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ANTONIO GALINDO RINCŁN 
MANUEL LŁPEZ LŁPEZ 
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PUBLICACIÓN DE EXCLUSIVO CARÁCTER TÉCNICO 
QUE SE EDITA CON PERIODICIDAD MENSUAL 
Trata todos los temas relacionados 
con la metodología del entrenamiento en el Fútbol: 
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Metodología y Organización 
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Biomecánica 
Aprendizaje Motor 
Pedagogía Aplicada 
Fisiología del Esfuerzo Físico 
Medicina Deportiva 
Dietética… 
En cada uno de los números presentamos artículos actualizados 
de prestigiosos técnicos relacionados directamente 
con los temas a tratar, tanto nacionales como extranjeros. 
Nuestra pretensión es servir de "vehículo de apoyo" 
en el reciclaje técnico para entrenadores, preparadores físicos, 
médicos del deporte, técnicos de fútbol en general, 
estudiantes de los diversos niveles para entrenadores, 
futbolistas y aquellos aficionados que sientan 
la belleza de este deporte y que 
quieran comprenderle mejor. 
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Agosto-2013 nº 210 4
SSUU MM AA RR II OO 
Número 210 
Agosto 2013 
Editorial 7 
Tema del mes: 
El modelo de juego 
8 Hablamos de fútbol con… 
Ángel Cappa. 
12 Reflexiones básicas sobre el juego. 
Estructura y dinámica del 
juego en fútbol. 
Jorge Castelo. 22 
Atención y concentración 
en el fútbol pre-juvenil. 
Gustavo Aysland Ávila Ovalle. 36 
Firma invitada. 59 
Tarea de entrenamiento: 
“Comodín para posesión y cambio 
de espacio” 60 
Contenido de nuestro 
próximo número. 62
Agosto-2013 nº 210 6
Jesús Cuadrado Pino 
DIRECTOR 
Entrenador Nacional de Fútbol (Nivel III). 
Máster Profesional en Fútbol. 
Especialista en Táctica y Dirección de Equipos de Fútbol (CESFÚTBOL). 
Especialista en Alto Rendimiento Deportivo por la Universidad Autónoma de Madrid. 
Máster en A. R. D. por el C. O. E. 
Técnico Deportivo Superior. 
Director y Profesor del Máster Profesional en Fútbol para Entrenadores Nacionales (CESFÚTBOL). 
A vueltas con el modelo 
Forma parte de la gran confusión terminológica que invade el fútbol. Confusión que no sólo se 
produce en la prensa supuestamente especializada, sino que está en boca de muchos entrenadores 
profesionales, lo cual resulta más preocupante. Entre otros muchos términos, que he referido en diversos 
artículos, ahora menciono tres que se emplean como sinónimos y que, en todo caso, se desvirtúa su 
significado. Me estoy refiriendo a “modelo”, “estilo” y “sistema”. Los tres se emplean indistintamente para 
referirse a la forma de jugar de un equipo, cuestión que puede considerarse correcta en cierta medida. Lo 
incorrecto surge en el significado que se les atribuye. Considero que lo más correcto sería poner a los tres 
el apellido “táctico”. Así los mencionaríamos siempre como “modelo táctico”, “estilo táctico” y “sistema 
táctico”. Esto significaría, de entrada, una aclaración, porque la forma de jugar de un equipo proviene de 
las variantes tácticas que utiliza. 
El equipo que juega bien es el que interpreta bien cada situación del juego 
para resolverla en la forma que convenga a cada instante 
Es un hábito constatado en el periodismo, entre los entrenadores y en los textos de los cursos de 
entrenadores desvirtuar el concepto sistema, o modelo, al referirse a él únicamente como la 
“formación”. Dicen “sistema 4-2-3-1” ó “1-4-2-3-1” (por ejemplo) y se quedan tan panchos. Sin embargo, 
el sistema, o modelo, es mucho más porque abarca todas las variantes tácticas empleadas. El modelo de 
juego de un equipo se asienta en las variantes tácticas que emplea con más asiduidad y que pueden 
resumirse en: alineación, formación (que se confunde con sistema), posición defensiva, tipo de ataque, 
conducta defensiva y dinámica de ataque. Pero por encima de esta confusión, existen dos errores que hacen 
mucho daño, en la práctica, a la evolución del fútbol. Por una parte, se atribuye a cada entrenador un 
modelo de juego a modo de característica personal que le diferencia de los demás; por otra parte, a cada 
equipo se le considera con una forma concreta de desarrollar el juego, como si sólo se jugase a una cosa 
en vez de jugarse al fútbol. 
Un equipo no debe, y ante bastantes circunstancias del juego no puede, aplicar un modelo (o 
sistema) rígido; no debe, o no puede, aplicar siempre las mismas variantes tácticas porque en el 
juego pueden darse, y de hecho se dan, diferentes circunstancias. Llevo muchos años indicando que el 
equipo que juega bien es el que interpreta bien cada situación del juego para resolverla en la forma que 
convenga a cada instante. Por otra parte, no debe aplicarse a los entrenadores un modelo de juego, un 
entrenador no debe llevar consigo una forma de jugar. La misión de un entrenador profesional de fútbol 
es manejar los recursos futbolísticos de los jugadores de su plantilla con el objetivo de lograr el máximo 
rendimiento posible. Debe manejar todos los recursos de juego para plantearlos y entrenarlos eficazmente. 
Un entrenador no es un modelo, de la misma forma que un médico no es una medicina. Sin embargo, cada 
vez que un entrenador llega a un equipo se habla de “su sistema” o “su modelo”. En los inicios de cada 
campeonato se vuelve a vueltas con el modelo. 
jecupi@trainingfutbol.com 
e d i t o r i a l 
Agosto-2013 nº 210 7
Tema del mes 
El modelo de juego 
Jorge D’Alessandro 
Dentro del modelo de juego, está la formación inicial del equipo sobre el campo. Las formaciones 
dibujan la personalidad de cada equipo, pero a partir de ahí tiene que establecerse muy bien lo 
que yo denomino “repertorio de movimientos”. La formación es la puesta en escena, la primera 
idea, que se puede ir modificando durante el partido por las situaciones que se vayan produciendo. 
A partir del minuto uno de cada partido tenemos que empezar a desarrollar la dirección de campo y uno 
de los recursos para ello es el cambio de la formación. El “repertorio de movimientos” tiene que ser 
conocido y consensuado, debe tener en cuenta cada posición en el campo con sus variantes y sus 
recorridos. A partir de aquí, conociendo bien a todos los futbolistas, debemos darles atribuciones 
concretas para que cada uno de ellos pueda evolucionar. Pero cada jugador tiene que cumplir siempre 
las obligaciones exigidas por su posición. Hay un repertorio de movimientos para todos los jugadores y 
para todas las funciones a realizar, con sus correspondientes variantes. No es lo mismo jugar, por 
ejemplo, en un 4-4-2 que en un 4-2-3-1. Los movimientos varían según la formación de apliquemos y 
también con relación a las características de cada jugador en concreto. 
Unai Émery 
Para mí es fundamental la movilidad, pero hay que partir de un orden. Debe tenerse establecida una 
coordinación a la hora de atacar y a la hora de defender, creo en el desarrollo de este trabajo para que 
lo interpreten bien los jugadores. También creo en la inteligencia de las correcciones que se tienen que 
dar, porque en el terreno de juego muchas veces no puedes coaccionar a un jugador obligándole a que 
no pierda una situación en ataque pensando que eso pueda hacer que luego no defienda bien. A los 
jugadores hay que darles libertad para el aprovechamiento de las acciones ofensivas, pero siempre con 
la coordinación colectiva necesaria para que el equipo funcione bien mediante basculaciones y permutas. 
Agosto-2013 nº 210 8
Creo mucho en el sistema y, a partir de ese sistema, creo también mucho en la movilidad y en el 
dinamismo. En un equipo de fútbol hace falta de todo, se necesitan jugadores de diferentes 
características. Es cierto que, por ejemplo, un central no va a jugar de media punta, o viceversa; pero los 
dos son totalmente complementarios y necesarios, aunque en lo referente a la creación y a la destrucción 
de juego cada uno tenga características muy diferentes. En todo caso, hay que tener a todo el grupo 
preparado para jugar con una disposición táctica que esté prevista y entrenada. El concepto de sistema 
hay que saber entenderlo, interpretarlo y visualizarlo. Un mismo sistema funciona de manera muy distinta 
si se sitúa más cerca o más lejos de tu portería, o si al recuperar el balón se incorporan al ataque más o 
menos jugadores. Cada sistema tiene muchas variantes. 
José Peseiro 
Suele considerarse que cada uno tiene un modelo, pero particularmente creo que no hay modelo. 
Puede admitirse que hay modelo en el fútbol inglés o en el fútbol brasileño, por ejemplo, porque algunas 
nacionalidades tienen bastante definida su forma de juego. Pero fuera de ello, y en el ámbito de cada 
país, resulta una presunción decir que tenemos un modelo. Ahora bien, cada entrenador ha de tener una 
idea de juego para él mismo, una idea que tiene que ver con la experiencia de cada uno, con el tipo de 
fútbol que le guste más. La forma de plantear el juego por cada entrenador está influenciada por sus 
vivencias como estudiante, por sus experiencias como técnico y por su actitud ante la vida. Hay 
entrenadores con una aptitud defensiva ante la vida, en cambio otros muestran una aptitud más 
emprendedora. En cualquier caso, no se trata de un modelo de cada entrenador, se trata de una idea 
que recoge las características de juego de cada equipo. Además, a través de las vivencias y de las 
experiencias se puede ir cambiando esa idea. Lo fundamental es adaptar la idea que tengamos a los 
principios del juego y hacer algunas modificaciones adaptadas a ciertas particularidades para buscar el 
máximo rendimiento. 
Eusebio Sacristán 
La colocación inicial, o de referencia, de los jugadores sobre el campo establece los aspectos 
generales del juego de tu equipo, los movimientos y las acciones básicas que quieres transmitir a tus 
jugadores. A partir de ahí expones una situación de partida, colocando a cada jugador en la posición ideal 
para poder desarrollar con eficacia las acciones del juego que pretendes, tanto en defensa como en 
ataque. En primer lugar, lo que da consistencia al equipo es tener una identidad bien definida, unos 
buenos argumentos propios. Esto es fundamental, es la base para desarrollar un juego que te lleve a 
conseguir los resultados. El equipo debe adquirir unos automatismos en ataque y en defensa para ser 
un equipo coordinado, un conjunto en el que todos los jugadores se sientan partícipes. Partiendo de esto, 
después habrá que incidir en algunos aspectos que te permitan explotar los defectos del rival y 
contrarrestar sus virtudes. Considero que esta es la base de lo que es la táctica del juego. Se trata de 
que tu equipo tenga un sólido desarrollo y que ese desarrollo sirva luego para que en cada situación 
puedas adoptar matices adecuados para superar al equipo rival. 
Juan Manuel Lillo 
Si nos ceñimos a la formación inicial, a una colocación previa de cada jugador en el campo como 
referencia, debo decir que me parece importante si el reparto espacial está bien construido pensando 
en las mezclas de tus jugadores, en sus sinergias, en sus posibilidades, en las probabilidades que 
puedan afectar al colectivo, en que se manifiesten determinadas superioridades posicionales y en 
Agosto-2013 nº 210 9
varios aspectos más. Aparte de esto, está muy claro que hay jugadores que se relacionan mejor con 
unos espacios que con otros. Pero por encima de esto tenemos que considerar que nadie se relaciona 
solo con el espacio, siempre está presente la relación con los compañeros, con los rivales y con el 
balón, aunque el reparto espacial te ayuda a buscar las sinergias que fomenten las capacidades y 
posibilidades de tus jugadores. La complementariedad entre unos y otros es importante. Pensando en 
todo esto, uno puede decidir entre varias formaciones distintas. Aparte de que si se tiene adquirido el 
sustrato cultural y estructural que define el estilo del equipo, se puede cambiar de formación ante 
determinados partidos atendiendo a determinadas cuestiones propias y del rival. Cuestiones que 
también tienen que ver con lo anímico. Para decidir una alineación y una formación hay que valorar 
muchas situaciones. A veces no juegan los mejores, sino los que tú crees que te van a ayudar mejor 
a ganar en determinados momentos. En cualquier caso, se trata de la sinergia, de la multiplicación de 
las capacidades, nunca de la suma. Pensando en la sinergia, y no en la suma, debe tenerse en cuenta 
la formación como reparto espacial. Pero siempre es un reparto espacial inicial, los aconteceres harán 
que tengas que moverte por espacios distintos a los previstos. 
Antonio Tapia 
Resumiendo el concepto, podemos definir el modelo como la forma que utilizas para jugar tanto en 
ataque como en defensa. El modelo, o sistema de juego, engloba todos los recursos que empleamos 
a la hora de desarrollar en la práctica el fútbol de nuestro equipo. Hay que analizar muy bien lo que 
puedes hacer con las posibilidades de que dispones a todos los niveles: jugadores, proyecto deportivo, 
entorno, grupo de trabajo, etc. No debemos olvidar que el entrenador es un gestor de recursos. 
Debemos manejar de la mejor manera posible los recursos que tengamos, en base a unos objetivos 
de deben estar muy claros. También es importante tener en cuenta la cultura y el bagaje que ya traen 
los jugadores, porque muchas veces nos empeñamos en aplicar un modelo de en muy poco tiempo y 
con ello podemos crear confusión para el desarrollo colectivo del juego. Por otra parte, debe tenerse 
en cuenta el método que más domina el entrenador, porque un entrenador puede ser más eficaz con 
unos métodos que con otros. Por ejemplo, si manejas muy bien la defensa combinada, debes utilizarla. 
Es importante lo que domina el entrenador e incluso lo que le gusta. Si se ganan partidos satisfaciendo 
las necesidades del espectador y las necesidades propias, mucho mejor. 
Miguel Ángel Portugal 
El punto de partida es el marco estático a partir del que voy a desarrollar todos los movimientos 
sincronizados. El siguiente punto es el balón y su situación. Partiendo de esto desarrollamos todos los 
movimientos sincronizados. Cada partido requiere un plan, una base sobre la que aplicar el sistema, 
y requiere un desarrollo táctico. Un partido va más allá de la alineación y de la formación. Se requiere 
un plan para contrarrestar las fortalezas del rival y para atacar sus debilidades. Hay que elegir el mejor 
punto de partida, que es el sistema. Hay que elegir el mejor desarrollo, que es la táctica. Además, hay 
que tener prevista cualquier eventualidad favorable o desfavorable para poder reforzar o cambiar la 
dinámica de juego del equipo. El modelo, o sistema, y su desarrollo debe de ser un escudo protector 
para la capacidad individual y espontánea de cada jugador. De la misma forma que el talento individual 
debe contribuir de al rendimiento colectivo. El jugador parte de los conceptos colectivos y añade su 
talento individual espontáneo y protegido. El guión, bueno o malo, es del entrenador. Los actores, 
buenos o malos, son los jugadores y el nivel de desarrollo depende de ellos. Un mal guión puede ser 
interpretado de manera digna por buenos jugadores y un buen guión puede ser estropeado por la mala 
calidad de los jugadores. 
Agosto-2013 nº 210 10
Óscar Cano 
Antes de hablar de modelo o sistema de juego, me gusta empezar por lo básico, por el núcleo esencial 
que, para mí, es el jugador y sus capacidades para interactuar con los demás. Creo que se comete un 
error cuando el ansia por el conocimiento del juego nos aleja del principal protagonista: el jugador. Si no 
tenemos en cuenta las capacidades de los jugadores, que es lo que va a contextualizar lo que puede ser 
nuestro modelo de juego, no conseguiremos nada. El entrenador debe ser un “descubridor” de lo que sus 
jugadores pueden llegar a hacer. Partiendo primero de los jugadores, después el modelo, o sistema, 
representa todos los medios que empleamos para desenvolvernos tanto en el momento con pelota, como 
en el momento sin pelota, como en las transiciones. Creo que la gente se ha quedado con el lado inerte 
dentro de lo que puede ser un sistema, porque sólo se habla de números. Debemos tener claro que el 
sistema se compone de una estructura que tiene que ver con el funcionamiento en que te desenvuelves 
dentro del campo con relación a los elementos formales del juego, que son los espacios, el balón, los 
compañeros, los rivales y todo ese tipo de variables que hacen que el fútbol sea un deporte único. 
Carlos Queiroz 
Dentro del modelo de juego considero que la distribución de los jugadores sobre el campo tiene una 
influencia importante porque es lo que da racionalidad al funcionamiento del equipo. Los jugadores se 
sienten más cómodos cuando se mueven sobre los espacios que más se adaptan a sus características, 
donde sus capacidades técnicas se acoplan mejor a la posición del balón y a las posiciones de los 
rivales. La distribución de los jugadores sobre el campo supone una racionalidad para organizar las 
cosas. Los futbolistas han de saber que para cada una de las líneas del equipo existen unas funciones 
básicas. Uno de los errores más comunes del fútbol es que los jugadores se equivocan y se olvidan de 
sus funciones básicas. A veces, los entrenadores nos obsesionados con los sistemas pero, sin embargo, 
el problema surge cuando los jugadores se olvidan de sus funciones básicas. Ahí radican muchos 
errores que nos hacen buscar cambios y modificar la estructura, cuando, según mi opinión, lo que 
tenemos que hacer es hablar con los jugadores para aclarar situaciones básicas de sus funciones. Para 
que los sistemas sean idóneos, en función de los jugadores que tenemos, hay que considerar tres 
factores: calidad individual de cada futbolista, coherencia entre todos y relación de nuestra organización 
táctica con los objetivos que buscamos. 
Xabier Azkargorta 
Tenemos que considerar que el sistema de juego es algo que no sólo se manifiesta de forma numérica, 
como una nomenclatura. El sistema se desarrolla y se transforma, es algo vivo. Es un orden que busca, 
paradójicamente, el desorden del rival. Si los jugadores están sólo en el sitio, el sistema se convierte en 
un desastre solo rescatable por un artista que pase por delante de la jugada. Los jugadores no sólo han 
de estar en el sitio, principalmente tienen que estar “en situación de…”. Aparte de esto, es muy importante 
tener en cuenta el “espacio en el equipo”. El espacio que hay que ocupar en el terreno de juego es 
consecuencia del espacio que cada uno ocupe en el equipo. Está muy bien trabajar sobre el terreno de 
juego los espacios útiles, los espacios inútiles, las coberturas, los desdoblamientos y los espacios libres, 
pero debe tenerse en cuenta el espacio que se tiene que ocupar en el equipo. El entrenador tiene que 
buscar a cada jugador su espacio en el equipo para que luego traslade ese espacio al terreno de juego. 
Y dentro del terreno de juego, a cada jugador debemos darle misiones relacionadas con sus 
características y actitudes. Los movimientos que los jugadores realizan sobre el campo determinan el tipo 
de maniobras que realiza el equipo y marcan el estilo de juego. 
Agosto-2013 nº 210 11
Conversaciones sobre fútbol 
Hablamos de 
fútbol con… 
Ángel Cappa:“Lo fundamental es Ángel Cappa 
ayudar a los jugadores a entender el 
juego, después llegará la forma de 
ordenar al equipo” 
Cuadrado:“El objetivo de cada 
ataque debe ser dejar a un 
compañero con balón y con espacio 
muy cerca de la portería contraria” 
Reflexiones básicas sobre el juego 
Ángel Cappa 
Entrenador Nacional de Fútbol. 
Licenciado en Psicología y Psicopedagogía. 
Ex-Entrenador del Tenerife, Atlante de Méjico, Las Palmas, 
Racing de Avellaneda, Huracán, Gimnasia y Esgrima, River Plate. 
Ex-Segundo Entrenador del Real Madrid y del F. C. Barcelona. 
Profesor del Máster Profesional en Fútbol para Entrenadores 
Nacionales (CESFÚTBOL). 
Jesús Cuadrado Pino 
Entrenador Nacional de Fútbol. 
Máster Profesional en Fútbol y Máster en Alto Rendimiento Deportivo. 
Especialista en Táctica y Dirección de Equipos de Fútbol. 
Director de TRAINING FÚTBOL y de CESFÚTBOL. 
Director y Profesor del Máster Profesional en Fútbol. 
Es autor de varios libros de fútbol y ponente asiduo en jornadas técnicas nacionales e internacionales. 
Pero, fundamentalmente es un entrenador de fútbol con sólidos conocimientos y una dilatada experiencia al más 
alto nivel. Ángel Cappa es una referencia esencial para los técnicos de nuestro deporte. Cualquier intervención 
suya supone una fuente de enseñanzas. Domina muy bien cada tema en todos los aspectos, explica las cosas con 
facilidad y deja muy claros los conceptos. En esta conversación con él comenzamos repasando los malos 
momentos que están pasando los entrenadores, los verdaderos entrenadores, por culpa de un mercado irracional. 
Después ya nos centramos en aspectos básicos e interesantes análisis del juego. (Jesús Cuadrado Pino, director 
de TRAINING FÚTBOL) 
Agosto-2013 nº 210 12
Cuadrado.- Antes de entrar en temas concretos sobre análisis del juego, cabría hacer una 
reflexión del mal momento por el que pasamos los entrenadores de fútbol actualmente. Las modas, 
el mercado y ciertos intereses dejan de lado la verdadera valoración del verdadero entrenador. 
Como he manifestado en muchas ocasiones, cuando los dirigentes de un club de fútbol profesional 
se plantean la contratación de un entrenador no valoran su capacidad técnica ni su preparación, 
valoran otros aspectos ajenos a los requisitos técnicos y profesionales, ponen sobre la mesa otros 
intereses y algunos caprichos. En resumen, no se cree en el entrenador. Es evidente que el 
argumento más importante del juego son los jugadores, pero es muy importante quien maneja lo 
importante. Como consecuencia de esto, considero que uno de los motivos por los que en general 
se juega mal, es porque se entrena mal. 
Ángel Cappa.- Estamos ante una situación que deberíamos solucionar. Si no solucionamos esto, todo 
lo que hablemos sobre táctica y sobre conceptos del juego significa, simplemente, una suposición. Hace 
bastantes años ya que los clubes de fútbol se han organizado como empresas. Han abandonado el 
proceder que tenían años atrás. Se ha llegado a esta situación por la privatización de los clubes, la 
creación de las sociedades anónimas y también porque a los clubes han llegado empresarios que 
desplazaron a los antiguos dirigentes que eran mayoritariamente gente de fútbol. La consecuencia es 
una distinta organización del fútbol. Con la creación de nuevos departamentos directivos se quitan 
responsabilidades al entrenador, no sé si de forma voluntaria o involuntaria. En definitiva, se le quita 
autonomía al entrenador y se le reducen sus posibilidades de trabajo. 
C.- Sin embargo, al inicio de cada temporada casi todos los presidentes y dirigentes hablan de un 
“proyecto deportivo”. Cuestión que sólo se queda en sus demagógicas declaraciones porque nunca 
se plasma en la práctica. 
