La urbanización conlleva deterioro ambiental debido a la concentración de uso de recursos y generación de desechos que sobrecargan los sistemas naturales y artificiales. Los impactos incluyen contaminación del aire y agua, pérdida de tierras y ecosistemas, y degradación del patrimonio cultural. La única propuesta sostenible es limitar la expansión urbana y mejorar la gestión del suelo existente para conservarlo y rehabilitarlo de forma respetuosa con el medio ambiente.