Las ciudades en los países menos desarrollados suelen presentar grandes desigualdades, con la mayoría de la población viviendo en barrios masificados sin servicios básicos, mientras una minoría vive en zonas lujosas. Además, el rápido crecimiento urbano ha causado problemas medioambientales como la contaminación del aire debido al tráfico, y la contaminación de ríos y mares por la falta de sistemas de depuración de aguas residuales.