A. C.- Hay que aceptar que los entrenadores de fútbol dependemos de los resultados, pero no debería 
ser más que en cualquier otra actividad. Pero lo que pasa es que los entrenadores de fútbol aceptamos 
que dependemos de los resultados de mañana mismo y esto es muy malo porque causa un mal al fútbol, 
al club y, por supuesto, al entrenador. Se ha perdido una faceta esencial en la labor del entrenador, que 
es la pedagogía. Resulta que ahora no se enseña, sólo se entrena. Ahora la aspiración del entrenador 
es llegar al domingo siguiente. El nivel futbolístico resulta muy dañado. 
C.- En una portada del diario AS del pasado mes de julio, extractado de unas declaraciones de 
Ancelotti, nuevo entrenador del Real Madrid, se refleja en letras muy grandes: “… YO HAGO LAS 
ALINEACIONES”. Sorprende que un entrenador tenga que decir esto, sorprende que se maneje 
esta frase en la declaración de intenciones de los entrenadores y en la prensa. Esto debería ser una 
evidencia tan grande que decirlo o escribirlo significaría una perogrullada. Aunque en los tiempos 
que corren parece que no es tanta perogrullada. 
A. C.- Fíjate que yo he escuchado decir a bastantes personas que el entrenador no puede elegir a los 
jugadores porque es el eslabón más débil de la cadena, refiriéndose a la contratación de los jugadores 
para confeccionar las plantillas de cada temporada. Pero, en realidad, una de las tareas más importantes 
del entrenador es elegir los jugadores, y resulta que estamos aceptando que esto lo hagan otros. Con la 
gran injusticia añadida que esto conlleva, porque lo hace otra persona y luego es el entrenador quien 
corre el riesgo. Aparte de que muchos presidentes pretenden ser entrenadores. Si nosotros seguimos 
aceptando esta situación cometemos un error gravísimo, porque cuando el entrenador muestra debilidad 
es más fácil que lo echen más rápidamente. Tendríamos que hacer entender a los dirigentes que nosotros 
Agosto-2013 nº 210 13
no somos el eslabón más débil de la cadena, sino que somos el eslabón más fuerte. Sé que muchas 
veces no se puede, pero hemos de intentarlo. Todo gira alrededor del entrenador, si el equipo funciona 
todo lo demás tiene sentido y si el equipo no funciona todos los proyectos carecen de sentido. El fútbol 
se puede mirar desde distintos puntos de vista y todos pueden ser válidos, pero los dirigentes tienen 
que saber que cuando eligen a un entrenador concreto están eligiendo una forma de jugar al fútbol. 
C.- Para jugar bien al fútbol, para ser efectivos en el juego, han de cumplirse unos principios 
fundamentales que se derivan de las características del fútbol como deporte y de las reglas de juego 
establecidas. Estos principios fundamentales han de respetarse siempre, ante cualquier 
circunstancia. Pero luego pueden aplicarse diferentes variantes tácticas que inciden en la dinámica 
de juego de cada equipo, pueden adoptarse diferentes movimientos colectivos para desarrollar las 
situaciones del juego. 
A. C.- Hay diversas interpretaciones sobre los 
estilos para jugar al fútbol. Guardiola me dijo en una 
ocasión que él consideraba que el gol perfecto no 
incluía regate alguno, que lo ideal es hacer todo a un 
toque para llegar al gol. Evidentemente, esto es muy 
bueno, pero para mi gusto el gol perfecto incluye 
varios regates. Desde mi punto de vista, el gol perfecto 
o el gol más bonito o el gol que más me gusta, tiene 
que incluir algún regate, alguna gambeta, alguna 
burla. Esto es un estilo, y también es un estilo lo otro. 
En la definición de jugar bien al fútbol existen varias 
interpretaciones. Yo defiendo una manera de jugar al 
fútbol como si fuera la verdad, y muchas veces lo hago 
de forma vehemente. En Argentina hubo un tiempo en que se hablaba mucho de fútbol y había gente 
que era capaz de estar hablando durante más de una hora sobre si el número nueve hizo bien en pasarle 
pelota al número diez o tendría que haber tirado a gol. Se trataba de buscar la perfección de cada jugada. 
Sabemos que en los cafés se discute para tener razón, no se discute para encontrar la verdad. Hago 
constar esto porque voy a afirmar cosas que para mí son realmente así y las afirmo como si fueran 
realmente la verdad. 
C.- En nuestra terminología hay una gran confusión. Como yo he indicado en muchas 
ocasiones, se produce una “Torre de Babel” en la utilización y aplicación de los términos 
futbolísticos. Táctica, estrategia, modelo, sistema, formación, fase de juego, situación de juego, 
interiores, extremos, atención, concentración, finalización, definición… Conceptos que confunden 
no sólo por los periodistas, sino también los propios entrenadores profesionales. Considero que 
es muy importante ser correctos con la terminología, no simplemente para entendernos todos 
mejor, sino también para aplicar y desarrollar bien todas las cosas en los entrenamientos y en los 
planteamientos de cada partido. 
A. C.- Si nos referimos concretamente a la táctica, observamos que no se ponen de acuerdo en la 
definición de táctica, en la concreción de lo que es táctica o sistema. El 4-3-3, el 4-2-3-1, el 5-3-2, el 4-4-2… 
etc. Todo esto, ¿es táctica o es sistema? o ¿el sistema es otra cosa distinta? Hay un gran desacuerdo 
sobre esto. Para entendernos vamos a llamar táctica a todo esto, así nos ponemos de acuerdo. Muchas 
Agosto-2013 nº 210 14
veces las definiciones son caprichosas. Particularmente considero que la táctica es ordenar y repartir los 
espacios en el equipo. Pero, por encima de todo esto, considero que lo más importante son los conceptos 
básicos del juego. Los conceptos básicos del juego están por encima de la táctica. Lo fundamental es 
ayudar a los jugadores a entender el juego, después llegará la forma de ordenar al equipo. Porque si un 
jugador sabe cómo se juega, después se adaptará a cualquier sistema. La cuestión fundamental es 
entender el juego. Entender el juego a partir de los conceptos básicos. El juego no es tan difícil. El juego 
es sencillo, pero es inagotable porque se trata de una actividad creativa. 
C.- Además, se produce una constante evolución en todo lo referente al desarrollo del fútbol. 
No se van modificando solamente los medios de difusión de nuestro deporte, los materiales y los 
estadios; también evoluciona el juego en conceptos tácticos y técnicos. La frase de “todo está 
inventado en el fútbol” además de obsoleta es totalmente falsa. Basta con ver partidos grabados 
de distintas épocas para observar esta clara evolución, y comparar el juego de años atrás con el 
juego actual. 
A. C.- Los grandes jugadores siguen inventando el juego. Se trata de una actividad creativa y los buenos 
siempre inventan cosas. Por ejemplo, mañana voy a un campo de juego y Messi inventa otra cosa. Viendo 
jugar a los que verdaderamente saben jugar al fútbol observamos que descubren cosas del juego. Nadie 
puede decir: “yo ya sé de fútbol”. Algo sabré, pero no todo, porque es una actividad que siempre está en 
evolución. Además, si hablamos de táctica pero no hablamos de nombres propios, de jugadores de fútbol, 
estamos teorizando, estamos hablando de teoría pura y podemos decir cualquier cosa. Puedo decir que 
prefiero el 4-2-4 y ¿eso qué quiere decir?, ¿quiénes son los dos?, ¿quiénes son los cuatro? Todo 
dependerá de los jugadores que tengamos. 
C.- Los jugadores han de tener libertad de acción para tomar decisiones y ejecutar acciones 
durante el desarrollo del juego, pero se necesita una organización para rendir adecuadamente como 
equipo. El fútbol es un deporte colectivo, de colaboración colectiva ante una oposición colectiva. Los 
jugadores tienen unas obligaciones para el funcionamiento del grupo. 
A. C.- El orden es el punto de partida. Nos ordenamos 
de alguna manera para jugar. Como dijo Menotti, “el fútbol 
es orden para la aventura”. Sólo con orden es muy difícil 
ganar un partido. Sólo con aventura también es muy 
difícil. No se puede crear dentro del desorden. Nos 
ordenamos para que, de pronto, Iniesta o Fábregas, por 
ejemplo, aparezcan en situación de gol. Pero a partir del 
orden tiene que aparecer el talento porque únicamente 
con orden no es suficiente. Es muy difícil que alcance solo 
con el orden porque durante el partido hay que romperle 
en algunos momentos, hay que arriesgar. El fútbol es un 
juego y el juego implica riesgo. Me tengo que preparar 
para asumir ese riesgo con las mayores garantías posibles, pero no con todas, porque no se pueden dar 
todas las garantías. El entrenador tiene que preparar a los jugadores y animarlos a que arriesguen. Así 
mismo, los jugadores han de saber en qué lugares de la cancha tienen que arriesgar y en qué lugares de 
la cancha no conviene arriesgar. Pero el entrenador tiene que decir a sus jugadores que asuman el riesgo, 
porque si no es así, no podrán hacer nada para jugar. 
Agosto-2013 nº 210 15
C.- El planteamiento del partido es el orden de inicial. Un planteamiento que se asienta en las 
variantes tácticas que se escojan en función de las circunstancias. Pero no se trata solo de explicar 
las cosas verbalmente a los jugadores, el planteamiento se adquiere mediante las tareas de 
entrenamiento bien diseñadas. Los jugadores aprenden con lo que hacen, no con lo que se les dice, 
como ya he indicado en multitud de ocasiones. 
A. C.- Ordenamos al equipo tácticamente y a partir de ahí el jugador necesita arriesgar porque necesita 
jugar. Se podría decir que la táctica es la utilización del tiempo y del espacio. Cómo utilizamos el espacio 
que tenemos. Se dice que en el fútbol actual no hay espacios, pero lo cierto es que nunca hubo espacios. 
Los espacios hay que fabricarlos. Hay que utilizar la distracción. El toque no es una concesión para la 
galería, se toca para distraer y fabricar el espacio. Tocar sin tener claros los objetivos no sirve de nada. 
El toque es la distracción. Debemos manejar las distintas velocidades de juego. Por ejemplo, en la salida 
de la pelota aplicaré los toques con menos velocidad, porque ahí me interesa la precisión más que la 
velocidad. En la mitad de la cancha ya estoy buscando la jugada de gol, y el toque no puede ser muy 
lento, parsimonioso y anunciado, porque de esta forma no encontraré nunca la jugada de gol. Arriba tengo 
que arriesgar buscando el gol, aquí está la aventura, aquí cambio de velocidad, acelero, intento meter 
una pelota de gol o buscar una pared. 
C.- Si no hubiese rivales se iría lo más recto y lo más rápido posible hacia la portería contraria, 
pero los rivales te marcan y te cierran los caminos. Son necesarios el engaño y los movimientos 
colectivos para fabricarse espacios de progresión. El objetivo de cada ataque debe ser dejar a un 
compañero con balón y con espacio muy cerca de la portería contraria, que es lo que significa para 
mí una verdadera ocasión de gol. Llegar a cada ocasión de gol precisa una búsqueda constante 
de espacios mediante desmarques de apoyo y de ruptura y a través de una variedad de 
conducciones, regates, pases y cambios de orientación. Técnica y táctica íntimamente unidas para 
tratar de llegar al gol. 
A. C.- Son muchos los que dicen que hay que jugar por las bandas, y es cierto. La circulación de la 
pelota tiene que ocupar el ancho de la cancha porque si voy de un lado al otro de la cancha estoy 
moviendo al equipo contrario para que aparezca el espacio. Pero previamente no sé dónde aparecerá el 
espacio, puede que aparezca en una banda o puede que aparezca en el medio. Tendré que aprovechar 
cada jugada en el espacio en que aparezca y en ese instante interviene la técnica, porque si en ese 
instante crucial entrego mal la pelota o tiro mal, de nada valdrá todo el trabajo anterior. 
C.- El planteamiento táctico también debe adoptar un reparto de esfuerzos entre los jugadores del 
equipo, pero un reparto de acuerdo a los puestos y a las características de cada futbolista. No 
debemos olvidar nunca que el rendimiento es el resultado de la coordinación de los jugadores del 
equipo, no de su simple suma. 
A. C.- Hay que repartir el esfuerzo sobre el terreno del juego, pero esto no significa que todos los 
jugadores tengan que correr lo mismo. Se trata de un reparto de esfuerzos de acuerdo a las cualidades 
de cada jugador. Un equipo que defiende bien es un equipo que tarda poco en recuperar los espacios 
que abandonó para ir a atacar. Supone un error considerar que un equipo está equilibrado porque ataca 
sólo con uno o con dos y siempre está armado atrás. Lo verdaderamente importante sería que el equipo 
atacase con cinco y tardase muy poco en recuperar los espacios defensivos, este sí es un equipo 
verdaderamente ordenado. En la medida en que un equipo tarde poco tiempo en recuperar el espacio 
Agosto-2013 nº 210 16
que abandonó para ir a tocar, defenderá bien. Por otra parte, si se ataca con cinco y los otros cinco del 
fondo se quedan al lado del portero, se está actuando muy mal, porque cuando los que avanzaron pierden 
la pelota tienen que correr muchísimos metros para atrás y podrán volver rápido una o dos veces, pero 
no muchas. En cambio, si los del fondo avanzan también con el ataque para mantener al equipo junto, 
el repliegue de los de delante será muy corto. Esto es ocupar bien los espacios tácticamente y es mucho 
más importante que el 4-2-4, el 5-3-2, el 4-4-2, el 4-3-3… 
C.- Sin olvidar que la técnica tiene que ir ligada a la táctica, ambas íntimamente unidas 
como indiqué antes. Cada toma de decisión (táctica) tiene que corresponderse con la correcta 
ejecución (técnica). 
A. C.- Es que la pelota es el centro del juego, y 
técnica es lo referente al dominio de la pelota, en 
términos generales. No existe un aspecto táctico 
más importante que el tratamiento que el jugador 
da a la pelota. Considero que el fútbol comienza 
por los pies. Si no tenemos precisión, si no somos 
capaces de dar tres pases seguidos estamos 
hablando de otro juego. Pongamos por ejemplo a 
un jugador de villar que ve perfectamente la 
jugada y piensa bien como hacer la carambola, 
pero tiene que pegar a la bola con un efecto 
concreto para que peque a la otra bola y después 
pegue en la baranda y vaya a chocar con la 
tercera bola, y resulta que coge mal el taco y pega 
mal a la bola. Entonces, para nada sirven sus cálculos. Tiene que empezar por pegarle bien a la bola, 
porque si no es así, no conseguirá la carambola. Lo mismo ocurre en el fútbol, si no domino la pelota no 
podré ejecutar las jugadas. El domino de la pelota hay que ejercitarlo continuamente. Muchos jugadores 
nacen con ese don, lo traen desde la cuna, pero tienen que seguir ejercitándolo. Maradona y Zidane, 
como otros jugadores, nacieron con ese don pero siempre lo ejercitaban a diario y empleaban mucho 
tiempo en ello. Hay que estar todo el día con la pelota. Considero que nuestro trabajo, como 
entrenadores, tiene que empezar por la pelota. Muchas veces, en unos juegos que diseña el preparador 
físico se indica que hay que tocar en un sitio concreto y luego correr hacia otro lugar para volver a recibir 
la pelota; pero resulta que los controles y los pases se hacen mal porque lo importante es la carrera, 
porque se afanan en correr mucho y descuidan las acciones técnicas. En esta situación conviene parar 
para decirles a los jugadores que si el preparador físico puso la pelota, lo más importante es su manejo, 
porque si controlan y pasan de cualquier manera es mejor quitar la pelota y correr sin ella. Pero si está 
la pelota, ésta es lo más importante. 
C.- Las tareas de entrenamiento con balón en espacios reducidos son una actividad interesante 
para el desarrollo de la técnica. Si están bien diseñadas suponen un importante argumento para 
ejercitar el control y el pase en corto ante la oposición del rival. 
A. C.- En los ejercicios en espacio reducido con la pelota, los jugadores han de saber que lo más 
importante es la precisión. Cuando hacemos esto es para que los jugadores ejerciten la precisión. Como 
entrenadores, tenemos la obligación de hacer trabajos para la mejora del manejo de la pelota. Pero ocurre 
que, muchas veces, estamos más pendientes de la intensidad de la carrera que del manejo de la pelota. 
Agosto-2013 nº 210 17
Cuadrado:“Los principios fundamentales del juego deben estar por 
encima de cualquier planteamiento táctico” 
C.- Se dice constantemente que en el fútbol actual hay menos espacios que en el fútbol de antes. 
Considero que esto es incorrecto ya que, en realidad, los espacios son los mismos porque se juega 
en las mismas dimensiones totales del terreno reglamentario (dentro de las medidas mínima y 
máxima para el largo y el ancho de los campos, señaladas por las Reglas de Juego) y siguen 
actuando once futbolistas por cada equipo. Lo que ocurre es que se va modificando la forma de jugar 
colectivamente al estar los equipos más juntos, principalmente por un mayor adelantamiento de la 
línea de defensas. Por otra parte, se marca más encima a los rivales. Pero lo cierto es que cuando 
la línea de defensas del rival se adelanta, el espacio que te quitan por delante te le ofrecen por detrás. 
Además, los espacios pueden crearse con técnica y con visión de juego. 
A. C.- Una modificación fundamental que se produjo en el fútbol vino de la mano de Rinus Michels. 
Este técnico creó una revolución táctica desde que se incluyó la Regla del Fuera de Juego. Antes, los 
equipos eran largos, pero con los planteamientos de Rinus Michels se redujeron lo espacios útiles al rival 
achicando hacia delante. Los equipos se hicieron cortos. Los equipos brasileños tradicionales achicaban 
espacios hacia atrás, pero este técnico holandés achicó espacios hacia delante, comenzó a presionar 
muy adelante. Esto significó una revolución táctica porque redujo el espacio útil hacia delante y, además, 
quitó tiempo. Aunque se diga que en el fútbol actual no hay espacios, lo que en realidad sucede es que 
hay menos tiempo que antes. No debemos olvidar que el ancho de la cancha sigue siendo el mismo y 
debemos utilizarlo, porque si utilizamos bien el ancho de la cancha podremos encontrar soluciones ante 
el achique de espacios. Al tener menos espacios por delante, porque quedamos en fuera de juego, los 
entrenadores empezaron a pensar acciones tácticas para poder superar esta dificultad. 
C.- En realidad, todos los planteamientos y todas las modificaciones tácticas deben partir del 
análisis del juego. Las características del fútbol como deporte, la dinámica del juego y las Reglas de 
Juego enmarcan las formas en que puede jugarse y las variantes que podemos adoptar. Todo parte 
de un buen análisis del juego. Se trata de entender bien el juego para crear una buena metodología 
de entrenamiento específica, plantear los movimientos tácticos y orientar las acciones en cada 
partido. Sin olvidar que, como muchas veces y desde hace mucho tiempo llevo indicando, los 
principios fundamentales del juego deben estar por encima de cualquier planteamiento táctico. 
A. C.- Hay que poner al juego como el núcleo, como la esencia de todo. El fútbol siempre es el mismo, 
pero siempre es distinto porque cada vez te descubre cosas nuevas. Lo de que en el fútbol está todo 
inventado es muy relativo. Siempre hay alguien que inventa algo. Los grandes jugadores como Pelé, 
Maradona, Cruyff o Messi transitan por los caminos tradicionales pero, al mismo tiempo, inventan otra 
vez el fútbol. Los grandes jugadores inventan el fútbol otra vez. Este es un juego de creación, siempre 
existe la creatividad porque hay que superar al adversario y hay que crear soluciones, es inagotable. El 
fútbol es inspiración, conocimiento y talento. Creo que a lo tú denominas como principios fundamentales 
del juego, yo los denomino como conceptos básicos del juego, que es lo mismo. Lo más importante de 
todo son los conceptos básicos y de ellos hay que partir siempre. Nuestra función fundamental es lograr 
que la mayoría de los jugadores de nuestro equipo, o todos, entiendan el juego. 
Agosto-2013 nº 210 18
C.- Hay movimientos colectivos y acciones individuales que deben respetarse siempre por encima 
de cualquier variante táctica empleada. Es más, de nada sirve un gran sistema de juego, bien 
planificado y bien entrenado, si no se respetan los movimientos y acciones que representan los 
principios fundamentales del juego, esos que tú denominas conceptos básicos. Son absolutamente 
necesarios para que un equipo juegue bien al fútbol, para que sea eficaz en la competición. 
A. C.- Debido a las prisas con las vivimos 
y a las prisas con las que queremos jugar, 
el primer concepto básico que se está 
abandonando es el engaño. En todos los 
juegos es básico el engaño. Se trata de 
amagar hacer una cosa para hacer otra 
distinta con la intención de engañar al rival. 
Amago que voy por un lado pero voy hacia 
otro, amago que voy a golpear en largo 
pero toco en corto, amago que se la voy 
a pasar a un compañero pero hago un 
regate. El primer concepto básico es el 
engaño, tanto para atacar como para 
defender. Si estamos tocando colectivamente por derecha es porque tiene que aparecer un compañero 
por el otro lado. Toco para distraer. Estamos hablando de un concepto básico de este juego que es válido 
para cualquier táctica y para cualquier sistema. El segundo concepto básico es la pausa, porque para que 
el fútbol sea rápido hay que saber frenar. Esto nos lo enseñó, hace muchos años, Gento; y después 
Cruyff. Si en el fútbol no hay pausa, el fútbol es lento. Recordemos las pausas que hacían, por ejemplo, 
Butrageño o Laudrup. Le entregaban la pelota a Butragueño cuando estaba dentro del área rival y, de 
repente, se paraba y bajaba los brazos, y parecía que se detenía el estadio. Eso era la pausa. Pero 
rápidamente salía para el otro lado, con lo que producía un penalti o una jugada de gol. Laudrup venía 
con la pelota corriendo y se paraba para esperar que llegase su compañero delantero, en ese instante 
hacía el pase de gol. La pausa también tiene que hacerse colectivamente. Actualmente vemos a muchos 
futbolistas que salen corriendo nada más recibir la pelota, pero lo primero que tienen que hacer al recibir 
es buscar a un compañero, como norma, porque está claro que si están solos en un contragolpe tendrán 
que irse hacia la portería contraria para buscar el gol. Los jugadores deben saber que quien tiene la pelota 
no corre, corren los que no la tienen para recibirla. El que tiene la pelota se tiene que parar, aunque 
tampoco es exactamente así porque no se va a parar del todo. Trato de indicar que al recibirla no hay que 
salir corriendo como un loco, lo debe hacerse es buscar a un compañero para entregársela. Esto es un 
juego colectivo que exige pausa velocidad. El fútbol ni es lento ni es rápido. A veces es lento y a veces 
es rápido, según el momento, según la jugada, según el lugar de la cancha y según el objetivo perseguido. 
C.- El jugador debe tomar decisiones constantemente durante el partido, debe tener información 
sobre cada circunstancia que concurra atendiendo a las referencias del juego, como son, el balón, 
los compañeros, los rivales y el espacio. Pero muchas veces los jugadores no miran y por eso 
carecen de la información necesaria sobre estas referencias. Además, tienen que mirar antes de 
recibir el balón y algunos, o muchos, lo hacen después de recibir y por eso ya carecen de tiempo 
para decidir y ejecutar. 
