Este documento describe un accidente cerebrovascular (ACV), también conocido como ictus o ataque cerebral. Explica que un ACV ocurre cuando se interrumpe el flujo sanguíneo al cerebro, lo que causa daño cerebral. Los ACV se clasifican en isquémicos, causados por obstrucciones, y hemorrágicos, causados por rupturas vasculares. También detalla los síntomas, pruebas de diagnóstico y tratamientos de emergencia para un ACV.
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Accidente cerebrovascular
Un accidente cerebrovascular (ACV o ACVA), ictus cerebral,
embolia cerebral, apoplejía, golpe o ictus apoplético o ataque cerebral
es la pérdida de las funciones cerebrales producto de interrupción del flujo
sanguíneo al cerebro y que origina una serie de síntomas variables en
función del área cerebral afectada.
Lo que diferencia el ACV de otros conceptos similares es la
consideración de ser un episodio agudo y la afectación de las funciones del
sistema nervioso central.
RMN de cráneo mostrando hemorragia
intracerebral profunda (cerebelo): zona oscura, 30 horas desde el inicio de
la enfermedad actual.
Clasificación
Según su etiología, un ACV tiene dos variantes, isquémicos y
hemorrágicos. El cuadro clínico es variado y depende del área encefálica
afectada.
Causas
Muchos de los factores que pueden aumentar las posibilidades de
padecer riesgo no se pueden controlar (la edad, la historia clínica familiar,
la raza o el sexo). Sin embargo, la mayor parte de los factores que
aumentan el riesgo pueden ser cambiados, tratados o modificados.
Edad avanzada: Pasados los 55 años, cada década vivida dobla el
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riesgo de padecer un ictus. No obstante, esto no quiere decir que las
personas jóvenes no sufran el problema.
Sexo: Se producen, más o menos la misma cantidad de ictus en los
dos sexos. No obstante, más de la mitad de las muertes son en mujeres.
Herencia familiar y raza: El riesgo de sufrir un ictus es mayor si
alguna persona de la familia lo ha padecido. Los negros tienen más riesgo
de muerte y de padecer discapacidades más grandes que los blancos, en
parte debido a que en esta raza la presión sanguínea elevada tiene más
incidencia, y este problema es un factor de riesgo importante en ictus.
Haber sufrido un ictus actualmente: Una vez sufrido un accidente
cerebrovascular las posibilidades de padecer otro aumentan
considerablemente.
Presión sanguínea elevada: Es el factor de riesgo que mejor predice
el ictus. De hecho, otros riesgos dependen de éste. Muchos científicos
opinan que la mejora en los tratamientos de esta patología es una razón
clave para explicar la bajada acelerada del número de muertes por ictus.
Fumar: En los últimos años los estudios han demostrado que fumar
cigarillos es un factor importante de riesgo. La nicotina y el monóxido de
carbono dañan el sistema cardiovascular de varias formas. El uso de
anticonceptivos orales sumado al tabaquismo incrementa en gran medida el
riesgo de ictus.
Diabetes mellitus: La diabetes es un factor de riesgo independiente y
esta relacionada en gran medida con la presión sanguínea elevada. Aunque
la diabetes se puede tratar, padecerla incrementa el riesgo de ictus. Los
diabéticos suelen tener también el colesterol alto y sobrepeso, lo que
aumenta todavía más sus riesgos.
Enfermedad de la arteria carótida. Las arterias carótidas del cuello
proveen al corazón de sangre. Una carótida dañada por la aterosclerosis
puede bloquear el vaso y provocar un coágulo de sangre, que puede causar
un ictus. El diagnóstico de este problema lo realiza el médico escuchando
con su estetoscopio en el cuello y detectando un sonido anormal.
Enfermedad cardiaca: Un corazón enfermo aumenta el riesgo de
ictus. De hecho, las personas que padecen problemas cardiacos tienen el
doble de posibilidades de padecer este problema. La fibirlación atrial (el
latido rápido y descoordinado de las cámaras cardiacas superiores) aumenta
particularmente el riesgo de ictus. El ataque al corazón también es una de
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las causas de muertes más frecuentes en los supervivientes de un ictus.
Ataques isquémicos transitorios: Se los conoce como mini ictus que
producen síntomas similares, pero no daños que perduran.
