Japón realizó importantes reformas luego de la Segunda Guerra Mundial bajo la ocupación estadounidense, incluyendo la disolución de los grandes conglomerados y la creación del MITI para promover la competitividad. En las décadas siguientes, Japón invirtió fuertemente en educación científica y tecnológica, e ingeniería inversa para mejorar la tecnología importada. Las empresas japonesas también adoptaron enfoques innovadores como la producción justo a tiempo para mejorar la calidad y eficiencia.