A. C.- Lo que pasa es que hay algunos técnicos, a los que yo llamo tacticistas, que siempre dicen al 
jugador todo lo que debe hacer en cada circunstancia, hacen que el jugador se desentienda del juego y 
se limite a cumplir las órdenes. De esta forma, los jugadores someten sus capacidades a las órdenes del 
entrenador y por eso no miran el partido. Para ver hay que mirar. Por ejemplo, si un lateral está cerrando 
Agosto-2013 nº 210 19
por su banda, tiene que mirar por su zona y también mirar más lejos para ver las soluciones que tiene. 
Para muchos futbolistas todo resulta una sorpresa porque sólo miran a un lado y no actúan bien cuando 
la jugada les viene por el otro lado. Actualmente muchos jugadores sólo miran la pelota y por eso no ven 
el partido y no lo entienden. No saben si están jugando bien o mal porque se acostumbran a resolver 
situaciones inmediatas. No tienen una visión global de la cancha y del partido. Como no miran, no ven 
nada ni saben nada. 
C.- La zona activa del juego, ese espacio en el que está el balón y los jugadores de uno y otro 
equipo que en ese instante pueden intervenir directamente sobre el balón, delimita lo que debe 
hacerse en ese momento para defender y para atacar. Los jugadores deben actuar de una u 
otra forma según dónde esté el balón, tanto los que están cerca del balón como los que están 
más alejados. 
A. C.- Así es. Por ejemplo, a la hora de defender hemos de distinguir entre defender la portería y 
recuperar la pelota. ¿Dónde se defiende? ¿Dónde se recupera la pelota? Se defiende en la zona de la 
portería propia, o sea, en la zona de definición del contrario. Ahí se defiende, defiendo mi portería, ahí 
lo único que me interesa es que el rival no me haga gol; y ahí las marcas son al hombre, no hay zona 
que valga, hay que seguir al rival hasta que termine la jugada. Con la portería al lado no puedo marcar 
en zona y decir a un compañero: “este es tuyo”. Por otra parte, ¿Dónde se recupera la pelota? Se 
recupera la pelota más adelante, en la mitad de la cancha. En función de las necesidades (por ejemplo, 
si voy perdiendo, si falta poco de partido o lo que sea) puedo ir a buscarla más adelante, pero la pelota 
se recupera en la mitad de la cancha. El significado de recuperar la pelota lo indicaba perfectamente 
Menotti cuando decía que “recuperar la pelota es quitársela al adversario para dársela a un compañero”. 
Si la tiro fuera o hago falta, la siguen teniendo los rivales y esto sólo sería interrumpir el juego, no 
recuperar la pelota. 
C.- Generalmente, cuando se habla de talento se piensa en el ataque, en acciones ofensivas. 
Pero también se necesita talento para defender. Se defiende mucho mejor y con mayor eficacia 
con buena visión de juego y con acertadas tomas de decisión, que simplemente por fuerza o 
empuje físico. 
A. C.- Frenar al rival y después tratar de quitarle la 
pelota es un concepto básico para defender. Cuando 
el rival viene con la pelota tengo que ponerme bien 
perfilado para tener salida pero también he de saber 
que inicialmente no tengo que ir a quitarle la pelota, lo 
que debo hacer inicialmente es frenarle. Primero 
freno al rival para quitarle la iniciativa. Debido a que 
el delantero normalmente juega por inspiración, 
cuando se le frena y se le hace pensar se le rompe 
la iniciativa. Aunque esto es como norma general, 
porque con los craks es otra cosa, con estos no hay 
manera. Pero generalmente, ante jugadores normales, 
debo ir hacia ellos y aguantarles, esperarles. Este es 
otro concepto fundamental: frenar al rival para que no 
te gambetee. 
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Ángel Cappa:“Es cierto que hay que dar los menos toques posibles para 
llegar, pero también es absolutamente cierto que hay que dar 
todos los necesarios” 
C.- Cuando el rival inicia la salida del balón desde atrás, desde su portería, es esencial el trabajo 
de los delanteros para robar el balón o para producir precipitación y malos pases del rival con el 
objetivo de que los de atrás pueden recuperar el balón. La primera línea de presión tiene que trabajar 
en beneficio de los compañeros. 
A. C.- Al iniciar la presión, la primera línea de combate tiene que ser consciente de que es muy difícil 
que ellos la recuperen. Su principal objetivo es quitar tiempo a los rivales para que la pelota salga “sucia”. 
Deben provocar que la jugada de los rivales salga mal y que hagan pases precipitados o defectuosos 
para que un compañero de una línea más atrasada pueda recuperar la pelota. 
C.- El espacio del que partimos con el balón es un indicativo esencial para preparar el ataque. Si 
hacemos un ataque indirecto, ¿tocamos lento para luego acelerar? Si hacemos un ataque directo, 
¿en qué momento hacemos el golpeo en largo? La situación del balón (más cerca o más lejos de 
nuestra portería) y también la densidad de rivales cerca del balón, nos indicarán la forma más 
adecuada de iniciar cada acción ofensiva colectiva. 
A. C.- No se debe atacar desde cualquier lugar de la 
cancha, porque si ataco desde cualquier lugar estoy 
previniendo al rival. Por ejemplo, muchas veces le dan 
la pelota al lateral derecho y éste empieza a correr hacia 
delante rápido, sin pensar; desde ahí no se puede atacar 
salvo en situaciones muy puntuales (como en un córner 
que nos ha lanzado el rival y hemos cogido la pelota 
cuando todos ellos están adelantados). No se puede 
atacar desde cualquier lugar. No puedo meter una 
pelota de gol desde cerca de mi área, salvo que me sea 
un crack golpeando el balón en largo. Desde atrás debo 
empezar tocando para distraer y buscar el momento de 
meter una pelota de gol. Muchas veces nos critican con 
lo del “toquecito” a los que pretendemos que nuestros 
equipos jueguen bien. Es cierto que hay que dar los menos toques posibles para llegar, pero también es 
absolutamente cierto que hay que dar todos los necesarios. Se toca para hacer gol, no se toca para seguir 
tocando. Si no encuentro la jugada vuelvo otra vez para atrás y sigo tocando y vuelvo a buscar. Aunque 
el toque parezca a veces intrascendente o parsimonioso, los rivales están corriendo detrás de la pelota 
y esto les desgasta mental y físicamente. Hay que abrir la cancha y tocar. Como indicaba antes, no se 
ataca desde cualquier lugar, se ataca en las zonas donde puedo hacer gol, aquí es donde tengo que 
acelerar. También hay que tocar lo más rápido que se pueda. Cuando se toca lento no es por capricho, 
sino por seguridad. Juego a dos toques, o tres toques como mucho, hasta que encuentro la jugada de 
gol, entonces acelero y apuesto todo mi talento porque voy en busca del gol. 
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T Á C T I C A 
Estructura y dinámica 
del juego 
en fútbol 
Por Jorge Castelo 
Entrenador Nacional de Fútbol. 
Doctor en Ciencias del Deporte. 
Profesor de Metodología del Entrenamiento en la Universidad de Lisboa. 
Ex-Entrenador Adjunto del Benfica y del Sporting de Lisboa. 
Profesor de CESFÚTBOL. 
Este artículo representa un amplio compendio sobre importantes aspectos del juego del fútbol. Es, 
en definitiva, un buen análisis de situaciones y desarrollos tácticos. El autor nos desgrana conceptos 
muy interesantes dentro de cuatro apartados: juego y táctica, principios del juego, los jugadores, 
análisis de situaciones concretas. En un apartado final, metodología específica, nos indica 
planteamientos prácticos para el diseño de tareas de entrenamiento de la táctica. Trabajo muy 
interesante este que nos ofrece Jorge Castelo, técnico portugués con vitola de generador de 
enseñanzas futbolísticas a nivel internacional y, por ventura para nosotros, habitual colaborador de 
nuestra publicación. (Jesús Cuadrado Pino, director de TRAINING FÚTBOL) 
Juego y táctica 
Considero que el juego del fútbol se traduce en bloques antagonistas condicionados por una 
unidad de tiempo, de espacio, y de acción. Cada jugador apoya a todos sus compañeros de 
equipo y es un rival para todos sus adversarios. La acción es claramente consecuencia de la 
existencia de una concepción de la unidad para el desarrollo del juego: la planificación táctica. La 
planificación táctica no significa sólo una organización en función del espacio, del tiempo del juego y 
de las misiones específicas de los jugadores, sino que presume, en último análisis, de la existencia de 
esa concepción de la unidad en la que la velocidad, la coordinación y la coherencia de los 
desplazamientos de los jugadores, su orientación y el ritmo, la relación y el contacto con los 
adversarios, tanto en las fases ofensivas como en las defensivas, determinan la orden de ejecución de 
las acciones individuales y colectivas en las que el espacio necesario y su distribución en el tiempo 
son variables, secuenciales, coherentes y organizadas con el objetivo de alcanzar la victoria. 
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“La dinámica del juego del fútbol permite acciones preestablecidas 
estudiadas, y la verdad es que éstas no se reproducen de forma 
exacta durante el partido” 
Cada situación de juego expresa una dimensión estratégica y una dimensión táctica extraordinaria. 
Se pueden observar dos situaciones de juego semejantes, pero no existen dos iguales. La dinámica 
del juego del fútbol permite acciones preestablecidas estudiadas, y la verdad es que éstas no se 
reproducen de forma exacta durante el partido. Toda acción de ataque o de defensa, con o sin el 
balón, es discrecional y se resuelve según la contextualidad de la situación, cuyo logro requiere un 
programa de acción adecuado a la situación y a los objetivos estratégico-tácticos que se deben 
alcanzar. Podemos establecer las acciones predeterminadas pero no podemos controlar las 
condiciones estructurales en que éstas se llevan a cabo, ni prever sus efectos en la resolución de la 
situación de juego. 
Los criterios a tener en cuenta para garantizar un juego colectivo eficaz se basan en un conjunto 
de supuestos que se deben analizar e integrar en una red más amplia de relaciones e interrelaciones 
cuyo dispositivo global es más importante que las diferentes partes que lo componen. Ningún 
ambiente táctico se desarrolla de forma aislada, sino en un grupo cuya naturaleza es distinta de las 
partes que lo componen. Desde punto de vista ofensivo establecemos seis aspectos esenciales del 
problema: el equilibrio ofensivo, la velocidad de la transición (defensa-ataque), el relanzamiento del 
proceso ofensivo, la segunda ola de ataque, los desplazamientos en longitud y profundidad, y el 
establecimiento de un ritmo de juego. Desde un punto de vista defensivo establecemos cinco 
aspectos esenciales del problema: el equilibrio defensivo, la recuperación defensiva, la concentración 
defensiva, la organización de la última línea defensiva y el establecimiento de un ritmo defensivo. 
En lo referente a la ejecución de las habilidades motrices, hay que decir que éstas deben estar en 
consonancia con la capacidad de resolución de las situaciones de juego que se realizan, a través de 
normas decisivas. Todavía se piensa que el jugador debe expresar una técnica gestual "perfecta", es 
decir, una configuración ideal del movimiento. La idea fundamental de eficacia se determina a través de 
los gestos realizados, se basa en la imitación y 
asimilación de movimientos específicos del 
juego. Sin embargo, si observamos el juego del 
fútbol actual, la eficacia ya no debe ser atribuida 
al gesto en sí mismo, debe ser atribuida a la 
precisión de las operaciones cognitivas 
subyacentes (percepción, análisis, resolución 
mental y decisión) que rigen la construcción de 
acciones de respuesta. Por esta razón, cuando 
se adquiere una capacidad técnica no se 
aprende el movimiento (el gesto), pero sí las 
estrategias y las normas que permiten generar 
acciones eficaces que deben adaptarse a las 
situaciones del juego. En el fútbol trabajamos 
con acciones, no con gestos. 
Agosto-2013 nº 210 23
La organización de un equipo pasa por el objetivo de marcar goles al adversario y evitar que el 
adversario meta goles al propio equipo. Sólo así será capaz de alcanzar la victoria. Esta premisa 
condiciona todo el trabajo colectivo. Aunque el propósito del juego sea alcanzar el gol el mayor número 
de veces, existen muchas ocasiones antes de la confrontación y muchos momentos durante el partido 
en los que el objetivo de los equipos no coincide con la finalidad del propio juego. Esto significa que en 
función de las estrategias para la confrontación directa o en función de la táctica que se desarrolla 
durante el partido, el equipo establece otra finalidad, otros objetivos estratégico-tácticos, para los cuales 
son precisos unos comportamientos y unas acciones determinadas. La finalidad del juego abarca los 
dominios técnico, táctico, físico, psicológico y social, que se interpretan y condicionan mutuamente. 
Todo se complica con la mezcla de aplicaciones de concepciones estratégicas preestablecidas y a 
través de la aplicación operativa de medidas tácticas especiales, fruto de las modificaciones previstas 
que se realizan durante el partido. 
Durante el juego nada es definitivo, nada se establece para siempre. Con el tiempo se producen 
modificaciones, instantes más favorables a un equipo que a otro. Por ello, ambos no pueden tener 
simultáneamente el mismo objetivo táctico ni tampoco las mismas actitudes y conductas tácticas. Sin 
embargo, la ventaja de un equipo puede basarse en la aplicación de una estrategia específica sobre el 
otro. Hay diferentes elementos de carácter estratégico y táctico que si se aplican correctamente pueden 
disimular ambientes y condiciones de juego que a un observador imparcial e inexperto pueden hacer 
pensar que al final la ventaja del juego la tendrá uno de los dos equipos. Sin embargo, después de un 
análisis más profundo podemos llegar a la conclusión de que esa ventaja pasa sólo por la aplicación de 
una estrategia adaptada a esas circunstancias que recrea condiciones favorables para el desarrollo del 
plan de juego establecido. Mantener la posesión del balón más tiempo durante el partido, por ejemplo, 
no es un hecho por sí mismo que ya determine la victoria. Debemos tener en cuenta que este hecho 
puede haber sido propiciado por la propia estrategia del equipo de dar toda la iniciativa al adversario. 
Existen grandes hipótesis sobre la creación de contraataques o ataques rápidos en condiciones 
ventajosas en el espacio. 
La posesión del balón es uno de los objetivos del ataque ante la imposibilidad temporal de atacar al 
adversario cuando las condiciones no permitan un mínimo éxito. En este sentido, si no se tienen en 
cuenta las condiciones mínimas los jugadores deben mantener la posesión del balón para temporizar el 
ensayo ofensivo hasta que se logren las condiciones idóneas. Para ello es necesario resolver los 
diferentes contextos situacionales evaluándolos en función del riesgo-seguridad. Cuando cada jugador 
intervenga cerca del balón deberá evaluar las ventajas y desventajas en base a los objetivos tácticos de 
su equipo y ejecutar, o no, la acción en mente. Es preferible una acción táctico-técnica antes que una 
acción que entregue el balón al adversario, porque una acción táctico-técnica determinada no puede ser 
la solución más adecuada para una situación momentánea del juego pero permite al equipo mantener 
la posesión del balón, que siempre es un aspecto positivo. Por otra parte, mantener la posesión del balón 
puede romper el ritmo de juego del adversario. En ciertas situaciones del juego, los jugadores deben 
tener el sentido táctico de romper el ritmo de juego del adversario y para que eso suceda asumen 
conductas que imprimen un ritmo más conveniente para su propio equipo o crean una noción falsa del 
ritmo que proporciona una acentuación de la iniciativa del ataque. Otros objetivos de la posesión del 
balón son: mantener la iniciativa del juego, cansar físicamente al equipo adversario, obligar a los rivales 
a jugar con una presión psicológica grande, crear las condiciones necesarias para que exista crisis de 
raciocinio táctico, mantener el resultado del juego que nos interese. 
El juego del fútbol es una modalidad deportiva colectiva que recurre continua y persistentemente 
al perfeccionamiento de su organización, intentando alcanzar sus objetivos y superar sus propias 
limitaciones momentáneas. En esta dimensión, basada en la organización de un equipo de fútbol, es 
la cooperación, es decir, la congregación de esfuerzos (en el sentido del cumplimiento de los objetivos) 
lo importante para que la organización se mantenga. A través de la cooperación se refuerza la acción 
individual, gestionando la organización para cumplir con eficacia el objetivo marcado, que está 
Agosto-2013 nº 210 24
“La sinergia produce un efecto más grande que la suma de los 
efectos que producirían los jugadores actuando individualmente” 
completamente fuera del alcance de cada jugador que actúa de forma aislada (efecto de sinergia). La 
sinergia produce un efecto más grande que la suma de los efectos que producirían los jugadores 
actuando individualmente. 
El fútbol, como un sistema social abierto puede partir de diferentes condiciones iniciales para llegar 
a un mismo objetivo, es decir, utiliza otros caminos para llegar al mismo propósito. Además, en la 
mayoría de las situaciones, ninguno de estos caminos parece mejor ni más eficiente que otro. Hay que 
tener en cuenta que cuanto más se desarrolla el orden y la organización, más necesidad hay de 
desorden, sin el cual no habría una evolución táctica. Pero hay que recordar que paralelamente se 
crean mecanismos de regulación o control, siempre que las acciones de los jugadores respeten el 
objetivo inicial, ya que de no ser así se realizarían modificaciones. Estas correcciones presuponen que 
existen mecanismos de retroacción que tienen como objetivo modificar el comportamiento del equipo 
si fuese necesario, siempre respetando ciertos límites definidos por los objetivos competición. 
Lo que define a un equipo es su expresión táctica, que va tomando forma en base a la planificación 
táctica ofensiva o defensiva, deliberada o prudente, tímida o espectacular: de los valores y 
convicciones (subsistema cultural) de los equipos en confrontación directa, del sistema de juego y de 
las misiones tácticas distribuidas a los jugadores (subsistema estructural), de los métodos de juego 
ofensivo y defensivo utilizados (subsistema metodológico), de los principios del juego que expresan 
las líneas orientativas según las cuales los jugadores resuelven mentalmente las situaciones del juego 
(subsistema relacional), y de las conductas táctico-técnicas colectivas e individuales de la resolución 
motriz de las situaciones de juego (subsistema táctico-técnico). Por ello, el carácter operativo de la 
planificación táctica durante el juego va cambiando en función de una serie de factores, tales como, 
las modificaciones de las condiciones climáticas (la lluvia, el viento), las condiciones del terreno de 
juego (regular o irregular), el resultado numérico momentáneo del juego (favorable o no a los objetivos 
del equipo), el tiempo de juego (cerca o no del final), y las modificaciones puntuales de la táctica del 
equipo adversario (substituciones, cambios en las funciones tácticas del los jugadores). El carácter 
operativo de las funciones tácticas tiene los objetivos siguientes: mejorar la organización del equipo 
en el terreno del juego, utilizar acciones tácticas con fines precisos, mejorar la capacidad de 
colaboración entre los sectores del equipo o entre dos o tres jugadores, y tener la capacidad de pasar 
rápidamente de un sistema o enfoque de juego a otro durante la competición. Dentro de esta 
perspectiva, consideramos que la táctica de un equipo se expresa a través de la fluidez (refleja la 
capacidad de creación rápida, fluida y fácil del mayor número posible de soluciones en un tiempo 
limitado para la competición), la adaptabilidad (representa la capacidad de encontrar soluciones 
heterogéneas para una determinada situación problemática, la creatividad (representa la capacidad 
de lograr soluciones ingeniosas, la reestructuración (representa la capacidad de modificar o 
reestructurar la acción del equipo, en función de las particularidades de la nueva situación 
competitiva), y la anticipación (representa la capacidad de discernir y prever las necesidades y las 
consecuencias de la situación competitiva). 
Debe tenerse un carácter constructivo. La conceptualización de un método de juego defensivo no 
puede caracterizarse solamente por un carácter destructivo del proceso ofensivo adversario. Deberá 
expresar la base fundamental por la que se debe construir su proceso ofensivo tras la recuperación 
del balón. En este sentido, las probabilidades de que la acción ofensiva culmine dependen en gran 
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medida de lo que suceda durante la recuperación de la posesión del balón. El cuadro de referencia 
que condiciona este acto se basa fundamentalmente en la zona (espacio de juego), en el estado de 
la evolución de la organización tanto de defensa como de ataque, o en la acción táctico-técnica 
individual defensiva (por ejemplo: desarme, interceptación,...) de la recuperación de la posesión del 
balón. Partiendo del análisis de este hecho es fundamental que se construyan situaciones de 
entrenamiento que potencien una recuperación “modelo” de la posesión del balón para que sus 
efectos de carácter positivo puedan repercutir durante la fase ofensiva que resulta de todo este 
proceso. En este sentido, la defensa no debe limitarse a responder al adversario, sino al contrario, 
deberá responder siempre haciendo que el atacante se preocupe, y mucho, de su propio campo. 
Principios del juego 
El fútbol se desarrolla en un espacio extenso de juego con un número elevado de jugadores que 
pertenecen a los dos equipos rivales. Con ello entendemos la existencia de la acción coordinada de 
todos los jugadores en cualquier momento del juego, que en un primer análisis estará guiada por sus 
misiones tácticas específicas que derivan de su posición dentro del sistema táctico del equipo. 
Cada uno de los jugadores influye directa o indirectamente en el desarrollo de las situaciones de 
juego. La atribución de misiones tácticas obliga a los jugadores a mantenerse constantemente atentos 
y activos, influyendo y siendo influidos en el desarrollo del juego. En este sentido intentan contribuir al 
desarrollo eficiente de la situación defensiva u ofensiva en que se encuentren, o a la preparación de uno 
estos fundamentos del juego con independencia de que su equipo tenga o no la posesión del balón. 
En cada fracción del juego todos los 
jugadores de cada equipo deben asumir 
las actitudes y las conductas colectivas 
e individuales de carácter táctico-técnico, 
acercándose o separándose del 
espacio en el que el balón se encuentra 
y, naturalmente, del compañero o del 
adversario. Estas decisiones, que llevan 
a un acercamiento o alejamiento del 
espacio donde está el balón, derivan 
fundamentalmente de las necesidades 
verificadas para una resolución eficiente 
de la situación temporal y puntual del 
juego, de la importancia de que se creen 
las condiciones de desequilibrio de la 
organización del equipo adversario, y del 
restablecimiento continuo y automático del equilibrio del sistema táctico del equipo. Siempre que el 
balón entra en movimiento se observa en los jugadores un conjunto de acciones individuales 
coordinadas por un sentido colectivo amplio. 
El enfoque y la distancia no son una fragmentación del juego, pero sí una lógica de la continuidad. 
