Enseñanzas del papa francisco no.116 (catequesis, ángelus, etc. semana del 3 ...monica eljuri
"...cómo cuidar a aquellos que, después del irreversible fracaso de su vínculo matrimonial, han comenzado una nueva unión. La Iglesia sabe bien que una situación tal contradice el Sacramento cristiano...Si luego miramos también estos nuevos lazos con los ojos de los hijos pequeños, los pequeños miran, los niños, vemos aún más la urgencia de desarrollar en nuestras comunidades una acogida real hacia las personas que viven tales situaciones. Por esto, es importante que el estilo de la comunidad, su lenguaje, sus actitudes, estén siempre atentos a las personas, a partir de los pequeños. “Ellos son quienes más sufren estas situaciones. Después de todo, ¿cómo podríamos aconsejar a estos padres hacer de todo para educar a los hijos a la vida cristiana, dando ellos el ejemplo de una fe convencida y practicada, si los tenemos alejados de la vida de la comunidad como si fueran excomulgados? No se deben agregar otros pesos a aquellos que ya los hijos, en estas situaciones, ¡ya deben cargar!...
...“saber distinguir la paz de Jesús de otra paz que no es la de Jesús”.“La verdadera paz viene siempre de Jesús. También algunas veces viene en una cruz. Pero es Jesús el que te da paz en esa prueba. No siempre viene como una cruz, pero siempre la paz verdadera es de Jesús”. La otra paz, la “superficial”, es “aquella que te hace estar contento, te contenta un poco pero es superficial, viene del ‘enemigo’, del diablo”. Quien piensa así “tiene dentro un engaño”. “Es necesario pedir esta gracia de saber distinguir, de saber conocer cuál es la paz de Jesús y cuál es la paz que viene del enemigo, que te destruye”. El demonio “te hace creer que este es el camino y después, al final, te deja solo”....“el diablo es un mal pagador, nunca paga bien. ¡Siempre te estafa! Te hace ver las cosas maquilladas y tú crees que es lo bueno, que te da paz, pero vas ahí y al final no encuentras la felicidad”. ...“Ver a los jóvenes como vosotros que creen que Jesús está en la Eucaristía, que creen que el amor es más fuerte que el odio, que la paz es más fuerte que la guerra, que el respeto tiene que ser más fuerte que el conflicto es una esperanza y a mi me da alegría”.
Papa Francisco.
Tradición de religiosidad popular de la ciudad de cuenca del Ecuador en la cual se mezcla la celebración la presencia de cristo en la Sagrada Eucaristía con la venta de dulces de varis formas y luces y petardos.
gracias por la oportunidad
Relación de Jesús y en enfermo.
Jesús no solamente cura, sanando inmediatamente; El va más allá, se identifica con la persona que sufre, ante el enfermo tiene una actitud contemplativa.
el servicio se hace culto.
Enseñanzas del papa francisco no.116 (catequesis, ángelus, etc. semana del 3 ...monica eljuri
"...cómo cuidar a aquellos que, después del irreversible fracaso de su vínculo matrimonial, han comenzado una nueva unión. La Iglesia sabe bien que una situación tal contradice el Sacramento cristiano...Si luego miramos también estos nuevos lazos con los ojos de los hijos pequeños, los pequeños miran, los niños, vemos aún más la urgencia de desarrollar en nuestras comunidades una acogida real hacia las personas que viven tales situaciones. Por esto, es importante que el estilo de la comunidad, su lenguaje, sus actitudes, estén siempre atentos a las personas, a partir de los pequeños. “Ellos son quienes más sufren estas situaciones. Después de todo, ¿cómo podríamos aconsejar a estos padres hacer de todo para educar a los hijos a la vida cristiana, dando ellos el ejemplo de una fe convencida y practicada, si los tenemos alejados de la vida de la comunidad como si fueran excomulgados? No se deben agregar otros pesos a aquellos que ya los hijos, en estas situaciones, ¡ya deben cargar!...
