Fernando VII regresa a España en 1814 después de que Napoleón sea derrotado. Gobierna de forma absolutista y revierte las reformas liberales, lo que genera descontento entre el ejército y la población. En 1820, el comandante Rafael de Riego se pronuncia a favor de la Constitución de 1812, dando inicio al Trienio Liberal. A pesar de los esfuerzos iniciales de Fernando VII por mantenerse en el poder, finalmente jura la Constitución debido a la presión popular.