Contador de glóbulos rojos alto: Un incremento moderado o
importante del número de glóbulos rojos también es un indicador
importante de ictus. La razón es que los glóbulos rojos provocan que la
sangre se espese, lo que puede provocar coágulos más fácilmente.
La estación del año y el clima: Las muertes por ictus ocurren con
más frecuencia con temperaturas extremadamente frías o calurosas.
Consumo excesivo de alcohol: El exceso de alcohol puede aumentar
la presión sanguínea, aumentar la obesidad, los triglicéricos, el cáncer y
otras enfermedades, causar fallos cardíacos y, en consecuencia, provocar
un ictus.
Ciertos tipos de consumo de drogas: Tomar drogas por vía
intravenosa aumenta el riesgo de ictus debido a un émbolo cerebral. El uso
de cocaína también se ha relacionado fuertemente a ictus, ataques de
corazón y varias complicaciones cardiovasculares. Estos problemas se han
dado, incluso, cuando se ha consumido por primera vez cocaína.
ACV isquémico
Un ACV isquémico u oclusivo, también se llama infarto cerebral, la
isquemia se da cuando la estructura pierde la irrigacion sanguínea debido a
la interrupcion súbita e inmediata del flujo sanguíneo dando como
resultado zona infartada y es en ese momento donde ocurre el verdadero
"infarto cerebral" y se debe solo a una oclusión de alguna de las arterias
que irrigan la masa encefálica, ya sea por acumulacion de fibrina, calcio o
alguna anormalidad en los eritrocitos, pero generalmente es por
arteroesclerosis o bien por un émbolo (embolia cerebral) que procede de
otra localización, fundamentalmente el corazón u otras arterias (como la
bifurcación de la carótidas o del arco aórtico). La isquemia de las células
cerebrales puede venir producida por los siguientes mecanismos y
procesos:
De origen vascular: Estenosis de las arterias por vasoconstricción
reactiva a multitud de procesos ("vasoespasmo cerebral"). Con
frecuencia se debe a una disminución del gasto cardíaco o de la
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tensión arterial produciendo una estenosis y su consecuente bajo
flujo cerebral.
De origen intravascular
Aterotrombótico : Se forma un coágulo en una de las arterias que
irrigan el cerebro, provocando la isquemia. Este fenómeno se
ve favorecido por la presencia de placas de aterosclerosis en
las arterias cerebrales.
Embólico: El émbolo puede ser consecuencia de un coágulo
formado en una vena de otra parte del cuerpo y que, tras
desprenderse total o parcialmente, viaja hacia el cerebro a
través del torrente sanguíneo, o bien otro material llegado al
torrente circulatorio por diferentes motivos: fracturas
(embolismo graso), tumores (embolismo metastásico),
fármacos o incluso una burbuja de aire. Al llegar a las
pequeñas arterias cerebrales el émbolo queda encallado
cuando su tamaño supera el calibre de las mismas, dando lugar
al fenómeno isquémico.
De origen extravascular
Estenosis por fenómenos compresivos sobre la pared vascular:
Abcesos, quistes, tumores, etc.
ACV hemorrágico
También se denominan hemorragia cerebral o apoplejía y se deben a
la ruptura de un vaso sanguíneo encefálico debido a un pico hipertensivo o
a un aneurisma congénito. Pueden clasificarse en intraparenquimatosos y
hemorragia subaracnoidea.
La hemorragia conduce al ACV por dos mecanismos. Por una parte,
priva de riego al área cerebral dependiente de esa arteria, pero por otra
parte la sangre extravasada ejerce compresión sobre las estructuras
cerebrales, incluidos otros vasos sanguíneos, lo que aumenta el área
afectada. Ulteriormente, debido a las diferencias de presión osmótica, el
hematoma producido atrae líquido plasmático con lo que aumenta
nuevamente el efecto compresivo local. Es por este mecanismo por lo que
la valoración de la gravedad y el pronóstico médico de una hemorragia
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cerebral se demora 24 a 48 horas hasta la total definición el área afectada.
Las causas más frecuentes de hemorragia cerebral son la hipertensión
arterial y los aneurismas cerebrales.
Cuadro clínico
Los síntomas de un accidente cerebrovascular son muy variados en
función del área cerebral afectada. Desde síntomas puramente sensoriales a
los puramente motores, pasando por los síntomas sensitivomotores. Los
más frecuentemente diagnosticados son los siguientes:
Pérdida de fuerza en un brazo o una pierna, o parálisis en la cara (
hemiparesia / hemiplejía ).