...“saber distinguir la paz de Jesús de otra paz que no es la de Jesús”.“La verdadera paz viene siempre de Jesús. También algunas veces viene en una cruz. Pero es Jesús el que te da paz en esa prueba. No siempre viene como una cruz, pero siempre la paz verdadera es de Jesús”. La otra paz, la “superficial”, es “aquella que te hace estar contento, te contenta un poco pero es superficial, viene del ‘enemigo’, del diablo”. Quien piensa así “tiene dentro un engaño”. “Es necesario pedir esta gracia de saber distinguir, de saber conocer cuál es la paz de Jesús y cuál es la paz que viene del enemigo, que te destruye”. El demonio “te hace creer que este es el camino y después, al final, te deja solo”....“el diablo es un mal pagador, nunca paga bien. ¡Siempre te estafa! Te hace ver las cosas maquilladas y tú crees que es lo bueno, que te da paz, pero vas ahí y al final no encuentras la felicidad”. ...“Ver a los jóvenes como vosotros que creen que Jesús está en la Eucaristía, que creen que el amor es más fuerte que el odio, que la paz es más fuerte que la guerra, que el respeto tiene que ser más fuerte que el conflicto es una esperanza y a mi me da alegría”.
Papa Francisco.
Tradición de religiosidad popular de la ciudad de cuenca del Ecuador en la cual se mezcla la celebración la presencia de cristo en la Sagrada Eucaristía con la venta de dulces de varis formas y luces y petardos.
gracias por la oportunidad
Relación de Jesús y en enfermo.
Jesús no solamente cura, sanando inmediatamente; El va más allá, se identifica con la persona que sufre, ante el enfermo tiene una actitud contemplativa.
el servicio se hace culto.
Guía Discípulos y Misioneros en el Mundo de la SaludPastoral Salud
Esta guía nos ofrece a toda la comunidad Cristiana unas orientaciones y pautas a cerca de la Pastoral de la Salud en América Latina y el Caribe.
Estas orientaciones "generales" para la pastoral de la salud nos plantean el vastísimo campo de Evangelización de la Iglesia, con el "Compromiso" de promover, cuidar, defender y celebrar la vida.
Las Directrices de la Pastoral de la Salud en México, son una respuesta a los cambios en el mundo de la Salud; para dar una respuesta a la Nueva Evangelización como Agente de Pastoral de la Salud en Comunión y Participación.
Papa Francisco, en su catequesis referente al siguiente versículo hermoso: «Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. […] Aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio» Mt. 11, 28-30
En este año queremos central la atención en los enfermos que se encuentran solos y desamparados. Queremos como Iglesia estar al pendiente y ocuparnos de ellos ya que no debemos olvidar que son parte de nuestra comunidad cristiana.
Estamos a pocos días del inicio del Jubileo Extraordinario de la Misericordia convocado por el Papa Francisco -martes 08 de Diciembre- fecha en la que abrirá la Puerta Santa que por
este Año Santo será una Puerta de la Misericordia (Cf. MV, 03). Es un tiempo de gracia, una oportunidad para volver al corazón mismo de la prédica del Profeta de Galilea: ¡Revelar a un Dios de ternura y misericordia!
Nos ayuda a meditar sobre "la alegria" del cristiano que nadie se la puede quitar, porque la razón es el mismo Cristo Jesús ,su resurrección que será la nuestra, nuestra esperanza.
Diseña una experiencia de aprendizaje sobre lectura y escritura como
herramientas de aprendizaje transversal integrando recursos digitales.
La experiencia se debe planear en el formato 1 y luego, se socializa en
una presentación Power Point y se sube a un Slide Share, Issu u otro
recurso que genere un enlace para su visualización.
Esta guía es una ayuda para hacer por tu cuenta el retiro mensual, allí dónde te encuentres, especialmente en caso de dificultad de asistir en el oratorio o iglesia donde habitualmente nos reunimos para orar.
Fuente: Emeric Amyot d'Inville, C.M. "Anunciar la Buena Nueva de la Salvación siguiendo las huellas de San Vicente", Vincentiana: Vol. 41: No. 4, Artículo 7.
Guia de las cartas del tarot de el extraño mundo de jack.
Arcanos mayores y arcanos menores.
Primera guía cien porciento en español!
Con 5 tiradas para comenzar predicciones.
Aprende y utiliza este mazo para divertirte.
