Este trabajo trata sobre Góngora. Es un autor que tiene una gran cantidad de obras compuestas por él, como, por ejemplo, "Polifemo y Galatea". Su mayor enemigo era Quevedo, entre ellos hubo más de una obra, en la que se insultaba mutuamente. Los dos fueron unos de los autores más importantes de la época.
Definición: es un término que procede del francés barroque y que permite nombrar al movimiento cultural y estilo desarrollado entre el siglo XVII y a mediados del siglo XVIII. El barroco alcanzó diversas disciplinas (la arquitectura, la pintura, la música, la literatura, etc.) y se caracterizó por la ornamentación excesiva.
Época: Siglo XVII y a mediados del siglo XVIII
Características: •
a) Cultivo de formas poéticas clásicas: Es decir se basaron en las formas estróficas tradicionales como el terceto, el cuarteto, la redondilla, el romance, la lira, la octava, el soneto, etc.
b) Uso exagerado del hipérbaton y de la elipsis: Con esto se provocó cierto desorden en la organización lógica de la oración y del párrafo.
c) Empleo de neologismos y arcaísmos: Introdujeron muchas palabras consideradas en esa época como neologismos o como arcaísmos
d) Amplia libertad semántica: Es decir a las palabras de uso común le otorgaban un sentido totalmente personal.
e) Citas mitológicas: Multiplicaron las alusiones históricas y geográficas valiéndose de exuberantes citas mitológicas griegas y romanas.
f) Figuras retóricas: Es decir usaron figuras como la metáfora, metonimia, sinécdoque, comparaciones, etc.
g) Manejo especial de construcción gramatical: Dispusieron de manera muy singular la construcción gramatical, con el propósito de provocar en el lector la sensación de efectos plásticos, como luz, brillo, sonoridad, etc.
h) Temática: Los temas que trataron tuvieron como finalidad de exaltar la belleza natural y considerar la existencia humana como constante y paulatino morir.
Autores:
1) Sor Juana Inés de la Cruz:
2) Luis de Góngora y Argote:
3) Francisco de Quevedo y Villegas:
Culteranismo: Corriente literaria que cultiva la forma de las palabras dejando en un segundo plano su contenido y pretende crear un mundo de belleza, impresionando para ello los sentidos con los más variados estímulos de luz, color, sonido y con un lenguaje ampuloso y culto.
Conceptismo: Corriente literaria que profundiza en el sentido o concepto de las palabras; se puede definir como una agudeza mental que da preferencia a las ideas con el fin de impresionar la inteligencia o el deseo de decir mucho con pocas palabras.
Soneto: Un soneto es una composición poética de origen italiano que consta de 14 versos endecasílabos consonantes. Se divide en cuatro estrofas: los primeros ocho versos en dos cuartetos y los últimos seis en dos tercetos. La rima de los cuartetos puede ser ABBA-ABBA o ABAB-ABAB. La rima de los tercetos puede varía aún más, pero las combinaciones más comunes son CDC-DCD y CDE-CDE. En el soneto clásico generalmente el tema se enuncia en los cuartetos y la solución aparece en los tercetos.
Ponencia en I SEMINARIO SOBRE LA APLICABILIDAD DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR UNIVERSITARIA. 3 de junio de 2024. Facultad de Estudios Sociales y Trabajo, Universidad de Málaga.
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2.
Biografía.
Luis de Góngora y Argote nació en
Córdoba en 1561 y murió en su ciudad
natal en 1627. Su padre era juez.La
madre de Góngora pertenecía a ilustre
familia cordobesa, al igual que su
esposo. Góngora antepuso el apellido
de su madre al de su padre.Estudió
Cánones en Salamanca entre 1576 y
1580, pero no llegó a graduarse.Recibió
hasta las órdenes menores. Más tarde
su tío le cedió el cargo de racionero de
la catedral de Córdoba, y Góngora
recibió las órdenes mayores.Ya era
conocido como poeta, en tertulias
literarias de Madrid ya se leen
composiciones suyas. En su juventud
ya era bastante famoso puesto que
Cervantes habla de él cuando Góngora
sólo tiene 24 años.