Dificultad para expresarse, entender lo que se le dice o lenguaje
ininteligible.(afasia)
Dificultad al caminar, pérdida de equilibrio o de coordinación.
Mareos, dolor de cabeza brusco, intenso e inusual, casi siempre
acompañado de otros síntomas.
Pérdida de la visión en uno o ambos ojos.
Además de las manifestaciones físicas, hasta un 50% de las personas que
sobreviven a su ataque cerebral sufren depresión durante los primeros
años. A pesar de esto, en la mayoría de los casos se omite el diagnóstico, lo
que repercute negativamente en el paciente.
No obstante, numerosos cuadros de ACV de baja intensidad y
duración pasan inadvertidos por lo anodino de la sintomatología:
parestesias, debilidad de un grupo muscular poco específico (su actividad
es suplida por otros grupos musculares), episodios amnésicos breves,
pequeña desorientación, etc. No sería muy descabellado decir que son estos
síntomas menores los más frecuentes, teniendo una gran importancia,
porque ponen sobreaviso de la patología subyacente de una forma precoz.
Pruebas y exámenes
Se debe llevar a cabo un examen físico y neurológico completo. El
médico:
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- Verificará si hay problemas con la visión, el movimiento, la sensibilidad,
los reflejos, la comprensión y el habla. El médico y las enfermeras
repetirán este examen con el tiempo para ver si el accidente
cerebrovascular está empeorando o mejorando.
- Auscultará para ver si hay un ruido anormal, llamado "soplo", al usar un
estetoscopio para escuchar las arterias carótidas en el cuello. Un soplo es
causado por flujo sanguíneo turbulento.
- Revisará y evaluará la presión arterial, la cual puede estar alta.
Los exámenes le pueden ayudar al médico a determinar el tipo, la
localización y la causa del accidente cerebrovascular y descartar otros
trastornos que pueden ser responsables de los síntomas.
- Una tomografía computarizada del cerebro a menudo se realiza poco
después del comienzo de los síntomas del accidente cerebrovascular.
Asimismo, se puede hacer una resonancia magnética del cerebro en lugar o
después de ésta.
- Se puede realizar una angiografía por resonancia magnética (ARM) o
angiografía por tomografía computarizada para ver si hay vasos sanguíneos
anormales en el cerebro que puedan haber causado el accidente
cerebrovascular.
- Se puede hacer una ecocardiografía si el accidente cerebrovascular pudo
haber sido causado por un coágulo sanguíneo proveniente del corazón.
- Un dúplex carotídeo (un tipo de ecografía) puede mostrar si el
estrechamiento de las arterias del cuello (estenosis carotídea) llevó a un
accidente cerebrovascular.
- Una angiografía de la cabeza puede revelar cuál vaso sanguíneo está
bloqueado o sangrando y ayudarle al médico a decidir si la arteria se puede
reabrir usando una sonda delgada.
- Los exámenes de laboratorio incluirán un conteo sanguíneo completo
(CSC), tiempo de sangría y exámenes de la coagulación sanguínea (tiempo
de protrombina o tiempo parcial de tromboplastina). También se verificará
en nivel de azúcar y colesterol en la sangre.
- Un electrocardiograma (ECG) y un monitoreo del ritmo cardíaco pueden
ayudar a determinar si un latido cardíaco irregular (como fibrilación
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auricular) causó el accidente cerebrovascular.
- También se puede efectuar una punción raquídea (examen del líquido
cefalorraquídeo).
Tratamiento
Un accidente cerebrovascular es una emergencia médica. El
tratamiento inmediato puede salvar vidas y reducir la discapacidad. Llame
al número local de emergencias (911 en los Estados Unidos) o busque
atención médica inmediata ante los primeros signos de accidente
cerebrovascular.
Es muy importante para las personas que están experimentando
síntomas de un accidente cerebrovascular llegar al hospital lo más
rápidamente posible. Si el accidente cerebrovascular fue causado por un
coágulo sanguíneo, se puede administrar un fármaco trombolítico para
disolverlo.