1. UN SERVICIO HECHO CULTO<br />1. “Estuve enfermo”<br />“Entonces el Rey dirá a los que están a su derecha: Vengan, benditos de mi Padre, y tomen posesión del reino que ha sido preparado para ustedes desde el principio del mundo. Porque tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber. Fui forastero y me recibieron en su casa. Anduve sin ropas y me vistieron. Estuve enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver. Entonces los justos dirán; Señor ¿Cuándo estuviste hambriento, sediento, desnudo, enfermo o encarcelado y te asistimos? Y el responderá: quot;
En verdad les digo que cuanto hicieron a uno de estos hermanos míos, más pequeños, a mí me lo hicieronquot;
(Mt 25, 34 - 40). <br />En la página evangélica referente al juicio final, encontramos los criterios según los cuales se pronunciará la sentencia. Criterios que están resumidos en la solemne afirmación conclusiva: quot;
En verdad les digo que cuanto hicieron a uno de estos hermanos míos, más pequeños, a mí me lo hicieronquot;
(Mt 25, 40). Donde están incluidos los enfermos (cf. Mt 25, 36), a menudo solos y marginados por la sociedad. <br />Por las circunstancias centraremos nuestra atención en la relación que se establece entre Jesús y el enfermo. Nos encontramos con un Jesús que no solamente “ora” por los enfermos, que no solo los “sana”, los “cura” y los “salva”, sino que va más allá, al decir de sí mismo: “Estuve enfermo y me visitaste…” (Mt. 25, 36). Cristo se identifica así mismo con cada persona que sufre, vive en ella, de tal manera que el enfermo se convierte en una “carta de identidad evangélica” en la persona de Cristo.<br />Cristo mismo continúa su pasión en cada hombre que sufre a lo largo de la historia hasta el día de hoy, de tal manera que la aceptación confiada de cada sufrimiento humano puede convertirse en una participación personal en el ofrecimiento salvífico de Cristo que ha sufrido por los pecadores. Por lo que todo amor y ayuda que se le manifiesta al que sufre, en realidad es a Cristo. “Estuve enfermo y me visitaste” (cfr. Mt 25, 36.40). A través de la comunión interior del sufrimiento con Cristo el mismo dolor humano recibe una fuerza liberadora y transformadora y al mismo tiempo participa de la esperanza pascual de la futura resurrección. Por lo que es necesario aprender a unir interiormente los sufrimientos a los sufrimientos de Cristo.<br />Esta realidad lleva al SS Juan Pablo II a decir: Sepan de mi predilección por todos los que sufren; y esta actitud responde al deber fundamental y primario de quien siendo Sucesor de Pedro en la Cátedra romana, lleva la denominación de quot;
Vicario de Cristoquot;
. ¿Cómo podría hacer yo las veces de Cristo si olvidara el interés de Jesús constante por los enfermos, su ayuda continua en favor de ellos, las grandes palabras de fe a ellos dirigidas, sus intervenciones taumatúrgicas de que están llenas las páginas del Evangelio? Leemos que sordos, ciegos, cojos, paralíticos y leprosos acudían a Jesús de todas las partes de Palestina quot;
porque salía de El una virtud que sanaba a todosquot;
(Lc 6, 19; cf. Mc 1, 32-34). ¿Cómo podría yo olvidar aquella quot;
identificación moralquot;
que Jesús establece entre El y los que sufren, que El incluye como criterio de juicio —juicio exigente y severo— en el código que regulará nuestro quot;
statusquot;
en la eternidad? quot;
Estuve enfermo y me visitaste (...). Pero ¿cuándo, Señor? (...). Cuantas veces lo hiciste a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicistequot;
(Mt 25, 36; 39-40).<br />Y en otra ocasión el Santo Padre dirá: Teniendo ante los ojos aquellos ejemplos y directrices del Señor, es natural que yo los busque, los sienta cercanos y les dirija las mismas palabras que Jesús: quot;
Confía, hijo, tus pecados te son perdonadosquot;
. quot;
Hija, ten confianza, tu fe te ha sanadoquot;
(Mt 9. 2. 22). En sus personas vive y se esconde Cristo, al igual que reviven y perduran sus mismos sufrimientos en los suyos; de tal modo que el valor que nos viene de la Sangre de Cristo, continúa y se acrecienta a través de su mismo dolor, según lo que nos dice San Pablo: quot;
Completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo por su Cuerpo que es la Iglesiaquot;
(Col 1, 24; cf. 2 Cor 1, 5; 12, 9). Siendo éste el punto al que quería llegar, su sufrimiento no es estéril, no es llanto que se pierde en el viento del desierto, no es crueldad ciega e inexplicable. <br />En efecto, el Evangelio lo explica e interpreta: el dolor es participación directa en el sacrificio redentor de Cristo y como tal tiene una función preciosa en la vida de la Iglesia. Es un tesoro misterioso y real a un tiempo para todos los fieles en virtud de la circulación de gracia, que Cristo-Cabeza difunde en su Cuerpo místico y los miembros de este Cuerpo. Por lo tanto, en la Iglesia el enfermo y el que sufre, “está llamado a participar de aquel sufrimiento, mediante el cual se ha cumplido la redención… En cuanto el hombre se hace partícipe del sufrimiento de Cristo en cualquier lugar del mundo y tiempo de la historia, por lo que quien sufre “encuentra una nueva medida de su propia vida y vocación”. <br />El dolor de los enfermos los une cada vez más al Cordero de Dios, el cual, mediante su pasión “quita el pecado del mundo” (cfr. Jn. 1,29) por lo que asociados a Jesús en su misma pasión, son corredentores de la humanidad. Así, los enfermos son, en su cuerpo herido y doliente, la expresión de Cristo crucificado, y una prolongación de su pasión, de manera que cada enfermo puede repetir con San Pablo: quot;
Suplo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo por su Cuerpo, que es la Iglesiaquot;
(Col 1, 24); y además: quot;
Padecemos con El (esto es, con Jesús) para ser con El glorificadosquot;
(Rom 8, 17). <br />Por tanto, Cristo los elige, los une y los asemeja a Sí con el medio insustituible, inefable del sufrimiento, a través del cual imprime en ellos su imagen doliente y continúa realizando la obra de la redención. Así, la enfermedad, para quien sabe aceptarla con fe y llevarla con amor, tiene consigo un bien precioso: ella nos une místicamente al “Hombre de dolores”, que ha venido “por nosotros y por nuestra salvación”. Esta unión a Cristo Redentor nos hace personas de su predilección, y nos ofrece la respuesta a nuestros inquietantes problemas conectados con el misterio del dolor físico y moral. <br />En el evangelio nosotros no vemos a Jesús como enfermo sobre la cama del dolor, sino que lo encontramos en el punto más alto del sufrimiento: testimoniando el amor. Por lo que descubrir a Cristo en el enfermo nos llama a estar atentos a su Palabra, a alimentarnos del pan de vida, a tener una actitud contemplativa y orante. Sin esta referencia al Señor y a su Palabra, nuestro trabajo con los enfermos perdería su horizonte y su eficacia. Estamos llamados a conjugar mística y compromiso, contemplación y acción. De tal manera que nuestro trabajo sea una expresión de una espiritualidad como estilo de vida, donde el servicio se hace culto, porque en el enfermo nos encontramos con Cristo sufrimiento.<br />2. “Y me visitaron”<br />Siguiendo el ejemplo de Jesús, es preciso acercarnos al hombre que sufre como quot;
buenos samaritanosquot;
. Es necesario aprender a quot;
servir en los hombres al Hijo del hombrequot;
, como decía el Beato Luigi Orione (cf Escritos 57, 104). Es necesario saber ver con ojos solidarios los sufrimientos de los propios hermanos, no quot;
pasar de ladoquot;
, sino hacerse quot;
prójimoquot;
