapia de grupo, en la que los miembros de la familia reciben
ayuda para mejorar sus relaciones entre ellos.
B. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO.
El uso de fármacos debe de estar prescrito y controlado por un
médico Psiquiatra. Entre los antidepresivos más utilizados encontramos
los Triciclicos: imipramina, amitriptilina, e Inhibidores Selectivos de
Recapturación de la Serotonina (ISRS).
C. TRATAMIENTO COMBINADO:Este tipo de tratamiento consiste en la
combinación de terapias farmacológicas, varios tipos de psicoterapia
(individual, familiar, grupo), y diferentes programas conductuales y
psicopedagógicos.
D. INSTRUMENTOS DIAGNÓSTICOS
DISC IV Shaeffer
CAPA Child and adolescentPsichiatric
DICA reach 2000
K_SADS
ISCA Interview ScreduleforChildren and adolescent
CHIPS Children and Interview psichiatricSyndrome
CDI Kovacs
CZS 1991
RADS
Beck y Hamilton: Children and Depresión Rating ScaleChildren
Depresión RatinScale
21
22. VI. PREVENCION
Decálogo para padres (familiares y educadores) para prevenir la depresión
infantil (Méndez, 1998):
1. Predique con el ejemplo
Sonría, muéstrese de buen humor, disfrute sus vacaciones y tiempo
libre, piense en voz alta de forma sensata.
2. Ayude a su hijo (sobrino, nieto, alumno) a divertirse y sentirse bien
Programe actividades agradables y divertidas, invite a los amigos de sus
hijos, sorpréndale con planes novedosos y atractivos, destaque sus
logros, tenga en cuenta sus preferencias.
3. Ahórrele sufrimientos innecesarios
Cuide de su salud (vacunaciones, higiene, hábitos de sueño,
alimentación), prepárelo para situaciones estresantes (p. ej., la muerte
de un ser querido, el inicio de la escolarización).
4. Promueva la armonía familiar (escolar)
Manifiéstele su cariño de palabra y con hechos, fomente la comunicación
familiar, evite las disputas conyugales en su presencia.
5. Edúquelo con afecto y coherencia
Actúe de común acuerdo con su pareja, fije normas de conducta
razonables y exija su cumplimiento, sea comprensivo y flexible, colabore
con el colegio.
6. Potencie sus cualidades, aficiones y pasatiempos
Inscríbalo en un gimnasio o club, despierte su interés por la lectura, la
música, el cine, el teatro, las manualidades, el coleccionismo, etc.,
anímele a probar experiencias enriquecedoras (nuevos sabores, juegos,
deportes, etc.).
7. Entrénelo para tolerar la frustración
No acceda a sus demandas irracionales, ignore sus rabietas, enséñele a
respetar su turno, retrasar gradualmente la satisfacción de sus
peticiones aplazables, demore progresivamente la gratificación, haga
que comparta sus juguetes y pertenencias.
8. Hágalo responsable, no culpable
Valore sus esfuerzos (su estudio, su trabajo), no sus resultados (sus
notas, sus ganancias). Fíjele objetivos realistas y felicítelo por
alcanzarlos, "¡enhorabuena pro tus notables!" en lugar de "la próxima
vez quiero todas sobresalientes".
22
23. 9. Moldee un estilo cognitivo racional
Evite las etiquetas y el lenguaje absolutista, "eres un mal hijo", "nunca
me haces caso", utilice el método socrático, en vez de falicitarle la
solución hágale pensar, "¿qué podríamos hacer para resolver...? ¿y qué
más?", converse con él, rebata sus ideas y creencias irracionales.
10. Fortalezca su autonomía
Enséñele destrezas básicas (asearse, vestirse, cocinar, administrar el
dinero, etc.), déle la oportunidad de que practique, ayúdele todo lo
necesario pero no le resuelva sus problemas, permítale participar
progresivamente en la toma de decisiones.
También se consideran otros síntomas como dificultades de contacto,
angustia, inhibición, incertidumbre, agresividad, enuresis, insomnio,
mutismo, y onicofagia.
