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1. Resumen paginas 57- 65
En 1492, Castilla se hizo, por una parte, con el control meridional de la península y,
poco después, con el del Nuevo Mundo, para lo cual tuvo que crear nuevas
instituciones que aseguraran un gobierno coherente. El principio central en el que
se apoyó esta necesidad fue el de la concentración de poder en manos de la
Corona, en detrimento de los nobles, acorde con las ideas renacentistas. En la
empresa conquistadora española fueron el soldado, el sacerdote y el legista quienes
dominaron la situación por encima del tipo mercantil, lo que provocó el atraso en el
desarrollo industrial y en las más altas ramas de la economía. El soldado buscó, en
primer lugar, hacer fortuna y, en segundo término, la conversión del infiel. El soldado
buscó, en primer lugar, hacer fortuna y, en segundo término, la conversión del infiel.
Cuando, en 1607, se fundó Jamestown, Inglaterra ya poseía una marina importante
cuyo robustecimiento se inició con Enrique VIII y cristalizó con Isabel, quien había
logrado derrotar, como ya dijimos, en 1588, a la Armada Invencible de Felipe II.
Otro hecho importante de la segunda mitad del siglo XVI, fue la trascendencia que
cobraron los mercaderes londinenses, gracias al incremento del comercio, después
del descubrimiento de América y luego del saqueo de Amberes, en 1570, así como
de la inauguración de la Bolsa de Londres. Ya para entonces, hacía casi 20 años
que funcionaban las Compañías Comerciales de Rusia y de África que respondían
a una incipiente concepción capitalista. En 1589, se fundó la de Plymouth y en 1600,
la de las Indias Orientales que fue la primera compañía por acciones. No todo fue
prosperidad en la Inglaterra isabelina pues la afluencia del oro y la plata americanos
produjeron el alza de los precios en toda Europa. Aunque la monarquía española
intentó reservarse para sí las riquezas americanas, lo cierto es que las mismas
sirvieron para financiar las guerras europeas de los Habsburgo y los metales
preciosos inundaron el continente produciendo la llamada “Revolución de los
Precios”. Este fenómeno estimuló en Inglaterra el desarrollo industrial. Mientras
tanto, la subida de los precios produjo, a corto plazo, una depresión en los niveles
de vida, hambre y desempleo que acrecentaron las filas de los vagabundos y
pordioseros, que invadieron la Inglaterra de la segunda mitad del siglo XV.
Para colmo de males, en 1590, se inauguró una década de malas cosechas y
precios altos que incrementó el número de desocupados y mendigos que emigraron
a Londres. El gobierno trató de emplear a los pobres sanos y también la caridad
pública realizó esfuerzos para mejorar la situación. A inicios del XVII, la Virginia
Company uvo que reclutar trabajadores en el continente para montar industrias en
las colonias. La paz inaugurada por Jacobo I, como señalamos, liberó capitales
entretenidos en la guerra y en las actividades piráticas, al tiempo que contribuyó a
agilizar el proceso de colonización.
Otro aspecto interesante y atractivo era que en América no se conocían los
pordioseros. La empresa privada jugó un papel decisivo en esta etapa, pues tanto
2. la marina como las colonias se desarrollaron gracias a ella. Respecto a la ocupación
de posesiones españolas en el Caribe por parte de los ingleses, holandeses,
franceses y otros extranjeros. Otro problema importante de la Inglaterra del XVI era
el religioso. Enrique VIII, como señalamos, rompió con Roma por problemas
personales, lo que desencadenó un movimiento espiritual que ocupó a la nación por
casi un siglo. La Iglesia de Inglaterra que dependía del Rey, tenía poco que ver con
el protestantismo del Continente, pero terminó por verse influenciada. El nuevo
credo provocó la confiscación de los bienes de la Iglesia que le sirvieron a la
monarquía para paliar el temporal del alza de los precios y el desorden monetario
producido por la circulación de los metales preciosos americanos, pero también
inauguró una época de gran confusión.
La subida al trono de María, hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón, selló la paz
con España, así como la reanudación de las relaciones con Roma y la readopción
de la fe católica. Pero, en 1558, con la inauguración del reinado de su media
hermana Isabel, el catolicismo fue desterrado hasta su muerte en 1603, cuando su
sucesor, el católico Jacobo I Estuardo, dio inicio a una persecución contra los
protestantes. Dentro de este clima de inestabilidad económica y religiosa que
provocó persecuciones y violencia, se gestó la colonización de la América británica,
a partir del último cuarto del siglo XVI.