Atendiendo a las consideraciones mencionadas, se verifica que los jugadores se acercarán apoyando 
a los compañeros o se marcharán de la posición del balón, rompiendo o equilibrando el sistema táctico 
del equipo adversario y del propio equipo respectivamente, cumpliendo los supuestos fundamentales 
de carácter táctico y estratégico de la base para el desarrollo del juego. El juego mismo no se 
fragmenta, en el sentido de partirse o separarse, pero sí se desarrolla en una continuidad lógica de la 
acción, implicando en el mismo momento la resolución de las situaciones de juego y la creación de 
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condiciones adecuadas en espacios más lejanos, lo que puede tener como resultado la ruptura de la 
organización del adversario y del equilibrio del sistema táctico propio. Con esta situación, apoyada por 
dos decisiones y conductas que al principio parecen divergentes, se podrá contribuir a la 
concretización de los objetivos del ataque o de la defensa. 
En el desarrollo de cada fase del juego, ni todos los jugadores están directamente envueltos en el 
ataque ni tampoco en la recuperación del balón. Un ejemplo típico de estas consideraciones sería que 
los jugadores no se viesen implicados directamente en la recuperación del balón y se situasen en ciertos 
espacios estratégicos del juego en los que preparasen el ataque de su equipo. Simultáneamente obligan 
al equipo adversario a atacar en condiciones de inferioridad numérica. Por tanto, estos jugadores deben 
ser marcados por los adversarios, cuyo equipo se encuentra en ese momento en un proceso ofensivo. 
Según este razonamiento los jugadores que no estén implicados directamente en el ensayo ofensivo de 
su equipo se situarán en ciertos espacios estratégicos del juego, equilibrando el sistema táctico y 
preparando la posibilidad de una pérdida del balón. Consecuentemente, marcarán y vigilarán los espacios 
y a los rivales que pueden ser corrientes de transmisión del desarrollo rápido del proceso ofensivo del 
adversario. Su posición también debe permitir una reorganización rápida del ataque de su equipo en caso 
de que la táctica anterior no funcionase. 
Si analizamos parte de las modalidades deportivas de carácter colectivo como, por ejemplo, 
balonmano, baloncesto, voleibol, jockey sobre patines, etc., de inmediato veremos que se desarrollan en 
un espacio limitado de juego y con un número más pequeño de jugadores por equipo. Este hecho tiene 
como consecuencia práctica dos aspectos esenciales: el primero es que en todas las situaciones, todos 
los jugadores del mismo equipo, en el mismo momento, participan en una de las fases fundamentales del 
juego (ataque o defensa); el segundo aspecto esencial es que debido a la posición operativa de 
proximidad, los jugadores (atacando y defendiendo) adoptan situaciones diferentes con diferentes 
contextos de juego, lo que hace que sus conductas táctico-técnicas tengan en cuenta sus decisiones de 
carácter estratégico-táctico y las acciones realizadas por otros jugadores (compañeros y adversarios). En 
la mayoría de las situaciones, todos éstos quedan en su campo visual. Debido a un esfuerzo de atención, 
las relaciones de comunicación serán analizadas e integradas conscientemente como información para 
la toma de decisiones. 
En el juego del fútbol este aspecto de ejercer influencia y de verse influido por un número significativo 
de jugadores que asumen diferentes comportamientos táctico-técnicos es completamente imposible. La 
realidad de este hecho incide en la toma de decisiones y en la ejecución de la acción de respuesta al contexto 
situacional. En cada momento del juego podemos establecer teóricamente la existencia de una unidad 
lógica funcional y operacional, que rápidamente se constituye (de acuerdo con el nivel de organización 
dinámica del propio equipo, cada vez que uno de los jugadores recibe el balón, pudiendo ser capaz de 
alterarla positiva o negativamente). Por ello, en cada momento de juego se observan transformaciones 
fundamentales en los desplazamientos de algunos compañeros (apoyándolos en su acción) y de los 
adversarios (intentando quitarles la posesión del balón o tratando de neutralizar sus acciones). 
Cada unidad lógica funcional que se forma en todos y cada uno de los momentos del juego, en función 
de los objetivos tácticos momentáneos de quien ataca o de quien defiende, se establece dentro de un 
marco situacional de justificación caracterizado por una incertidumbre, pero también por una integridad 
estructural cuyos componentes establecen un espacio concreto de juego donde esta unidad operacional 
se verifica, un tiempo real de juego ya que a medida que el tiempo se agota estas unidades estructurales 
operacionales tienden a deteriorarse, un resultado numérico del juego en función del resultado positivo 
o negativo, un jugador que interviene cerca del balón recibiendo la atención de los compañeros y 
adversarios, un contexto de cooperación constituido por compañeros que asumen la ejecución de 
opciones tácticas, un contexto de oposición constituido por adversarios que se sitúan a una distancia 
determinada del jugador que posee el balón y que decide las opciones tácticas de resolución de la 
situación, un propósito determinado por la necesidad de cumplir los objetivos estratégicos 
establecidos y los objetivos tácticos momentáneos en función de las circunstancias. 
Agosto-2013 nº 210 27
La organización dinámica que envuelve a las unidades estructurales funcionales nos lleva a admitir, 
tanto teóricamente como en la práctica, la posibilidad de que se establezcan dos niveles de principios 
orientativos de la conducta táctica de los jugadores, de la que derivan las unidades estructurales 
funcionales que se encuentran en cambio constante, constituidas por el jugador que posee el balón y 
por elementos pertenecientes a los dos equipos (compañeros y adversarios). Ellos se posicionan a una 
cierta distancia, ayudando o no a su razonamiento táctico y, consecuentemente, a su ejecución motriz. 
Las unidades lógicas, funcionales, se forman continuamente, estructurándose en una organización 
dinámica más extensa que tiene en cuenta el espacio del juego y el número de jugadores. Asumen las 
actitudes y las conductas táctico-técnicas teniendo en cuenta el desarrollo de las unidades 
estructurales funcionales, limitadas por las circunstancias del momento y por los objetivos estratégicos 
preestablecidos. 
Desde un punto de vista defensivo, los defensas asumen su posición teniendo en cuenta la 
continuidad de las acciones de sus colegas en el seno de las unidades estructurales funcionales, la 
distribución de los espacios estratégicos y esenciales del juego en consonancia con las circunstancias 
del momento y con el sistema táctico de la base del equipo, los desmarques de ruptura de los 
atacantes relativos a la posición del balón y al de los límites, un ensayo ofensivo eficiente, y la 
preparación del proceso ofensivo para la recuperación de la posesión del balón. 
Desde un punto de vista ofensivo, los atacantes intentan ajustarse a la resolución de las situaciones 
contextuales del juego proporcionando simultáneamente unas condiciones óptimas para su 
continuidad, crear las condiciones favorables para el logro de acciones de ruptura de la organización 
defensiva del adversario o de progresión del balón en dirección a las zonas predominantes de 
finalización, completar en condiciones ventajosas la acción, y racionalizar constantemente el espacio 
de juego. 
En el juego existen relaciones que privilegian las respuestas tácticas. En la mayoría de las 
situaciones de juego los jugadores que se encuentran en la organización de las unidades estructurales 
funcionales no forman parte del círculo de relaciones de la respuesta táctica del que lleva el balón. Esto 
no quiere decir que si un jugador (atacando o defendiendo) se sitúa fuera de la unidad estructural 
funcional no se va a ver influido por la decisión del que conduce el balón. El atacante suele contestar 
tácticamente relacionándose con los colegas que están más cerca, intentando resolver los diferentes 
contextos situacionales que el juego proporciona. 
El jugador que posee el balón en un espacio determinado del juego no consigue abarcar en su 
campo visual todas las acciones de los jugadores (compañeros y adversarios). Cuándo éste decide, 
no atiende a los sucesos que puedan tener lugar en el terreno de juego, ya que no tiene conciencia ni 
de su existencia ni de su importancia. Por ello el jugador se concentra profundamente en quien está 
frente a él o dentro de suficientes referencias limitadas. Hay que subrayar que las acciones ofensivas 
con niveles elevados de éxito se concretizan en situaciones inminentes de finalización o de gol efectivo, 
y tienen como denominador común el uso de esas acciones de carácter táctico-técnico que tienen 
como objetivo la ruptura puntual de la organización defensiva del adversario en espacios de juego más 
distantes. 
Resulta adecuado establecer dos niveles: los principios generales del juego y los principios 
específicos del juego. Los principios generales del juego tienen como objetivo asegurar las líneas 
orientativas básicas que coordinan las actitudes y los comportamientos táctico-técnicos de los 
jugadores que no se encuentran dentro de la unidad estructural funcional del juego, en este punto se 
deben distinguir los principios generales de tipo ofensivo y de tipo defensivo. Los principios específicos 
del juego tienen como objetivo garantizar las líneas de orientación básicas que coordinan las actitudes 
y comportamientos táctico-técnicos de los jugadores que se colocan dentro de la unidad estructural 
funcional del juego, distinguiéndose en este nivel los principios específicos ofensivos y los principios 
específicos defensivos. 
Agosto-2013 nº 210 28
Los jugadores 
Durante el partido, los jugadores están tomando decisiones continuamente. El fútbol es 
fundamentalmente un juego de decisiones. En la competición no gana quién desarrolla los 
desplazamientos más rápidos ni quien salta más alto ni quien corre más. No ganan tampoco los 
equipos cuyos jugadores realizan las acciones estrictamente técnicas a un nivel elevado pero sin un 
análisis suficiente de los problemas impuestos por una actividad colectiva de dimensión táctica y 
estratégica. En el fútbol gana quién tiene la capacidad de reconocer en cada momento las estructuras 
invariables del juego. Este reconocimiento, supeditado a la capacidad de los jugadores, anticipará el 
desarrollo de los acontecimientos y se traducirá en la utilización específica de procedimientos técnicos 
y tácticos adaptados a las situaciones momentáneas del juego. 
Cuando el jugador deja de tener eficacia en la aplicación de su bagaje técnico-táctico o en una de 
las acciones que lo constituyen (por ejemplo: el toque final, el pase, la recepción…), podrá comprender 
mejor la necesidad de examinar y explotar los elementos críticos de esas acciones motrices con el 
objetivo de superar el problema. No obstante, esta apreciación y la aplicación motriz no se deben basar 
en la idea de una técnica gestual perfecta. Esta visión no tendrá nada que ver con las características 
de variabilidad de las situaciones que el juego del fútbol en sí mismo encierra. La eficacia de los 
jugadores pasa forzosamente por la precisión de las operaciones mentales subyacentes a la 
percepción y toma de decisiones que articulan las acciones de respuesta a la situación-problema. En 
este sentido, cuando se pretende alcanzar una capacidad técnica determinada no se debe imitar el 
gesto, sino construir y desarrollar estrategias y normas para aquellas acciones, adaptadas a las 
situaciones que se desarrollan durante el entrenamiento o durante la competición. 
La actividad cognitiva de los jugadores en el juego puede y debe ser modificada por la educación 
que interviene en la conceptualización de ejercicios y en la manipulación de sus componentes 
condicionales (el tiempo, el espacio, el número, etc.) y no por los movimientos que se manifiestan de 
forma mecánica y analítica. Las acciones específicas del fútbol tienen sólo un sentido, un propósito y 
un significado, y se ejecutan en ambientes contextualizados del juego. Fuera de este planteamiento, 
como puede suceder en la sesión de entrenamiento, la relación obtenida entre el coste (tiempo en la 
actividad) y el beneficio (efectos producidos por 
la ejercitación de la actividad) es menor que si 
se compara con otras formas de trabajo más 
cercanas a la realidad competitiva. El aprendizaje 
y perfeccionamiento de los jugadores, y del 
equipo, sólo es rentable cuando se producen 
contextualidades situacionales que evocan 
realidades competitivas más o menos complejas. 
Solo a partir de estos ambientes es posible 
obtener los diferentes mecanismos para la toma 
de decisiones y para las acciones motrices de 
respuesta a la situación-problema. Resulta 
esencial precisar y centrar el diseño de la 
construcción de los ejercicios de entrenamiento en 
base a la decisión de los jugadores. 
Es importante analizar las características de los jugadores para formar cada línea de juego del 
equipo, de la misma forma que es importante escoger bien a los jugadores que actuarán por dentro y 
a los que se moverán principalmente en las bandas. El pasillo central se ve marcado en el plano 
ofensivo por jugadores de acción organizativa sobresaliente que, por lo tanto, gozan de excelentes 
condiciones para ayudar a compañeros que se encuentren en los laterales moviendo el ángulo del 
ataque a través de pases para aislar a uno de sus compañeros. En el plano defensivo, los equipos 
Agosto-2013 nº 210 29
intentan privilegiar la situación del pasillo central con el objetivo de disminuir las distancias entre los 
defensas y construir así una organización defensiva eficiente que proporcione la recuperación de la 
posesión del balón y una protección fiable del terreno propio. El pasillo central suele coincidir con tres 
perfiles de jugadores: unos de gran capacidad técnica y razonamiento táctico que resuelven de forma 
eficiente las situaciones momentáneas del juego (coordinadores de juego o medios centro); otros con 
gran capacidad de sacrificio cuyas funciones tácticas se ajustan al sistema táctico del equipo 
marcando aquellos espacios por los que el adversario pueda progresar y cambiando sus funciones con 
compañeros que en cierto momento desarrollan otras misiones dentro de la organización del equipo; 
y un tercer grupo formado por especialistas cuya función es culminar el proceso ofensivo buscando el 
gol (delanteros) o defender su propio terreno (defensas centrales). 
En el plano ofensivo, los pasillos laterales proporcionan excelentes espacios para hacer que el 
balón avance por zonas cercanas al campo del adversario, gracias a la reducida concentración de 
defensas. En este sentido, los atacantes intentan, por un lado, ayudar al ataque creando situaciones 
de superioridad numérica o explorando los espacios en los lados de los defensas, y por otro, cuando 
se encuentran cerca del campo del adversario asumen actitudes y comportamientos de creación y de 
finalización. En el plano defensivo, los jugadores que se encuentran en esta fase de juego intentan 
conducir a los atacantes a los pasillos laterales para reducir el espacio de juego (lo que se traduce en 
una disminución de los ángulos y de las opciones de pase) y aprovechan las líneas laterales como 
elemento de presión táctica de los atacantes. De hecho, los pasillos laterales desarrollan de forma 
eficaz las acciones de las fases defensiva y ofensiva. Encierran al contrincante colocándose frente a la 
línea del balón para desequilibrar la organización ofensiva adversaria, creando situaciones de 
superioridad numérica donde se exploran los espacios libres de juego que se traducen en la ejecución 
de cruces en la dirección de sus compañeros delanteros situados en una zona grande adversaria. Estos 
jugadores llevan un ritmo de juego muy alto, por lo que tanto la frecuencia como el número de acciones 
técnicas y tácticas ejecutadas durante el partido son posibles gracias a la combinación específica de 
dos cualidades físicas: velocidad y resistencia. 
Escoger la aplicación del entrenamiento, el sistema para la competición, el método de juego 
defensivo, las circulaciones tácticas, los esquemas tácticos, etc., son responsabilidades exclusivas del 
entrenador. Partiendo de su propia concepción, el entrenador adaptará estas soluciones, de forma más 
o menos creativa y eficaz, a la especificidad de los jugadores que forman parte del equipo, 
maximizando su potencial, tanto individual como de todo el equipo, procurando establecer las 
condiciones más ventajosas y la concretización de las finalidades de los objetivos preestablecidos. 
Dentro de esta cuestión es importante subrayar tres aspectos: la posibilidad de aplicación de un 
modelo debe apoyarse en primer lugar en el reclutamiento de jugadores de alto nivel de rendimiento; 
la eliminación de situaciones de ambigüedad que creen condiciones para disminuir los niveles de 
prestación de los jugadores; y tener presente que el grado de cohesión de un equipo crece 
exponencialmente a medida que los jugadores se conciencian y realizan sus tareas, responsabilidades 
y derechos. Huelga decir que una de las actividades del entrenador es pormenorizar, con creatividad, 
pequeñas alteraciones en las reglas de colaboración entre los jugadores y de fase a fase de juego, 
limitando o ampliando su rayo de acción y recomendando tareas especiales. 
Análisis de situaciones concretas 
Resulta de vital importancia la comunicación entre los diferentes componentes de un equipo y de 
los adversarios, a través de la cual es posible el desarrollo y la ejecución de situaciones determinadas 
del juego. Las acciones necesitan una serie de signos, gestos y símbolos que reemplazan a la palabra. 
El fútbol suministra, en la mayoría de las situaciones del juego, una situación en la que la comunicación 
verbal es inadecuada. Esta circunstancia favorece que se recurra a los gestos como medio 
fundamental de comunicación. Si observamos a los jugadores normales durante el juego, vemos que 
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“Una misma situación de juego puede no ser vivida necesariamente de 
la misma forma por diferentes jugadores” 
éstos hablan bastante entre ellos, más que los jugadores de alto nivel. Cuando el juego comienza a 
organizarse y se acelera, esta forma de comunicación llega a no ser la adecuada para la naturaleza y 
el ritmo de la evolución de la complejidad de la situación y para su resolución. Lo cierto es que nos 
comunicamos con el mismo éxito a través de frases que a través de la posición del cuerpo y el ritmo 
de nuestros movimientos en el espacio. Limitada a un gesto, la dimensión corporal no se vuelve menos 
presente en la comunicación, pero sí llega a ser un idioma silencioso. 
La originalidad de la comunicación motriz en el 
juego reside en que forma parte de la acción del 
juego. La interacción entre los jugadores sucede 
aunque ellos no quieran. Un jugador comunica, y 
su comportamiento funciona como una señal. 
Sin embargo, el mismo signo puede ser asociado 
virtualmente a muchos mensajes diferentes. Esto 
significa que una misma situación de juego puede 
no ser vivida necesariamente de la misma forma 
por diferentes jugadores. Consecuentemente, no se 
anticipan a sus acciones a partir de un escenario 
idéntico. En este sentido, esta multiplicidad es la 
fuente de la ambigüedad del acto estratégico. Para 
un mismo significado, el jugador dispone de todo un inventario de significados que se oponen. 
Teóricamente, la eficacia de la comunicación postula que a cada significado le corresponde un 
significante, e inversamente, cada significado se expresa por un único significante. En la práctica son 
innumerables las situaciones donde un significante puede referirse a varios significados, y donde cada 
significado se puede expresar por medio de varios significantes. 
En cada momento del juego, sólo un jugador podrá conservar la posesión del balón. Sin embargo, la 
coordinación y el rendimiento del equipo dependen extensamente de las conductas táctico-técnicas de 
los restantes diez compañeros. De esta constatación deducimos el grado elevado de complejidad que 
las conductas de los jugadores expresan. Ejecutar una acción correcta, en el momento exacto, 
empleando la fuerza necesaria, siguiendo la velocidad ideal, anticipándose a las acciones de los 
adversarios, llega a ser relativamente comprensible para los compañeros, e incomprensible para los 
adversarios. Estos son algunos de los elementos que cualquier jugador debe tener en cuenta cuando 
toma una decisión. En este sentido, la resolución de cualquier contexto del juego pasa por las conductas 
de los jugadores, que expresan tres vertientes inseparables y fundamentales: la vertiente estratégica, la 
vertiente táctica y la vertiente técnica. 
La solución de los contextos situacionales del juego implica, en general, recurrir a ciertos principios 
que se desarrollan a través de las directrices del entrenador y de los conocimientos preexistentes 
(experiencias) de los jugadores para resolver las situaciones-problema. Estas reglas de decisión, 
aprendidas y perfeccionadas por la aplicación práctica, permiten soluciones relativamente satisfactorias 
entre los beneficios cualitativos que brinda el haber optado por la decisión correcta y el coste de usar 
otras más complejas. Por lo tanto, aunque sean mejores como reglas necesitan más tiempo para poder 
abarcar toda la situación (tiempo es lo que no existe en el fútbol) y más esfuerzo. El uso de reglas de 
decisión comprende dos operaciones mentales distintas: la primera consiste en determinar a qué regla 
es necesario recurrir para resolver el problema y la segunda comprende la aplicación de una regla 
determinada en relación con las condiciones particulares del problema a resolver. 
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El paso de un método de juego a otro, dentro de una larga serie de posibilidades, se basa en los 
aspectos siguientes: la inestabilidad continua en la organización del enfoque del juego del adversario, la 
aplicación de un ritmo más o menos elevado incompatible con las acciones coordinadas de los 
adversarios con vistas a su desorganización, el uso de los desplazamientos constantes en longitud y 
profundidad con el objetivo de aumentar las opciones tácticas, la dirección de las acciones táctico-técnicas 
colectivas e individuales hacia el adversario o hacia espacios esenciales del terreno de juego, la 
realización de circulaciones tácticas intentando lograr altas tasas de éxito especialmente en las fases de 
creación de situaciones de finalización y de remate en el campo del rival, la simplificación del proceso 
ofensivo a través de un número limitado de jugadores que intervengan directamente cerca del balón 
utilizando siempre que sea posible un juego directo y objetivo que determine un aumento de la iniciativa, 
la creatividad de los jugadores, el fomento de las transiciones defensa-ataque y ataque-defensa a través 
de procedimientos que potencien un nivel elevado de prontitud colectiva e individual para aprovechar los 
posibles desequilibrios organizativos del equipo adversario, y corregir la lectura de la situación de juego 
que muestra que irán apareciendo distintas formas de organización ofensiva. 
La variación del ritmo del juego es uno de los aspectos más importantes en la modificación estructural 
del fútbol. Esta variación se relaciona con el grado de riesgo o seguridad con que los equipos realizan sus 
acciones táctico-técnicas con el objetivo de llegar al gol, y con el equipo en el ensayo defensivo, donde 
deberá asumir una actitud más o menos determinante y agresiva en el intento de conquistar la posesión 
del balón. Por ello, el equipo impondrá un ritmo más rápido al adversario a través de acciones colectivas 
e individuales para que sea variable el orden con que son realizados especialmente cuando se utilizan las 
zonas finales. Un ritmo elevado es la consecuencia de la variación de la velocidad de ejecución de las 
conductas táctico-técnicas colectivas e individuales. Un ritmo más grande o más pequeño del juego, al 
igual que el factor sorpresa, provocará desequilibrios temporales y puntuales en las unidades estructurales 
funcionales del equipo adversario o, incluso, en toda su organización defensiva. El aumento de la velocidad 
va íntimamente unido al aumento de la probabilidad de la ejecución ineficaz de las acciones táctico-técnicas 
con las que el equipo aumentará las pérdidas de posesión de balón, en este contexto hay que 
destacar la necesidad de que sea establecido un ritmo concreto, el más conveniente posible, y que se 
mantengan los niveles de rendimiento del equipo. El ritmo de juego aplicado debe decidir la imposibilidad 
del adversario, adaptándose eficientemente a los cambios de la constante y de las secuencias del ritmo 
de la velocidad de la ejecución motriz (aumentando o disminuyendo) en momentos oportunos (la creación 
de condiciones desfavorables a los adversarios), esta desadaptación es resultante de la ejecución de 
acciones ineficaces ante la contextualidad del juego o de su aplicación desfasada en el tiempo. 
Si analizamos los desplazamientos ofensivos podemos establecer dos parámetros: la forma y el tipo. 