23
24. VII. CONCLUSIÓN
La depresión infantil (DI) es un desorden caracterizado por una
alteración en el estado de ánimo, acompañada de cambios en el
comportamiento a nivel escolar, familiar y social. El estado depresivo
persiste e interfiere con las capacidades y acciones de la persona, esta
alteración se presenta de diversas formas con grados y duración
variable. Estos grados son: leve, moderado y severo. Los síntomas
varían según la etapa de desarrollo en la que se encuentra el menor. La
DI ha sido asociada a diversos factores precipitantes como los genéticos
y psicosociales. La evaluación de la DI se realiza con una entrevista a
los padres, para posteriormente intervenir de manera grupal y/o
individual, completándola con la aplicación de pruebas necesarias. El
tratamiento es individualizado y se adapta a cada paso en particular y a
la fase de desarrollo del niño. Las técnicas que se emplean son: terapia
psicológica, tratamiento farmacológico y el tratamiento combinado. La
prevalencia de la DI en México es del 34% de la población menor a 15
años. En una evaluación que se realizó en el Hospital del Niño DIF en el
año 2005, el 15% de la población total que asistió por primera vez al
departamento de psicología se diagnosticó con DI, de los cuales, la
mayor incidencia se presenta en el género masculino y la edad entre los
6 a 10 años, predominando el episodio depresivo leve.
La depresión no aparece por sí sola, sino que se inserta en una red de
relaciones que la hacen posible, aunque es difícil hablar de prevención
de una enfermedad tan compleja, existen elementos que protegen frente
a situaciones adversas. Una buena armonía familiar, un clima positivo de
confianza y acogimiento, que estimule la comunicación, son elementos
que facilitan la resolución exitosa de conflictos a todos los miembros de
la familia. Lo más importante es que los padres se mantengan alertas
ante la distintas señales que envié el niño. Ellos son el factor más
relevante en el tratamiento de la depresión infantil, y si busca ayuda van
a poder desarrollar las herramientas que necesitan para sacar de
este estado anímico a su hijo.
24
25. VIII. BIBLIOGRAFIA
1. Bragado, C. y García-Vera, M.P. (1998). Trastornos emocionales en
niños y adolescentes. En M.A. Vallejo (dir.), Manual de terapia de
Conducta (vol. II). Madrid: Dykinson.
2. Camp, B.W. y Bash, M.A.S. (1998). Habilidades cognitivas y sociales
en la infancia. Piensa en voz alta. Un programa de resolución de
problemas para niños. Nivel primario. Valencia: Promolibro.
3. Del Barrio, V. (1997). Depresión infantil. Causas, evaluación y
tratamiento. Barcelona: Ariel.
4. Méndez, F.X. (1998). El niño que no sonríe. Estrategias para superar
la tristeza y la depresión infantil. Madrid: Pirámide.
5. Michelson, L., Sugai, D.P., Wood, R.P., y Kazdin, A.E. (1987). Las
habilidades sociales en la infancia. Evaluación y tratamiento.
Barcelona: Martínez Roca.
6. Monjas, M.I. (2000). Programa de enseñanza de habilidades de
interacción social. Para niños/as y adolescentes. Madrid: CEPE
7. Pope, A.W., McHale, S.M. y Craighead, W.E.(1998). Mejora de la
autoestima: técnicas para niños y adolescentes. Barcelona: Martónez-
Roca.
8. Shafii, M., y Shafii, S.L. (Eds.). (1995). La depresión en niños y
adolescentes: clínica, evaluación y tratamiento. Barcelona: Martínez
Roca.
25
27. 5. DETECCION DE LA DEPRESION MAYOR 7. EVALUACIÓN Y TRATAMIENTO.
Con frecuencia los niños se sienten cansados,
tristes, irritables, culpables o cansados. Sin
El tratamiento se puede llevar a cabo desde
diferentes perspectivas: 2012
embargo, es preciso diferenciar la tristeza
normal de un niño del estado de ánimo triste como A. TERAPIAS PSICOLÓGICAS:
síntoma de depresión, así como diferenciar un a. Terapia conductual
U. N.J.F.S.C.
estado normal de falta de motivación del síntoma b. Terapia Cognitiva
de desinterés persistente en la depresión; o c. Terapia cognitivo-conductual FACULTAD DE
diferenciar las pocas ganas de comer de la d. Psicoterapia Psicodinámica PROBLEMAS
pérdida de apetito como síntoma depresivo. e. Terapia Familiar: EDUCACIÓN SECUNDARIOS DE