Tratamiento en el hostpital:
Los trombolíticos (terapia trombolítica) se pueden usar si el
accidente cerebrovascular es causado por un coágulo de sangre. Dichos
medicamentos disuelven los coágulos de sangre y ayudan a restablecer el
flujo sanguíneo al área dañada. Sin embargo, no todas las personas pueden
recibir este tipo de medicamento.
- Para que estos fármacos hagan efecto, la persona debe ser examinada y
tratada dentro de las tres primeras horas siguientes al inicio de los
síntomas. Se debe realizar una tomografía computarizada para ver si el
accidente cerebrovascular es por un coágulo o sangrado.
- Si el accidente cerebrovascular es causado por sangrado en vez de
coagulación, los trombolíticos pueden causar más sangrado.
Otros tratamientos dependen de la causa del accidente cerebrovascular:
- Los anticoagulantes, como heparina o warfarina (Coumadin), se pueden
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utilizar para tratar accidentes cerebrovasculares debidos a coágulos
sanguíneos. También se puede utilizar ácido acetilsalicílico o clopidogrel
(Plavix).
- Se pueden necesitar otros medicamentos para controlar otros síntomas,
incluyendo hipertensión arterial. Los analgésicos se pueden administrar
para controlar el dolor de cabeza severo.
- En algunas situaciones, radiólogos expertos y un equipo especial para
accidente cerebrovascular pueden emplear una angiografía para resaltar el
vaso sanguíneo obstruido y destaparlo.
- En caso de accidente cerebrovascular hemorrágico, a menudo se requiere
cirugía para extraer la sangre que se encuentra alrededor del cerebro y
reparar los vasos sanguíneos dañados.
- Se puede necesitar cirugía en la arteria carótida.
La mayoría de las veces, los pacientes deben llegar al hospital dentro
de un período de tres horas después del comienzo de los síntomas. Algunas
personas pueden ser capaces de recibir estos fármacos hasta por 4 a 5 horas
después del inicio de los síntomas.
El tratamiento depende de la gravedad y causa del accidente
cerebrovascular. Se requiere hospitalización para la mayoría de los
accidentes cerebrovasculares.
El tratamiento eficaz del ictus pasa necesariamente por el
reconocimiento del ictus como una urgencia médica de la misma categoría
que el infarto de miocardio o el traumatismo craneal grave. Sin embargo,
esta consideración acerca del ictus no está muy extendida en la población
general. En Alemania sólo un 5% de la población conoce síntomas de
alarma del ictus, frente al 50% que identifica los de la isquemia coronaria.
Por otra parte, las ideas de irreversibilidad, catastrofismo y nihilismo
terapéutico en el ictus todavía se siguen mantenido en amplios sectores de
la medicina e incluso de la Neurología. Sin embargo, en los últimos años
esta actitud ha comenzado a cambiar y podemos afirmar con Hachinski que
el ictus es una "catástrofe prevenible", lo que exige ante todo un
diagnóstico correcto y la instauración de un tratamiento lo más
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precozmente posible.
Aspectos que apoyan la consideración del ictus como una emergencia
médica
Los avances experimentados en el conocimiento de la fisiopatología
de la isquemia cerebral, en las técnicas de neuroimagen y en el desarrollo
de nuevos fármacos ha posibilitado abrir nuevas expectativas de
tratamiento en el paciente que ha sufrido un ictus. Este cambio en la
consideración del ictus se puede resumir en tres conceptos:
- El área de "penumbra isquémica". La producción de un infarto cerebral
está en función de dos variables: la disminución del flujo sanguíneo
cerebral (FSC) y el tiempo de isquemia. A medida que el FSC se reduce
por debajo de 20 ml/100 g/min, falla la actividad eléctrica neuronal, se
inicia la cascada isquémica y aparecen los síntomas/signos neurológicos. El
área cerebral que por sus condiciones de flujo permanece entre los
umbrales de "fallo eléctrico" (15-18 ml/100 g/min) y "fallo energético" (10-
12 ml/100 g/min), se denomina de "penumbra isquémica" y aunque
inactiva funcionalmente, es potencialmente recuperable si se normaliza la
presión de perfusión. El área de penumbra es inestable y muy dinámica en
el tiempo y el espacio, y aunque no se produzca ulteriormente una mayor
reducción en el FSC va evolucionar hacia el infarto en pocas horas si la
situación de isquemia se prolonga en el tiempo.