En lo que respecta a la forma, ésta resulta de la relación que se establece entre la línea final y la 
trayectoria descrita por el desplazamiento del atacante en el terreno de juego. Cuando el atacante que 
ejecuta el desplazamiento está cerca del límite adversario las perpendiculares son muy eficaces pero 
tienen como desventaja la posibilidad que brindan a los atacantes, ya que en muchas situaciones se 
hablaría de “fuera de juego”. Cuando el atacante efectúa este desplazamiento tiene muchas dificultades 
para observar la última línea defensiva adversaria, las diagonales representan un gran nivel de eficacia 
porque el atacante se aprovecha del lado “ciego” del defensa, que se concentra en el balón y pierde la 
noción del adversario que se mueve a sus “lados”, y porque aumenta el campo de visibilidad del 
atacante sobre las condiciones de la última línea defensiva. Las paralelas son menos ofensivas pero más 
eficaces cuando son realizadas contra los defensas “en línea”. Las circulares-complejas son menos 
eficaces que los desplazamientos perpendiculares y diagonales, pero tienen la ventaja de que son más 
difíciles de marcar por los defensas adversarios. 
Los planes tácticos tienen como objetivo asegurar las condiciones más favorables para la consecución 
inmediata del gol. En la actualidad el cuarenta por ciento de las situaciones de finalización y de creación 
de situaciones de finalización se basan en soluciones tácticas a balón parado. Otro hecho, el de los partidos 
importantes, será cada vez más determinante a través de los goles que se producen en estas situaciones. 
Si analizamos específicamente estas situaciones verificamos, a lo largo del tiempo, la especialización de 
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Revista Training futbol 210

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  • 3. N ú m e r o 2 1 0 - Ag o s t o 2 0 1 3 DEP. LEGAL: VA - 94/1996 ISSN 1577-7480 MARCA REGISTRADA Dirección Jorge Guillén, 8 47400 - Medina del Campo VALLADOLID • Telf. 983 81 13 41 Página Web: http://www.trainingfutbol.com E-mail revista: revista@trainingfutbol.com E-mail director: jecupi@trainingfutbol.com DIRECTOR JESÐS CUADRADO PINO COMITÉ TÉCNICO V¸CTOR FERN˘NDEZ BRAULIO BENITO FLORO SANZ JUAN MANUEL LILLO D¸EZ FERNANDO V˘ZQUEZ PENA JORGE D´ALESSANDRO DI NINNO MIKEL ETXARRI SASIAIN JESÐS CUADRADO PINO FERNANDO NAVARRO VALDIVIELSO ANTONIO RAYA PUGNAIRE MANUEL FERN˘NDEZ POMBO JUAN JOSÉ GARC¸A LAVERA ANTONIO GALINDO RINCŁN MANUEL LŁPEZ LŁPEZ JOSÉ CARRASCOSA OLTRA Dr. PEDRO GUILLÉN GARC¸A Dr. RICARDO JIMÉNEZ MANGAS JESÐS OREJUELA RODR¸GUEZ ALFONSO M. VARAS GARC¸A TRADUCTOR-INTÉRPRETE FRANCISCO JAVIER YEPES GONZ˘LEZ Prohibido cualquier tipo de reproducción total o parcial de los textos sin la autorización expresa y escrita del editor. 3 EDITA: JECUPI MAQUETACIÓN: TRAINING FÚTBOL PUBLICIDAD: TRAINING FÚTBOL, departamento propio
  • 4. PUBLICACIÓN DE EXCLUSIVO CARÁCTER TÉCNICO QUE SE EDITA CON PERIODICIDAD MENSUAL Trata todos los temas relacionados con la metodología del entrenamiento en el Fútbol: Preparación Física Preparación Técnica Preparación Táctica Preparación Psicológica Metodología y Organización Tests de Evaluación del Entrenamiento Biomecánica Aprendizaje Motor Pedagogía Aplicada Fisiología del Esfuerzo Físico Medicina Deportiva Dietética… En cada uno de los números presentamos artículos actualizados de prestigiosos técnicos relacionados directamente con los temas a tratar, tanto nacionales como extranjeros. Nuestra pretensión es servir de "vehículo de apoyo" en el reciclaje técnico para entrenadores, preparadores físicos, médicos del deporte, técnicos de fútbol en general, estudiantes de los diversos niveles para entrenadores, futbolistas y aquellos aficionados que sientan la belleza de este deporte y que quieran comprenderle mejor. INFORMACIÓN PARA SUSCRIPCIÓN: En la última página encontrará el boletín de suscripción. Agosto-2013 nº 210 4
  • 5. SSUU MM AA RR II OO Número 210 Agosto 2013 Editorial 7 Tema del mes: El modelo de juego 8 Hablamos de fútbol con… Ángel Cappa. 12 Reflexiones básicas sobre el juego. Estructura y dinámica del juego en fútbol. Jorge Castelo. 22 Atención y concentración en el fútbol pre-juvenil. Gustavo Aysland Ávila Ovalle. 36 Firma invitada. 59 Tarea de entrenamiento: “Comodín para posesión y cambio de espacio” 60 Contenido de nuestro próximo número. 62
  • 7. Jesús Cuadrado Pino DIRECTOR Entrenador Nacional de Fútbol (Nivel III). Máster Profesional en Fútbol. Especialista en Táctica y Dirección de Equipos de Fútbol (CESFÚTBOL). Especialista en Alto Rendimiento Deportivo por la Universidad Autónoma de Madrid. Máster en A. R. D. por el C. O. E. Técnico Deportivo Superior. Director y Profesor del Máster Profesional en Fútbol para Entrenadores Nacionales (CESFÚTBOL). A vueltas con el modelo Forma parte de la gran confusión terminológica que invade el fútbol. Confusión que no sólo se produce en la prensa supuestamente especializada, sino que está en boca de muchos entrenadores profesionales, lo cual resulta más preocupante. Entre otros muchos términos, que he referido en diversos artículos, ahora menciono tres que se emplean como sinónimos y que, en todo caso, se desvirtúa su significado. Me estoy refiriendo a “modelo”, “estilo” y “sistema”. Los tres se emplean indistintamente para referirse a la forma de jugar de un equipo, cuestión que puede considerarse correcta en cierta medida. Lo incorrecto surge en el significado que se les atribuye. Considero que lo más correcto sería poner a los tres el apellido “táctico”. Así los mencionaríamos siempre como “modelo táctico”, “estilo táctico” y “sistema táctico”. Esto significaría, de entrada, una aclaración, porque la forma de jugar de un equipo proviene de las variantes tácticas que utiliza. El equipo que juega bien es el que interpreta bien cada situación del juego para resolverla en la forma que convenga a cada instante Es un hábito constatado en el periodismo, entre los entrenadores y en los textos de los cursos de entrenadores desvirtuar el concepto sistema, o modelo, al referirse a él únicamente como la “formación”. Dicen “sistema 4-2-3-1” ó “1-4-2-3-1” (por ejemplo) y se quedan tan panchos. Sin embargo, el sistema, o modelo, es mucho más porque abarca todas las variantes tácticas empleadas. El modelo de juego de un equipo se asienta en las variantes tácticas que emplea con más asiduidad y que pueden resumirse en: alineación, formación (que se confunde con sistema), posición defensiva, tipo de ataque, conducta defensiva y dinámica de ataque. Pero por encima de esta confusión, existen dos errores que hacen mucho daño, en la práctica, a la evolución del fútbol. Por una parte, se atribuye a cada entrenador un modelo de juego a modo de característica personal que le diferencia de los demás; por otra parte, a cada equipo se le considera con una forma concreta de desarrollar el juego, como si sólo se jugase a una cosa en vez de jugarse al fútbol. Un equipo no debe, y ante bastantes circunstancias del juego no puede, aplicar un modelo (o sistema) rígido; no debe, o no puede, aplicar siempre las mismas variantes tácticas porque en el juego pueden darse, y de hecho se dan, diferentes circunstancias. Llevo muchos años indicando que el equipo que juega bien es el que interpreta bien cada situación del juego para resolverla en la forma que convenga a cada instante. Por otra parte, no debe aplicarse a los entrenadores un modelo de juego, un entrenador no debe llevar consigo una forma de jugar. La misión de un entrenador profesional de fútbol es manejar los recursos futbolísticos de los jugadores de su plantilla con el objetivo de lograr el máximo rendimiento posible. Debe manejar todos los recursos de juego para plantearlos y entrenarlos eficazmente. Un entrenador no es un modelo, de la misma forma que un médico no es una medicina. Sin embargo, cada vez que un entrenador llega a un equipo se habla de “su sistema” o “su modelo”. En los inicios de cada campeonato se vuelve a vueltas con el modelo. jecupi@trainingfutbol.com e d i t o r i a l Agosto-2013 nº 210 7
  • 8. Tema del mes El modelo de juego Jorge D’Alessandro Dentro del modelo de juego, está la formación inicial del equipo sobre el campo. Las formaciones dibujan la personalidad de cada equipo, pero a partir de ahí tiene que establecerse muy bien lo que yo denomino “repertorio de movimientos”. La formación es la puesta en escena, la primera idea, que se puede ir modificando durante el partido por las situaciones que se vayan produciendo. A partir del minuto uno de cada partido tenemos que empezar a desarrollar la dirección de campo y uno de los recursos para ello es el cambio de la formación. El “repertorio de movimientos” tiene que ser conocido y consensuado, debe tener en cuenta cada posición en el campo con sus variantes y sus recorridos. A partir de aquí, conociendo bien a todos los futbolistas, debemos darles atribuciones concretas para que cada uno de ellos pueda evolucionar. Pero cada jugador tiene que cumplir siempre las obligaciones exigidas por su posición. Hay un repertorio de movimientos para todos los jugadores y para todas las funciones a realizar, con sus correspondientes variantes. No es lo mismo jugar, por ejemplo, en un 4-4-2 que en un 4-2-3-1. Los movimientos varían según la formación de apliquemos y también con relación a las características de cada jugador en concreto. Unai Émery Para mí es fundamental la movilidad, pero hay que partir de un orden. Debe tenerse establecida una coordinación a la hora de atacar y a la hora de defender, creo en el desarrollo de este trabajo para que lo interpreten bien los jugadores. También creo en la inteligencia de las correcciones que se tienen que dar, porque en el terreno de juego muchas veces no puedes coaccionar a un jugador obligándole a que no pierda una situación en ataque pensando que eso pueda hacer que luego no defienda bien. A los jugadores hay que darles libertad para el aprovechamiento de las acciones ofensivas, pero siempre con la coordinación colectiva necesaria para que el equipo funcione bien mediante basculaciones y permutas. Agosto-2013 nº 210 8
  • 9. Creo mucho en el sistema y, a partir de ese sistema, creo también mucho en la movilidad y en el dinamismo. En un equipo de fútbol hace falta de todo, se necesitan jugadores de diferentes características. Es cierto que, por ejemplo, un central no va a jugar de media punta, o viceversa; pero los dos son totalmente complementarios y necesarios, aunque en lo referente a la creación y a la destrucción de juego cada uno tenga características muy diferentes. En todo caso, hay que tener a todo el grupo preparado para jugar con una disposición táctica que esté prevista y entrenada. El concepto de sistema hay que saber entenderlo, interpretarlo y visualizarlo. Un mismo sistema funciona de manera muy distinta si se sitúa más cerca o más lejos de tu portería, o si al recuperar el balón se incorporan al ataque más o menos jugadores. Cada sistema tiene muchas variantes. José Peseiro Suele considerarse que cada uno tiene un modelo, pero particularmente creo que no hay modelo. Puede admitirse que hay modelo en el fútbol inglés o en el fútbol brasileño, por ejemplo, porque algunas nacionalidades tienen bastante definida su forma de juego. Pero fuera de ello, y en el ámbito de cada país, resulta una presunción decir que tenemos un modelo. Ahora bien, cada entrenador ha de tener una idea de juego para él mismo, una idea que tiene que ver con la experiencia de cada uno, con el tipo de fútbol que le guste más. La forma de plantear el juego por cada entrenador está influenciada por sus vivencias como estudiante, por sus experiencias como técnico y por su actitud ante la vida. Hay entrenadores con una aptitud defensiva ante la vida, en cambio otros muestran una aptitud más emprendedora. En cualquier caso, no se trata de un modelo de cada entrenador, se trata de una idea que recoge las características de juego de cada equipo. Además, a través de las vivencias y de las experiencias se puede ir cambiando esa idea. Lo fundamental es adaptar la idea que tengamos a los principios del juego y hacer algunas modificaciones adaptadas a ciertas particularidades para buscar el máximo rendimiento. Eusebio Sacristán La colocación inicial, o de referencia, de los jugadores sobre el campo establece los aspectos generales del juego de tu equipo, los movimientos y las acciones básicas que quieres transmitir a tus jugadores. A partir de ahí expones una situación de partida, colocando a cada jugador en la posición ideal para poder desarrollar con eficacia las acciones del juego que pretendes, tanto en defensa como en ataque. En primer lugar, lo que da consistencia al equipo es tener una identidad bien definida, unos buenos argumentos propios. Esto es fundamental, es la base para desarrollar un juego que te lleve a conseguir los resultados. El equipo debe adquirir unos automatismos en ataque y en defensa para ser un equipo coordinado, un conjunto en el que todos los jugadores se sientan partícipes. Partiendo de esto, después habrá que incidir en algunos aspectos que te permitan explotar los defectos del rival y contrarrestar sus virtudes. Considero que esta es la base de lo que es la táctica del juego. Se trata de que tu equipo tenga un sólido desarrollo y que ese desarrollo sirva luego para que en cada situación puedas adoptar matices adecuados para superar al equipo rival. Juan Manuel Lillo Si nos ceñimos a la formación inicial, a una colocación previa de cada jugador en el campo como referencia, debo decir que me parece importante si el reparto espacial está bien construido pensando en las mezclas de tus jugadores, en sus sinergias, en sus posibilidades, en las probabilidades que puedan afectar al colectivo, en que se manifiesten determinadas superioridades posicionales y en Agosto-2013 nº 210 9
  • 10. varios aspectos más. Aparte de esto, está muy claro que hay jugadores que se relacionan mejor con unos espacios que con otros. Pero por encima de esto tenemos que considerar que nadie se relaciona solo con el espacio, siempre está presente la relación con los compañeros, con los rivales y con el balón, aunque el reparto espacial te ayuda a buscar las sinergias que fomenten las capacidades y posibilidades de tus jugadores. La complementariedad entre unos y otros es importante. Pensando en todo esto, uno puede decidir entre varias formaciones distintas. Aparte de que si se tiene adquirido el sustrato cultural y estructural que define el estilo del equipo, se puede cambiar de formación ante determinados partidos atendiendo a determinadas cuestiones propias y del rival. Cuestiones que también tienen que ver con lo anímico. Para decidir una alineación y una formación hay que valorar muchas situaciones. A veces no juegan los mejores, sino los que tú crees que te van a ayudar mejor a ganar en determinados momentos. En cualquier caso, se trata de la sinergia, de la multiplicación de las capacidades, nunca de la suma. Pensando en la sinergia, y no en la suma, debe tenerse en cuenta la formación como reparto espacial. Pero siempre es un reparto espacial inicial, los aconteceres harán que tengas que moverte por espacios distintos a los previstos. Antonio Tapia Resumiendo el concepto, podemos definir el modelo como la forma que utilizas para jugar tanto en ataque como en defensa. El modelo, o sistema de juego, engloba todos los recursos que empleamos a la hora de desarrollar en la práctica el fútbol de nuestro equipo. Hay que analizar muy bien lo que puedes hacer con las posibilidades de que dispones a todos los niveles: jugadores, proyecto deportivo, entorno, grupo de trabajo, etc. No debemos olvidar que el entrenador es un gestor de recursos. Debemos manejar de la mejor manera posible los recursos que tengamos, en base a unos objetivos de deben estar muy claros. También es importante tener en cuenta la cultura y el bagaje que ya traen los jugadores, porque muchas veces nos empeñamos en aplicar un modelo de en muy poco tiempo y con ello podemos crear confusión para el desarrollo colectivo del juego. Por otra parte, debe tenerse en cuenta el método que más domina el entrenador, porque un entrenador puede ser más eficaz con unos métodos que con otros. Por ejemplo, si manejas muy bien la defensa combinada, debes utilizarla. Es importante lo que domina el entrenador e incluso lo que le gusta. Si se ganan partidos satisfaciendo las necesidades del espectador y las necesidades propias, mucho mejor. Miguel Ángel Portugal El punto de partida es el marco estático a partir del que voy a desarrollar todos los movimientos sincronizados. El siguiente punto es el balón y su situación. Partiendo de esto desarrollamos todos los movimientos sincronizados. Cada partido requiere un plan, una base sobre la que aplicar el sistema, y requiere un desarrollo táctico. Un partido va más allá de la alineación y de la formación. Se requiere un plan para contrarrestar las fortalezas del rival y para atacar sus debilidades. Hay que elegir el mejor punto de partida, que es el sistema. Hay que elegir el mejor desarrollo, que es la táctica. Además, hay que tener prevista cualquier eventualidad favorable o desfavorable para poder reforzar o cambiar la dinámica de juego del equipo. El modelo, o sistema, y su desarrollo debe de ser un escudo protector para la capacidad individual y espontánea de cada jugador. De la misma forma que el talento individual debe contribuir de al rendimiento colectivo. El jugador parte de los conceptos colectivos y añade su talento individual espontáneo y protegido. El guión, bueno o malo, es del entrenador. Los actores, buenos o malos, son los jugadores y el nivel de desarrollo depende de ellos. Un mal guión puede ser interpretado de manera digna por buenos jugadores y un buen guión puede ser estropeado por la mala calidad de los jugadores. Agosto-2013 nº 210 10
  • 11. Óscar Cano Antes de hablar de modelo o sistema de juego, me gusta empezar por lo básico, por el núcleo esencial que, para mí, es el jugador y sus capacidades para interactuar con los demás. Creo que se comete un error cuando el ansia por el conocimiento del juego nos aleja del principal protagonista: el jugador. Si no tenemos en cuenta las capacidades de los jugadores, que es lo que va a contextualizar lo que puede ser nuestro modelo de juego, no conseguiremos nada. El entrenador debe ser un “descubridor” de lo que sus jugadores pueden llegar a hacer. Partiendo primero de los jugadores, después el modelo, o sistema, representa todos los medios que empleamos para desenvolvernos tanto en el momento con pelota, como en el momento sin pelota, como en las transiciones. Creo que la gente se ha quedado con el lado inerte dentro de lo que puede ser un sistema, porque sólo se habla de números. Debemos tener claro que el sistema se compone de una estructura que tiene que ver con el funcionamiento en que te desenvuelves dentro del campo con relación a los elementos formales del juego, que son los espacios, el balón, los compañeros, los rivales y todo ese tipo de variables que hacen que el fútbol sea un deporte único. Carlos Queiroz Dentro del modelo de juego considero que la distribución de los jugadores sobre el campo tiene una influencia importante porque es lo que da racionalidad al funcionamiento del equipo. Los jugadores se sienten más cómodos cuando se mueven sobre los espacios que más se adaptan a sus características, donde sus capacidades técnicas se acoplan mejor a la posición del balón y a las posiciones de los rivales. La distribución de los jugadores sobre el campo supone una racionalidad para organizar las cosas. Los futbolistas han de saber que para cada una de las líneas del equipo existen unas funciones básicas. Uno de los errores más comunes del fútbol es que los jugadores se equivocan y se olvidan de sus funciones básicas. A veces, los entrenadores nos obsesionados con los sistemas pero, sin embargo, el problema surge cuando los jugadores se olvidan de sus funciones básicas. Ahí radican muchos errores que nos hacen buscar cambios y modificar la estructura, cuando, según mi opinión, lo que tenemos que hacer es hablar con los jugadores para aclarar situaciones básicas de sus funciones. Para que los sistemas sean idóneos, en función de los jugadores que tenemos, hay que considerar tres factores: calidad individual de cada futbolista, coherencia entre todos y relación de nuestra organización táctica con los objetivos que buscamos. Xabier Azkargorta Tenemos que considerar que el sistema de juego es algo que no sólo se manifiesta de forma numérica, como una nomenclatura. El sistema se desarrolla y se transforma, es algo vivo. Es un orden que busca, paradójicamente, el desorden del rival. Si los jugadores están sólo en el sitio, el sistema se convierte en un desastre solo rescatable por un artista que pase por delante de la jugada. Los jugadores no sólo han de estar en el sitio, principalmente tienen que estar “en situación de…”. Aparte de esto, es muy importante tener en cuenta el “espacio en el equipo”. El espacio que hay que ocupar en el terreno de juego es consecuencia del espacio que cada uno ocupe en el equipo. Está muy bien trabajar sobre el terreno de juego los espacios útiles, los espacios inútiles, las coberturas, los desdoblamientos y los espacios libres, pero debe tenerse en cuenta el espacio que se tiene que ocupar en el equipo. El entrenador tiene que buscar a cada jugador su espacio en el equipo para que luego traslade ese espacio al terreno de juego. Y dentro del terreno de juego, a cada jugador debemos darle misiones relacionadas con sus características y actitudes. Los movimientos que los jugadores realizan sobre el campo determinan el tipo de maniobras que realiza el equipo y marcan el estilo de juego. Agosto-2013 nº 210 11
  • 12. Conversaciones sobre fútbol Hablamos de fútbol con… Ángel Cappa:“Lo fundamental es Ángel Cappa ayudar a los jugadores a entender el juego, después llegará la forma de ordenar al equipo” Cuadrado:“El objetivo de cada ataque debe ser dejar a un compañero con balón y con espacio muy cerca de la portería contraria” Reflexiones básicas sobre el juego Ángel Cappa Entrenador Nacional de Fútbol. Licenciado en Psicología y Psicopedagogía. Ex-Entrenador del Tenerife, Atlante de Méjico, Las Palmas, Racing de Avellaneda, Huracán, Gimnasia y Esgrima, River Plate. Ex-Segundo Entrenador del Real Madrid y del F. C. Barcelona. Profesor del Máster Profesional en Fútbol para Entrenadores Nacionales (CESFÚTBOL). Jesús Cuadrado Pino Entrenador Nacional de Fútbol. Máster Profesional en Fútbol y Máster en Alto Rendimiento Deportivo. Especialista en Táctica y Dirección de Equipos de Fútbol. Director de TRAINING FÚTBOL y de CESFÚTBOL. Director y Profesor del Máster Profesional en Fútbol. Es autor de varios libros de fútbol y ponente asiduo en jornadas técnicas nacionales e internacionales. Pero, fundamentalmente es un entrenador de fútbol con sólidos conocimientos y una dilatada experiencia al más alto nivel. Ángel Cappa es una referencia esencial para los técnicos de nuestro deporte. Cualquier intervención suya supone una fuente de enseñanzas. Domina muy bien cada tema en todos los aspectos, explica las cosas con facilidad y deja muy claros los conceptos. En esta conversación con él comenzamos repasando los malos momentos que están pasando los entrenadores, los verdaderos entrenadores, por culpa de un mercado irracional. Después ya nos centramos en aspectos básicos e interesantes análisis del juego. (Jesús Cuadrado Pino, director de TRAINING FÚTBOL) Agosto-2013 nº 210 12