APRENDIZAJE II
- EAPESE-
6. ETIOLOGÍA DE LA DEPRESIÓN E. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO.
INFANTIL. F. TRATAMIENTO COMBINADO: Este tipo de
Aunque las causas de la depresión son complejas y G. INSTRUMENTOS DIAGNÓSTICOS DEPRESION INFANTIL
pueden variar de un niño a otro, hoy se conocen DISC IV Shaeffer
diversos factores que incrementan la probabilidad CAPA Child and adolescentPsichiatric
de que un niño desarrolle una depresión. DICA reach 2000
Algunos de estos factores son biológicos, otros K_SADS
son ambientales y otros psicológicos y, ISCA Interview ScreduleforChildren
generalmente, las causas de la depresión incluyen and adolescent
una combinación de todos ellos ya que, de hecho, CHIPS Children and Interview
parecen existir procesos de interacción entre psichiatricSyndrome
ellos. CDI Kovacs
La depresión infantil ha sido asociada a diversos CZS 1991 VEGA ZAVALA,
factores precipitantes como los biogenéticos y RADS Araceli
psicosociales que son aquellos que se refieren a Beck y Hamilton: Children and
circunstancias o eventos críticos inmediatamente Depresión Rating ScaleChildren
anteriores a la aparición de la misma. Depresión RatinScale
27
28. REACCION DEPRESIVA INFANTIL Sentimientos excesivos de inutilidad o
culpa. AREAS MENORES DE 6 -12 AÑOS 13-18 AÑOS
6 AÑOS
1. DEPRESIÓN Disminución de la capacidad para pensar o Estado de Irritabilidad y Tristeza Tristeza,
La depresión se define como un desorden concentrarse. animo tristeza variabilidad,
irritabilidad
caracterizado por una alteración en el estado Ideas recurrentes de muerte. (malhumor,
de ánimo, acompañada de cambios en el ira y rebeldía)
Interés Menos juego Aburrimiento Pasotismo
comportamiento, a nivel escolar, en el hogar o b) En la Clasificación Internacional de las con amigos
la comunidad. La condición depresiva persiste Enfermedades (CIE-10) se menciona el Alimentación Problemas con Pérdida de
las comidas, apetito,
e interfiere con las capacidades y acciones de Episodio Depresivo en 3 formas: pérdida de ganancia
la persona. Lleve, apetito, no lenta de peso,
ganancia de pérdida de
Moderado y peso, pérdida peso, comer
2. LA DEPRESION INFANTIL Grave. de peso, en exceso,
engullir obesidad
La depresión infantil puede definirse como Sueño Pesadillas, Insomnio,
una situación afectiva de tristeza mayor que 4. SINTOMATOLOGÍA DEPRESIVA A LO terrores hipersomnia
nocturnos,
ocurre en un niño; esta alteración se presenta LARGO DEL DESARROLLO resistencia a
de muchas formas con grados y duración irse a la cama,
insomnio
variable. intermedio
Motricidad Menos Hipomotilidad,
actividad física agitación
3. SINTOMATOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN
Energía Cansancio,
fatiga, falta de
A. CLASIFICACION energía
Autoestima "Tonto", Baja autoestima, Preocupación
a) En el Manual de Diagnostico y Estadístico de preocupación autodesprecio, imagen
Trastornos Mentales 4ª Edición (DSM-IV): por el castigo, autoagresividad, corporal, baja
preocupación autocrítica, autoestima,
se considera que para que un niño sea por el fracaso sentimientos de autodesprecio
diagnosticado con un Trastorno Depresivo culpa
Déficit Problemas Menos
Mayor, debe tener al menos 5 de los cognitivos atencionales pensamiento
siguientes 9 síntomas, con una duración de 2 abstracto,
indecisión
semanas: Ideación Autoagresiones Ideas, planes e Ideas, planes
Estado de ánimo deprimido. suicida en la cabeza, intentos de e intentos de
arañazos, suicidio suicidio y
Pérdida de interés o capacidad para el tragarse suicidios
placer. objetos, mayor violentos
riesgo de
Perdida o aumento significativo de peso. lesiones
Insomnio o hipersomnia casi diario.
Agitación o enlentecimiento psicomotor.
Fatiga o pérdida de energía.
28