- La "ventana terapéutica". Define el periodo de tiempo durante el cual la
aplicación de algún tipo de tratamiento, farmacológico o no, puede reducir
la lesión cerebral y mejorar la recuperación neurológica y funcional del
paciente con isquemia cerebral. Este concepto establece la línea de
separación entre un proceso reversible (isquemia) e irreversible (infarto).
La ventana terapéutica es muy variable aceptándose un rango de 3 a 6
horas, aunque en estudios experimentales se ha observado que el volumen
de infarto máximo no se alcanza en algunos casos hasta pasadas incluso 24
horas.
- Estrategia terapéutica multifactorial. La creciente disponibilidad y
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desarrollo de fármacos con posibilidad de bloquear la cascada isquémica a
distintos niveles (neuroprotectores), o de restaurar el flujo al destruir los
trombos (fibrinolíticos) ha creado expectativas reales de una terapéutica
eficaz. Sin embargo, y por los aspectos antes comentados, el factor tiempo
es crucial. La aproximación terapéutica al ictus isquémico, entendido como
una urgencia médica tiene un doble objetivo:
- Aumentar el FSC. El resultado de los ensayos clínicos con los nuevos
agentes fibrinolíticos (rt-PA), a fin de conseguir la reperfusión plantea
expectativas muy esperanzadoras, siempre y cuando el tratamiento se inicie
a lo largo de las 3-6 primeras horas.
- Bloqueo de la cascada isquémica. Actualmente, se está prestando una
gran atención a la posibilidad de actuar sobre las alteraciones bioquímicas
post-isquémicas (salida de K+ de la célula, entrada de Ca++, acúmulo de
ácido láctico, liberación de glutamato, formación de radicales libres, etc.), a
fin de bloquear la denominada cascada isquémica.
Medidas a instaurar o en su caso mejorar para optimizar la atención
del ictus
En la actualidad las orientaciones y recomendaciones de los grupos
de expertos y de las sociedades científicas sobre la organización en la
atención del ictus se puede esquematizar en los siguientes aspectos:
Información sobre el ictus
La eficacia de las campañas de educación sanitaria de la población
acerca del ictus y de sus factores de riesgo está demostrada. Su objetivo
esencial es conseguir que el paciente que tiene un ictus acuda lo más
precozmente posible al servicio de Urgencias de un hospital. La
información sobre el ictus constituye en los países desarrollados un
objetivo prioritario en la educación médica. Debe establecerse a través de
los grandes medios de difusión y centrarse en la identificación de los
principales síntomas de alarma y la necesidad de acudir urgentemente al
hospital de referencia. En 1995 el Grupo de Estudio de Enfermedades
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Cerebrovasculares de la SEN en un estudio multicéntrico y prospectivo
encontró que el 58,2% de los pacientes acuden a urgencias en las 6
primeras horas del ictus.
Atención precoz en el servicio de Urgencias
De poco sirve que el paciente con un ictus llegue rápido al hospital si
en el servicio de Urgencias se va a demorar la atención especializada. En
muchas áreas sanitarias se dispone del "código ictus", que es activado
cuando existe la sospecha diagnóstica de ictus en el paciente que está
siendo trasladado al hospital. En cuanto llega al servicio de Urgencias un
paciente con sospecha de haber sufrido un ictus, se le debe realizar una
rápida exploración general e iniciar medidas terapéuticas de soporte
urgente (permeabilidad de vías aéreas, control de la hipertermia y la
hiperglucemia, etc). La exploración más importante que no debe retrasarse
es la TC cerebral, ya que el objetivo inicial es distinguir un infarto cerebral,
de una hemorragia intraparenquimatosa o una hemorragia subaracnoidea1.
Atención especializada en el servicio de Urgencias
El ictus exige una atención especializada ya desde el servicio de
Urgencias. Consecuencia lógica es la necesidad que haya un neurólogo de
guardia. No es aceptable que los ictus u otras enfermedades neurológicas
puedan recibir atención especializada sólo durante el horario laboral
habitual. Esta necesidad ha sido puesta de manifiesto reiteradamente por la
Comisión Nacional de la Especialidad de Neurología.