  • 13. Cuadrado.- Antes de entrar en temas concretos sobre análisis del juego, cabría hacer una reflexión del mal momento por el que pasamos los entrenadores de fútbol actualmente. Las modas, el mercado y ciertos intereses dejan de lado la verdadera valoración del verdadero entrenador. Como he manifestado en muchas ocasiones, cuando los dirigentes de un club de fútbol profesional se plantean la contratación de un entrenador no valoran su capacidad técnica ni su preparación, valoran otros aspectos ajenos a los requisitos técnicos y profesionales, ponen sobre la mesa otros intereses y algunos caprichos. En resumen, no se cree en el entrenador. Es evidente que el argumento más importante del juego son los jugadores, pero es muy importante quien maneja lo importante. Como consecuencia de esto, considero que uno de los motivos por los que en general se juega mal, es porque se entrena mal. Ángel Cappa.- Estamos ante una situación que deberíamos solucionar. Si no solucionamos esto, todo lo que hablemos sobre táctica y sobre conceptos del juego significa, simplemente, una suposición. Hace bastantes años ya que los clubes de fútbol se han organizado como empresas. Han abandonado el proceder que tenían años atrás. Se ha llegado a esta situación por la privatización de los clubes, la creación de las sociedades anónimas y también porque a los clubes han llegado empresarios que desplazaron a los antiguos dirigentes que eran mayoritariamente gente de fútbol. La consecuencia es una distinta organización del fútbol. Con la creación de nuevos departamentos directivos se quitan responsabilidades al entrenador, no sé si de forma voluntaria o involuntaria. En definitiva, se le quita autonomía al entrenador y se le reducen sus posibilidades de trabajo. C.- Sin embargo, al inicio de cada temporada casi todos los presidentes y dirigentes hablan de un “proyecto deportivo”. Cuestión que sólo se queda en sus demagógicas declaraciones porque nunca se plasma en la práctica. A. C.- Hay que aceptar que los entrenadores de fútbol dependemos de los resultados, pero no debería ser más que en cualquier otra actividad. Pero lo que pasa es que los entrenadores de fútbol aceptamos que dependemos de los resultados de mañana mismo y esto es muy malo porque causa un mal al fútbol, al club y, por supuesto, al entrenador. Se ha perdido una faceta esencial en la labor del entrenador, que es la pedagogía. Resulta que ahora no se enseña, sólo se entrena. Ahora la aspiración del entrenador es llegar al domingo siguiente. El nivel futbolístico resulta muy dañado. C.- En una portada del diario AS del pasado mes de julio, extractado de unas declaraciones de Ancelotti, nuevo entrenador del Real Madrid, se refleja en letras muy grandes: “… YO HAGO LAS ALINEACIONES”. Sorprende que un entrenador tenga que decir esto, sorprende que se maneje esta frase en la declaración de intenciones de los entrenadores y en la prensa. Esto debería ser una evidencia tan grande que decirlo o escribirlo significaría una perogrullada. Aunque en los tiempos que corren parece que no es tanta perogrullada. A. C.- Fíjate que yo he escuchado decir a bastantes personas que el entrenador no puede elegir a los jugadores porque es el eslabón más débil de la cadena, refiriéndose a la contratación de los jugadores para confeccionar las plantillas de cada temporada. Pero, en realidad, una de las tareas más importantes del entrenador es elegir los jugadores, y resulta que estamos aceptando que esto lo hagan otros. Con la gran injusticia añadida que esto conlleva, porque lo hace otra persona y luego es el entrenador quien corre el riesgo. Aparte de que muchos presidentes pretenden ser entrenadores. Si nosotros seguimos aceptando esta situación cometemos un error gravísimo, porque cuando el entrenador muestra debilidad es más fácil que lo echen más rápidamente. Tendríamos que hacer entender a los dirigentes que nosotros Agosto-2013 nº 210 13
  • 14. no somos el eslabón más débil de la cadena, sino que somos el eslabón más fuerte. Sé que muchas veces no se puede, pero hemos de intentarlo. Todo gira alrededor del entrenador, si el equipo funciona todo lo demás tiene sentido y si el equipo no funciona todos los proyectos carecen de sentido. El fútbol se puede mirar desde distintos puntos de vista y todos pueden ser válidos, pero los dirigentes tienen que saber que cuando eligen a un entrenador concreto están eligiendo una forma de jugar al fútbol. C.- Para jugar bien al fútbol, para ser efectivos en el juego, han de cumplirse unos principios fundamentales que se derivan de las características del fútbol como deporte y de las reglas de juego establecidas. Estos principios fundamentales han de respetarse siempre, ante cualquier circunstancia. Pero luego pueden aplicarse diferentes variantes tácticas que inciden en la dinámica de juego de cada equipo, pueden adoptarse diferentes movimientos colectivos para desarrollar las situaciones del juego. A. C.- Hay diversas interpretaciones sobre los estilos para jugar al fútbol. Guardiola me dijo en una ocasión que él consideraba que el gol perfecto no incluía regate alguno, que lo ideal es hacer todo a un toque para llegar al gol. Evidentemente, esto es muy bueno, pero para mi gusto el gol perfecto incluye varios regates. Desde mi punto de vista, el gol perfecto o el gol más bonito o el gol que más me gusta, tiene que incluir algún regate, alguna gambeta, alguna burla. Esto es un estilo, y también es un estilo lo otro. En la definición de jugar bien al fútbol existen varias interpretaciones. Yo defiendo una manera de jugar al fútbol como si fuera la verdad, y muchas veces lo hago de forma vehemente. En Argentina hubo un tiempo en que se hablaba mucho de fútbol y había gente que era capaz de estar hablando durante más de una hora sobre si el número nueve hizo bien en pasarle pelota al número diez o tendría que haber tirado a gol. Se trataba de buscar la perfección de cada jugada. Sabemos que en los cafés se discute para tener razón, no se discute para encontrar la verdad. Hago constar esto porque voy a afirmar cosas que para mí son realmente así y las afirmo como si fueran realmente la verdad. C.- En nuestra terminología hay una gran confusión. Como yo he indicado en muchas ocasiones, se produce una “Torre de Babel” en la utilización y aplicación de los términos futbolísticos. Táctica, estrategia, modelo, sistema, formación, fase de juego, situación de juego, interiores, extremos, atención, concentración, finalización, definición… Conceptos que confunden no sólo por los periodistas, sino también los propios entrenadores profesionales. Considero que es muy importante ser correctos con la terminología, no simplemente para entendernos todos mejor, sino también para aplicar y desarrollar bien todas las cosas en los entrenamientos y en los planteamientos de cada partido. A. C.- Si nos referimos concretamente a la táctica, observamos que no se ponen de acuerdo en la definición de táctica, en la concreción de lo que es táctica o sistema. El 4-3-3, el 4-2-3-1, el 5-3-2, el 4-4-2… etc. Todo esto, ¿es táctica o es sistema? o ¿el sistema es otra cosa distinta? Hay un gran desacuerdo sobre esto. Para entendernos vamos a llamar táctica a todo esto, así nos ponemos de acuerdo. Muchas Agosto-2013 nº 210 14
  • 15. veces las definiciones son caprichosas. Particularmente considero que la táctica es ordenar y repartir los espacios en el equipo. Pero, por encima de todo esto, considero que lo más importante son los conceptos básicos del juego. Los conceptos básicos del juego están por encima de la táctica. Lo fundamental es ayudar a los jugadores a entender el juego, después llegará la forma de ordenar al equipo. Porque si un jugador sabe cómo se juega, después se adaptará a cualquier sistema. La cuestión fundamental es entender el juego. Entender el juego a partir de los conceptos básicos. El juego no es tan difícil. El juego es sencillo, pero es inagotable porque se trata de una actividad creativa. C.- Además, se produce una constante evolución en todo lo referente al desarrollo del fútbol. No se van modificando solamente los medios de difusión de nuestro deporte, los materiales y los estadios; también evoluciona el juego en conceptos tácticos y técnicos. La frase de “todo está inventado en el fútbol” además de obsoleta es totalmente falsa. Basta con ver partidos grabados de distintas épocas para observar esta clara evolución, y comparar el juego de años atrás con el juego actual. A. C.- Los grandes jugadores siguen inventando el juego. Se trata de una actividad creativa y los buenos siempre inventan cosas. Por ejemplo, mañana voy a un campo de juego y Messi inventa otra cosa. Viendo jugar a los que verdaderamente saben jugar al fútbol observamos que descubren cosas del juego. Nadie puede decir: “yo ya sé de fútbol”. Algo sabré, pero no todo, porque es una actividad que siempre está en evolución. Además, si hablamos de táctica pero no hablamos de nombres propios, de jugadores de fútbol, estamos teorizando, estamos hablando de teoría pura y podemos decir cualquier cosa. Puedo decir que prefiero el 4-2-4 y ¿eso qué quiere decir?, ¿quiénes son los dos?, ¿quiénes son los cuatro? Todo dependerá de los jugadores que tengamos. C.- Los jugadores han de tener libertad de acción para tomar decisiones y ejecutar acciones durante el desarrollo del juego, pero se necesita una organización para rendir adecuadamente como equipo. El fútbol es un deporte colectivo, de colaboración colectiva ante una oposición colectiva. Los jugadores tienen unas obligaciones para el funcionamiento del grupo. A. C.- El orden es el punto de partida. Nos ordenamos de alguna manera para jugar. Como dijo Menotti, “el fútbol es orden para la aventura”. Sólo con orden es muy difícil ganar un partido. Sólo con aventura también es muy difícil. No se puede crear dentro del desorden. Nos ordenamos para que, de pronto, Iniesta o Fábregas, por ejemplo, aparezcan en situación de gol. Pero a partir del orden tiene que aparecer el talento porque únicamente con orden no es suficiente. Es muy difícil que alcance solo con el orden porque durante el partido hay que romperle en algunos momentos, hay que arriesgar. El fútbol es un juego y el juego implica riesgo. Me tengo que preparar para asumir ese riesgo con las mayores garantías posibles, pero no con todas, porque no se pueden dar todas las garantías. El entrenador tiene que preparar a los jugadores y animarlos a que arriesguen. Así mismo, los jugadores han de saber en qué lugares de la cancha tienen que arriesgar y en qué lugares de la cancha no conviene arriesgar. Pero el entrenador tiene que decir a sus jugadores que asuman el riesgo, porque si no es así, no podrán hacer nada para jugar. Agosto-2013 nº 210 15
  • 16. C.- El planteamiento del partido es el orden de inicial. Un planteamiento que se asienta en las variantes tácticas que se escojan en función de las circunstancias. Pero no se trata solo de explicar las cosas verbalmente a los jugadores, el planteamiento se adquiere mediante las tareas de entrenamiento bien diseñadas. Los jugadores aprenden con lo que hacen, no con lo que se les dice, como ya he indicado en multitud de ocasiones. A. C.- Ordenamos al equipo tácticamente y a partir de ahí el jugador necesita arriesgar porque necesita jugar. Se podría decir que la táctica es la utilización del tiempo y del espacio. Cómo utilizamos el espacio que tenemos. Se dice que en el fútbol actual no hay espacios, pero lo cierto es que nunca hubo espacios. Los espacios hay que fabricarlos. Hay que utilizar la distracción. El toque no es una concesión para la galería, se toca para distraer y fabricar el espacio. Tocar sin tener claros los objetivos no sirve de nada. El toque es la distracción. Debemos manejar las distintas velocidades de juego. Por ejemplo, en la salida de la pelota aplicaré los toques con menos velocidad, porque ahí me interesa la precisión más que la velocidad. En la mitad de la cancha ya estoy buscando la jugada de gol, y el toque no puede ser muy lento, parsimonioso y anunciado, porque de esta forma no encontraré nunca la jugada de gol. Arriba tengo que arriesgar buscando el gol, aquí está la aventura, aquí cambio de velocidad, acelero, intento meter una pelota de gol o buscar una pared. C.- Si no hubiese rivales se iría lo más recto y lo más rápido posible hacia la portería contraria, pero los rivales te marcan y te cierran los caminos. Son necesarios el engaño y los movimientos colectivos para fabricarse espacios de progresión. El objetivo de cada ataque debe ser dejar a un compañero con balón y con espacio muy cerca de la portería contraria, que es lo que significa para mí una verdadera ocasión de gol. Llegar a cada ocasión de gol precisa una búsqueda constante de espacios mediante desmarques de apoyo y de ruptura y a través de una variedad de conducciones, regates, pases y cambios de orientación. Técnica y táctica íntimamente unidas para tratar de llegar al gol. A. C.- Son muchos los que dicen que hay que jugar por las bandas, y es cierto. La circulación de la pelota tiene que ocupar el ancho de la cancha porque si voy de un lado al otro de la cancha estoy moviendo al equipo contrario para que aparezca el espacio. Pero previamente no sé dónde aparecerá el espacio, puede que aparezca en una banda o puede que aparezca en el medio. Tendré que aprovechar cada jugada en el espacio en que aparezca y en ese instante interviene la técnica, porque si en ese instante crucial entrego mal la pelota o tiro mal, de nada valdrá todo el trabajo anterior. C.- El planteamiento táctico también debe adoptar un reparto de esfuerzos entre los jugadores del equipo, pero un reparto de acuerdo a los puestos y a las características de cada futbolista. No debemos olvidar nunca que el rendimiento es el resultado de la coordinación de los jugadores del equipo, no de su simple suma. A. C.- Hay que repartir el esfuerzo sobre el terreno del juego, pero esto no significa que todos los jugadores tengan que correr lo mismo. Se trata de un reparto de esfuerzos de acuerdo a las cualidades de cada jugador. Un equipo que defiende bien es un equipo que tarda poco en recuperar los espacios que abandonó para ir a atacar. Supone un error considerar que un equipo está equilibrado porque ataca sólo con uno o con dos y siempre está armado atrás. Lo verdaderamente importante sería que el equipo atacase con cinco y tardase muy poco en recuperar los espacios defensivos, este sí es un equipo verdaderamente ordenado. En la medida en que un equipo tarde poco tiempo en recuperar el espacio Agosto-2013 nº 210 16
  • 17. que abandonó para ir a tocar, defenderá bien. Por otra parte, si se ataca con cinco y los otros cinco del fondo se quedan al lado del portero, se está actuando muy mal, porque cuando los que avanzaron pierden la pelota tienen que correr muchísimos metros para atrás y podrán volver rápido una o dos veces, pero no muchas. En cambio, si los del fondo avanzan también con el ataque para mantener al equipo junto, el repliegue de los de delante será muy corto. Esto es ocupar bien los espacios tácticamente y es mucho más importante que el 4-2-4, el 5-3-2, el 4-4-2, el 4-3-3… C.- Sin olvidar que la técnica tiene que ir ligada a la táctica, ambas íntimamente unidas como indiqué antes. Cada toma de decisión (táctica) tiene que corresponderse con la correcta ejecución (técnica). A. C.- Es que la pelota es el centro del juego, y técnica es lo referente al dominio de la pelota, en términos generales. No existe un aspecto táctico más importante que el tratamiento que el jugador da a la pelota. Considero que el fútbol comienza por los pies. Si no tenemos precisión, si no somos capaces de dar tres pases seguidos estamos hablando de otro juego. Pongamos por ejemplo a un jugador de villar que ve perfectamente la jugada y piensa bien como hacer la carambola, pero tiene que pegar a la bola con un efecto concreto para que peque a la otra bola y después pegue en la baranda y vaya a chocar con la tercera bola, y resulta que coge mal el taco y pega mal a la bola. Entonces, para nada sirven sus cálculos. Tiene que empezar por pegarle bien a la bola, porque si no es así, no conseguirá la carambola. Lo mismo ocurre en el fútbol, si no domino la pelota no podré ejecutar las jugadas. El domino de la pelota hay que ejercitarlo continuamente. Muchos jugadores nacen con ese don, lo traen desde la cuna, pero tienen que seguir ejercitándolo. Maradona y Zidane, como otros jugadores, nacieron con ese don pero siempre lo ejercitaban a diario y empleaban mucho tiempo en ello. Hay que estar todo el día con la pelota. Considero que nuestro trabajo, como entrenadores, tiene que empezar por la pelota. Muchas veces, en unos juegos que diseña el preparador físico se indica que hay que tocar en un sitio concreto y luego correr hacia otro lugar para volver a recibir la pelota; pero resulta que los controles y los pases se hacen mal porque lo importante es la carrera, porque se afanan en correr mucho y descuidan las acciones técnicas. En esta situación conviene parar para decirles a los jugadores que si el preparador físico puso la pelota, lo más importante es su manejo, porque si controlan y pasan de cualquier manera es mejor quitar la pelota y correr sin ella. Pero si está la pelota, ésta es lo más importante. C.- Las tareas de entrenamiento con balón en espacios reducidos son una actividad interesante para el desarrollo de la técnica. Si están bien diseñadas suponen un importante argumento para ejercitar el control y el pase en corto ante la oposición del rival. A. C.- En los ejercicios en espacio reducido con la pelota, los jugadores han de saber que lo más importante es la precisión. Cuando hacemos esto es para que los jugadores ejerciten la precisión. Como entrenadores, tenemos la obligación de hacer trabajos para la mejora del manejo de la pelota. Pero ocurre que, muchas veces, estamos más pendientes de la intensidad de la carrera que del manejo de la pelota. Agosto-2013 nº 210 17
  • 18. Cuadrado:“Los principios fundamentales del juego deben estar por encima de cualquier planteamiento táctico” C.- Se dice constantemente que en el fútbol actual hay menos espacios que en el fútbol de antes. Considero que esto es incorrecto ya que, en realidad, los espacios son los mismos porque se juega en las mismas dimensiones totales del terreno reglamentario (dentro de las medidas mínima y máxima para el largo y el ancho de los campos, señaladas por las Reglas de Juego) y siguen actuando once futbolistas por cada equipo. Lo que ocurre es que se va modificando la forma de jugar colectivamente al estar los equipos más juntos, principalmente por un mayor adelantamiento de la línea de defensas. Por otra parte, se marca más encima a los rivales. Pero lo cierto es que cuando la línea de defensas del rival se adelanta, el espacio que te quitan por delante te le ofrecen por detrás. Además, los espacios pueden crearse con técnica y con visión de juego. A. C.- Una modificación fundamental que se produjo en el fútbol vino de la mano de Rinus Michels. Este técnico creó una revolución táctica desde que se incluyó la Regla del Fuera de Juego. Antes, los equipos eran largos, pero con los planteamientos de Rinus Michels se redujeron lo espacios útiles al rival achicando hacia delante. Los equipos se hicieron cortos. Los equipos brasileños tradicionales achicaban espacios hacia atrás, pero este técnico holandés achicó espacios hacia delante, comenzó a presionar muy adelante. Esto significó una revolución táctica porque redujo el espacio útil hacia delante y, además, quitó tiempo. Aunque se diga que en el fútbol actual no hay espacios, lo que en realidad sucede es que hay menos tiempo que antes. No debemos olvidar que el ancho de la cancha sigue siendo el mismo y debemos utilizarlo, porque si utilizamos bien el ancho de la cancha podremos encontrar soluciones ante el achique de espacios. Al tener menos espacios por delante, porque quedamos en fuera de juego, los entrenadores empezaron a pensar acciones tácticas para poder superar esta dificultad. C.- En realidad, todos los planteamientos y todas las modificaciones tácticas deben partir del análisis del juego. Las características del fútbol como deporte, la dinámica del juego y las Reglas de Juego enmarcan las formas en que puede jugarse y las variantes que podemos adoptar. Todo parte de un buen análisis del juego. Se trata de entender bien el juego para crear una buena metodología de entrenamiento específica, plantear los movimientos tácticos y orientar las acciones en cada partido. Sin olvidar que, como muchas veces y desde hace mucho tiempo llevo indicando, los principios fundamentales del juego deben estar por encima de cualquier planteamiento táctico. A. C.- Hay que poner al juego como el núcleo, como la esencia de todo. El fútbol siempre es el mismo, pero siempre es distinto porque cada vez te descubre cosas nuevas. Lo de que en el fútbol está todo inventado es muy relativo. Siempre hay alguien que inventa algo. Los grandes jugadores como Pelé, Maradona, Cruyff o Messi transitan por los caminos tradicionales pero, al mismo tiempo, inventan otra vez el fútbol. Los grandes jugadores inventan el fútbol otra vez. Este es un juego de creación, siempre existe la creatividad porque hay que superar al adversario y hay que crear soluciones, es inagotable. El fútbol es inspiración, conocimiento y talento. Creo que a lo tú denominas como principios fundamentales del juego, yo los denomino como conceptos básicos del juego, que es lo mismo. Lo más importante de todo son los conceptos básicos y de ellos hay que partir siempre. Nuestra función fundamental es lograr que la mayoría de los jugadores de nuestro equipo, o todos, entiendan el juego. Agosto-2013 nº 210 18
  • 19. C.- Hay movimientos colectivos y acciones individuales que deben respetarse siempre por encima de cualquier variante táctica empleada. Es más, de nada sirve un gran sistema de juego, bien planificado y bien entrenado, si no se respetan los movimientos y acciones que representan los principios fundamentales del juego, esos que tú denominas conceptos básicos. Son absolutamente necesarios para que un equipo juegue bien al fútbol, para que sea eficaz en la competición. A. C.- Debido a las prisas con las vivimos y a las prisas con las que queremos jugar, el primer concepto básico que se está abandonando es el engaño. En todos los juegos es básico el engaño. Se trata de amagar hacer una cosa para hacer otra distinta con la intención de engañar al rival. Amago que voy por un lado pero voy hacia otro, amago que voy a golpear en largo pero toco en corto, amago que se la voy a pasar a un compañero pero hago un regate. El primer concepto básico es el engaño, tanto para atacar como para defender. Si estamos tocando colectivamente por derecha es porque tiene que aparecer un compañero por el otro lado. Toco para distraer. Estamos hablando de un concepto básico de este juego que es válido para cualquier táctica y para cualquier sistema. El segundo concepto básico es la pausa, porque para que el fútbol sea rápido hay que saber frenar. Esto nos lo enseñó, hace muchos años, Gento; y después Cruyff. Si en el fútbol no hay pausa, el fútbol es lento. Recordemos las pausas que hacían, por ejemplo, Butrageño o Laudrup. Le entregaban la pelota a Butragueño cuando estaba dentro del área rival y, de repente, se paraba y bajaba los brazos, y parecía que se detenía el estadio. Eso era la pausa. Pero rápidamente salía para el otro lado, con lo que producía un penalti o una jugada de gol. Laudrup venía con la pelota corriendo y se paraba para esperar que llegase su compañero delantero, en ese instante hacía el pase de gol. La pausa también tiene que hacerse colectivamente. Actualmente vemos a muchos futbolistas que salen corriendo nada más recibir la pelota, pero lo primero que tienen que hacer al recibir es buscar a un compañero, como norma, porque está claro que si están solos en un contragolpe tendrán que irse hacia la portería contraria para buscar el gol. Los jugadores deben saber que quien tiene la pelota no corre, corren los que no la tienen para recibirla. El que tiene la pelota se tiene que parar, aunque tampoco es exactamente así porque no se va a parar del todo. Trato de indicar que al recibirla no hay que salir corriendo como un loco, lo debe hacerse es buscar a un compañero para entregársela. Esto es un juego colectivo que exige pausa velocidad. El fútbol ni es lento ni es rápido. A veces es lento y a veces es rápido, según el momento, según la jugada, según el lugar de la cancha y según el objetivo perseguido. C.- El jugador debe tomar decisiones constantemente durante el partido, debe tener información sobre cada circunstancia que concurra atendiendo a las referencias del juego, como son, el balón, los compañeros, los rivales y el espacio. Pero muchas veces los jugadores no miran y por eso carecen de la información necesaria sobre estas referencias. Además, tienen que mirar antes de recibir el balón y algunos, o muchos, lo hacen después de recibir y por eso ya carecen de tiempo para decidir y ejecutar. A. C.- Lo que pasa es que hay algunos técnicos, a los que yo llamo tacticistas, que siempre dicen al jugador todo lo que debe hacer en cada circunstancia, hacen que el jugador se desentienda del juego y se limite a cumplir las órdenes. De esta forma, los jugadores someten sus capacidades a las órdenes del entrenador y por eso no miran el partido. Para ver hay que mirar. Por ejemplo, si un lateral está cerrando Agosto-2013 nº 210 19