3.
En 1617 consigue entrar en la Corte, gracias al favor del primer ministro, el
duque de Lerma. Luego es nombrado capellán de su Majestad, por lo que se
ordena sacerdote a los cincuenta y cinco años. La falta de vocación religiosa
del poeta fue evidente a lo largo de toda su vida y se mostró en su pasión por
las mujeres.A diferencia de la mayoría de sus contemporáneos, en Góngora, ni
la religión ni el amor ocupan un lugar importante en su vida o en su poesía.
Estaba dominado sólo por el sentimiento de la belleza; el amor y la naturaleza,
asuntos de los que trató con perfecto dominio, más que sentimientos en él
aparecen como pretextos para la creación poética.a muerte de Felipe III, rey de
España y Portugal (1598-1621), y sus deudas en la Corte por su afición al
juego, agravaron su situación, por lo que a la caída de Lerma se verá obligado
a buscar la sombra y el favor del omnipotente conde-duque de Olivares, quien
dirigió la política de la Monarquía Hispánica durante veinte de los años del
reinado de Felipe IV (1621-1665), concretamente desde 1623 hasta 1643.
4.
Son años difíciles: el Conde-Duque lo entretiene con promesas que nunca se
materializan, lo amenazan con embargos, alguien (Quevedo según el anecdotario)
compra su casa y le obliga a desalojarla.
Enfermo y sin recursos, intenta publicar sus poemas, dispersos hasta la fecha, pero no
lo consigue. Una mejoría de la enfermedad le permite volver a Córdoba en 1626. Allí
comenzó a tener desvanecimientos y dolores de cabeza y muere a los sesenta y seis
años, víctima de una apoplejía.Toda su vida se concentró en su actividad literaria:
polémicas, amistades, enemistades literarias. Por el carácter innovador de su poesía,
Góngora tuvo en vida defensores apasionados y críticos implacables. Los “mejores”
enemigos fueron Quevedo y Lope de Vega. Lope admiraba a Góngora, pero éste le
despreciaba. Góngora dominó a Lope, pero no fue así con Quevedo: la antipatía entre
Góngora y Quevedo fue menos literaria y más profundamente personal. Ambos tenían
un temperamento agresivo, retorcido e inclinado a la mordacidad. El agudo ingenio de
Góngora para la sátira se estrellaba ante la ilimitada capacidad de Quevedo para la
caricatura, por ejemplo con su alusión a la supuesta ascendencia judía de Góngora: “Yo
te untaré mis versos con tocino porque no me los muerdas, Gongorilla”.
Góngora tuvo como partidarios al conde de Villamediana y a los humanistas Pedro de
Valencia y fray Hortensio de Paravicino. Góngora era cabeza del estilo literario conocido
por culteranismo, un término que poseyó en su origen carácter burlesco, formado a
partir de la palabra culto y que, de hecho, supone la fase final de la evolución de la
poesía renacentista española, instaurada por Garcilaso de la Vega.
5.
Obras.
Aunque Góngora no publicó sus obras (un intento suyo en 1623 no fructificó),
éstas pasaron de mano en mano en copias manuscritas que se coleccionaron
y recopilaron en cancioneros, romanceros y antologías publicados con su
permiso o sin él. El manuscrito más autorizado es el llamado Manuscrito
Chacón (copiado por Antonio Chacón, Señor de Polvoranca, para el Conde-
Duque de Olivares), ya que contiene aclaraciones del propio Góngora y la
cronología de cada poema; pero este manuscrito, habida cuenta del alto
personaje al que va destinado, prescinde de las obras satíricas y vulgares. El
mismo año de su muerte Juan López Vicuña publicó ya unas Obras en verso
del Homero español que se considera también muy fiable e importante en la
fijación del corpus gongorino; sus atribuciones suelen ser certeras; aun así, fue
recogida por la Inquisición y después superada por la de Gonzalo de Hoces en
1633.4 Por otra parte, las obras de Góngora, como anteriormente las de Juan
de Mena y Garcilaso de la Vega, gozaron el honor de ser ampliamente
glosadas y comentadas por personajes de la talla de Díaz de Rivas, Pellicer,
Salcedo Coronel, Salazar Mardones, Pedro de Valencia y otros.
