La regencia de María Cristina de 1833 a 1843 se caracterizó por la inestabilidad política debido al conflicto sucesorio tras la muerte de Fernando VII. María Cristina gobernó apoyándose primero en los absolutistas y luego en los liberales moderados, promulgando el Estatuto Real de 1834. Los progresistas forzaron la Constitución de 1812 y luego una nueva constitución en 1837, pero la regencia terminó en 1840. Espartero fue nombrado regente entre 1840-1843, pero su autoritarismo y la represión en Barcelona