  • 20. por su banda, tiene que mirar por su zona y también mirar más lejos para ver las soluciones que tiene. Para muchos futbolistas todo resulta una sorpresa porque sólo miran a un lado y no actúan bien cuando la jugada les viene por el otro lado. Actualmente muchos jugadores sólo miran la pelota y por eso no ven el partido y no lo entienden. No saben si están jugando bien o mal porque se acostumbran a resolver situaciones inmediatas. No tienen una visión global de la cancha y del partido. Como no miran, no ven nada ni saben nada. C.- La zona activa del juego, ese espacio en el que está el balón y los jugadores de uno y otro equipo que en ese instante pueden intervenir directamente sobre el balón, delimita lo que debe hacerse en ese momento para defender y para atacar. Los jugadores deben actuar de una u otra forma según dónde esté el balón, tanto los que están cerca del balón como los que están más alejados. A. C.- Así es. Por ejemplo, a la hora de defender hemos de distinguir entre defender la portería y recuperar la pelota. ¿Dónde se defiende? ¿Dónde se recupera la pelota? Se defiende en la zona de la portería propia, o sea, en la zona de definición del contrario. Ahí se defiende, defiendo mi portería, ahí lo único que me interesa es que el rival no me haga gol; y ahí las marcas son al hombre, no hay zona que valga, hay que seguir al rival hasta que termine la jugada. Con la portería al lado no puedo marcar en zona y decir a un compañero: “este es tuyo”. Por otra parte, ¿Dónde se recupera la pelota? Se recupera la pelota más adelante, en la mitad de la cancha. En función de las necesidades (por ejemplo, si voy perdiendo, si falta poco de partido o lo que sea) puedo ir a buscarla más adelante, pero la pelota se recupera en la mitad de la cancha. El significado de recuperar la pelota lo indicaba perfectamente Menotti cuando decía que “recuperar la pelota es quitársela al adversario para dársela a un compañero”. Si la tiro fuera o hago falta, la siguen teniendo los rivales y esto sólo sería interrumpir el juego, no recuperar la pelota. C.- Generalmente, cuando se habla de talento se piensa en el ataque, en acciones ofensivas. Pero también se necesita talento para defender. Se defiende mucho mejor y con mayor eficacia con buena visión de juego y con acertadas tomas de decisión, que simplemente por fuerza o empuje físico. A. C.- Frenar al rival y después tratar de quitarle la pelota es un concepto básico para defender. Cuando el rival viene con la pelota tengo que ponerme bien perfilado para tener salida pero también he de saber que inicialmente no tengo que ir a quitarle la pelota, lo que debo hacer inicialmente es frenarle. Primero freno al rival para quitarle la iniciativa. Debido a que el delantero normalmente juega por inspiración, cuando se le frena y se le hace pensar se le rompe la iniciativa. Aunque esto es como norma general, porque con los craks es otra cosa, con estos no hay manera. Pero generalmente, ante jugadores normales, debo ir hacia ellos y aguantarles, esperarles. Este es otro concepto fundamental: frenar al rival para que no te gambetee. Agosto-2013 nº 210 20
  • 21. Ángel Cappa:“Es cierto que hay que dar los menos toques posibles para llegar, pero también es absolutamente cierto que hay que dar todos los necesarios” C.- Cuando el rival inicia la salida del balón desde atrás, desde su portería, es esencial el trabajo de los delanteros para robar el balón o para producir precipitación y malos pases del rival con el objetivo de que los de atrás pueden recuperar el balón. La primera línea de presión tiene que trabajar en beneficio de los compañeros. A. C.- Al iniciar la presión, la primera línea de combate tiene que ser consciente de que es muy difícil que ellos la recuperen. Su principal objetivo es quitar tiempo a los rivales para que la pelota salga “sucia”. Deben provocar que la jugada de los rivales salga mal y que hagan pases precipitados o defectuosos para que un compañero de una línea más atrasada pueda recuperar la pelota. C.- El espacio del que partimos con el balón es un indicativo esencial para preparar el ataque. Si hacemos un ataque indirecto, ¿tocamos lento para luego acelerar? Si hacemos un ataque directo, ¿en qué momento hacemos el golpeo en largo? La situación del balón (más cerca o más lejos de nuestra portería) y también la densidad de rivales cerca del balón, nos indicarán la forma más adecuada de iniciar cada acción ofensiva colectiva. A. C.- No se debe atacar desde cualquier lugar de la cancha, porque si ataco desde cualquier lugar estoy previniendo al rival. Por ejemplo, muchas veces le dan la pelota al lateral derecho y éste empieza a correr hacia delante rápido, sin pensar; desde ahí no se puede atacar salvo en situaciones muy puntuales (como en un córner que nos ha lanzado el rival y hemos cogido la pelota cuando todos ellos están adelantados). No se puede atacar desde cualquier lugar. No puedo meter una pelota de gol desde cerca de mi área, salvo que me sea un crack golpeando el balón en largo. Desde atrás debo empezar tocando para distraer y buscar el momento de meter una pelota de gol. Muchas veces nos critican con lo del “toquecito” a los que pretendemos que nuestros equipos jueguen bien. Es cierto que hay que dar los menos toques posibles para llegar, pero también es absolutamente cierto que hay que dar todos los necesarios. Se toca para hacer gol, no se toca para seguir tocando. Si no encuentro la jugada vuelvo otra vez para atrás y sigo tocando y vuelvo a buscar. Aunque el toque parezca a veces intrascendente o parsimonioso, los rivales están corriendo detrás de la pelota y esto les desgasta mental y físicamente. Hay que abrir la cancha y tocar. Como indicaba antes, no se ataca desde cualquier lugar, se ataca en las zonas donde puedo hacer gol, aquí es donde tengo que acelerar. También hay que tocar lo más rápido que se pueda. Cuando se toca lento no es por capricho, sino por seguridad. Juego a dos toques, o tres toques como mucho, hasta que encuentro la jugada de gol, entonces acelero y apuesto todo mi talento porque voy en busca del gol. Agosto-2013 nº 210 21
  • 22. T Á C T I C A Estructura y dinámica del juego en fútbol Por Jorge Castelo Entrenador Nacional de Fútbol. Doctor en Ciencias del Deporte. Profesor de Metodología del Entrenamiento en la Universidad de Lisboa. Ex-Entrenador Adjunto del Benfica y del Sporting de Lisboa. Profesor de CESFÚTBOL. Este artículo representa un amplio compendio sobre importantes aspectos del juego del fútbol. Es, en definitiva, un buen análisis de situaciones y desarrollos tácticos. El autor nos desgrana conceptos muy interesantes dentro de cuatro apartados: juego y táctica, principios del juego, los jugadores, análisis de situaciones concretas. En un apartado final, metodología específica, nos indica planteamientos prácticos para el diseño de tareas de entrenamiento de la táctica. Trabajo muy interesante este que nos ofrece Jorge Castelo, técnico portugués con vitola de generador de enseñanzas futbolísticas a nivel internacional y, por ventura para nosotros, habitual colaborador de nuestra publicación. (Jesús Cuadrado Pino, director de TRAINING FÚTBOL) Juego y táctica Considero que el juego del fútbol se traduce en bloques antagonistas condicionados por una unidad de tiempo, de espacio, y de acción. Cada jugador apoya a todos sus compañeros de equipo y es un rival para todos sus adversarios. La acción es claramente consecuencia de la existencia de una concepción de la unidad para el desarrollo del juego: la planificación táctica. La planificación táctica no significa sólo una organización en función del espacio, del tiempo del juego y de las misiones específicas de los jugadores, sino que presume, en último análisis, de la existencia de esa concepción de la unidad en la que la velocidad, la coordinación y la coherencia de los desplazamientos de los jugadores, su orientación y el ritmo, la relación y el contacto con los adversarios, tanto en las fases ofensivas como en las defensivas, determinan la orden de ejecución de las acciones individuales y colectivas en las que el espacio necesario y su distribución en el tiempo son variables, secuenciales, coherentes y organizadas con el objetivo de alcanzar la victoria. Agosto-2013 nº 210 22
  • 23. “La dinámica del juego del fútbol permite acciones preestablecidas estudiadas, y la verdad es que éstas no se reproducen de forma exacta durante el partido” Cada situación de juego expresa una dimensión estratégica y una dimensión táctica extraordinaria. Se pueden observar dos situaciones de juego semejantes, pero no existen dos iguales. La dinámica del juego del fútbol permite acciones preestablecidas estudiadas, y la verdad es que éstas no se reproducen de forma exacta durante el partido. Toda acción de ataque o de defensa, con o sin el balón, es discrecional y se resuelve según la contextualidad de la situación, cuyo logro requiere un programa de acción adecuado a la situación y a los objetivos estratégico-tácticos que se deben alcanzar. Podemos establecer las acciones predeterminadas pero no podemos controlar las condiciones estructurales en que éstas se llevan a cabo, ni prever sus efectos en la resolución de la situación de juego. Los criterios a tener en cuenta para garantizar un juego colectivo eficaz se basan en un conjunto de supuestos que se deben analizar e integrar en una red más amplia de relaciones e interrelaciones cuyo dispositivo global es más importante que las diferentes partes que lo componen. Ningún ambiente táctico se desarrolla de forma aislada, sino en un grupo cuya naturaleza es distinta de las partes que lo componen. Desde punto de vista ofensivo establecemos seis aspectos esenciales del problema: el equilibrio ofensivo, la velocidad de la transición (defensa-ataque), el relanzamiento del proceso ofensivo, la segunda ola de ataque, los desplazamientos en longitud y profundidad, y el establecimiento de un ritmo de juego. Desde un punto de vista defensivo establecemos cinco aspectos esenciales del problema: el equilibrio defensivo, la recuperación defensiva, la concentración defensiva, la organización de la última línea defensiva y el establecimiento de un ritmo defensivo. En lo referente a la ejecución de las habilidades motrices, hay que decir que éstas deben estar en consonancia con la capacidad de resolución de las situaciones de juego que se realizan, a través de normas decisivas. Todavía se piensa que el jugador debe expresar una técnica gestual "perfecta", es decir, una configuración ideal del movimiento. La idea fundamental de eficacia se determina a través de los gestos realizados, se basa en la imitación y asimilación de movimientos específicos del juego. Sin embargo, si observamos el juego del fútbol actual, la eficacia ya no debe ser atribuida al gesto en sí mismo, debe ser atribuida a la precisión de las operaciones cognitivas subyacentes (percepción, análisis, resolución mental y decisión) que rigen la construcción de acciones de respuesta. Por esta razón, cuando se adquiere una capacidad técnica no se aprende el movimiento (el gesto), pero sí las estrategias y las normas que permiten generar acciones eficaces que deben adaptarse a las situaciones del juego. En el fútbol trabajamos con acciones, no con gestos. Agosto-2013 nº 210 23
  • 24. La organización de un equipo pasa por el objetivo de marcar goles al adversario y evitar que el adversario meta goles al propio equipo. Sólo así será capaz de alcanzar la victoria. Esta premisa condiciona todo el trabajo colectivo. Aunque el propósito del juego sea alcanzar el gol el mayor número de veces, existen muchas ocasiones antes de la confrontación y muchos momentos durante el partido en los que el objetivo de los equipos no coincide con la finalidad del propio juego. Esto significa que en función de las estrategias para la confrontación directa o en función de la táctica que se desarrolla durante el partido, el equipo establece otra finalidad, otros objetivos estratégico-tácticos, para los cuales son precisos unos comportamientos y unas acciones determinadas. La finalidad del juego abarca los dominios técnico, táctico, físico, psicológico y social, que se interpretan y condicionan mutuamente. Todo se complica con la mezcla de aplicaciones de concepciones estratégicas preestablecidas y a través de la aplicación operativa de medidas tácticas especiales, fruto de las modificaciones previstas que se realizan durante el partido. Durante el juego nada es definitivo, nada se establece para siempre. Con el tiempo se producen modificaciones, instantes más favorables a un equipo que a otro. Por ello, ambos no pueden tener simultáneamente el mismo objetivo táctico ni tampoco las mismas actitudes y conductas tácticas. Sin embargo, la ventaja de un equipo puede basarse en la aplicación de una estrategia específica sobre el otro. Hay diferentes elementos de carácter estratégico y táctico que si se aplican correctamente pueden disimular ambientes y condiciones de juego que a un observador imparcial e inexperto pueden hacer pensar que al final la ventaja del juego la tendrá uno de los dos equipos. Sin embargo, después de un análisis más profundo podemos llegar a la conclusión de que esa ventaja pasa sólo por la aplicación de una estrategia adaptada a esas circunstancias que recrea condiciones favorables para el desarrollo del plan de juego establecido. Mantener la posesión del balón más tiempo durante el partido, por ejemplo, no es un hecho por sí mismo que ya determine la victoria. Debemos tener en cuenta que este hecho puede haber sido propiciado por la propia estrategia del equipo de dar toda la iniciativa al adversario. Existen grandes hipótesis sobre la creación de contraataques o ataques rápidos en condiciones ventajosas en el espacio. La posesión del balón es uno de los objetivos del ataque ante la imposibilidad temporal de atacar al adversario cuando las condiciones no permitan un mínimo éxito. En este sentido, si no se tienen en cuenta las condiciones mínimas los jugadores deben mantener la posesión del balón para temporizar el ensayo ofensivo hasta que se logren las condiciones idóneas. Para ello es necesario resolver los diferentes contextos situacionales evaluándolos en función del riesgo-seguridad. Cuando cada jugador intervenga cerca del balón deberá evaluar las ventajas y desventajas en base a los objetivos tácticos de su equipo y ejecutar, o no, la acción en mente. Es preferible una acción táctico-técnica antes que una acción que entregue el balón al adversario, porque una acción táctico-técnica determinada no puede ser la solución más adecuada para una situación momentánea del juego pero permite al equipo mantener la posesión del balón, que siempre es un aspecto positivo. Por otra parte, mantener la posesión del balón puede romper el ritmo de juego del adversario. En ciertas situaciones del juego, los jugadores deben tener el sentido táctico de romper el ritmo de juego del adversario y para que eso suceda asumen conductas que imprimen un ritmo más conveniente para su propio equipo o crean una noción falsa del ritmo que proporciona una acentuación de la iniciativa del ataque. Otros objetivos de la posesión del balón son: mantener la iniciativa del juego, cansar físicamente al equipo adversario, obligar a los rivales a jugar con una presión psicológica grande, crear las condiciones necesarias para que exista crisis de raciocinio táctico, mantener el resultado del juego que nos interese. El juego del fútbol es una modalidad deportiva colectiva que recurre continua y persistentemente al perfeccionamiento de su organización, intentando alcanzar sus objetivos y superar sus propias limitaciones momentáneas. En esta dimensión, basada en la organización de un equipo de fútbol, es la cooperación, es decir, la congregación de esfuerzos (en el sentido del cumplimiento de los objetivos) lo importante para que la organización se mantenga. A través de la cooperación se refuerza la acción individual, gestionando la organización para cumplir con eficacia el objetivo marcado, que está Agosto-2013 nº 210 24
  • 25. “La sinergia produce un efecto más grande que la suma de los efectos que producirían los jugadores actuando individualmente” completamente fuera del alcance de cada jugador que actúa de forma aislada (efecto de sinergia). La sinergia produce un efecto más grande que la suma de los efectos que producirían los jugadores actuando individualmente. El fútbol, como un sistema social abierto puede partir de diferentes condiciones iniciales para llegar a un mismo objetivo, es decir, utiliza otros caminos para llegar al mismo propósito. Además, en la mayoría de las situaciones, ninguno de estos caminos parece mejor ni más eficiente que otro. Hay que tener en cuenta que cuanto más se desarrolla el orden y la organización, más necesidad hay de desorden, sin el cual no habría una evolución táctica. Pero hay que recordar que paralelamente se crean mecanismos de regulación o control, siempre que las acciones de los jugadores respeten el objetivo inicial, ya que de no ser así se realizarían modificaciones. Estas correcciones presuponen que existen mecanismos de retroacción que tienen como objetivo modificar el comportamiento del equipo si fuese necesario, siempre respetando ciertos límites definidos por los objetivos competición. Lo que define a un equipo es su expresión táctica, que va tomando forma en base a la planificación táctica ofensiva o defensiva, deliberada o prudente, tímida o espectacular: de los valores y convicciones (subsistema cultural) de los equipos en confrontación directa, del sistema de juego y de las misiones tácticas distribuidas a los jugadores (subsistema estructural), de los métodos de juego ofensivo y defensivo utilizados (subsistema metodológico), de los principios del juego que expresan las líneas orientativas según las cuales los jugadores resuelven mentalmente las situaciones del juego (subsistema relacional), y de las conductas táctico-técnicas colectivas e individuales de la resolución motriz de las situaciones de juego (subsistema táctico-técnico). Por ello, el carácter operativo de la planificación táctica durante el juego va cambiando en función de una serie de factores, tales como, las modificaciones de las condiciones climáticas (la lluvia, el viento), las condiciones del terreno de juego (regular o irregular), el resultado numérico momentáneo del juego (favorable o no a los objetivos del equipo), el tiempo de juego (cerca o no del final), y las modificaciones puntuales de la táctica del equipo adversario (substituciones, cambios en las funciones tácticas del los jugadores). El carácter operativo de las funciones tácticas tiene los objetivos siguientes: mejorar la organización del equipo en el terreno del juego, utilizar acciones tácticas con fines precisos, mejorar la capacidad de colaboración entre los sectores del equipo o entre dos o tres jugadores, y tener la capacidad de pasar rápidamente de un sistema o enfoque de juego a otro durante la competición. Dentro de esta perspectiva, consideramos que la táctica de un equipo se expresa a través de la fluidez (refleja la capacidad de creación rápida, fluida y fácil del mayor número posible de soluciones en un tiempo limitado para la competición), la adaptabilidad (representa la capacidad de encontrar soluciones heterogéneas para una determinada situación problemática, la creatividad (representa la capacidad de lograr soluciones ingeniosas, la reestructuración (representa la capacidad de modificar o reestructurar la acción del equipo, en función de las particularidades de la nueva situación competitiva), y la anticipación (representa la capacidad de discernir y prever las necesidades y las consecuencias de la situación competitiva). Debe tenerse un carácter constructivo. La conceptualización de un método de juego defensivo no puede caracterizarse solamente por un carácter destructivo del proceso ofensivo adversario. Deberá expresar la base fundamental por la que se debe construir su proceso ofensivo tras la recuperación del balón. En este sentido, las probabilidades de que la acción ofensiva culmine dependen en gran Agosto-2013 nº 210 25
  • 26. medida de lo que suceda durante la recuperación de la posesión del balón. El cuadro de referencia que condiciona este acto se basa fundamentalmente en la zona (espacio de juego), en el estado de la evolución de la organización tanto de defensa como de ataque, o en la acción táctico-técnica individual defensiva (por ejemplo: desarme, interceptación,...) de la recuperación de la posesión del balón. Partiendo del análisis de este hecho es fundamental que se construyan situaciones de entrenamiento que potencien una recuperación “modelo” de la posesión del balón para que sus efectos de carácter positivo puedan repercutir durante la fase ofensiva que resulta de todo este proceso. En este sentido, la defensa no debe limitarse a responder al adversario, sino al contrario, deberá responder siempre haciendo que el atacante se preocupe, y mucho, de su propio campo. Principios del juego El fútbol se desarrolla en un espacio extenso de juego con un número elevado de jugadores que pertenecen a los dos equipos rivales. Con ello entendemos la existencia de la acción coordinada de todos los jugadores en cualquier momento del juego, que en un primer análisis estará guiada por sus misiones tácticas específicas que derivan de su posición dentro del sistema táctico del equipo. Cada uno de los jugadores influye directa o indirectamente en el desarrollo de las situaciones de juego. La atribución de misiones tácticas obliga a los jugadores a mantenerse constantemente atentos y activos, influyendo y siendo influidos en el desarrollo del juego. En este sentido intentan contribuir al desarrollo eficiente de la situación defensiva u ofensiva en que se encuentren, o a la preparación de uno estos fundamentos del juego con independencia de que su equipo tenga o no la posesión del balón. En cada fracción del juego todos los jugadores de cada equipo deben asumir las actitudes y las conductas colectivas e individuales de carácter táctico-técnico, acercándose o separándose del espacio en el que el balón se encuentra y, naturalmente, del compañero o del adversario. Estas decisiones, que llevan a un acercamiento o alejamiento del espacio donde está el balón, derivan fundamentalmente de las necesidades verificadas para una resolución eficiente de la situación temporal y puntual del juego, de la importancia de que se creen las condiciones de desequilibrio de la organización del equipo adversario, y del restablecimiento continuo y automático del equilibrio del sistema táctico del equipo. Siempre que el balón entra en movimiento se observa en los jugadores un conjunto de acciones individuales coordinadas por un sentido colectivo amplio. El enfoque y la distancia no son una fragmentación del juego, pero sí una lógica de la continuidad. Atendiendo a las consideraciones mencionadas, se verifica que los jugadores se acercarán apoyando a los compañeros o se marcharán de la posición del balón, rompiendo o equilibrando el sistema táctico del equipo adversario y del propio equipo respectivamente, cumpliendo los supuestos fundamentales de carácter táctico y estratégico de la base para el desarrollo del juego. El juego mismo no se fragmenta, en el sentido de partirse o separarse, pero sí se desarrolla en una continuidad lógica de la acción, implicando en el mismo momento la resolución de las situaciones de juego y la creación de Agosto-2013 nº 210 26