6.
Aunque en sus obras iniciales ya encontramos el típico conceptismo del
barroco, Góngora, cuyo talante era el de un esteta descontentadizo («el mayor
fiscal de mis obras soy yo», solía decir), quedó inconforme y decidió intentar
según sus propias palabras «hacer algo no para muchos» e intensificar aún
más la retórica y la imitación de la poesía latina clásica introduciendo
numerosos cultismos y una sintaxis basada en el hipérbaton y en la simetría;
igualmente estuvo muy atento a la sonoridad del verso, que cuidaba como un
auténtico músico de la palabra; era un gran pintor de los oídos y llenaba
epicúreamente sus versos de matices sensoriales de color, sonido y tacto. Es
más, mediante lo que Dámaso Alonso, uno de sus principales estudiosos,
llamó elusiones y alusiones, convirtió cada uno de sus poemas últimos
menores y mayores en un oscuro ejercicio para mentes despiertas y eruditas,
como una especie de adivinanza o emblema intelectual que causa placer en su
desciframiento. Es la estética barroca que se llamó en su honor gongorismo o,
con palabra que ha hecho mejor fortuna y que tuvo en su origen un valor
despectivo por su analogía con el vocablo luteranismo, Culteranismo, ya que
sus adversarios consideraban a los poetas culteranos unos auténticos herejes
de la poesía.
7.
La crítica desde Marcelino Menéndez Pelayo ha distinguido
tradicionalmente dos épocas o dos maneras en la obra de Góngora: el
«Príncipe de la Luz», que correspondería a su primera etapa como
poeta, donde compone sencillos romances y letrillas alabados
unánimemente hasta época Neoclásica, y el «Príncipe de las
Tinieblas», en que a partir de 1610, en que compone la oda A la toma
de Larache se vuelve autor de poemas oscuros e ininteligibles. Hasta
época romántica esta parte de su obra fue duramente criticada e incluso
censurada por el mismo neoclásico Ignacio de Luzán. Esta teoría fue
rebatida por Dámaso Alonso, quien demostró que la complicación y la
oscuridad ya están presentes en su primera época y que como fruto de
una natural evolución llegó a los osados extremos que tanto se le han
reprochado. En romances como la Fábula de Píramo y Tisbe y en
algunas letrillas aparecen juegos de palabras, alusiones, conceptos y
una sintaxis latinizante, si bien estas dificultades aparecen
enmascaradas por la brevedad de sus versos, su musicalidad y ritmo y
por el uso de formas y temas tradicionales.
8.
Influencia
Góngora fue muy mal entendido por la crítica. Su estilo suscitó inmediatamente
la oposición. El humanista Francisco Calcals (1564-1642) cuando leyó las
Soledades afirmó que el príncipe de la luz —refiriéndose al poeta de las
letrillas— se había mutado en el príncipe de las tinieblas. Una actitud que se
prolongaría hasta finales del siglo XIX, cuando algunos simbolistas franceses,
en especial Verlaine, y los poetas modernistas de habla española, inician la
valoración del gongorismo. Una valoración que culmina en 1927, año del
centenario de su muerte, cuando una nueva generación de poetas españoles,
Jorge Guillén, Pedro Salinas, García Lorca, Alberti, le aclaman como a uno de
sus maestros, y Dámaso Alonso, poeta también, publica su edición crítica de
las Soledades, a la que siguen algunos estudios definitivos para la
comprensión de Góngora. Véase también Generación del 27.