La ética de la sustentabilidad reconoce los tiempos diferenciados de los procesos naturales, económicos, políticos, sociales y culturales. El futuro sustentable sólo será posible en un mundo donde la naturaleza y la cultura continúen coevolucionando de manera armoniosa. La Carta de la Tierra aboga por patrones de producción, consumo y reproducción que protejan la capacidad regenerativa de la Tierra, los derechos humanos y el bienestar comunitario.