, deteniéndonos junto a ellos, con gestos de servicio y de amor que buscan la salud integral de la persona humana. Por lo que todo bautizado no solo los agentes de Pastoral de la Salud, no debemos ver en la enfermedad un funesto o insensato destino del hombre, sino el misterio de la cruz y la resurrección de Cristo. <br />La enfermedad y el sufrimiento no deben ser para el creyente una suerte trágica, que debe sufrir pasivamente, sino una tarea, gracias a la cual vive de modo particular la propia vocación cristiana. <br />En el evangelio de Lucas ¿Quién es el prójimo? (Cfr. Lc. 10, 25-37), el tema en discusión es entre Jesús y un escriba, donde Jesús desarrolla el tema mediante la parábola conocida como “el Buen Samaritano”.<br />Es interesante descubrir como, mientras el doctor de la ley habla de vida “eterna” en su respuesta, Jesús habla sólo de “vivir” y “hacer el bien”. Jesús, más que preocuparse por la vida eterna, invita a reflexionar sobre la vida que actualmente se está realizando. Jesús no se centra en lo que todavía no es, sino en lo que ya tiene la oportunidad de ser, en la vida cotidiana y el modo como se vive, en la oportunidad de actuar. Teniendo en cuenta que la vida es la oportunidad de escribir una historia y encontrarse con Cristo en el necesitado y en el enfermo, la pregunta ¿Quién es mi prójimo? se convierte en algo que no se puede predecir, sino que se tiene que descubrir y al que se tiene que ayudar.<br />La parábola del Buen Samaritano implica que la pregunta relativa al prójimo no tenga una respuesta prevista, ya que debe ser insertada en las circunstancias imprevistas de la vida y de la muerte donde el amor se inventa pidiendo vigilancia e iniciativa. La parábola pone en movimiento la identidad, ya que el maestro de la ley que escucha la parábola no puede identificarse con el hombre de Dios por lo que no está preparado para la vida eterna.<br />Arraigados en la caridad evangélica, que llega a descubrir en cada uno de los hermanos enfermos o necesitados la imagen de Cristo paciente, con creciente y ferviente dinamismo, deben llevarnos a tener presentes los propios cuidados y atenciones para asistir espiritual y materialmente a los enfermos. Que nos sirva de ayuda, a la hora de cumplir con nuestro deber, el ser conscientes de que prestamos una aportación indispensable a la tutela y a la defensa de la vida humana, de esa vida que lleva en sí el sello de Dios Creador, que ha formado al hombre a su imagen y semejanza. Que esa conciencia difunda sobre nuestro trabajo, una luz religiosa y nos ayude a ver siempre en el enfermo el cuerpo doliente de Cristo. <br />Los agentes de pastoral de la salud estamos llamados a ser presencia pascual al lado de los que sufren. Vivir como hombres y mujeres resucitados es orientar nuestra vida hacia un amor creador y una solidaridad generosa de vida.<br />Para que vivamos un servicio hecho culto, necesitamos ser personas contemplativas, de silencio y oración para saber acercarnos con delicadeza y respeto al misterio del hombre que sufre, no para explicarlo, no para defender a Dios, sino para testimoniar la presencia del Señor que ama, que se hace solidario y acompaña. Encarnando los valores evangélicos de la comprensión, la misericordia, el amor, la entrega, la alegría. <br />Esta convicción profunda es la que puede dar a nuestro servicio a favor de los enfermos una dimensión de culto: es el sacramento de la presencia, es cuando el servicio se hace contemplación. Una relación profunda en el Señor que nos lleva a “ver a Cristo en el enfermo y ser Cristo para el enfermo”. Que nos sostenga en nuestro servicio y profesión este motivo ideal; que sea el latido secreto que ennoblece nuestros esfuerzos; que sea el compromiso sagrado que nos hace descubrir en los pacientes, sobre todo en los más abandonados, el rostro doloroso de Cristo y su mirada llena de gratitud. Dejémonos guiar por estos sentimientos en el cuidado de los enfermos y quot;
el Dios de la caridad y de la paz estará con nosotrosquot;
(2 Cor 13, 11).<br />Revitalicemos la existencia del así llamado “sacramento del momento presente”, que devuelve a cada momento de la vida su dignidad, profundidad y totalidad. Ya que vivir el presente lleva a vivir día a día y momento a momento siendo el gran mandamiento que lleva y anima a renovar la propia vida. Y es esta convicción profunda la que da a nuestro servicio a los enfermos una dimensión de culto. Donde la acción se hace contemplación y la contemplación acción.<br />