La cobertura sanitaria universal implica que todas las personas y comunidades reciban los servicios de salud esenciales que necesitan sin sufrir consecuencias financieras. Los países pueden avanzar hacia este objetivo fortaleciendo sus sistemas de salud, estableciendo fuentes de financiación sólidas y aumentando la disponibilidad de trabajadores sanitarios cualificados. La OMS mide el progreso hacia la cobertura sanitaria universal evaluando el acceso a servicios esenciales de calidad y la protección financiera de las personas.