La Epístola de Santiago ha sido uno de los libros peor comprendidos de la Biblia. En el Debate de Leipzig realizado en 1519, el erudito católico-romano Johann Eck la usó para desafiar el punto de vista de Martín Lutero con respecto a la justificación por la fe sola, insistiendo en que debían añadirse las obras a la ecuación.