Ingreso de los ictus en los servicios de Neurología y preferentemente en
las unidades o equipos de ictus
Los pacientes con ictus deben ser ingresados y tratados
preferentemente en unidades o equipos de ictus. Estas unidades no
requieren un equipamiento costoso y su diseño puede ser muy variable
según las necesidades. La disponibilidad de un espacio en el hospital, la
existencia de personal con especial formación en patología vascular y la
orientación multidisciplinar en el tratamiento y cuidado del paciente con un
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ictus, son los ejes de estas unidades. El beneficio económico y social de las
unidades está ampliamente demostrado. En comparación con las salas de
neurología general y sobre todo con las de medicina general, las unidades
de ictus reducen de forma estadísticamente significativa la mortalidad
precoz y tardía, la necesidad de cuidados permanentes y el grado de
dependencia en las actividades de la vida diaria. Asimismo, los días de
ingreso en el hospital se reducen en un 30%.
Actualmente, en la recta final de la Década del Cerebro (1990-2000),
se puede decir que se han conseguido grandes avances en el conocimiento
y tratamiento del ictus isquémico. En un espacio de tiempo relativamente
corto, el ictus ha pasado de ser una enfermedad en la que sólo se podían
poner medidas paliativas a constituir una verdadera emergencia médica, en
la que poder actuar eficazmente.
Rehabilitación
Se requiere de un programa de rehabilitación interdisciplinaria que
provea una asistencia integrada para las personas que han sobrevivido a un
ataque cerebral. Que atienda tanto los aspectos motores como los
relacionados con el habla, los trastornos visuales, las actividades de la vida
diaria y las secuelas incapacitantes como la espasticidad, para que el
sobreviviente del ACV puedan alcanzar un grado de independencia
suficiente como para retomar, al menos parcialmente, sus actividades
habituales. Otro grupo que se ve afectado luego de un ACV son los
familiares y amigos de la persona quienes requieren de orientación sobre la
mejor manera de acompañar a la persona que se está recuperando de su
ataque cerebral.
Tratamiento de células madre para el derrame cerebral
Los ataques isquémicos , que ocurren cuando se interrumpe el
suministro de sangre hacia el cerebro, en general por un coágulo originado
en las arterias carótidas. Estas arterias alimentan a la cabeza y al cerebro
con sangre rica en oxígeno. Generalmente la causa es la presencia de placas
ateroscleróticas en una de las arterias.
Los ataques hemorrágicos, que ocurren a causa de una hemorragia
dentro o alrededor del cerebro.
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Tratamiento del derrame cerebral del XCell-Center:
En primer lugar las células madre son extraídas de la médula espinal
del paciente, del hueso de la cadera (cresta ilíaca), y luego son nuevamente
transplantadas dentro del cuerpo algunos días después. Antes del
transplante de las células, la médula espinal se procesa en uno de nuestros
laboratorios, en donde también se controla la cantidad y calidad de las
células madre.
Estas células madre transplantadas tienen la capacidad de
transformarse en múltiples tipos de células y pueden regenerar el tejido
dañado. Nuestros innovadores tratamientos de células madre emplean la
capacidad de autosanación del cuerpo de cada paciente para estimular la
regeneración o la reparación.
Resultados
En el gráfico de barras de abajo, se pueden apreciar los resultados de
un estudio realizado en 17 de nuestros pacientes con derrame cerebral, los
resultados comprenden el período hasta enero de 2008. El estudio fue
realizado de uno a seis meses luego de recibir el tratamiento.
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- Tres de 17 pacientes no informaron cambios en la espasticidad, sensación,
habilidad para moverse o sentimiento de bienestar luego de recibir el
tratamiento.
- Siete de 17 pacientes informaron una mejoría, con una disminución de la
espasticidad y/o una mejoría en la sensación y/o una mejoría en la
habilidad para moverse (piernas, brazos).
- Siete de 17 pacientes informaron una fuerte mejoría, con una ausencia de
espasticidad y/o una marcada mejoría de la sensación (temperatura,
pinchazo, gusto, visión). Informaron una marcada mejoría en la habilidad
para mover las piernas o los brazos, permitiéndoles caminar (ya sea con o
sin ayuda para caminar). Informaron una mejoría en el control muscular
(piernas, brazos) y/o la habilidad para tomar objetos con ambos brazos por
sí solos.
- Ningún paciente informó un deterioro apreciable o percibido de su
calidad de vida.
Costo
Los costos de un tratamiento de células madre para un derrame
cerebral empleando una inyección intratecal son de aproximadamente
€7545.
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