Clarence Haring establece una diferenciación entre las colonias granja y las colonias
de explotación. En su opinión, las primeras definen el modelo de colonización
británico en el Nuevo Mundo y las segundas el patrón ibérico. Las colonias granjas
establecidas en zonas templadas tenían las mismas características que Europa y,
por tanto, no ofrecían los productos tropicales que eran tan apreciados en el Viejo
Mundo. Por consiguiente, los colonos que allí se establecieron no lo hicieron para
adquirir grandes riquezas, sino para vivir con libertad. Estas son las colonias de
América del Norte. Las colonias de explotación se encontraban en los trópicos o en
regiones ricas en minerales y producían y exportaban materia prima.
La posesióntípica de la colonia granja de América del Norte fue la pequeña parcela,
en tanto que en las colonias de explotación imperó la gran propiedad donde se
requería mayor cantidad de mano de obra y, por consiguiente, se tuvo que recurrir
a los esclavos negros. Estas comunidades no atraían inmigrantes, de manera que
el crecimiento de la población blanca fue lento y se operó un gran mestizaje. Nació,
entonces, un proletariado mestizo que llevó a la creación del sistema de castas y a
la concentración de la riqueza en manos de la minoría blanca, propiciando el
surgimiento de un tipo de sociedad aristocrática.
La importancia económica que representaban para España sus colonias provocó
que ejerciera un control absoluto sobre ellas, estableciendo un recio monopolio
comercial, así como un despotismo administrativo y que intentara organizar una
sociedad aristocrática. Las colonias inglesas se autogobernaban, en la práctica,
gracias a las asambleas o consejos de libre elección, en tanto que los Gobernadores
3. reales enviados de Londres interfirieron poco en las decisiones coloniales. La
Corona británica nunca aspiró a formar una aristocracia colonial o una iglesia estatal
y circunscribió su ambición a la regulación del comercio colonial de acuerdo con sus
intereses. Los motivos de la colonización fueron casi los mismos tanto para los
ingleses como para los españoles, a saber: el deseo de aventura, el afán de
riquezas, el proselitismo religioso, el descontento por las condiciones políticas,
sociales, económicas y religiosas.
Las guerras imperiales y coloniales
Las guerras que las potencias colonizadoras, España, Francia e Inglaterra,
mantuvieron en Europa durante los siglos XVII y XVIII repercutieron en el Nuevo
Mundo. En 1688, con la Revolución Gloriosa que entronizó a Guillermo de Orange
y a la Reina María, ambos enemigos acérrimos de Francia y de España. En 1673,
Louis Joliet y el Padre Marquette, desde los Grandes Lagos, viajaron corriente abajo
por el Mississippi y desembocaron en el Golfo de México. Casi una década después,
en 1682, Sieur de la Salle tomó posesión del extenso territorio de la Louisiana en
nombre del Rey de Francia y poco después estableció una colonia en la costa del
Golfo, en Texas. En 1697, el Tratado de Ryswick puso fin a esta guerra, aunque el
mismo no alteró para nada la demarcación colonial. Mientras tanto, en 1696, España
fundó Pensacola sobre el Golfo de México y el Padre Kino estableció la misión de
San Xavier, cerca de Tucson, en el territorio de Arizona. Cuatro años más tarde los
españoles reocuparon Nuevo México, de donde habían sido expulsados por los
indios, en 1680.
Pero la mayor consecuencia del conflicto en Norteamérica la sufrieron los franceses
con la pérdida de Port Royal, en la Acadia. Entre 1713 y 1714, los Tratados de
Utrecht pusieron fin al conflicto y dieron paso a un nuevo equilibrio del poder e
Inglaterra surgió como la gran potencia marítima y comercial, logrando penetrar en
los mercados hispanoamericanos inundándolos con sus productos de contrabando
a través del tratado del asiento de negros y el “navío de permiso” que participaba
en las ferias de Portobelo y Veracruz.
A finales de 1739, estalló la guerra de la Oreja de Jenkins entre Inglaterra y España
que se libró, principalmente, en las fronteras entre Georgia y Florida y en el Caribe.
Ese mismo año, soldados yanquis atacaron la fortaleza de Louisburg logrando la
rendición de los franceses, pero por la Paz de Aquisgrán, en 1748, los ingleses la
devolvieron, a cambio de Madrás en la India. Aunque todo indicaba que la Guerra
sería ganada por Francia, tanto en Europa como en las colonias, el nombramiento
de William Pitt como secretario de Estado representó un giro importante para la
situación. Pitt consideraba que el objetivo primordial para Inglaterra era la conquista
del Canadá y del Oeste. Por consiguiente, concentró las fuerzas inglesas en
Norteamérica y entre 1758 y 1760 se concluyó la conquista total del Canadá francés.
En 1763, Inglaterra no sólo obtuvo el Canadá, sino también la Florida española,
mientras que Francia le cedió a España.