La Constitución de 1812 estableció la soberanía nacional y la división de poderes entre el ejecutivo (el rey), el legislativo (las Cortes con el rey) y el judicial (jueces). También declaró la religión católica como la única confesionalidad del estado español. Las Cortes de Cádiz aprobaron medidas adicionales como la abolición del régimen señorial y de la Mesta, y la eliminación del mayorazgo y los gremios.