Los trastornos alimenticios se manifiestan a través de conductas alimenticias extremas y una distorsión de la imagen corporal, causados por factores biológicos, familiares y socioculturales. Pueden provocar consecuencias físicas como alteraciones hormonales y óseas, así como consecuencias psicológicas como depresión y baja autoestima. El tratamiento cognitivo-conductual es útil para reducir los síntomas.