  • 27. condiciones adecuadas en espacios más lejanos, lo que puede tener como resultado la ruptura de la organización del adversario y del equilibrio del sistema táctico propio. Con esta situación, apoyada por dos decisiones y conductas que al principio parecen divergentes, se podrá contribuir a la concretización de los objetivos del ataque o de la defensa. En el desarrollo de cada fase del juego, ni todos los jugadores están directamente envueltos en el ataque ni tampoco en la recuperación del balón. Un ejemplo típico de estas consideraciones sería que los jugadores no se viesen implicados directamente en la recuperación del balón y se situasen en ciertos espacios estratégicos del juego en los que preparasen el ataque de su equipo. Simultáneamente obligan al equipo adversario a atacar en condiciones de inferioridad numérica. Por tanto, estos jugadores deben ser marcados por los adversarios, cuyo equipo se encuentra en ese momento en un proceso ofensivo. Según este razonamiento los jugadores que no estén implicados directamente en el ensayo ofensivo de su equipo se situarán en ciertos espacios estratégicos del juego, equilibrando el sistema táctico y preparando la posibilidad de una pérdida del balón. Consecuentemente, marcarán y vigilarán los espacios y a los rivales que pueden ser corrientes de transmisión del desarrollo rápido del proceso ofensivo del adversario. Su posición también debe permitir una reorganización rápida del ataque de su equipo en caso de que la táctica anterior no funcionase. Si analizamos parte de las modalidades deportivas de carácter colectivo como, por ejemplo, balonmano, baloncesto, voleibol, jockey sobre patines, etc., de inmediato veremos que se desarrollan en un espacio limitado de juego y con un número más pequeño de jugadores por equipo. Este hecho tiene como consecuencia práctica dos aspectos esenciales: el primero es que en todas las situaciones, todos los jugadores del mismo equipo, en el mismo momento, participan en una de las fases fundamentales del juego (ataque o defensa); el segundo aspecto esencial es que debido a la posición operativa de proximidad, los jugadores (atacando y defendiendo) adoptan situaciones diferentes con diferentes contextos de juego, lo que hace que sus conductas táctico-técnicas tengan en cuenta sus decisiones de carácter estratégico-táctico y las acciones realizadas por otros jugadores (compañeros y adversarios). En la mayoría de las situaciones, todos éstos quedan en su campo visual. Debido a un esfuerzo de atención, las relaciones de comunicación serán analizadas e integradas conscientemente como información para la toma de decisiones. En el juego del fútbol este aspecto de ejercer influencia y de verse influido por un número significativo de jugadores que asumen diferentes comportamientos táctico-técnicos es completamente imposible. La realidad de este hecho incide en la toma de decisiones y en la ejecución de la acción de respuesta al contexto situacional. En cada momento del juego podemos establecer teóricamente la existencia de una unidad lógica funcional y operacional, que rápidamente se constituye (de acuerdo con el nivel de organización dinámica del propio equipo, cada vez que uno de los jugadores recibe el balón, pudiendo ser capaz de alterarla positiva o negativamente). Por ello, en cada momento de juego se observan transformaciones fundamentales en los desplazamientos de algunos compañeros (apoyándolos en su acción) y de los adversarios (intentando quitarles la posesión del balón o tratando de neutralizar sus acciones). Cada unidad lógica funcional que se forma en todos y cada uno de los momentos del juego, en función de los objetivos tácticos momentáneos de quien ataca o de quien defiende, se establece dentro de un marco situacional de justificación caracterizado por una incertidumbre, pero también por una integridad estructural cuyos componentes establecen un espacio concreto de juego donde esta unidad operacional se verifica, un tiempo real de juego ya que a medida que el tiempo se agota estas unidades estructurales operacionales tienden a deteriorarse, un resultado numérico del juego en función del resultado positivo o negativo, un jugador que interviene cerca del balón recibiendo la atención de los compañeros y adversarios, un contexto de cooperación constituido por compañeros que asumen la ejecución de opciones tácticas, un contexto de oposición constituido por adversarios que se sitúan a una distancia determinada del jugador que posee el balón y que decide las opciones tácticas de resolución de la situación, un propósito determinado por la necesidad de cumplir los objetivos estratégicos establecidos y los objetivos tácticos momentáneos en función de las circunstancias. Agosto-2013 nº 210 27
  • 28. La organización dinámica que envuelve a las unidades estructurales funcionales nos lleva a admitir, tanto teóricamente como en la práctica, la posibilidad de que se establezcan dos niveles de principios orientativos de la conducta táctica de los jugadores, de la que derivan las unidades estructurales funcionales que se encuentran en cambio constante, constituidas por el jugador que posee el balón y por elementos pertenecientes a los dos equipos (compañeros y adversarios). Ellos se posicionan a una cierta distancia, ayudando o no a su razonamiento táctico y, consecuentemente, a su ejecución motriz. Las unidades lógicas, funcionales, se forman continuamente, estructurándose en una organización dinámica más extensa que tiene en cuenta el espacio del juego y el número de jugadores. Asumen las actitudes y las conductas táctico-técnicas teniendo en cuenta el desarrollo de las unidades estructurales funcionales, limitadas por las circunstancias del momento y por los objetivos estratégicos preestablecidos. Desde un punto de vista defensivo, los defensas asumen su posición teniendo en cuenta la continuidad de las acciones de sus colegas en el seno de las unidades estructurales funcionales, la distribución de los espacios estratégicos y esenciales del juego en consonancia con las circunstancias del momento y con el sistema táctico de la base del equipo, los desmarques de ruptura de los atacantes relativos a la posición del balón y al de los límites, un ensayo ofensivo eficiente, y la preparación del proceso ofensivo para la recuperación de la posesión del balón. Desde un punto de vista ofensivo, los atacantes intentan ajustarse a la resolución de las situaciones contextuales del juego proporcionando simultáneamente unas condiciones óptimas para su continuidad, crear las condiciones favorables para el logro de acciones de ruptura de la organización defensiva del adversario o de progresión del balón en dirección a las zonas predominantes de finalización, completar en condiciones ventajosas la acción, y racionalizar constantemente el espacio de juego. En el juego existen relaciones que privilegian las respuestas tácticas. En la mayoría de las situaciones de juego los jugadores que se encuentran en la organización de las unidades estructurales funcionales no forman parte del círculo de relaciones de la respuesta táctica del que lleva el balón. Esto no quiere decir que si un jugador (atacando o defendiendo) se sitúa fuera de la unidad estructural funcional no se va a ver influido por la decisión del que conduce el balón. El atacante suele contestar tácticamente relacionándose con los colegas que están más cerca, intentando resolver los diferentes contextos situacionales que el juego proporciona. El jugador que posee el balón en un espacio determinado del juego no consigue abarcar en su campo visual todas las acciones de los jugadores (compañeros y adversarios). Cuándo éste decide, no atiende a los sucesos que puedan tener lugar en el terreno de juego, ya que no tiene conciencia ni de su existencia ni de su importancia. Por ello el jugador se concentra profundamente en quien está frente a él o dentro de suficientes referencias limitadas. Hay que subrayar que las acciones ofensivas con niveles elevados de éxito se concretizan en situaciones inminentes de finalización o de gol efectivo, y tienen como denominador común el uso de esas acciones de carácter táctico-técnico que tienen como objetivo la ruptura puntual de la organización defensiva del adversario en espacios de juego más distantes. Resulta adecuado establecer dos niveles: los principios generales del juego y los principios específicos del juego. Los principios generales del juego tienen como objetivo asegurar las líneas orientativas básicas que coordinan las actitudes y los comportamientos táctico-técnicos de los jugadores que no se encuentran dentro de la unidad estructural funcional del juego, en este punto se deben distinguir los principios generales de tipo ofensivo y de tipo defensivo. Los principios específicos del juego tienen como objetivo garantizar las líneas de orientación básicas que coordinan las actitudes y comportamientos táctico-técnicos de los jugadores que se colocan dentro de la unidad estructural funcional del juego, distinguiéndose en este nivel los principios específicos ofensivos y los principios específicos defensivos. Agosto-2013 nº 210 28
  • 29. Los jugadores Durante el partido, los jugadores están tomando decisiones continuamente. El fútbol es fundamentalmente un juego de decisiones. En la competición no gana quién desarrolla los desplazamientos más rápidos ni quien salta más alto ni quien corre más. No ganan tampoco los equipos cuyos jugadores realizan las acciones estrictamente técnicas a un nivel elevado pero sin un análisis suficiente de los problemas impuestos por una actividad colectiva de dimensión táctica y estratégica. En el fútbol gana quién tiene la capacidad de reconocer en cada momento las estructuras invariables del juego. Este reconocimiento, supeditado a la capacidad de los jugadores, anticipará el desarrollo de los acontecimientos y se traducirá en la utilización específica de procedimientos técnicos y tácticos adaptados a las situaciones momentáneas del juego. Cuando el jugador deja de tener eficacia en la aplicación de su bagaje técnico-táctico o en una de las acciones que lo constituyen (por ejemplo: el toque final, el pase, la recepción…), podrá comprender mejor la necesidad de examinar y explotar los elementos críticos de esas acciones motrices con el objetivo de superar el problema. No obstante, esta apreciación y la aplicación motriz no se deben basar en la idea de una técnica gestual perfecta. Esta visión no tendrá nada que ver con las características de variabilidad de las situaciones que el juego del fútbol en sí mismo encierra. La eficacia de los jugadores pasa forzosamente por la precisión de las operaciones mentales subyacentes a la percepción y toma de decisiones que articulan las acciones de respuesta a la situación-problema. En este sentido, cuando se pretende alcanzar una capacidad técnica determinada no se debe imitar el gesto, sino construir y desarrollar estrategias y normas para aquellas acciones, adaptadas a las situaciones que se desarrollan durante el entrenamiento o durante la competición. La actividad cognitiva de los jugadores en el juego puede y debe ser modificada por la educación que interviene en la conceptualización de ejercicios y en la manipulación de sus componentes condicionales (el tiempo, el espacio, el número, etc.) y no por los movimientos que se manifiestan de forma mecánica y analítica. Las acciones específicas del fútbol tienen sólo un sentido, un propósito y un significado, y se ejecutan en ambientes contextualizados del juego. Fuera de este planteamiento, como puede suceder en la sesión de entrenamiento, la relación obtenida entre el coste (tiempo en la actividad) y el beneficio (efectos producidos por la ejercitación de la actividad) es menor que si se compara con otras formas de trabajo más cercanas a la realidad competitiva. El aprendizaje y perfeccionamiento de los jugadores, y del equipo, sólo es rentable cuando se producen contextualidades situacionales que evocan realidades competitivas más o menos complejas. Solo a partir de estos ambientes es posible obtener los diferentes mecanismos para la toma de decisiones y para las acciones motrices de respuesta a la situación-problema. Resulta esencial precisar y centrar el diseño de la construcción de los ejercicios de entrenamiento en base a la decisión de los jugadores. Es importante analizar las características de los jugadores para formar cada línea de juego del equipo, de la misma forma que es importante escoger bien a los jugadores que actuarán por dentro y a los que se moverán principalmente en las bandas. El pasillo central se ve marcado en el plano ofensivo por jugadores de acción organizativa sobresaliente que, por lo tanto, gozan de excelentes condiciones para ayudar a compañeros que se encuentren en los laterales moviendo el ángulo del ataque a través de pases para aislar a uno de sus compañeros. En el plano defensivo, los equipos Agosto-2013 nº 210 29
  • 30. intentan privilegiar la situación del pasillo central con el objetivo de disminuir las distancias entre los defensas y construir así una organización defensiva eficiente que proporcione la recuperación de la posesión del balón y una protección fiable del terreno propio. El pasillo central suele coincidir con tres perfiles de jugadores: unos de gran capacidad técnica y razonamiento táctico que resuelven de forma eficiente las situaciones momentáneas del juego (coordinadores de juego o medios centro); otros con gran capacidad de sacrificio cuyas funciones tácticas se ajustan al sistema táctico del equipo marcando aquellos espacios por los que el adversario pueda progresar y cambiando sus funciones con compañeros que en cierto momento desarrollan otras misiones dentro de la organización del equipo; y un tercer grupo formado por especialistas cuya función es culminar el proceso ofensivo buscando el gol (delanteros) o defender su propio terreno (defensas centrales). En el plano ofensivo, los pasillos laterales proporcionan excelentes espacios para hacer que el balón avance por zonas cercanas al campo del adversario, gracias a la reducida concentración de defensas. En este sentido, los atacantes intentan, por un lado, ayudar al ataque creando situaciones de superioridad numérica o explorando los espacios en los lados de los defensas, y por otro, cuando se encuentran cerca del campo del adversario asumen actitudes y comportamientos de creación y de finalización. En el plano defensivo, los jugadores que se encuentran en esta fase de juego intentan conducir a los atacantes a los pasillos laterales para reducir el espacio de juego (lo que se traduce en una disminución de los ángulos y de las opciones de pase) y aprovechan las líneas laterales como elemento de presión táctica de los atacantes. De hecho, los pasillos laterales desarrollan de forma eficaz las acciones de las fases defensiva y ofensiva. Encierran al contrincante colocándose frente a la línea del balón para desequilibrar la organización ofensiva adversaria, creando situaciones de superioridad numérica donde se exploran los espacios libres de juego que se traducen en la ejecución de cruces en la dirección de sus compañeros delanteros situados en una zona grande adversaria. Estos jugadores llevan un ritmo de juego muy alto, por lo que tanto la frecuencia como el número de acciones técnicas y tácticas ejecutadas durante el partido son posibles gracias a la combinación específica de dos cualidades físicas: velocidad y resistencia. Escoger la aplicación del entrenamiento, el sistema para la competición, el método de juego defensivo, las circulaciones tácticas, los esquemas tácticos, etc., son responsabilidades exclusivas del entrenador. Partiendo de su propia concepción, el entrenador adaptará estas soluciones, de forma más o menos creativa y eficaz, a la especificidad de los jugadores que forman parte del equipo, maximizando su potencial, tanto individual como de todo el equipo, procurando establecer las condiciones más ventajosas y la concretización de las finalidades de los objetivos preestablecidos. Dentro de esta cuestión es importante subrayar tres aspectos: la posibilidad de aplicación de un modelo debe apoyarse en primer lugar en el reclutamiento de jugadores de alto nivel de rendimiento; la eliminación de situaciones de ambigüedad que creen condiciones para disminuir los niveles de prestación de los jugadores; y tener presente que el grado de cohesión de un equipo crece exponencialmente a medida que los jugadores se conciencian y realizan sus tareas, responsabilidades y derechos. Huelga decir que una de las actividades del entrenador es pormenorizar, con creatividad, pequeñas alteraciones en las reglas de colaboración entre los jugadores y de fase a fase de juego, limitando o ampliando su rayo de acción y recomendando tareas especiales. Análisis de situaciones concretas Resulta de vital importancia la comunicación entre los diferentes componentes de un equipo y de los adversarios, a través de la cual es posible el desarrollo y la ejecución de situaciones determinadas del juego. Las acciones necesitan una serie de signos, gestos y símbolos que reemplazan a la palabra. El fútbol suministra, en la mayoría de las situaciones del juego, una situación en la que la comunicación verbal es inadecuada. Esta circunstancia favorece que se recurra a los gestos como medio fundamental de comunicación. Si observamos a los jugadores normales durante el juego, vemos que Agosto-2013 nº 210 30
  • 31. “Una misma situación de juego puede no ser vivida necesariamente de la misma forma por diferentes jugadores” éstos hablan bastante entre ellos, más que los jugadores de alto nivel. Cuando el juego comienza a organizarse y se acelera, esta forma de comunicación llega a no ser la adecuada para la naturaleza y el ritmo de la evolución de la complejidad de la situación y para su resolución. Lo cierto es que nos comunicamos con el mismo éxito a través de frases que a través de la posición del cuerpo y el ritmo de nuestros movimientos en el espacio. Limitada a un gesto, la dimensión corporal no se vuelve menos presente en la comunicación, pero sí llega a ser un idioma silencioso. La originalidad de la comunicación motriz en el juego reside en que forma parte de la acción del juego. La interacción entre los jugadores sucede aunque ellos no quieran. Un jugador comunica, y su comportamiento funciona como una señal. Sin embargo, el mismo signo puede ser asociado virtualmente a muchos mensajes diferentes. Esto significa que una misma situación de juego puede no ser vivida necesariamente de la misma forma por diferentes jugadores. Consecuentemente, no se anticipan a sus acciones a partir de un escenario idéntico. En este sentido, esta multiplicidad es la fuente de la ambigüedad del acto estratégico. Para un mismo significado, el jugador dispone de todo un inventario de significados que se oponen. Teóricamente, la eficacia de la comunicación postula que a cada significado le corresponde un significante, e inversamente, cada significado se expresa por un único significante. En la práctica son innumerables las situaciones donde un significante puede referirse a varios significados, y donde cada significado se puede expresar por medio de varios significantes. En cada momento del juego, sólo un jugador podrá conservar la posesión del balón. Sin embargo, la coordinación y el rendimiento del equipo dependen extensamente de las conductas táctico-técnicas de los restantes diez compañeros. De esta constatación deducimos el grado elevado de complejidad que las conductas de los jugadores expresan. Ejecutar una acción correcta, en el momento exacto, empleando la fuerza necesaria, siguiendo la velocidad ideal, anticipándose a las acciones de los adversarios, llega a ser relativamente comprensible para los compañeros, e incomprensible para los adversarios. Estos son algunos de los elementos que cualquier jugador debe tener en cuenta cuando toma una decisión. En este sentido, la resolución de cualquier contexto del juego pasa por las conductas de los jugadores, que expresan tres vertientes inseparables y fundamentales: la vertiente estratégica, la vertiente táctica y la vertiente técnica. La solución de los contextos situacionales del juego implica, en general, recurrir a ciertos principios que se desarrollan a través de las directrices del entrenador y de los conocimientos preexistentes (experiencias) de los jugadores para resolver las situaciones-problema. Estas reglas de decisión, aprendidas y perfeccionadas por la aplicación práctica, permiten soluciones relativamente satisfactorias entre los beneficios cualitativos que brinda el haber optado por la decisión correcta y el coste de usar otras más complejas. Por lo tanto, aunque sean mejores como reglas necesitan más tiempo para poder abarcar toda la situación (tiempo es lo que no existe en el fútbol) y más esfuerzo. El uso de reglas de decisión comprende dos operaciones mentales distintas: la primera consiste en determinar a qué regla es necesario recurrir para resolver el problema y la segunda comprende la aplicación de una regla determinada en relación con las condiciones particulares del problema a resolver. Agosto-2013 nº 210 31
  • 32. El paso de un método de juego a otro, dentro de una larga serie de posibilidades, se basa en los aspectos siguientes: la inestabilidad continua en la organización del enfoque del juego del adversario, la aplicación de un ritmo más o menos elevado incompatible con las acciones coordinadas de los adversarios con vistas a su desorganización, el uso de los desplazamientos constantes en longitud y profundidad con el objetivo de aumentar las opciones tácticas, la dirección de las acciones táctico-técnicas colectivas e individuales hacia el adversario o hacia espacios esenciales del terreno de juego, la realización de circulaciones tácticas intentando lograr altas tasas de éxito especialmente en las fases de creación de situaciones de finalización y de remate en el campo del rival, la simplificación del proceso ofensivo a través de un número limitado de jugadores que intervengan directamente cerca del balón utilizando siempre que sea posible un juego directo y objetivo que determine un aumento de la iniciativa, la creatividad de los jugadores, el fomento de las transiciones defensa-ataque y ataque-defensa a través de procedimientos que potencien un nivel elevado de prontitud colectiva e individual para aprovechar los posibles desequilibrios organizativos del equipo adversario, y corregir la lectura de la situación de juego que muestra que irán apareciendo distintas formas de organización ofensiva. La variación del ritmo del juego es uno de los aspectos más importantes en la modificación estructural del fútbol. Esta variación se relaciona con el grado de riesgo o seguridad con que los equipos realizan sus acciones táctico-técnicas con el objetivo de llegar al gol, y con el equipo en el ensayo defensivo, donde deberá asumir una actitud más o menos determinante y agresiva en el intento de conquistar la posesión del balón. Por ello, el equipo impondrá un ritmo más rápido al adversario a través de acciones colectivas e individuales para que sea variable el orden con que son realizados especialmente cuando se utilizan las zonas finales. Un ritmo elevado es la consecuencia de la variación de la velocidad de ejecución de las conductas táctico-técnicas colectivas e individuales. Un ritmo más grande o más pequeño del juego, al igual que el factor sorpresa, provocará desequilibrios temporales y puntuales en las unidades estructurales funcionales del equipo adversario o, incluso, en toda su organización defensiva. El aumento de la velocidad va íntimamente unido al aumento de la probabilidad de la ejecución ineficaz de las acciones táctico-técnicas con las que el equipo aumentará las pérdidas de posesión de balón, en este contexto hay que destacar la necesidad de que sea establecido un ritmo concreto, el más conveniente posible, y que se mantengan los niveles de rendimiento del equipo. El ritmo de juego aplicado debe decidir la imposibilidad del adversario, adaptándose eficientemente a los cambios de la constante y de las secuencias del ritmo de la velocidad de la ejecución motriz (aumentando o disminuyendo) en momentos oportunos (la creación de condiciones desfavorables a los adversarios), esta desadaptación es resultante de la ejecución de acciones ineficaces ante la contextualidad del juego o de su aplicación desfasada en el tiempo. Si analizamos los desplazamientos ofensivos podemos establecer dos parámetros: la forma y el tipo. En lo que respecta a la forma, ésta resulta de la relación que se establece entre la línea final y la trayectoria descrita por el desplazamiento del atacante en el terreno de juego. Cuando el atacante que ejecuta el desplazamiento está cerca del límite adversario las perpendiculares son muy eficaces pero tienen como desventaja la posibilidad que brindan a los atacantes, ya que en muchas situaciones se hablaría de “fuera de juego”. Cuando el atacante efectúa este desplazamiento tiene muchas dificultades para observar la última línea defensiva adversaria, las diagonales representan un gran nivel de eficacia porque el atacante se aprovecha del lado “ciego” del defensa, que se concentra en el balón y pierde la noción del adversario que se mueve a sus “lados”, y porque aumenta el campo de visibilidad del atacante sobre las condiciones de la última línea defensiva. Las paralelas son menos ofensivas pero más eficaces cuando son realizadas contra los defensas “en línea”. Las circulares-complejas son menos eficaces que los desplazamientos perpendiculares y diagonales, pero tienen la ventaja de que son más difíciles de marcar por los defensas adversarios. Los planes tácticos tienen como objetivo asegurar las condiciones más favorables para la consecución inmediata del gol. En la actualidad el cuarenta por ciento de las situaciones de finalización y de creación de situaciones de finalización se basan en soluciones tácticas a balón parado. Otro hecho, el de los partidos importantes, será cada vez más determinante a través de los goles que se producen en estas situaciones. Si analizamos específicamente estas situaciones verificamos, a lo largo del tiempo, la especialización de Agosto-2013 nº 210 32